10 Amor Rebelde
"Él era caos.
Era rebeldía"
Había algo extraño en esta noche.
Tal vez algo especial.
Tal vez el hecho de que no se han visto como antes o como ellos quisieran.
Lo cierto era que son un par de rebeldes que luchan por una misma causa.
La causa del amor.
Puede que todo sea un caos, pero era de ambos y amaban disfrutar de momentos como este donde tendrán que hacer el amor hasta el amanecer. De poder despertar juntos en la misma cama mientras sus cuerpos comparten el mismo calor y deseo por continuar juntos de ese modo.
Por una noche decidieron olvidar todo lo complicado que había a su alrededor. Decidieron ser rebeldes y disfrutar de lo que sentían.
JiMin tenía la impresión de que las cosas no mejorarían con el tiempo. Sentía que este encuentro tenía algo más de especial que lo obvio. Por eso lo estaba disfrutando al máximo. Por eso se dejaba llevar con cada toque que JungKook ejercía sobre su cuerpo.
Habían entrado al departamento del mayor con mucha prisa y casi a tropezones. La urgencia era evidente en los besos que se dieron antes de llegar al dormitorio donde ahora yacían sobre la cama. JiMin estaba sentado a horcajadas sobre su mayor, besándolo como si no hubiese un mañana, como si no hubiese tantos problemas de por medio. Como si mañana no existiera la posibilidad de ser separados de nuevo.
Se fundían a través de sus lenguas juguetonas que nunca parecían tener suficiente. Sus cuerpos se pegaban lo más que se pudiera, mientras que sus manos buscaban más de contacto piel con piel. Fue entonces que las prendas comenzaron a estorbar. Primero se desnudaron de la parte de arriba; juntaron sus cuerpos y pudieron percibir el calor que emanaba intensamente.
JungKook hizo un recorrido de arriba hacia abajo sobre la espalda de JiMin, pero una mano la desvió hacia su torso donde casi enseguida buscó uno de los pezones. Tocó delicadamente hasta que por fin lo escuchó gemir en medio del beso que se daban. Pellizcó, acarició y tiró de él tanto como se le antojó hasta que los gemidos fueron difíciles de contener.
JiMin deshizo el beso para liberar esos dulces sonidos que justo ahora se esparcían en la habitación. Para complementar, decidió comenzar a balancear sus caderas en un vaivén delicioso que al contrario sacaba un poco de su cordura.
Ambos tenían ropa ajustada y eso provocaba que el roce de sus erecciones se sintiera más de lo normal. Aunque realmente ya estaban demasiado sensibles al tacto y las sensaciones corrían como agua en cascada por todo su cuerpo. El simple roce de sus pieles quemaba al instante, pero sentían más excitación desbordándose cuando sus bocas se besaban con fogosidad.
JiMin encontró un ritmo constante moviendo las caderas de adelante hacia atrás, mientras que JungKook continuaba estimulándolo con caricias juguetonas y pellizcos a su pezón que lo hacían gemir agudamente.
El sentimiento de pertenecerse en una noche así era poderoso, tan intenso que no se podía contener aunque quisieran. Era fácil perderse por el sendero que los conducía hacia donde estaba el clímax del placer que tanto desean sentir.
Sus manos eran una guía y sus besos terminaban por llevarlos corriendo, sintiendo cada vez más fuerte el dolor en sus erecciones. Pero también disfrutaban de este tipo de juegos previos donde se dan un poco de lo que tanto les gusta sentir.
JiMin bien sabía cómo mover sus caderas para provocar e incitar a JungKook tácitamente. De esa forma le decía lo que quería y esa telepatía poderosa los hacía la pareja perfecta, porque a veces las palabras salían sobrando en momentos como este y lo único que hacían era disfrutar del calor que estaba prendiendo.
El tiempo pasaba rápido, pero ellos no se daban cuenta. Aunque pronto subirían de nivel la situación cuando ambos se quitaron los pantalones para sólo quedar en ropa interior. Volvieron a adoptar la misma posición, aunque ahora todo era más tenso que al inicio.
—Voy a hacerte el amor como tanto te gusta, corazoncito—le dijo JungKook con voz aterciopelada—Te he hecho muchas veces mío, pero hoy es más especial.
JiMin podía entender entre líneas y es que JungKook tenía esa misma sensación de que, después de hoy, nada va a mejorar. Puede que al contario. Quisieran mantenerse optimistas y con pensamientos positivos, pero era imposible logarlo. Aunque por ahora estar juntos y sintiendo el roce de sus pieles calientes les servía demasiado.
Sus caricias no tenían nada que ver con el salvajismo que anteriormente tenían. Después de que la situación se complicara, las pocas veces que hacían el amor era de una forma lenta y muy cariñosa. Era como tomarse el tiempo debido para apreciar mutuamente cada detalle que estuviese en sus cuerpos, porque sentían que de verdad lo necesitaban. Y era por eso que se tomaban su tiempo tocando, acariciando, explorando y besando las extensiones de sus pieles.
Empezaban por el cuello donde JiMin sí se daba el deleite de dejar algunas marcas que acreditaran su estadía. JungKook no tenía problema con eso, de hecho, que ejecutara esas acciones era algo que le excitaban un poco. Su chico no era celoso, pero cuando hacía cosas como estas o cuando relucían los celos que pueda llevar por dentro, le ponía la piel de gallina y terminaba por calentarlo demasiado.
Le gustaba que JiMin fuese posesivo y cuidadoso con lo suyo, por eso no tenía duda de entregarse cada vez que tomaba un poco del control.
Lo sujetaba fuerte de sus caderas para ayudarle a moverse un poco más rápido, mientras tanto besaban sus clavículas y bajaba un poco más para hacer unas cuantas marcas. La situación del chico no permitía que le dejara marcas visibles. Estaba seguro de que si sus padres las veían habría más de un castigo injusto y desmedido. Por eso lo cuidaba. Ponía sus intereses como propios y como prioridad. Todo con el propósito de cuidarlo y de que siempre estuviese bien.
Por un momento lo detuvo y movió sus manos por los costados para apreciar esas curvas privilegiadas que resaltaban su cintura y que remarcaban sus caderas. Su trasero es algo que lo tenía completamente loco y un tanto desesperado. Era su lugar favorito para meterle la lengua.
Fue ese pensamiento que lo motivó a tomar el control de la situación, porque en su cabeza ya tenía muchos planes.
Terminó por tumbarlo en la cama sin haber salido de sus piernas que era donde le correspondía estar. Lo besó apasionadamente mientras su lengua acariciaba la contraria y comenzaba a sentir que desfallecería ahí mismo.
JungKook lo hacía tan bien, incluso si ahora tiene ropa interior, no es algo relevante, porque le encanta que JiMin moje sus bragas y que se las entregue después del acto. En aquellas noches donde realmente no puede verlo ni tocarlo es cuando toma esas prendas y las olfatea. Claro que termina excitándose y tocándose para darse un poco de consuelo, con ese fin es que JiMin le entrega dichas prendas y sabe perfectamente que las tiene guardadas en un cajón especial de su guarda ropa.
Se ha excitado a sí mismo también pensando que JungKook se toca después de haber olfateado las bragas y termina por correrse con todos esos pensamientos en su cabeza.
No deberían estar solos durante tanto tiempo. Lo que ellos quisieran es tener más tiempo para cometer sus locuras y para dejarse llevar sin complicaciones. Pero lastimosamente las cosas eran de este modo, aunque la renuencia de dos padres estrictos no era suficiente para manipularlo como ellos quisieran.
Pasaron varios minutos donde la situación subió de nivel. JiMin gemía bajito mientras JungKook nuevamente le pellizcaba los pezones, con el único pretexto de motivarlo lo suficiente para que mojara bien las braguitas que tenía puestas.
Su pelvis comenzó a moverse lentamente simulando embestidas que daban exactamente en su trasero. Sentía la humedad traspasando las telas y el calor corporal que poco a poco los envolvía.
Tal vez el hecho de tener unas copas encima hacía que sus emociones estuviesen un tanto alteradas o tal vez era ese bache que su relación estaba atravesando. Todo se volvía más intenso y entre sus pensamientos tenían un sinfín de ideas que los ayudase a ganar esta batalla. Sentían la necesidad de entregarse sin saber por qué exactamente, pero el deseo de disfrutar del momento era bastante poderoso.
Algo tenía de especial esta noche. Había una especie de aviso detrás de cada caricia y cada beso que se daban.
JungKook tenía una necesidad tremenda de poseer el cuerpo de JiMin, de todas las formas posibles. Y era por eso que descendía desde sus clavículas hasta sus pezones que ya estaban bastante sensibles. Bastó un solo roce húmedo para que los gemidos del rubio se agudizaran y tomaran más fuerza.
—Tus pezones están tan duros—halagó JungKook—Me encantan.
El cuerpo del rubio se estremeció al escuchar aquella simple oración. La voz del mayor en medio del sexo era como una especie de fetiche que cada día se volvía más poderoso. Y eso, mezclado con el hecho de que sus labios se paseaban por las extensiones de su cuerpo, hacía que la excitación cobrara más fuerza. Nuevamente el alcohol en su sistema le beneficiaba y le ponía más caliente. Aunque desde que vio a JungKook vestido con ese estilo más propio le hizo delirar y tuvo unas ganas tremendas de saltarle encima.
Amaba que tuviese un estilo rudo y rebelde, pero cuando optaba por ser elegante y sofisticado, despertaba algo en su interior que sólo podía ser apagado de una sola forma.
JungKook lo sabía y era por eso que le daba lo que pedía tácitamente. Sus labios recorriendo la parte baja de su abdomen, justo donde está el cinturón de apolo, eran una especie de catalizador y hacía que sus piernas temblaran.
—Te compré nuevas bragas—decía JungKook al tiempo que bajaba la ropa interior de su novio—Siete colores diferentes para cada día de la semana.
—Huele mi braga—pidió con ojos entrecerrados debido a la excitación—Quiero ver que lo hagas.
Había otro tipo de fetiche en el hecho de que JungKook le quitara las bragas y que después procediera a olfatearlas. El rubio disfrutaba de aquello, porque su mayor le ofrecía un espectáculo de gestos llenos de excitación y satisfacción. Además, éste tenía una obsesión con comprarle ropa interior sexy y linda. Algo en lo que ambos estaban muy de acuerdo.
De vez en cuando jugaban. Cuando JungKook compraba bragas nuevas, JiMin tenía el deber de modelarlas para él, una por una. Y después todo terminaba en lo que tenía que terminar. Aunque hoy no era el caso porque el tiempo estaba contado.
JungKook terminó por quitarle la ropa interior al chico y enseguida la tomó para llevarla a su nariz; aspiró con fuerza y soltó y gruñido bastante gutural, mientras que el contrario sólo observó y mordió su labio inferior por la satisfacción que aquel espectáculo le provocó.
—Delicioso—el mayor sonrió ladino—Tu olor es exquisito. Es como una droga para mí.
Sus miradas se encontraron, con evidentes peticiones implícitas, mismas que JungKook entendió y al instante continuó con su trabajo. Sus labios se deslizaron peligrosamente por la línea del muslo y la pelvis, así hasta que descendió.
Los suspiros de JiMin no se hicieron esperar, incluso gemidos bajitos que tales acciones le provocaban. Los labios de JungKook en esas partes de su cuerpo lo ponían bastante caliente, pero no había nada como sentir su húmeda lengua en su esfínter, justo como ahora está sucediendo.
—Sí, JungKookie. ¡Sí! —gimió agudo y un tanto desesperado—Méteme tu lengua hasta el fondo.
A los pocos segundos de aquella petición, el aludido insertó su lengua sin mucho tacto, aunque el rubio estaba bastante excitado, tanto, que ni siquiera hubo algún ápice de dolor. Aquellos movimientos se hicieron rápidos y con avidez. Se sentía cómo el orificio de JiMin se expandía rápido y delicioso. Cada vez podía meter más la lengua y, pasados un par de minutos, metió un dedo también. Hizo doble labor y disfrutó de cada segundo que estuvo ahí, todo antes de que el chico subiera de volumen sus gemidos.
Se incorporó y pasó peligrosamente sus labios por el miembro ajeno. Incluso se aventuró a darle unas cuantas lamidas y chupadas antes de salir fuera de la cama para buscar preservativos. Volvió en cuestión de segundos y tomó el lugar que desde hacía poco más de medio año le pertenece.
JiMin observó detenidamente cómo el mayor se deshizo de su ropa interior y luego cómo se masturbaba por varios segundos, pero en el proceso sus miradas se encontraban. Ambos tenían las pupilas dilatadas y por ellas se desbordaban tantas emociones y sentimientos que no cualquiera podría comprender.
Sentían esa conexión mutua que los ha caracterizado desde que se conocieron en el baño de una cafetería, aunque claro, ahora es más poderosa, se podría decir que hasta imposible de romper.
Pero sentían con más poder esos sentimientos cuando el momento llegaba. La punta del miembro de JungKook entró más rápido de lo que contempló. Le encantaba ver y sentir que JiMin estaba muy necesitado, tanto, que su esfínter se expandía lo suficiente sin necesidad de usar tanto lubricante. Bastaba saliva y lengua para lograrlo.
Pocos segundos después continuó metiendo hasta que se enfundó por completo. Fue en ese momento en el que dejó caer un poco su cuerpo en el contrario y sus labios pararon en los ajenos. Al tiempo sus embestidas se hicieron presentes y después ya no hubo nada que los pudiera detener.
JiMin gemía bajito y disfrutaba de esas primeras sensaciones cuando es penetrado. Pero continuaba percibiendo esto como algo más especial que las anteriores veces. Sentía que de verdad se entregaba a JungKook como aquella primera vez que lo hicieron, justamente en este lugar.
Ambos se aferraron a sus labios mientras la situación aumentaba. La tensión sexual era intensa y el olor era mucho más fuerte. Ese dormitorio apestaba a sexo, y a JungKook le encantaba, le volvía loco por completo. Por unos segundos abandonó el beso y colocó su frente con la contraria, sólo con la finalidad de admirar esos hermosos ojos color miel que también lo estaban mirando.
Los movimientos se hicieron más rápidos y certeros. JiMin había aumentado el volumen de sus gemidos mientras que JungKook jadeaba como un animal. En ningún momento se perdió el contacto visual, porque de alguna forma sentían que así conectaba mucho más.
El punto de JiMin fue tocado y después no. El azabache estaba jugando con él y con su cordura, pero tampoco tardaba demasiado en recuperar el ritmo que tanto le gusta ejecutar.
El vaivén de sus caderas era constante y rápido.
Sus pieles chocando.
Sus gemidos esparciéndose por todo el dormitorio.
Y entonces estallaron casi al mismo tiempo.
JiMin echó la cabeza hacia atrás, mientras que JungKook había enterrado su rostro en el cuello ajeno. Lo estocó lentamente por unos cuantos segundos más hasta que el cansancio comenzó a invadirlo y hasta que la última gota de semen salió. Fue entonces que se fundieron en un abrazo necesitado y lleno de amor, como si no se hubiesen dado uno antes. Como si no se fuesen a dar otro jamás en la vida.
El sentimentalismo los invadía y es que seis meses de relación no fueron tan fáciles, sobre todo teniendo a un suegro como Park Jackson. Pero estaban en la lucha y en la batalla con muchas probabilidades de ganar, aunque JiMin seguía en la misma postura de siempre. Quizá más convencido.
— ¿Has pensado en lo que te dije? —preguntó después de que ambos se acomodaran para descansar un poco.
—Hujum—tarareó y luego suspiró—Pero sigo creyendo que no es tan prudente.
— ¿Qué podría salir mal? —inquirió con un hilo de voz.
—Pues muchas cosas, corazoncito—respondió y afianzó el agarre en su cintura—No quiero alejarte de tus padres.
—Pero, ¿y si no hay más opciones? —se incorporó para mirarlo y para ponerle ojos de cachorro.
JungKook hubiese querido decirle que las había, pero él mismo sabía que no era así. Hasta ahora no le había contado sobre el último encuentro que tuvo con Jackson, porque esta vez decidió que lo mejor ya no era echarle más leña al fuego. El día de ayer tuvo una charla bastante larga con sus padres donde recibió consejos y sobre todo apoyo. También decidió que ya no hablaría más con Jackson porque, según su padre NamJoon, el tiempo se va a encargar de darle una lección de vida.
Lo único correcto era seguir viendo por el bienestar de JiMin y accionar cuando el límite se haya cruzado.
—Lo he estado considerando—le dijo y acarició una de sus mejillas—Sólo esperemos un poco más de tiempo a que la tensión que tienes con tu padre disminuya—sugirió y luego agregó, porque vio que iba a responder—Te prometo que vendrás a vivir conmigo.
—JungKookie...—le puso un puchero.
—No quiero que salgas en malos términos con tus padres—insistió.
—De cualquier forma voy a pelear con ellos cuando les diga que viviré contigo—bajó la mirada—Hablo enserio cuando digo que mi padre Jackson no lo va a entender.
—Sólo hay que intentarlo—dijo y le dio un piquito—Así que intenta llevarte mejor con ellos para que la situación sea más amena.
—Entonces... ¿sí viviremos juntos? —lo miró con esperanza.
—Por supuesto—respondió con seguridad—No hay nada más que desee en esta vida.
JiMin sonrió y terminó por subirse encima del mayor para poder besarlo con mucha profundidad y abundante lengua. Ahora sentía más seguridad de todo lo que se venía y ese pequeño vacío que había en su interior ya no era tan notorio.
Confiaba en JungKook y en que, quizá con el tiempo, su padre Jackson pueda entender un poco.
En verdad espera que sí.
Llegó a tiempo después de una noche apasionada entre las sábanas.
Estaba de muy buen humor, no sólo porque JungKook le hizo el amor de una forma muy apasionada y única, también porque le preparó y le llevó el desayuno hasta la cama.
Eran esos detalles los que hacía que se enamorara más y más de él. Sus atenciones, sus mimos, sus cuidados y su evidente interés en todo lo que tenga que ver con él, hacían que su corazón latiera a mil por hora. Era como vivir en un cuento de hadas donde su príncipe azul se encarga de cortejarlo todos los días sin importar que ya tienen una relación seria.
Despertar de ese modo se sintió como si ya estuviesen casados, como si ya compartieran una vida juntos. Y eso le hacía sonreír enorme. Quizá se estaba apresurando un poco, aunque más de medio año de relación no se dice fácil. En este punto se atreve a asegurar que quiere estar con JungKook por el resto de su vida y poder formar una familia a su lado.
Pensaba en eso y en otras cosas mientras caminaba hacia su casa. El mayor lo dejó en la parada de autobuses cerciorándose de que no hubiese nadie a su alrededor. Se despidieron durante largos cinco minutos hasta que TaeHyung le llamó para preguntarle cómo estaba y si ya había llegado a casa. Tuvo que volver a su realidad.
Pensó muchas cosas hasta que llegó a la puerta, una de esas era la pequeña charla que tuvo con JungKook la noche anterior y parte de la mañana. Lo meditó con cabeza fría y en completo silencio, terminó por llegar a la conclusión de que tenía razón; no podía salir de casa estando enojado con sus padres. No quiere eso, porque pese a todo los ama y siempre los va amar.
Así que entró con una sonrisa y los buscó rápidamente en la estancia que es donde suelen estar los domingos de descanso. Pensó una vez más en todo eso y deseó con todas sus fuerzas que todo se solucionara pronto.
—Ya volví—anunció.
—Hola, cielo—saludó HoSeok y enseguida se levantó para darle un abrazo— ¿Cómo te fue? ¿Dormiste bien? ¿Quieres comer algo?
—Estoy bien, papi. Gracias—respondió y correspondió al abrazo. Hacia un tiempo que no se daban uno así, pero había cierta melancolía en ese acto—Me la pasé muy bien—sonrió medianamente.
No quería mentirles y ocultar ciertas verdades, pero no es como que ahora les dirá que estuvo con JungKook toda la noche y que tuvieron mucho sexo, del bueno. Si ellos le dieran esa libertad y confiaran en él, ahora mismo estaría presumiéndoles al mejor novio del mundo, mejor aún, estarían almorzando juntos. Pero las cosas eran así de momento. Sólo quedaba ser pacientes.
—Me alegra que hayas vuelto—habló Jackson.
Entre ellos dos la contienda era más fuerte. Se podía sentir la tensión cada vez que se miraban a los ojos y eso a ambos los estaba matando. Jackson era estricto y tosco a veces, pero JiMin era su único hijo y lo ama. Ese sentimiento es mutuo. Porque pese a todo el chico aún lo ve como su héroe.
—También me alegra estar en casa—respondió y se acercó a él para abrazarlo con fuerza.
Ese abrazo iba cargado de muchas emociones por parte de ambos, tantas, que un nudo en su garganta se formó. Era doloroso no poder tener la cercanía de la que antes gozaban y ambos, aunque con diferentes motivos, esperaban solucionar todos los malos entendidos y poder estar bien en el futuro.
Con ese abrazo JiMin se dio cuenta de que no podía irse de casa sabiendo que está en malos términos con su padre. No puede hacer eso. JungKook tiene razón. Así que por ahora descartó la idea de mudarse de manera repentina y e intentará buscar la forma de hacer que su padre Jackson acepte al amor de su vida.
Sabe que va a lograrlo. No importa cuánto tiempo le tome, lo hará.
—Cuéntanos, ¿qué hiciste con TaeHyung? ¿Se divirtieron mucho?
Tenía que mentir otra vez, pero se prometió a sí mismo que sería la última vez. No les hacía daño, pero a la vez sí les hacía. Aun así se sentó con ellos en el sofá y habló de cosas que tuvo que recrear rápidamente en su mente. Tal vez todo era una mentira, una forzada, pero estaba teniendo un momento con sus padres que hacía mucho no sucedía.
Se permitió disfrutar de esta cercanía mientras sonreía en grande. Aparecieron bromas en el acto y hablaron de otras cosas. El tan ansiado viaje a la playa volvió a ser tema importante de conversación. Jackson les dijo que quizá el mes entrante estarían volando hacia Jeju para tener unas vacaciones familiares. Tal vez las mejores. Eso les hizo sentir emocionados, sobre todo a él que ha tenido que estar lidiando con muchas cosas en estos días, especialmente el tema de su hijo con ese hombre que no le agrada en lo absoluto. Pero ahora se siente feliz de saber que JiMin pasa tiempo con TaeHyung y que lo ha cuidado bien estos días. Está seguro de que, aunque JungKook ha intentado acercarse, no ha podido.
Claramente las cosas no son como las estaba imaginando, porque JiMin estaba más enamorado que nunca. Más convencido de lo que quería y a lado de quién lo quería. Amaba a su guapo, sexy y rebelde novio que siempre lo hacía vivir al máximo y que lo protegía con locura.
Su padre puede pensar que él era caos... y quizá sí lo era, pero era un caos hermoso, uno que siempre le hace palpitar el corazón con ganas y con poderío. Un caos que amaba vivir y que por nada del mundo cambiaría.
Jeon JungKook era caos... era rebeldía.
Era el hombre perfecto.
Y un día Jackson será capaz de entenderlo, tanto, que va amar que sea su yerno.
Sorry por demorar un día, pero ayer hubo problemas con la luz.
Beeeeeenooooo!!!!
En el siguiente capitulo empezarán a pasar cosas.
Se viene el drama. ACLARO; No es mucho y es muy leve. El drama es con Jackson.
He de confesar que, cuanod escribí esta parte donde JiMin llega a casa y abraza a sus padres, realmente sentí un nudo en la garganta.
La parte dolorosa de esta historia es donde JiMin entra en disputa con sus padres y, cómo es hogar que construyeron, se desmorona ante sus ojos. :(
Pero ya lo descubrirán mañana jsjsjs.
Espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar.
Las tkm!!!!
50 DÍAS 💜
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