16 Amor Verdadero
"Dios sabrá las palabras que nosotros nunca oímos.
Sólo neumáticos chirriantes y amor verdadero"
Mientras afuera Jackson y HoSeok buscaban a JiMin en los lugares que solía frecuentar, éste llegaba al lugar que esperaba llamar hogar en algún momento, pero eso llegó demasiado pronto cuando entró al departamento y vio que estaba adornado con globos dorados, flores amarillas y una mesa que tenía un bonito pastel en forma de pollito.
Sus ojos se centraron en el letrero de "Bienvenido a casa, corazoncito" y sintió como sus ojos se aguaron de la emoción. Era hermoso este recibimiento. Creyó que había tenido suficiente al recibir muchos regalos de su novio, pero ahora comprobaba que con él jamás sería suficiente, porque él siempre buscaría la forma de sorprenderlo otra vez, sólo para que sea feliz.
Caminó hacia donde estaba el pastel y tomó un poco del betún con su dedo para saborearlo. Soltó un gemido de satisfacción y tomó un poco más con la cuchara que estaba al lado. Sabía delicioso y le causaba curiosidad la forma.
— ¿Por qué tiene forma de pollito? —preguntó sin dejar de comer.
Sintió unos fuertes brazos abrazarlo en torno a la cintura y luego una respiración muy cerca de su oído. JungKook lo estaba abrazando por la espalda y no hubo mejor sensación para él en ese momento.
—Es que veces pareces un pollito—respondió el mayor con voz melosa—Sobre todo cuando abultas tus labios en un piquito para pedir un besito. Eres muy adorable.
— ¿Cómo? ¿Así? —inquirió y formó un poquito con sus labios.
—Efectivamente.
JungKook sonrió y se aproximó para depositar un beso cariñoso y dulce sobre los belfos de su chico. Sólo fue una presión suave, un solo toque y contacto que a ambos les fascinó. Por un momento se miraron y se sonrieron con evidente emoción brillando en sus ojos. Se sentía tan bien saber que, al final del día, no se separarían... que nunca más lo harán.
—Bienvenido a casa, corazón mío—le dijo con un susurro—Te juro que voy a hacerte muy feliz y que a mí lado la carencia no existirá, en ningún sentido. Te juro que voy a cuidarte y estaré para ti siempre, sin importar absolutamente nada. Me entregaré a ti incondicionalmente y, si un día lloras, será de felicidad—besó la comisura de los labios del chico—Te protegeré y me encargaré de que tu corazón se mantenga cálido y contento en todo momento... te amo, JiMin. Y no hay una medida que determine la magnitud de mi amor, porque es infinito.
JungKook era así; romántico hasta por los codos. Esas palabras y ese tono de voz no contrastaban con su aspecto rudo e intimidante, pero para JiMin no importaba, porque escuchaba la sinceridad de sus palabras y sentía la emoción que le transmitía. Su corazón latía por él y por esos hermosos ojos oscuros que siempre lo envuelven cálidamente, que siempre lo ven como lo más valioso del mundo.
Sólo él conseguía derretirlo de mil formas y lo ponía bastante vulnerable. Tal y como lo dijo; lloró de felicidad. Sus ojos se aguaron y una sonrisa conmovida se plantó en su rostro. Se sentía como si recientemente se hubiesen casado y ahora no podía contener la emoción, ni siquiera podía recordar la tristeza de los últimos días, porque de pronto todo estaría bien. Porque JungKook lo sostenía con fuerza y está seguro de que jamás va a soltarlo.
— ¿Teníamos que preparar votos nupciales? —preguntó con la misma sonrisa—Siempre me dejas sin palabras.
—No tienes que decir nada...
—Te amo—lo interrumpió—Todo esto que haces por mí, JungKook, es... tan maravilloso que un simple gracias no sería suficiente. Haces que los problemas se desvanezcan hacia la nada y no das la oportunidad de que siquiera me afecten. Desde que te conocí no me hace falta nada, porque mientras tú me ames, yo ya lo tengo todo.
—Qué votos tan bonitos—le sonrió enternecido y un leve rubor escapó de sus mejillas—Te amo demasiado... nunca te dejaré.
—Yo jamás me iré—aseguró.
El amor y el deseo los llevó a unir sus labios en un beso bastante significativo. Habían planeado un momento como este después de haber dicho sí en el altar, pero ahora se conformaban con decir sí a una vida juntos, sin papeles de por medio, sin esperar la aprobación de todos, porque lo único que necesitaban era a ellos mismos.
El ritmo del beso era lento, suave, cariñoso, pero apasionado. Era todo lo que sentían. Estaban completamente a solas, en su casa, en su hogar, ese que está lleno de amor verdadero y de unos cuantos recuerdos que han creado en este lugar.
No quisieron oír palabras de nadie, simplemente se concentraron en el sonido de los neumáticos chirriantes y de los latido de su corazón, porque era todo lo que necesitaban para aventurarse a proteger ese sagrado amor por el cual continuarán luchando hasta el final... hasta que Dios decida llamarlos, por ahora no importaba nada más, sólo colisionar sus cuerpos en el fuego puro de la pasión y de su amor eterno. Y, guiados por todos esos sentimientos, caminaban hacia el dormitorio sin dejar de besarse, así hasta que la cordura de JungKook hizo que tomara a JiMin de los muslos para cargarlo y tomar el control.
Entró a su habitación que ahora no desprenderá más soledad, y fue directo a depositarlo sobre la cama.
Besó sus labios con más pasión y soltó varios gruñidos de placer cuando su erección se frotó con la contraria. Se perdió en ese sentimiento y en el deseo de poder devorar el cuerpo de su novio para así consumar el escape de su amor fugitivo.
El deseo también se apoderaba de JiMin y lo hacía sentir muy necesitado, sin embargo, hoy no había prisas que los hiciera avanzar más rápido, hoy podían tomar el tiempo y disfrutar de sus cuerpos.
Las manos de JungKook eran hábiles para acariciar las partes más sensibles del cuerpo de su chico. Exploró por debajo de su camisa haciendo trazos de líneas imaginarias y subiendo lentamente hasta que se posicionó en uno de los pezones. Despegó su rostro para observar cómo expresaba el placer en sus facciones etéreas. Lo vio entre abrir los labios y apretar los párpados. Escuchó atentamente sus jadeos hasta que evolucionaron a unos gemidos dulces y bajitos... deliciosos para su oído.
Al tiempo movía su pelvis para continuar frotándose y eso provocaba en JiMin un cúmulo de sensaciones que lo hacían gemir más fuerte.
Pronto la ropa era un impedimento para buscar el camino hacia el placer, así que JungKook se dio a la tarea de desnudar poco a poco a su chico. Inició con su camisa, pero se tomó el tiempo de detallar lo lindo de su torso; sus pezones, sus curvas y la forma tan excitante con la que sus clavículas se marcan.
Con un dedo comenzó a trazar las letras de su nombre, como si quisiera tatuarle implícitamente que era suyo y que no podía ser de nadie más. Las letras de Jeon JungKook quedaron grabadas de manera imaginaria y sonrió gustoso. Con el mismo dedo se encaminó hacia uno de los pezones y lo acarició lentamente hasta que comenzó a hacer círculos.
La espalda de JiMin se curvó ante las sensaciones e inconscientemente abría sus piernas para que JungKook entrara completamente. Un segundo dedo paró en su otro pezón y eso le hizo gemir agudamente. Abrió los ojos y se encontró con una sonrisa llena de sorna y con unos ojos oscuros que lo estaban devorando vivo. También le sonrió y llevó sus manos para acariciar sus brazos tatuados. Sólo uno estaba completamente cubierto y ese era el que más le excitaba, el que con frecuencia utiliza para sujetarlo del cuello cuando ya lo está follando. Después sus ojos acariciaron cada tatuaje que estaba grabado en su torso y uno que estaba cerca del cuello. En la espalda tiene más, pero de esos se deleita cuando se están duchando o cuando despiertan y él está acostado boca abajo.
Demandó con la mirada algo más que sólo esas caricias y recibió una respuesta casi al instante; las manos de JungKook acariciaron los costados de su cuerpo e iban de arriba hacia abajo, lentamente y disfrutando de la textura.
Su piel se erizaba al contacto y suspiraba prolongadamente. Pronto las mismas fueron a parar a su pantalón y el botón salió de su lugar rápidamente. Sintió escalofríos cuando JungKook comenzó a bajarle los pantalones con la ropa interior, misma que olfateó durante varios segundos. Él se excitaba aún más al tener al alcance de su vista esas lindas piernas perfectas que pronto tendrán una marca territorial. Cuando se deshizo del pantalón acarició ambos muslos con las manos y descendió para besarlos, para marcar y dejar la huella de sus besos.
Aquellas acciones hacían que JiMin soltara suspiros constantes. Su erección era evidente, al igual que la de JungKook que luchaba por salir de la ropa interior y de esos pantalones ajustados. Mientras sentía más de esos besos, imaginaba cómo podría terminar este momento y definitivamente esperaba la lengua que se está deslizando por su esfínter.
—M-mi... JungKookie ti-tiene hambre—se burló entre sus jadeos.
—Imposible no sentir hambre teniendo este culo—le dijo y sonrió—Sabes delicioso—halagó con voz seductora.
JiMin sólo sonrió y abrió más sus piernas, pidiendo así más de esa lengua ancha y larga. JungKook lo satisfacía muy bien, sobre todo cuando hace lengüetazos obscenos y cuando gruñe lleno de satisfacción. Las vibraciones de su voz ronca chocan en esa parte sensible y lo único que hace es excitarlo más.
Pero pronto abandona esas acciones, porque se desliza directo hacia el miembro para tomarlo con su boca. Cuando chupa la punta hace que JiMin se retuerza y gima con fuerza. Lo ve curvar su cuerpo y lo escucha decir su nombre de esa forma tan melodiosa y tan sexy. Le encanta que las letras de su nombre abunden en los constantes gemidos que emergen de su dulce boca, así como también le gusta que lo sujete del cabello para marcar el ritmo que desea.
De vez en cuando le gusta someterse ante él, ante sus deseos y sus intenciones. Se deja utilizar e incluso se deja follar la boca. Está atento a como eleva su pelvis para meter más su pene y lo deja que llegue hasta su garganta donde sabe aguantar lo suficiente para volverlo loco. Después de eso vuelve tomar el control y abandona su tarea para incorporarse y salirse de la cama, quedando justamente al pie de ésta.
—Date la vuelta—ordenaba al tiempo que se quitaba el cinturón—Te quiero en cuatro y completamente disponible para mí.
JiMin asintió con un tarareo sensual y se incorporó para cumplir las órdenes de su novio. Ambos se miraron fijamente y haciendo lo suyo. JungKook continuó desnudándose mientras observaba cómo su chico se colocaba de espaldas y le daba un espectáculo de su trasero y de su espalda curvándose.
Adoraba su piel blanca y suave, era tan única y estaba seguro de que no existía nadie en el mundo que posea algo igual.
Sin quitarle la mirada de encima, fue hacia su buró y sacó un par de preservativos y una botella de lubricante. Volvió aun con sus ojos sobre el cuerpo que yacía sobre su cama y volvió a subir a la misma para tomar el lugar que le corresponde.
Con una mano lo tomó de las caderas y con la otra palmeó sus nalgas. Repitió las acciones con mucho deseo de por medio y después acarició la piel con cariño. Sus labios picaron por probar un poco más y no se inmutaron en hacerlo.
Ejecutaba ese tipo de acciones lentamente y con dulzura. Disfrutaba mucho de explorar cada centímetro que podía alcanzar y saboreaba la textura. A veces pasaba su lengua y luego la devolvía para deleitarse con el sabor. Olfateaba con deseo y sonreía porque su aroma era algo que siempre lo excitaba.
Pegó su miembro contra su trasero como un aviso y continuó con esas acciones. Una de sus manos se dirigió para acariciar su pene y masturbarlo un poco antes de pasar a lo que verdaderamente les interesa.
No era complicado disfrutar de los toques que JungKook le da, sobre todo si le da un poco de placer. Aunque nada se compara con recibirlo de dos lados; un dedo acariciaba de nueva cuenta su esfínter que previamente fue lubricado. Sintió frío, pero enseguida el calor lo remplazó, un calor que amenazaba con consumirlo.
Sus jadeos evidenciaban su excitación y en ocasiones su desesperación. Teniendo un novio con semejante polla lo hacía querer gritar y suplicarle por que se la meta. Ya lo ha hecho en otras ocasiones, pero hoy se deja llevar por los toques. Todo era lento y con cantidades rebosantes de cariño. Podía sentir ese amor a través de las manos de JungKook, sobre todo en su lengua que nuevamente se ha metido por su esfínter. Su miembro no dejaba de ser atendido y eso sólo provoca espasmos en su cuerpo.
Se sentía bien recibir atenciones de esa magnitud e incluso halagaos que hacen que su piel se erice.
Sus suspiros son prolongados al igual que los gemidos del mayor. Los sonidos en esa habitación no aumentaban de volumen, pero sí conseguían inundar cada rincón. El momento era bastante íntimo y se tomaban el tiempo para disfrutar del roce de sus pieles y de incluso besarse, no importando que JiMin está en cuatro y JungKook muy pegado a él.
Por un momento el tiempo se detiene en ese beso, ambos pegándose para frotarse mutuamente. El azabache termina por deslizar sus labios hacia la oreja del contrario donde deja besos sensuales y húmedos, de esos que producen sonidos ensalivados que van acompañados de gruñidos de satisfacción.
Están muy excitados. Sus erecciones duelen, pero aun así se frotan con un poco de desesperación, hasta que JungKook decide alejarse para terminar de parar a su chico. Unta más lubricante en sus dedos y los lleva hacia la entrada que acaricia previamente. Lo hace lento y sin presión, observando cómo se expande y palpita necesitada. Deja ir dos dedos que son bien recibidos y se pierde en esa imagen tan obscena. Se puede escuchar un ligero chapoteo gracias a que abusó del lubricante, así como también puede escuchar los gemidos de su chico que le están pidiendo más y más. Le concede esas súplicas y termina por meter un tercer dedo.
La vista de su entrada engullendo de esa manera sus dígitos hace que su pene se agite, así que no puede evitar darse placer a sí mismo mientras disfruta de la vista. De pronto lleva sus ojos a la espalda y es ahí donde su mente vuela un poco; la piel de JiMin está libre de cualquier imperfección y piensa que un tatuaje se vería precioso en esa parte de su cuerpo. Las curvas que posee lo hacen deseable y sexy, bastante excitante, así que un tatuaje le daría un toque más exquisito.
—Aquí se vería bien un tatuaje—le dijo de pronto y dejó su miembro para acariciarle la espalda—Dime... ¿no te gustaría?
La pregunta lo tomó desprevenido, así que no sería fácil responder al instante, sobre todo si tiene tres dedos en el culo. Trató de respirar y de analizar sus ideas, aunque desde hacía un tiempo tuvo el mismo pensamiento.
—¿A ti te... gustaría? —inquirió con jadeos.
—A mí sí—respondió con voz seductora—Pero lo que importa es lo que tú quieras—dijo sin dejar de meter y sacar sus dedos.
Nuevamente JiMin se tomó unos segundos para pensar. No podía separar las sensaciones en su cuerpo y los pensamientos en su cabeza. JungKook sabía muy bien cómo ponerlo vulnerable y cómo llevarlo al límite. Y sin duda disfruta mucho de esto.
Los dedos en su interior cobraron más fuerza, así que se obligó a responder para poder disfrutar como se debe.
—Sí quiero—logró responder fuerte y claro.
Una sonrisa se dibujó en el rostro del azabache al tiempo que sus dedos eran retirados del interior de su chico. Suspiró y tomó su miembro para masturbarse un poco. Su mano tanteó la cama para buscar un preservativo y con agilidad lo rompió. Tuvo que abandonar su placer para colocarse el condón, todo mientras miraba la espalda de JiMin e imaginando qué tipo de tatuaje podría ir ahí.
Cuando terminó se acercó y lo tomó de las caderas. No se inmutó en acariciar su espalda y al mismo tiempo introducía la punta de su miembro.
—Yo te llevaré a que te hagan tu primer tatuaje—dijo y empujó más—Y ese día me voy a tatuar tu nombre.
— ¿Mi... nombre? —jadeó y giró el rostro para mirarlo— ¿Por qué? —sonrió.
—Porque soy tuyo, corazoncito—también le sonrió y terminó por enfundarse.
—¡Agh! ¡Mierda! —gimió alto y agudo—Eres mío—consiguió decir y volvió a sonreír.
Lo siguiente fueron estocadas lentas y cariñosas.
Ahora que su miembro era apretado de esa manera, JungKook se sentía en el cielo. Sentía que flotaba cada vez que la metía de nuevo y JiMin estaba más que complacido. Sus manos se aferraban a las mantas mientras que sus ojos se mantenían cerrados. Quizá su labio inferior estaba muy maltratado debido a que constantemente lo mordía, pero no importaba, no cuando JungKook se movía sensual y deliciosamente bien.
Iba a descender sobre la cama para recostarse, pero el contrario lo tomó y lo abrazó del torso para pegarlo a su cuerpo. Sintió su respiración caliente en la oreja y nuevamente cerró los ojos. Su piel se erizaba y su erección se agitaba por la necesidad.
Ellos tenían mucha telepatía, tanta, que JungKook acudió al llamado que JiMin le hacía para recibir doble placer. Su miembro fue atendido al tiempo que lo estaba follando. Se habían estancado en movimientos rápidos que no llegaban a más, pero para el rubio era suficiente la doble estimulación. Aquello lograba alterar sus sentidos y lo hacía gemir sin pudor, sin miedo a que alguien lo escuchara. De hecho quería que lo hicieran, que supieran que su hombre se la mete casi hasta el fondo y que al mismo tiempo lo está masturbando.
Tal vez se volvería adicto a recibir este tipo de atenciones ahora que vivirán juntos. Sentir sus manos grandes acariciando cada parte de su cuerpo y su pene dentro suyo eran una necesidad completamente natural. Algo que básicamente necesita para sobrevivir. Y el sentimiento era mutuo. Quizá JungKook era más adicto y no tendría compasión ahora que estará todo el tiempo en su departamento.
Sin duda va a follarlo los siente días de la semana y a la hora que se presente la oportunidad. No importará que en las noches lo harán antes de dormir y en las mañanas al despertar.
No perdieron la cercanía ni cuando los movimientos se volvieron más erráticos. JungKook empujaba su pelvis con más avidez y con más esmero. Su mano continuaba con el trabajo en el miembro de su chico mientras le susurraba cosas en su oído.
—Eres mío... mi corazón—decía y sus estocadas se volvían más fuertes, más profundas—Te vas a quedar a mi lado para siempre, ¿me escuchaste?... Contéstame.
—Sí... sí—gemía.
—Te voy a follar muy bien, ¿sabes? —gruñó— Todos los benditos días... ¿te gusta cómo te lo hago?
—Sí...
— ¿Sí qué?
—Me gus... ta... ¡Mgh!
— ¿Qué te gusta?
El pene entrando y saliendo de su interior, la mano de JungKook en su miembro y su voz aterciopelada en su oído hacía que no fuese fácil pensar correctamente. Las respuestas estaban en su boca, pero todo lo que podía emitir eran gemidos. Se sentía bien ese estado de vulnerabilidad, pero le gustaba más cuando JungKook se ponía mandón.
— ¡Respóndeme! —le gruñó más fuerte—Debes hablar cuando te lo pido. No me importa si te estoy cogiendo duro, debes responder.
Eso hacía que JiMin experimentara otro nivel de excitación y lo hacía sonreír con mucha satisfacción. Pero con eso venían también estocadas más profundas. Más rudas, de esas que le hacen perder fuerzas para sostenerse con sus rodillas. Afortunadamente JungKook lo sostenía con fuerza, pero sobre todo, con amor.
—Me gusta... como m-me follas—respondió entre jadeos— ¡Dame más! —exigió.
Fue entonces que JungKook lo estocó más fuerte, sin nada de cuidado, sólo con el deseo de llegar a donde ambos querían. Aumentó la velocidad de su mano y bombeó en sincronía con su pelvis.
De pronto la habitación se vio inundada de gemidos altos, agudos y gruñidos llenos de maldiciones. El orgasmo llegó en conjunto y los cuerpos de ambos temblaron con espasmos que los recorrían de pies a cabeza. JungKook se aferró al cuerpo de su chico y observó desde donde estaba cómo su semen se regaba sobre las sabanas de su cama. Sonrió lleno de satisfacción y de morbo, completamente complacido por lo que sentía y por lo que veía.
JiMin sólo gemía bajito y trataba de respirar correctamente para llegar a la calma. Nunca hubiese imaginado que se sentiría demasiado bien teniendo sexo con JungKook justo después de haberse fugado de su casa y de la vida de sus padres. Ahora ni siquiera lo recordaba, porque el placer que aún causaba estragos en su cuerpo lo mantenía con la mente ocupada, sobre todo si sentía la respiración cálida de su hombre muy cerca del oído.
De pronto se sintió en paz, aun teniendo el miembro flácido de JungKook en su interior. Las caricias en su torso le causaban mucha satisfacción y la certeza de que estaba protegido por él. Por primera vez en mucho tiempo se sintió seguro de creer que las cosas estarían bien y que ya no habrá nada que pueda afectarlos.
Estaban juntos para siempre.
— ¿Quieres comer? —preguntó JungKook sin dejar de acariciarlo—¿O prefieres dormir un rato?
El estómago de JiMin lo delató antes de que siquiera pudiera responder.
— ¿Pedimos pizza? —preguntó JiMin con un puchero manipulador.
—Te voy a complacer el resto de la semana sólo porque prácticamente nos acabamos de casar—le habló con una sonrisa emocionada.
Esa última palabra resonó en la mente de ambos una y otra vez. La ilusión de un día pavonearse como un matrimonio ante todo el mundo era fuerte, era una necesidad. Es un anhelo para los dos y una meta por cumplir, así como todo un mundo por descubrir. Tal vez no era de la mejor forma, pero ahora estaban juntos y con el ímpetu de vivir su amor verdadero.
Se aman.
No escucharon las palabras.
Nadie necesita rezar por ellos.
Hello!!!
Siento la demora, anadaba un poco ocupada.
Detalles importantes de cómo fue la llegada de JiMin a la casa de Jk jsjs. Su casa por el momento.
En los siguientes capítulos sigue el drama con Jackson, pero nada de cuidado y nada tan fuerte. Jin hará más apariciones. Todavía falta Tae, Yoongi y más detalles de esos que nos gustan :)
Espero que les haya gustado.
No se olviden de votar y comentar.
Las tkm!!!
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