02 Esconder Y Fingir
"Rizos escondidos dentro de una trenza tejida"
Seis meses después...
Era jueves y por lo regular no atendía tanta gente en el cine.
JiMin trabajaba ahí unas cuatro veces por semana y por las tardes para ayudar a sus padres con los gastos de la universidad. Aunque más bien era por mero capricho. No era como que se plantaría frente a ellos y les diría "quiero este libro".
Para sus necesidades e intereses debía conseguir su propio dinero, sobre todo cuando salía con JungKook. Aunque la mayor parte del tiempo éste corre con todos los gastos, pero a veces no se siente cómodo viendo cómo gasta grandes cantidades de dinero en él. Debe tener un buen trabajo para ganar lo suficiente.
En este punto de la relación no han involucrado a las familias de ambos. Y tal vez sería así por más tiempo, ya que los padres de JiMin no estaban de acuerdo con la relación. Cuando les contó y les enseñó una foto de su hombre, ellos no reaccionaron muy bien e hicieron alusión a que era un delincuente sólo porque tenía muchos tatuajes. Desde entonces ha peleado un poco con ellos porque el sermón no parece acabar. Jackson siempre tiene algo nuevo qué decir con respecto a JungKook. Y es obvio que a JiMin le molesta demasiado que juzgue de ese modo a su novio.
Pareciera que tienen una riña constante en donde nadie sale vencedor, sólo más enfadados que al inicio de todo. Pero JiMin tiene Fé en que algún día lo aceptarán. Sólo es cuestión de que le dediquen un poco de tiempo para que se den cuenta de que es el hombre más dulce del mundo.
Pero por ahora aprovechará que saldrá temprano del trabajo para estar con JungKook. Y también aprovechará que sus padres salieron de viaje a Busan para visitar a los abuelos Jung. Lo lamenta por su padre Jackson que no consigue congeniar bien con ellos, pero de cualquier forma no podría faltar el viernes a la universidad. Realmente sí podía. Lo único que le preocupa es pasar tiempo con JungKook. Un momento a solas.
Cuando sale del centro comercial donde está el cine en el que trabaja, lo ve recargado en su motocicleta mientras mata tiempo en su celular. Se ve muy sexy, como siempre. Definitivamente el color negro es su color, sobre todo cuando usa chaquetas de cuero y cuando recoge su cabello ligeramente rizado y oscuro en una coleta.
No puede evitar suspirar ante esa imagen tan sexy y deslumbrante de su hombre. A veces no puede creer que de verdad es su novio. Todo suyo y de nadie más.
—Siento mucho la demora, Kook—decía JiMin mientras se acercaba al susodicho—Pero tenía que cambiarme el uniforme.
—Está bien, corazoncito—se acercó a él y lo abrazó por la cintura—Yo por ti esperaría el tiempo que fuera necesario con tal de verte y besarte.
Le dijo y luego lo besó con mucha pasión, como cada vez que se reencuentran. Últimamente no salen mucho debido a las circunstancias y a las reglas de Park Jackson, pero se las han arreglado para poder pasar tiempo juntos. Así implique saltarse clases en la universidad. Sobre todo porque necesitan follar unas cinco veces por semana o, de lo contrario, sentirán que morirán.
Así de apasionados eran.
— ¿Qué haremos aparte de ir a tu casa? —preguntó JungKook—¿Estás seguro de que mis suegros no volverán hasta mañana en la tarde?
—Hagamos compras para preparar la cena—sugirió y luego agregó—Y no, ellos no volverán hoy. Eso fue lo que dijo mi padre Jackson.
JungKook sonrió medianamente y besó de nueva cuenta los labios de su hermoso chico rubio de ojos color miel. Estaba completamente enloquecido por él. En estos meses no ha hecho otra cosa más que enamorarse cada vez más y entregar todos sus sentimientos sin ningún tipo de medida. No hay restricciones ni condiciones cuando se trata de JiMin. Intenta darle lo mejor. Intenta tratarlo como a un rey para que sus suegros vean que tiene buenas intenciones con él. Pero está siendo más difícil de lo que pensaba.
Como sea; no se rendirá.
Dejar a JiMin por petición de los opositores no está en sus planes.
—Sólo espero que seas el postre, corazoncito—el mayor coqueteó—Tengo muchas ganas de comer un poco de esto—dijo y amasó los glúteos del chico para ser más específico.
JiMin se sonrojó un poco, pero no por timidez, sino por calor. JungKook conseguía ponerlo caliente de una forma que antes no experimentó con nadie. Tenía esa capacidad de ponerlo vulnerable con tan sólo mirarlo. Y era algo que no evitaba, al contrario, se lanzaba sin ningún tipo de miedo o preocupación.
—Entonces compremos y luego vamos a casa—dijo JiMin con una sonrisa llena de encanto.
Y JungKook quedó hechizado de nuevo.
Habían comprado unas cuantas cosas para hacer una cena rápida.
Lo mejor que se les ocurrió fue hacer emparedados de atún con verduras y JiMin compró leche porque tiene una afección extraña a tomarla todos los días, si es posible a cada hora. Y JungKook, bueno, él no va a negarse a nada que le pida, así sea el capricho más absurdo del mundo, jamás va a negárselo.
Estaban en la cocina preparando los emparedados mientras hablaban sobre lo que hicieron en su día. A JiMin le gustaba mucho cuando JungKook le hablaba sobre alguna anécdota única que sólo vive dentro de su carrera, como hoy que abrieron un par de cuerpos y estaba fascinado con eso.
Lo escucha hablar mientras observa sus ojos oscuros que tienen un brillo peculiar. Eso pasa cada vez que está hablando sobre algo que le gusta mucho. Le encanta, porque es como un niño pequeño que se sumerge hablando sobre su caricatura favorita o sobre algún nuevo descubrimiento. Así era JungKook cuando hablaba sobre algo que le gustaba.
Pero el sentimiento era mutuo.
El azabache también disfrutaba mucho cuando escucha hablar a JiMin sobre cosas suyas o que le interesan, sobre todo cuando le habla sobre algún nuevo libro que leyó o sobre algo que haya aprendido en la universidad que le resulta bastante interesante. Por lo regular se pierde en la forma en que sus labios se abultan constantemente en un puchero y cómo sus ojos desaparecen cuando sonríe genuinamente.
Son los detalles que hacen a su corazón acelerarse, pero hasta con el timbre de su voz siente que pierde cualquier capacidad de pensar correctamente o por su cuenta.
Cuando terminaron de preparar una buena ración de emparedados, decidieron ir a la estancia para ver una película mientras toman su cena.
La casa de JiMin no era grande, pero sí bastante espaciosa. Era de dos plantas y con sólo tres habitaciones la parte de arriba; la de sus padres, la de él y una de invitados. La planta baja sólo se reducía a la cocina, la estancia, el comedor y un baño. Tiene jardín trasero pequeño donde la mayor parte del tiempo está leyendo algún libro o tratando de inventar una historia.
Le resulta bastante acogedora y a JungKook le parece que es muy hogareña, muy distinta a la casa que alguna vez compartió con sus padres antes de independizarse en su departamento.
Le gusta mucho estar aquí porque es el espacio de JiMin. Pero más le gustaría poder entrar decentemente por la puerta cuando están sus suegros en casa. No como ahora que todo debe ser a escondidas de ellos porque, de lo contrario, lo echarán a patadas para después prohibirle la entrada.
Confía en que algún día podrá platicar con ellos y arreglar las diferencias que tengan, mientras tanto, se concentra en disfrutar a JiMin y de su cálida compañía mientras miran una película y comen emparedados que ellos mismos prepararon. No hay mejor plan que este.
— ¿Estás seguro de que no vendrán hoy? —preguntó JungKook por cuarta vez.
—Ya te dije que no, JungKookie—sonrió burlón y se acercó a él para darle un beso en la mejilla—El viaje de Busan hacia acá se les hace cansado, por eso siempre se quedan allá.
—Es que no sé...—hizo un mohín—Me siento inquieto de tan sólo pensar que pueden entrar de la nada y encontrarnos aquí.
—Bueno, en caso de que lo hagan, tienen que cruzar primero el pasillo y el comedor para llegar hasta acá—explicó tranquilamente y bebió un poco de leche—Nos da el tiempo suficiente para correr por las escaleras hacia mi habitación. Es la primera—sonrió y alzó las cejas repetidas veces.
JungKook se dejó contagiar por la sonrisa de su novio y acercó una mano para limpiarle la comisura de sus labios que quedó ligeramente manchada de leche blanca. Mirarlo a los ojos era como sentir paz y calma. Él era todo lo que quería y estaba orgulloso de tenerlo a su lado. Nunca antes se enamoró de esta manera de alguien, ni mucho menos había sido rechazado así por unos suegros. Pero eso es lo de menos; JiMin era el sol de todos sus días y por él insistirá hasta poder demostrarles que es un buen hombre para él, uno que lo quiere de verdad.
—Tienes todo calculado, ¿no? —coqueteó y se acercó a él.
—Siempre es bueno tener un plan b—sonrió de lado y con mucho coqueteo también—No te preocupes. Ellos no vendrán ahora—dijo en un tono bajo y pasó sus brazos alrededor del cuello de JungKook—Podrás hacer conmigo lo que quieras... en mi cama... y en las posiciones que más te gusten.
—No tienes ni idea de cuánto vas a gritar—le dijo y lo rodeó de la cintura para subirlo en su regazo a horcajadas—Tus vecinos se van a aprender mi nombre completo de lo mucho que lo vas a gemir esta noche.
—Es justo que sepan el nombre de mi hombre que me coge de maravilla, ¿no lo crees? —susurró muy cerca de los labios ajenos.
—Por supuesto—también susurró—Tienen que saber que eres mío.
Ambos sonrieron, ya con sus labios rozándose y al filo de colisionar en un beso intenso que los llevará directamente a la cama y a una de las mejores noches de sus vidas.
— ¿Escuchaste?
JiMin de pronto interrumpió el momento lleno de tensión debido a que escuchó el sonido de la puerta cuando es abierta. Rápidamente se bajó del regazo de su novio y caminó hacia la salida para asomarse por el pasillo.
—Mierda—masculló.
—No me digas que...
—Son mis padres—informó completamente asustado.
JungKook palideció y sintió que la respiración se le cortó, pero tuvo que reaccionar rápido y lo hizo al mismo tiempo que JiMin. Ambos se aproximaron a las escaleras y se tomaron de la mano para subir corriendo y con el corazón completamente acelerado.
—Rápido, escóndete en el armario—ordenó.
— ¿Qué vamos a hacer? —preguntó con una expresión de pánico.
—Yo me encargo—dijo y le ayudó a entrar en el diminuto lugar—Tú sólo... no vayas a hacer ruido, por favor.
—Lo que menos quiero es que me noten.
—Mucho menos yo—sonrió nervioso.
Se acercó para darle un beso en la mejilla y se encargó de cubrirlo con la ropa que estaba colgada. Quería creer que no tenían tanta mala suerte como para que alguno de sus padres decida abrir su armario, porque entonces sí estaría en graves problemas.
Nuevamente bajó hacia la estancia donde ya estaban sus padres mirando lo que había sobre la mesita baja frente al televisor y ellos enseguida notaron la presencia de su hijo.
—JiMinie—le dijo HoSeok y se acercó a él para abrazarlo— ¿Qué estabas haciendo? ¿Por qué preparaste tantos emparedados?
—Es que tenía hambre, pero creo que exageré un poco—respondió intentando no parecer nervioso.
—Alguien dejó su motocicleta del otro lado de la calle—decía Jackson mientras se quitaba su saco— ¿No viste quién fue?
JiMin se dio una bofetada mental por eso. Se había olvidado por completo que JungKook dejó su motocicleta ahí porque más tarde iban a meterla al patio de enfrente, pero agradecía a todos los Dioses que sus padres no sabían que él tenía una motocicleta ni mucho menos que era dueño de ella.
—Creo que es del novio de la vecina. Cuando llegué vi que él estaba llamando a su puerta—mintió y rodeó el sofá para ir hacia donde estaban los emparedados para coger uno e intentar parecer despreocupado—Por cierto, ¿por qué volvieron? Creí que se quedarían allá.
—Pues...—HoSeok lo pensó un poco y miró en dirección a Jackson quien negó levemente—No queríamos dejarte solo.
—Fue el abuelo, ¿no? —preguntó burlón.
—Sí—suspiró Jackson—Pero nada de qué preocuparse.
JiMin sabía que su abuelo no terminaba de aceptar a su padre Jackson debido a su nacionalidad y a que antes pensaba que no era decente. Bueno, sigue pensando que no es decente y que no es buen padre, pero sabe que es todo lo contrario. Piensa que es irónico que su padre no acepte a JungKook cuando a él mismo lo rechaza su suegro. ¿Eso no debería ayudarlo a ser un poco empático? Tal parece que no.
Jackson es un padre estricto y muy ejemplar. Se llevan bastante bien pese a que últimamente no están de acuerdo en muchas cosas, empezando por que no quería que estudiara letras clásicas. Él hubiese preferido que estudiara negocios o alguna carrera que sí le sirviera para su futuro, pero JiMin veía la vida de otra forma y tenía muchos sueños por cumplir. Publicar un libro era uno de ellos.
— ¿Te vas a comer todo eso? —preguntó Jackson señalando los emparedados.
—En realidad no—negó rápidamente y comenzó a caminar hacia las escaleras—Pueden tomarlos y cenar. Deben estar hambrientos.
—Espera—le llamó HoSeok— ¿Ya te alimentaste bien? —preguntó con su mismo tono preocupado.
—Sí, papi—asintió con una sonrisa y luego fingió un bostezo—Hoy tuve un día cansado en el trabajo, así que me iré a la cama temprano.
Se devolvió para abrazar a ambos y luego subió corriendo las escaleras gritando que los amaba. Cuando llegó a su habitación y cerró la puerta detrás suyo con seguro, pudo soltar el aire que no sabía que estaba reteniendo. Se permitió por un momento tratar de procesar cómo es que todo pasó tan rápido, pero pronto recordó que su novio estaba escondido y asustado en el armario.
—Siento mucho haber demorado, pero tenía que fingir que aquí no estaba pasando nada—le dijo con voz baja.
—Está bien, corazoncito—respondió con el mismo tono y salió—Lo importante es que no nos descubrieron en la estancia.
—No pensé que volverían hoy... yo...—bajó la mirada—En verdad lo siento.
—No es tu culpa—se acercó y abrazó con fuerza—Mientras no entren a tu habitación todo estará bien.
—No lo harán. Les dije que dormiría temprano—sonrió un poco.
Pero aun así ambos estaban inquietos y un tanto asustados. Tener que esconderse y fingir la situación era algo que, al final de la noche, los dejarían completamente agotados. Pero debían reconocer que esto era realmente emocionante. Dormir juntos con la adrenalina de ser descubiertos hacía que sus corazones se aceleraran. Era una buena anécdota que contarle a sus hijos cuando llegue la oportunidad.
—Vamos a dormir—habló JiMin y se puso de puntillas para darle un piquito—Buscaré un poco de ropa para ti—dijo y se aproximó al armario para buscar una muda que pudiese quedarle a su novio.
Llevaban un tiempo considerable despiertos. Estaban acostados en la cama con la luz apagada y con un poco de música de fondo. JiMin acostumbra a dormir así ya que no le gusta el silencio. No iba a ponerla debido a que JungKook estaba aquí, pero si no lo hacía, a sus padres podría parecerles extraño.
El azabache lo abrazaba en posición de cucharita, ambos mirando hacia la puerta. Era difícil conciliar el sueño cuando el pensamiento constante de Jackson entrando por esa puerta los tenía con la cabeza dando vueltas. Habían suspirado tantas veces que ya no podrían contarlas. Lo peor es que eran las dos de la mañana y necesitaban descansar.
—Kook—le llamó JiMin— ¿Tampoco puedes dormir?
—No—respondió con un susurro—Dos cosas me lo impiden; el miedo y tu trasero—dijo y empujó un poco su cadera hacia enfrente.
—Nuestra noche de sexo se arruinó—dijo y sonrió burlón.
—En realidad...—afianzó el agarre para pegarse más a él y así poder enterrar su polla medio dura en su trasero—Que tus padres estén aquí no significa que no pueda follarte.
JiMin soltó una risita soplada y giró el rostro para encontrarse con los ojos oscuros más bonitos que eran capaces de brillar aún en la penumbra. Le sonrió y puso un piquito para que fuese besado fugazmente.
—Si eso no te lo impide, ¿entonces por qué no lo has hecho? —lo retó.
El azabache sonrió ladino dejó de inmutar a su mano a deslizarse por el abdomen de su chico, justo por el camino que lo conducía a su intimidad. Acarició un poco y amplió su sonrisa a una más lujuriosa, una que destellaba peligro, pero JiMin no tenían ningún problema con follar justo ahora sabiendo que sus padres estaban en la habitación continua.
—Lástima que tus vecinos no podrán saber cuál es mi nombre—dijo, se subió encima de él y se metió en sus piernas—Se los haremos saber otro día.
JiMin no dijo nada y dejó que JungKook tomara sus labios con mucha pasión y poderío.
Nunca estuvo en sus planes follar en su habitación mientras sus padres duermen al otro lado y, por alguna razón, eso no lo hace detenerse, al contrario, se siente muy caliente y ansioso de poder hacerlo. Es que con JungKook no podría negarse. ¿Quién en su sano juicio lo haría?
No puede perder la oportunidad de sentir cómo sus manos fuertes aprietan su cintura con deseo... con amor. Siempre empieza por explorar las partes sensibles de su cuerpo; los costados, la parte baja de su espalda y, aún más sensibles, los pezones. Le encanta cómo los succiona y cómo los acaricia con un pulgar. Aunque esta ocasión puede que no tengan tanto tiempo para deleitarse con su cuerpo, además de que está claro que sobre la cama no podrán hacerlo.
—Corazoncito, no hagas tanto ruido—susurró JungKook mientras besaba la piel del cuello del rubio.
—Es que... me encanta—dijo y suspiró.
Pero tenía razón con que no debía hacer tanto ruido. Su padre HoSeok tiene el sueño bastante ligero y bien podría despertarse si escuchaba gemidos, así que tuvo que morder su labio inferior mientras sentía los besos húmedos de JungKook recorriendo todo su cuello. La había desnudado casi completamente. Ambos estaban en ropa interior y sintiendo la fricción de sus durezas húmedas y un tanto dolientes.
JiMin también cooperaba con los movimientos levantando la pelvis de vez en cuando y también amasando con sus manos los glúteos de su hombre. Le encantaba hacer eso. Le encantaba sentir que de algún modo podía ejercer mucho poder sobre él. Le encantaba sentir su respiración en el cuello y cómo sus besos descienden por sus clavículas hasta que se posicionan en su pecho. Ahí puede sentir la adrenalina porque sabe lo que hará a continuación.
—Mgh... sí—gimió bajito.
JungKook sólo soltó una risa soplada y continuó con lo suyo. Comenzó chupando un pezón mientras que con su pulgar estimulaba el otro, todo al tiempo que continuaba frotándose contra él. Quería gruñir alto y poderoso por la satisfacción que esto le provocaba, pero estaba muy consciente, aunque estaba caliente, que no podía hacerlo como siempre acostumbran cuando están solos.
Son bastante ruidosos, porque hasta sus gemidos y gruñidos les sirve para excitarse. Sobre todo a JungKook; le gusta escuchar a JiMin mientras le hace cosas como esta, porque así le dice que le gusta. Disfruta de estimularlo y de llevarlo al límite, aunque esta ocasión deben ser más rápidos de lo normal.
Pero aun así se toma su tiempo y se pasa al otro pezón para darle un poco de húmeda atención. Comienza a frotarse un poco más rápido porque siente que su miembro ya no puede soportarlo. Lo que le estaba excitando considerablemente era el hecho de que estaba todo silencioso y que el peligro estaba al otro lado de la habitación. Pero JiMin era suyo y reclamará ese derecho que le ha dado.
Cuando comenzó frotarse con más deseo se dio cuenta de que la cama rechinaba un poco, y así no podían continuar. Se incorporó y escaneó la habitación a media penumbra que era iluminada por la luz que entraba en la ventana. Vio el escritorio de JiMin donde tenía su computadora y sus muchos libros, además de los del estante. Tal vez ese era un buen lugar, de cualquier forma, no es la primera vez que lo hacen en una posición incómoda. De hecho, así es más caliente.
— ¿Por qué te detienes? —susurró JiMin.
—No podemos hacerlo en la cama, corazoncito—negó con una sonrisa y se bajó de la cama—La cabecera choca contra la pared y rechina un poco.
JiMin soltó una risita y se levantó rápidamente para colgarse del cuello de su mayor. Éste le sonrió y luego tomó sus labios para besarlos apasionadamente. Sus lenguas se encontraron rápidamente en el acto y el sonido de los chasquidos se hizo presente, aunque al poco rato intentaron menguar cualquier evidencia de que estaban a punto de tener sexo.
JungKook lo empujó hacia el escritorio y ahí lo subió para continuar besándolo. Primero sus labios y posteriormente bajó hacia su cuello. Sus clavículas eran algo que le gustaba mucho y era también donde dejaba unas cuantas marcas. En su cuello no podía porque eso le causaría problemas, aunque ganas de marcarlo de esa forma no le faltaban.
Nuevamente se frotó contra él y enseguida sintió la humedad que se acentuaba en su ropa interior. Echó un vistazo a sus bragas y vio lo que mucho le excitaba. Sin esperar más tiempo lo despojó de la prenda y la arrojó en algún lugar de la habitación. Volvió a besarlo, esta vez sin poder contener unos cuantos jadeos y gruñidos de placer. Mientras hacía eso se quitaba su bóxer y luego volvió acercarse a él para sentirlo completamente desnudo. Su calor era embriagante y le excitaba, al igual que su constante suspirar debido a que no podía gemir como tanto le gustaba.
—Corazoncito, necesito lubricante y un condón. ¿Dónde los tienes? —preguntó usando un tono dulce.
—En ese cajón—respondió el rubio y señaló el mueble que estaba al lado de su cama.
Se quedó sentado sobre el escritorio observando cómo JungKook caminaba rápidamente y sin hacer el más mínimo ruido para buscar lo que necesitaba. Cuando lo encontró, volvió con una sonrisa ladina y unos ojos que lo devoraban por completo. Aunque su atención se fue directamente a la gran erección que sin mucho esfuerzo se elevaba en el aire. Vio cómo se movía debido a los pasos de JungKook y sintió un fuerte escalofrío en todo su cuerpo. Después lo miró a los ojos con la súplica desbordando de ellos.
—Ya voy. No seas impaciente—empleó un tono aterciopelado y seductor.
A JiMin le encantaba que siempre le hablara de ese modo tan dulce y cariñoso. Aun cuando tuviesen el sexo más duro y salvaje, siempre le hablaba en ese tono que, no sólo lo ponía caliente, también hacía que se enamorara aún más.
Sólo se limitó a sonreír y se dejó hacer por JungKook quien lo bajó del escritorio para girarlo y ponerlo sobre éste. Escuchó cómo se sentaba en la silla y lo siguiente que pasó fue una lengua húmeda grande que se deslizó obscenamente sobre su esfínter.
—Oh, Dios... mgh—gimió, pero enseguida atrapó su labio inferior para que no volviera a pasar.
JungKook se concentró en esa tarea pasando más de un lengüetazo por todo el lugar. Gruñía un poco, pero a la vez se contenía. No quería que en este punto todo se fuera a la mierda. Aunque debe de reconocer que el momento que han creado ambos es bastante caliente. Tal vez esto era mucho mejor de lo que habían planeado en antelación y tal vez nada ni nadie podrían arruinarlo.
Se concentró un tiempo considerable lamiendo y luego metiendo su lengua, así hasta que sintió cómo la tensión en el lugar disminuía rápidamente. Se detuvo unos cuantos segundos para untar lubricante en sus dedos y en la entrada de JiMin que palpitaba más que al inicio. Le encantaba que fuese estrecho, pero más le encantaba que dilatara rápido. Eso sólo quería decir que le gustaba cómo se lo hacía y que lo deseaba en igual o en mayor medida que él.
Con ese pensamiento acarició con sus dedos y luego hundió uno cómo prueba inicial. Disfruto de cómo era apretado y apreció la vista de cómo era engullido. Se escuchaba sutilmente el sonido que provocaba tanto lubricante y sonrió lleno de satisfacción a causa de eso.
Después de un par de minutos de juegos previos, decidió meter un segundo dedo que enseguida fue bien recibido. Podía ver cómo la entrada rosada de JiMin se expandía e incluso palpitaba, todo eso mientras estaban sumergidos en un silencio lleno de tensión.
Esta era la primera vez que tenían sexo silencioso y sin duda va a recordarlo toda la vida.
Continuó con dos dedos hasta que se arriesgó por el tercero que nuevamente fue bien recibido. JiMin tenía muchas emociones mezcladas en ese momento, sobre todo porque no podía gemir. Se limitaba a aferrar sus manitos a la fría madera de su escritorio, mientras que su labio inferior se encontraba en constante maltrato gracias a que no paraba de mordérselo.
A veces suspiraba pesado y apretaba los ojos con fuerza. No sabía de donde sacaba tanto para controlar los sonidos que amenazaban con salir de su boca. Aunque tal vez en una de esas no podrá soportarlo, sobre todo cuando sienta la gran longitud de su novio invadiendo su interior.
No pasó mucho tiempo para eso. JungKook sabía cómo tratarlo para que dilatara rápido. Pronto sintió el abandono de los dedos y el sonido de un empaque rompiéndose hizo eco en toda la habitación. Aferró bien sus manos al escritorio cuando sintió las de JungKook en sus caderas y pronto la punta lo invadió y tuvo que morder de más su labio para contener el tremendo gemido que se iba a escapar. Pero no era el único en una lucha constante; el azabache también trataba de controlar a sus instintos que pedían expulsar sus sonidos placenteros. Moría de ganas por decirle unas cuantas cosas sucias a JiMin porque sabía que eso le excitaba, pero ya será en otro momento.
Aunque había algo que sí o sí tenía que decirle.
—Cómo me encanta tu culo, corazoncito—susurró en su oído—Y es mío... sólo mío.
Dicho esto, terminó por enfundarse en el interior del rubio y rápidamente subió una mano hacia su rostro para taparle la boca. Sabía que iba a gemir fuerte y no se equivocó cuando escuchó el sonido ahogado. Ambos jadearon pesado y trataron de mantenerse cuerdos para lo siguiente.
Poco a poco quitó la mano su boca para que pudiera respirar correctamente y en el proceso besaba su cuello para relajarlo un poco.
—Lo estás haciendo bien—le dijo JungKook con su bajo susurro.
—Me está costando mucho—confesó y se giró un poco—Pero me encanta tenerte en mi interior—sonrió.
JungKook correspondió al gesto y se acercó a su rostro para poder besarlo lentamente y con mucha lengua. Al tiempo inició con sus movimientos pélvicos de manera muy, pero muy lenta.
JiMin comenzó a jadear pesadamente sin abandonar el beso y es que la idea de mantenerse unidos de ese modo le ayudaba a amortiguar los pocos sonidos que querían escapar de su boca. Pasó una mano hacia atrás para atraer a JungKook del cuello y para profundizar más el beso. Comenzaba a dejarse llevar un poco, pero aun en mente que estaban sus padres a lado.
Lo besó y se pegó a él para sentir más de su polla, para que llegara un poco más profundo. Pero eso sólo conseguía calentar más al mayor. Sentir que correspondía de la misma forma desesperada lo era todo y eso lo llevaba a aumentar el ritmo de las estocadas.
Comenzó a ir más rápido, pero en una de esa jaló la silla para ponerla a un costado y tomó una pierna de JiMin para recargar ahí su pie. De ese modo sabía que podía enterrarse más en sus profundidades estrechas y calientes que tanto le gustaba sentir.
No se equivocó y cuando dio unas cuantas estocadas ya no pudo parar. El ritmo se hizo rápido y profundo. Incluso abandonaron el beso porque necesitaban de alguna forma liberar unos cuantos jadeos y suspiros pesados.
JiMin se empinó más sobre el escritorio para elevar más su trasero y supo que a JungKook le gustó por la forma en que apretó sus glúteos.
Pronto un tenue chapoteo se escuchó en la habitación, pero ni ese mínimo ruido los haría detenerse. El sonido de sus pieles chocando se hizo presente, al igual que unos cuantos gemidos bajos que enseguida ambos apagaron.
Cuando JungKook movió aún más rápido sus caderas, tapó la boca de JiMin porque sabía que no podría contenerse del todo.
No se equivocó.
En cuanto sus estocadas se volvieron rudas, fuertes y rápidas, sus gemidos se hicieron presentes, aunque casi no se escuchaban debido a que le tapaba la boca completamente. Aquella acción hizo sentir a JiMin un tanto sometido y muy excitado. Le encantaba sentir el poder de JungKook sobre él. Le encantaba que lo dominara de ese modo, sobre todo si lo folla de esa manera.
Tal situación ya no le permitió soportar y, cuando menos se lo esperó, su orgasmo llegó con bastante fuerza. Sus paredes se contrajeron rápidamente y eso contribuyó a que JungKook pudiese llegar a su propio placer.
Eyaculó con fuerza también, regando toda su semilla en el condón, y dio unas cuentas estocadas como mero gusto. Pronto sólo se escucharon las respiraciones agitadas de ambos y se sumergieron en ese estado de satisfacción post sexo que les permitía recuperar un poco de su cordura perdida.
JiMin se rindió un poco y bajó su pie de la silla para recargar todo su peso en el cuerpo de su hombre quien siempre lo sostenía fuerte y lo hacía sentir seguro. Éste lo abrazó con cariño mientras chupaba sutilmente el lóbulo de su oreja y le acariciaba el torso con delicadeza.
Pronto sintieron un poco de cansancio y eso los llevó a la cama después de haberse limpiado un poco. JiMin recogió el reguero del suelo y de su escritorio y después alcanzó a JungKook entre las mantas de su cama. Se acostó en su pecho y sintió cómo lo abrazaba con fuerza de su cintura.
—Te amo, corazoncito—dijo JungKook con hilo de voz, pero con el mismo tono dulce y cariñoso.
El rubio se incorporó para darle un piquito en los labios y luego sonrió enamorado.
—También te amo, JungKookie.
Se dedicaron la misma sonrisa que iba cargada de tantos sentimientos que tenían el uno por el otro y posteriormente se dejaron llevar por el sueño profundo y tranquilo que rápidamente los envolvió.
Aunque JiMin no durmió del todo, pues el miedo de estar escondido aún estaba en su interior.
Ojalá algún día sus padres puedan aceptar a JungKook.
Algún día...
Holiiii holiii
Un capítulo más de esta su novela.
Y como mencioné anteriormente; esta historia era un one shot que les prometí desde que Daer JungKook estaba en emisión. Mismo que nunca llegó jsjsjs. Pero basicamente el one shot iba a ser este capítulo.
Está basado casi completamente en una experiencia personal.
Tuve un novio que mis padres jamás aprobaron. Especialmente mi papá. Tenía muchas peleas con ellos debido a eso y yo siempre lo defendía. Tuve que aprender a la mala que ellos tenían razón. Con él duré aprox unos 2 años y medio, pero todo el tiempo fue una constante pelea entre saber sí estaba bien o no. Claramente no lo estaba porque siempre me manipulaba y me hacía mierda cada vez que podía. Varias veces lo metí a mi cuarto para dormir conmigo, obvio todo a escondidas de mis papás.
Cuando estabamos en la etapa final de nuestra relación y en el intento de salvar algo, fue por mi a mi trabajo anterior (en un cine) y pues yo sabía que mis papás se habían ido de viaje a otro estado para visitar a la familia. Entonces lo llevé a mi casa para pasar el rato (ya saben) Y ocurrió tal cual en el cap; mis papás llegaron y yo tuve que esonderlo abajo de mi cama. Mi casa es muy reducida, así que no había otro lugar jajaja. La cosa es que no me cacharon y tuve sexo con él esa noche. Pero a la mañana, cuando él se fue, vi que dejó su celular en mi cama... jajajajajaj (ríe en malvado)
Ese día lo entendí todo, porque enocntré lo que estaba buscando, lo que yo necesitaba para entender que él no era bueno y que debía alejarme lo más pronto posible.
Encontré mensajes, fotos y muchas cosas más.
El muy perro me era infiel con dos chavas más y pues el resto; lo mandé a volar, como venganza vendí su celular y con el dinero me compré ropa nueva.
¿Me buscó? Pues sí, sí lo hizo, pero yo me alejé. Y aunque tiempo después tuve un desliz, al final pude dejarlo y continuar con mi vida.
De ese momento amargo que tuve que pasar, nació esta historia. Yo la he transformado en algo bonito para ustedes y pues que de algo sirva ¿no? jajaj
Lo que empezó como un one shot terminó como una historia medio larga. Así que espero que les guste y la disfruten mucho.
Como consejo; aunque dentro de la historia JungKook es un buen hombre, cuando sus papás les digan que alguien no les conviene, por favor, háganles caso. No tienen idea de cuanta razón tienen y de lo mucho que se van a ahorrar si los escuchan.
Les mando un abracito a todas y les agradezco por leer.
Espero que les haya gustado.
No se olviden de votar y comentar.
Las tkm!!!
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