17 Diversión En El Olvido
"Olvidé si esto alguna vez fue divertido"
Fue un día y una noche larga que HoSeok no ocupó para dormir. Cuando por fin pudo hacerlo abrió los ojos más rápido de lo que hubiese esperado, con la carta de JiMin en su mano. Desde entonces han pasado dos días; no ha llamado, no ha venido, no ha dado señales de vida. Incluso TaeHyung niega saber en dónde está, aunque se hace una idea. A la universidad no ha asistido y eso le preocupa. Pero a Jackson le molesta.
Aunque también está preocupado por saber si se encuentra bien, si ha dormido bien, si no ha pasado frío, no puede evitar estar enojado con la situación. Para él esto es un berrinche que ha rebasado todos los límites y no ha reflexionado nada con respecto a por qué JiMin decidió marcharse así sin más. En lo único que piensa es que, cuando lo encuentre, le va a aplicar un castigo bastante severo, además del que ya implementó, y esta vez no cederá ante nada, mucho menos dejará que siga frecuentándose con JungKook. De alguna u otra forma terminará por salirse con la suya.
Era una situación bastante complicada. Los pensamientos de Jackson eran algo a lo que JiMin estaba completamente ajeno. En este punto todavía está dolido, pero mantiene la esperanza de que quizá todo se arreglará cuando se dé cuenta de que esto no es juego para él.
Eso quiere creer.
Después de tomarse dos días ha decidido volver a la universidad. Ha pasado ese tiempo viviendo una especie de luna de miel a lado de JungKook quien no tuvo problema con pedir dos días de licencia para poder estar con él. La mayor parte del tiempo la pasaron en paños menores, por si se les antojaba tener una ronda de pasión y amor, no importando en qué rincón del departamento se encuentren. Vieron películas. Hicieron comida juntos. Hablaron de las muchas cosas que tenían planeadas para el futuro. Pero debían volver a la realidad y a retomar sus vidas si es que querían cumplir todos esos objetivos que tenían en mente.
Ahora JungKook no tenía que levantarse tan temprano y sin duda era un placer exquisito poder despertar con su hermoso chico en su cama. Se dormían abrazados y prácticamente desnudos. Y eso era como vivir en el paraíso, como vivir un sueño del que no querían despertar.
Desde temprano se levantaron para tener una sesión de sexo matutina y tomaron una ducha donde los besos y las caricias no faltaron. Desayunaron y hablaron de las muchas cosas que tendrían que hacer en la universidad. Posteriormente se marcharon creyendo que a partir de ahora todo estaría bien.
Llegaron a la universidad y se despidieron con un largo beso apasionado, no importando que muchos ahí los estaban mirando. JiMin se sentía feliz con su hombre ahí diciéndole cosas dulces y dándole besos amorosos. Pero no podían estar así todo el tiempo porque ambos tenían que ocuparse de sus asuntos, por fortuna volverían a verse más tarde para ir juntos a su casa.
—Te amo, corazón mío—le dijo JungKook y depositó un beso cariñoso en su frente.
—Yo te amo más—sonrió con ternura.
Después de eso JungKook subió a su motocicleta y emprendió camino directo a su facultad. JiMin observó por varios minutos cómo se marchaba al tiempo que en su rostro se mostraba una sonrisa completamente enamorada. Pero se obligó a volver a su realidad y comenzó a subir los peldaños que conducían hacia la entrada de la facultad.
Buscó entre sus cosas la credencial y se formó detrás de la fila en espera de poder acreditar su pase. Cuando llegó su turno deslizó la credencial, sin embargo, los focos se pintaron de rojo sorpresivamente y eso lo dejó con un poco de estupor.
—Debió haber sido un error—dijo el guardia de seguridad—Desliza otra vez tu credencial.
JiMin repitió la acción pero nuevamente los focos se encendieron de rojo. Revisó que la vigencia de su identificación estuviese correcta y no encontró nada inusual. Insistió una vez más pero obtuvo el mismo resultado.
—Tendrás que esperar a que la rectora pueda salir—informó el guardia.
—Claro—musitó y se hizo a un lado para que los demás estudiantes pudieran pasar.
Por su mente pasaban muchas cosas y había una en específico que resonaba bastante. No quería creer que era así... de verdad esperaba que no. Así que decidió no hacerse suposiciones que pudiesen afectarle y esperó recargado en un muro mientras observaba cómo todos entraban. En una de esas pudo ver la cabellera inigualable de su ex mejor amigo, así que bajó la vista para evitar encontrarse con su mirada. Pero él sí lo vio y muchas dudas surgieron en su interior al verlo ahí parado. El día anterior creyó ver al señor Park aquí en la facultad, pero no pudo cerciorarse porque todo pasó muy rápido. Se sintió con la necesidad de acercarse a preguntarle si todo estaba bien, pero algo lo detuvo; era el sentimiento de culpa el que no lo dejaba formular un perdón que fuese muy convincente y sincero, así que terminó por entrar a la facultad con ese vacío en su interior que no ha podido llenar.
—Buen día, joven Park.
El aludido se había perdido en sus pensamientos y en la música que sonaba en sus auriculares, tanto, que no se dio cuenta cuando todo el alumnado terminó por ingresar. Ahora la rectora estaba frente a él con una expresión de desconcierto y confusión, como si no esperase verlo ahí de nuevo.
Esto no estaba nada bien.
—Buen día, rectora—saludó e hizo una reverencia.
— ¿En qué puedo ayudarte? —preguntó con voz amable.
—Quisiera saber, ¿por qué no puedo ingresar? —preguntó con una expresión de preocupación—Mi credencial está vigente. Y la he deslizado tres veces pero... no me deja pasar.
JiMin no entendió la expresión de confusión acentuada que la rectora gesticuló. Parecía que ella tampoco entendía o no se esperaba algo como esto. Eso le provocó un miedo tremendo en su interior que se instauró en su estómago.
Siguió cruzando los dedos.
—Joven Park...—lo miró con duda—El día de ayer tu padre se presentó aquí para darte de baja definitiva. Nos externó que ya no tenías deseos de continuar cursando la carrera de letras clásicas...
— ¿No se suponía que yo tenía que estar presente para que pudieran darme de baja definitiva? —expresó con enfado y decepción.
—Es verdad pero... en vista de que no te has presentado durante dos días y de que pediste un pase de salida antes de eso, pues concluimos que de verdad ya no querías volver a la facultad.
El mundo de JiMin se oscureció de pronto. Se sintió traicionado y abandonado por el hombre que le había dado la vida, aquel que siempre vio como su héroe. Estaba más que claro que le daba la espalda y que no había servido de nada marcharse de casa, porque logró todo lo contrario. Sólo consiguió enfurecerlo más y estaba seguro de que hacía esto para castigarlo y para retarlo.
Así que quizá nada se solucionaría tan pronto como esperaba.
—Pues lamento informarle que yo no estaba enterado de que mi padre me había dado de baja definitiva—dijo y la acusó con la mirada.
La rectora se encogió en su lugar sin saber qué responder. Sabe que esto no era del todo correcto, pero Jackson insistió demasiado y de verdad creyó que JiMin no volvería. Ahora, ¿qué puede hacer?
—Lo siento mucho, joven Park—le hizo una reverencia.
—Bueno, ya estoy aquí—dijo intentando restarle importancia— ¿Tengo que pagar para que me active de nuevo? —la miró con súplica.
—Eh... bueno, en realidad...—vaciló un poco—Ya no podemos rematrcularte de nuevo—le mostró una mueca de pena—Has sido dado de baja definitivamente y ya no hay vuelta atrás. La única opción que tendrías es realizar el examen de admisión de nueva cuenta y con gusto te aceptaremos.
— ¡¿Qué?! —no pudo evitar alzar la voz— Tiene que ser una broma. Perdería tres años escolares. ¡Es una locura!
—Sucede que por protocolo debe de ser así—respondió.
—Y por protocolo yo debía estar presente para que me dieran de baja definitiva—atacó y suspiró pesadamente.
—Lo siento mucho—volvió a hacerle una reverencia—Tu padre insistió demasiado que todo pareció muy convincente.
Jackson llegó bastante determinado a retirar la ficha de JiMin, todo por el capricho de imponerle un castigo bastante severo por sus acciones. No iba a retirarse si no hacía lo que quería. Pasó una hora convenciendo a la rectora inventando alguna mentira convincente que le ayudara, hasta que por fin lo logró. Además era algo que le beneficiaba, según él, debido a que nunca estuvo de acuerdo con que JiMin estudiara esa carrera universitaria.
—Joven Park... de verdad no puedo hacer nada...
—Como sea—la miró con decepción—Ya veré cómo arreglo esto—implícitamente la amenazó.
Se dio la vuelta para bajar por las escaleras mientras permitía que sus lágrimas corrieran por sus mejillas. Tenía un fuerte nudo en su estómago que pronto estallaría en forma de llanto, pero no quería hacerlo y por eso se contenía. No quería encaminarse en la soledad durante tantas horas, así que no pudo evitar ser egoísta y llamó a JungKook por teléfono.
— ¿Qué sucede, corazoncito? ¿Todo está bien? —preguntó con cautela.
—Kook—su voz salió entrecortada—Te necesito—musitó.
—Voy para allá—dijo y colgó.
No iba a detenerse a pedir más detalles. Si JiMin decía que lo necesitaba, entonces debía acudir a su llamado lo más pronto posible. Fue suficiente para él escuchar su voz en medio de un llanto contenido para que su corazón se acelerara y todas las alertas se encendieran. Tenía un mal presentimiento y eso le hizo conducir casi a toda velocidad hacia la facultad de JiMin. Por fortuna no estaba tan alejada de la suya.
Por un momento pensó que quizá Jackson estaba intentando llevárselo de nuevo, pero cuando llegó y lo vio sentado en uno de los peldaños, sintió un poco de alivio. Aunque eso no duró demasiado debido a que se dio cuenta de que estaba completamente afligido; abrazaba sus rodillas y ocultaba su rostro en las mismas. Enseguida pensó que sucedía algo muy grave como para tenerlo en esa situación.
—Corazoncito—lo llamó con cierto desespero y se aproximó rápidamente hacia él.
El aludido se levantó de su lugar para lanzarse a los brazos de su hombre... ese que ahora mismo es su único héroe en esta vida. Ese que siempre lo protege y que hace de todo con tal de sostenerlo. Ese que deja tiradas sus clases importantes con tal de acudir a su llamado. No hay otro como Jeon JungKook y todos los días puede comprobarlo.
No hay otro hombre que sea capaz de dejar sus asuntos con tal de estar a su lado para protegerlo.
—Esto es demasiado, Kook—decía JiMin en medio del llanto—No me gusta sentir esto. No me gusta sentir que mi padre me está abandonando por completo.
JungKook optó por guardar silencio, mientras tanto, acariciaba la espalda de JiMin con mucho cariño y lo apretaba fuerte con sus brazos. Tenía mucha curiosidad por saber qué había sucedido y por qué razón no había entrado a la universidad, pero primero necesitaba brindarle consuelo y cariño para que pudiera relajarse.
Toda esta situación ponía demasiado vulnerable a JiMin. Estaba olvidando si esto alguna vez fue divertido. Antes era emocionante salir con JungKook y sentir los roces sutiles de su mano, pero desde que su padre decidió no estar de acuerdo y creó una guerra innecesaria, siente mucho miedo. Ama estar con su hombre fuerte, rudo y lleno de tatuajes. Eso no cambiará jamás, pero a veces le gustaría que no hubiese complicaciones de por medio. Le gustaría ser libre y poder vivir... poder entrar a tomar sus clases y no preocuparse por nada.
Pero en lugar de eso su padre se arraigaba en sus sentimientos y pensamientos, sin darle cavidad a siquiera explicar sus puntos.
Dolía sentir este tipo de traiciones por parte de su padre Jackson... de ambos.
—Dime ¿qué sucede? ¿Qué hago para ayudarte? —decidió preguntar.
Le había dado tiempo considerable a JiMin para poder relajar su llanto. Por eso decidió volver a preguntar, además de que tenía cierto afán por saber lo que había sucedido. Algo le dice que Jackson está involucrado.
JiMin se tomó un poco más de tiempo hasta que por fin pudo comenzar a relatar lo que minutos antes había sucedido. Todo lo dijo con lágrimas en sus ojos y con la profunda decepción reflejada en ellos. Dolía en su pecho saber que su padre le daba la espalda de esa forma y que ni siquiera se preste para hablar. Le dolía saber que seguía siendo el mismo y que quizá continuará siendo de esa manera.
—Perder tres años para mí es demasiado—decía JiMin ya un poco más calmado—No puedo creer que mi padre me hiciera esto. Él sabía perfectamente que yo amo esta carrera y que estaba muy emocionado por poder cursarla.
JungKook lo observó y lo abrazó por cortos minutos para poder reconfortarlo. Posteriormente se alejó y lo tomó de las mejillas para limpiar sus lágrimas.
—Es una situación complicada, pero... lo voy a solucionar—se atrevió a asegurar con mucha convicción—En cierta parte es mi responsabilidad y estoy dispuesto a hacer lo que sea por ti. Así que ya no quiero que llores, ¿de acuerdo?
—Gracias, JungKookie—asintió y lo abrazó— ¿Puedes llevarme a casa?
—Claro que sí, corazón mío—le sonrió para reconfortarlo—Pero antes haré una llamada. ¿Me esperas?
Se escuchó un tarareo por parte de JiMin quien se ocupó de secar las lágrimas de sus mejillas. Mientras tanto, JungKook sacó su móvil y se alejó un poco para llamar a una persona de confianza. Una que estará muy dispuesta a ayudar con esta situación.
—Hola, papá Jin. ¿Cómo estás? —saludó efusivamente y enseguida agregó—Necesito que me hagas un gran favor... bueno, en realidad es para JiMin.
— ¿JiMin bonito? —inquirió un poco sorprendido—¡Por supuesto! —exclamó —Yo hago por ese lindo lo que sea. Dime, ¿qué necesitas?
Los alumnos miraron hacia donde una flamante limusina, rodeada de camionetas, se estacionaba frente a la universidad.
¿Los visitaba una celebridad?
¿A qué se debía eso?
Pensaron en todos los Idols de Kpop posibles que podrían ir para estudiar en su universidad, sin embargo, nunca se esperaron que sería Jeon Jin quien bajaría del hermoso vehículo y luciendo espectacular.
Se escucharon gritos emocionados, pero una fuerte barrera de guardaespaldas con cara de asesinos se puso frente a ellos. Eso fue idea de NamJoon y se tomó la molestia de elegir quienes acompañarían a su esposo en esta salida. Le preocupaba el hecho de que jóvenes universitarios se lanzaran encima de él sin piedad. Lo sabe porque él fue uno de ellos cuando lo conoció.
Qué día tan afortunado.
Jin sonrió luminosamente, hasta parecía que salía luz de verdad desde sus labios, y luego caminó con su sequito de matones mientras saludaba a todos los que gritaban su nombre.
—Me gustaría quedarme a firmar autógrafos, pero este es un asunto importante—habló entre risas y con mucha gracia—Pero gracias, gracias por recibirme así. Los amo.
Se pavoneaba más de lo normal. Siempre le encantó ese tipo de atención y de tener los reflectores sobre él. Le hacía sentir importante, aunque él ya sabía que era muy importante e influyente en Corea del Sur. Por eso estaba aquí. Nunca había utilizado su posición para manipular ni para obtener un beneficio, pero esta ocasión se habían metido con su hermoso yerno al cual ya consideraba su hijo.
Cuando lo vio llorar y lo consoló en sus brazos, le prometió que se encargaría de todo y que, de ahora en adelante, él sería su padre en todo momento.
JiMin ya era un Jeon.
Y los Jeon se protegen y se apoyan.
— ¡Eres muy guapo! —alguien gritó.
—Lo sé, soy guapo—sonrió y se pavoneó.
— ¡Cásate conmigo, Jin!
—No seas ridículo. Ya tengo esposo—respondió y se rio sonoramente.
Y más de esas cosas le llovían para halagarlo. Nunca ha sido modesto con respecto a su belleza. Jamás pierde la oportunidad de recalcarlo o de regodearse de ello. Es muy guapo. Nació siendo guapo y no hay por qué negarlo.
Pudo entrar a la facultad sólo con mostrar su lindo rostro. La rectora ya sabía de su presencia y no iba a negarle la entrada, no al actor más famoso de Corea del Sur.
Lo recibió en el pasillo con una sonrisa nerviosa y con muchas dudas en su mente. No todos los días se paraba Jeon Jin en la facultad de filosofía y letras. Cuando lo tuvo enfrente no pudo evitar hiperventilar por su belleza. Definitivamente era más guapo en persona. Su forma de vestir lo hacía lucir irreal. Siempre con ese estilo cómodo y elegante, usando colores pasteles y bolsos finos. De esos que son diseñados para su uso exclusivo.
Jin era tendencia y todos querían lucir como él.
—Bienvenido a nuestra honorable facultad, señor Jeon—le hizo una larga reverencia.
"Ni tan honorable" pensó Jin.
—Gracias y... omita el señor. No luzco como uno—habló con un tono ligeramente petulante.
—Oh... está bien—sonrió nerviosa.
Jin no solía ser así, siempre era muy amable con las personas, pero hoy estaba molesto por lo que le habían hecho a su yerno y eso es algo que no estará dispuesto a dejar pasar.
— ¿Podemos hablar en privado? —preguntó con gracia—Necesito tratar un tema muy urgente con usted? Y requiero de una solución hoy mismo—dijo y mostró una sonrisa afilada.
—Por-por supuesto—mantuvo su sonrisa nerviosa—Acompáñeme, por favor.
Lo dejó pasar primero, obviamente, porque se notaba que venía un poco molesto y no entendía por qué. Era su fan y no quería que se llevara una mala imagen, ni de ella ni de la facultad. Sabía que tenía un hijo y creía que quizá estaba considerando esta universidad para que él cursara una carrera. Algo así sería un honor. Y no quería perder esa oportunidad.
—Póngase cómodo, por favor—le dijo al tiempo que retiraba la silla para que pudiera sentarse— ¿Le ofrezco algo? ¿Un café? ¿Un té?
—No apetezco de nada en este momento. Gracias—respondió amable y sonrió. Pero ese gesto cálido desapareció demasiado pronto y la rectora se asustó.
—B-bien—volvió a tartamudear—Entonces, ¿en qué puedo ayudarlo?
Jin suspiró y sacó un par de sobres con su chequera para colocarlas en el escritorio. Después miró a la rectora y le mostró una sonrisa que bien podría estar valorada en un millón de dólares, sino es que hasta más.
—Mi querida amiga—empeló un tono dulzón y grácil—Lamentablemente se suscitó un percance muy desafortunado el día de ayer. Y es algo que me lastima porque se trata de un chico muy cercano a mí.
La rectora buscó en sus pensamientos, pero nada llegó a su mente. Por un momento llegó a creer que aquí ya estudiaba su hijo y no se había dado cuenta. Pero era imposible saber, porque nadie sabía cómo era ni cómo se llamaba. Siempre lo han protegido y lo han mantenido en el anonimato.
—No sé de qué chico se trate—respondió nerviosa mientras jugaba con sus manos—Si me dice su nombre, yo...
—Park JiMin—la interrumpió y esta vez con un tono autoritario—El día de ayer no se le dejó entrar a la institución.
—B-bueno... es que él... su padre pidió que lo di-diéramos de baja...
—Sin su presencia—la volvió a interrumpir con la misma postura—Según el protocolo escolar; JiMin debía estar presente para exponer sus razones y para firmar el documento.
—Sucede que hay casos especiales...
—Este no es un caso especial—la miró con severidad—Fue un trato injusto y usted misma lo sabe—decía y comenzaba a alzar el tono de su voz—Debió darle una solución inmediata. Debió rematricularlo en el momento y permitirle el acceso a sus clases. Ha estudiado aquí por casi tres años y es uno de los mejores promedios. ¿Por qué no le dio una solución?
—La-lamentablemente n-no... ehmm... el sistema no m-me permite asignarlo d-de nuevo—explicó con evidente nerviosismo.
—Usted y yo sabemos que sí puede—se inclinó sobre el escritorio y le sonrió con sorna—Y lo va hacer—prácticamente ordenó.
—D-de verdad n-no puedo.
—¿Quiere ver cómo sí puede? —oscureció un poco su mirada.
Tomó un sobre y sacó de su interior una hoja que aparentaba ser legal, ya que contenía cuatro firmas en la parte de abajo. Después se la extendió a la rectora para que la revisara.
—Primero que nada y, partir de este momento, mi esposo y yo somos los tutores legales de Park JiMin a petición de él—explicó y alzó el rostro con superioridad—Así que no debe aceptar indicaciones que vengan de alguien que no sean de nosotros. ¿Quedó claro?
—S-sí—asintió y le devolvió el documento.
—Segundo—sonrió malicioso y sacó otro documento del continuo sobre. Se lo extendió a la rectora que estaba más que confundida, pero cuando ésta leyó el documento abrió los ojos en grande—Iniciaré una demanda y una batalla legal por no seguir los protocolos como corresponde.
—Pero eso no fue lo que sucedió—intentó defenderse.
—Usted sabe que sí—respondió y se puso de pie para intimidarla. Se recargó sobre el escritorio y continuó—En el caso de Park JiMin debió investigar más a fondo y también debió visitarlo en su casa para hablar con él. No se accede a una baja definitiva así de la nada ni mucho menos se muestra poco interés en un alumno con alto potencial.
Guardó silencio y caminó un momento para darle tiempo a la rectora para leer. Después de un rato volvió y se sentó sobre el escritorio, esta vez mostrando una sonrisa dulce y manipuladora.
—Usted tiene el poder, querida rectora—habló fingiendo desinterés—Puede evitar esta demanda millonaria rematriculando a JiMin otra vez. Sólo tiene que entrar al sistema y solicitar la petición. Estoy seguro de que en un par de días le resuelven.
—Van a multarme por eso—lo miró con miedo.
—Realmente es algo que no me importa—sonrió con sorna—Pero... seré generoso con usted y le daré el dinero para que pague la multa... además...—tomó nuevamente asiento en la silla y rápidamente llenó dos cheques con una cantidad exorbitante de dinero. Algo a lo que nadie se resistiría—Este cheque con tres millones de wones es para usted. Para que vaya de compras o se vaya de vacaciones. Yo que sé—dijo y lo dejó frente a ella—Y este otro es de un millón de wones que esta facultad recibirá de mi parte mensualmente. Sólo sí Park JiMin continúa estudiando aquí. De lo contrario; se los daré a otra universidad que quiera aceptarlo sin importar que hayan pasado ya tres años. Y tendrá esa demanda encima, además de su despido definitivo y me encargaré de que, nadie en Corea del Sur, se atreva a contratarla de nuevo—hizo una pausa y depositó el cheque frente a ella. Después sólo agregó— ¿Qué dice? ¿Acepta mi generosa propuesta?
La rectora miró los cheques y luego miró a Jin quien parecía muy confiado. Ella estaba consciente de a quien se enfrentaba. Se trataba del actor más querido de Corea del Sur y, sumándole a eso, su esposo era Jeon NamJoon, un cirujano reconocido y perteneciente a una familia poderosa. Una que, con sólo chasquear los dedos, te harían desaparecer de la faz de la tierra.
—Sólo quisiera preguntar algo—habló con cautela— ¿Qué parentesco tiene con el joven Park?
—Es el novio de mi hijo—respondió sin más—Lo cual lo hace mi yerno y también un hijo para mí. Estoy dispuesto a hacer lo que sea por él. No importa qué. No importa cuántos cheques deba de firmar o a quién tenga que arruinar. No voy a permitir ni el más mínimo trato injusto hacia él—expresó con seriedad y luego volvió a sonreír con gracia—Entonces, ¿qué dice? Estoy impaciente.
Se hizo otro silencio en donde la rectora pensó las cosas. Jin no estaba tan equivocado con que de verdad podía solucionar la situación sólo haciendo una petición a sus superiores y exponiendo por qué JiMin debía ser rematriculado. Sólo tenía que pagar una multa por su falta al trabajo y hasta eso estaba resuelto.
Esos tres millones de wones más el millón para la facultad eran muy tentadores... demasiado. Pero el miedo a ser demandada y destituida era más grande que ese dinero junto.
—Está bien—accedió y lo miró para intentar sonreírle—El joven Park puede presentarse el día lunes para continuar con sus clases. Me encargaré de que se le ponga al corriente y de que los profesores reciban sus trabajos—hizo una pausa y luego agregó—Le agradezco su generosidad y misericordia. Su dinero será bien ocupado para la facultad.
Jin sólo sonrió y le estrechó una mano para cerrar el trato.
Nadie le gana al poder de Jeon Jin ni mucho menos pueden resistirse a su belleza.
Siempre se sale con la suya.
Holiiii!!!!
Un capítulo más de esta su novela, dándole un poco de protagónico a Jin :) y cómo resuelve sólo con sonrisa :)
Me ha gustado como quedó este cap y espero que a ustedes también.
No se olviden de votar y comentar.
Las tkm!!!
Pd; puede que después lloren con Jackson. No lo sé ajajaj
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