Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

01 Sólo Una Mirada



"Mirada seductora como un remedio"



Ocho meses atrás...



Era uno de esos días en los que la lluvia era deliciosamente tranquila. JiMin disfrutaba mucho de esta época del año por el simple hecho de que adoraba el olor a tierra mojada y porque el constante golpeteo de las pequeñas gotas contra el cristal era algo que lo relajaba demasiado.

Estaba en época de exámenes y eso era motivo suficiente para estresarse, pero un día como hoy sentía que esa tensión disminuía considerablemente, sobre todo si podía compartirlo con su mejor amigo; Kim TaeHyung.

Cree fielmente que es su alma gemela destinada de todas sus vidas, aunque en esta se conocieron desde la preparatoria. En el último año para ser más precisos. Al inicio del instituto no se caían muy bien, pero bastó sólo un momento y Muse (una banda británica de rock) para poder darse cuenta de que su destino era juntos.

Mientras sonaba Neutron Star Collision, ellos se dieron cuenta de que desperdiciaron casi dos años sin darse cuenta de que, todo lo que necesitaban, estaba justo ahí, en el mismo salón de clase. En último año se unieron y desde entonces han sido inseparables.

Actualmente tienen veinte años y están terminando su segundo año en la universidad. Ambos cursan la carrera de letras clásicas y es algo que agradecen, porque así pueden pasar más tiempo juntos, tanto como están acostumbrados.

JiMin le confiaría su vida a TaeHyung, porque sabe que es incapaz de traicionarlo.

—Qué bueno que las últimas clases se cancelaron—dijo JiMin con un suspiro agotador—A veces siento que no podemos respirar ni un poco.

—Cuando elegimos letras pensábamos que sería fácil por el hecho de que no llevaba números—se burló y luego agregó—Pero, oh sorpresa. Tenemos una maldita materia de matemáticas y a eso le agregamos los muchos trabajos de traducción que nos dejan.

—Y los ensayos en latín... oh, esa maldita investigación escrita con nuestras propias palabras, pero en idioma griego—sonrió sarcástico.

—No puedes quejarte de eso. Sacaste una nota casi perfecta—lo miró ofendido.

—Eso no quita el hecho de que no dormí tres noches seguidas—se quejó de nuevo y resopló—Como sea, ya lo entregamos y eso es lo que importa.

—Tienes razón—dio un sorbo a su taza de café—Y como tenemos tiempo de sobra, ¿me acompañas a retocarme el cabello?

—Claro—sonrió contento.

En días lluviosos como estos, donde los exoneraban de sus responsabilidades académicas, disfrutaban mucho de una taza grande de café caliente con leche y de salir a hacer cualquier cosa que no tenga que ver con la universidad. En el caso de TaeHyung, y en vista de que ha pasado un tiempo considerable sin retocarse su bonita cabellera azulada, hoy tenía que aprovechar la oportunidad para entrar a un salón, tintarlo de nuevo y darle un tratamiento.

Como siempre, JiMin era su cómplice eterno en esas aventuras simples pero significativas.

— ¿No has considerado tintarte el cabello de... no sé, rosa? —preguntó TaeHyung con un tono para disuadirlo.

—La verdad no—negó y lo miró—Ya sabes que me gusta mi color natural.

—Bendito tú que naciste rubio natural—lo halagó con una sonrisa—Gracias a tu sexy padre—jugueteó y se mordió el labio inferior.

—Oye—lo señaló con un dedo e hizo un puchero—Más respeto para mi padre Jackson.

—Pero tú no te quedas atrás—rio un poco—Y el señor HoSeok tampoco. Eres una mezcla de coreanos y chinos. Quien sea tu novio será muy afortunado.

—No digas tonterías—sonrió y se sonrojó un poco—No es la gran cosa.

JiMin tenía un padre de descendencia china y un padre coreano. Algo que representó un reto para sus abuelos de la nación de Corea, ya que HoSeok era el mayor y esperaban que continuara con la tradición de casarse con alguien de su misma nacionalidad. Pero un día llegó un chino completamente rebelde que lo hechizó por completo. Park Jackson era hijo de un coreano y de un chino que nació aquí en Corea. Creció siendo bastante libre en muchos aspectos. Siempre dispuesto a ir de un lado a otro y con temor al compromiso, algo que cambió cuando conoció a su esposo; Jung HoSeok. Entonces supo lo que era el amor a primera vista y también cómo era cambiar por alguien a quien amas.

El resto es historia; terminaron la carrera, se casaron y tuvieron un único hijo que heredó los rasgos chinos de su padre Jackson y los rasgos finos y encantadores su padre HoSeok. Al día de hoy sus abuelos no han aceptado del todo esa relación, pero al menos no pelean en lo absoluto y eso es todo lo que importa.

—Ay, JiMinie—TaeHyung suspiró y le sonrió—Eres hermoso. No entiendo por qué no tienes novio... más bien, ¿por qué no te duran? —enarcó una ceja.

—Tsk... no soy yo—se cruzó de brazos—Todos son un casi algo que siempre termina en lo mismo... Todos me dejan de hablar—suspiró desganado.

Tal vez JiMin no le daba tanta relevancia a su agraciado y privilegiado aspecto; su cabello rubio y sus ojos color miel, además de su piel clara y tersa a la vista, podían ser algo que llamase la atención de cualquier chico. Y ni qué decir de su cuerpo. Pero sabe que esas características son sólo una mera superficialidad. Le gustaría que alguien lo mire y le dé su atención, no sólo por su belleza, también por su personalidad.

—Ya te dije que en la primera cita no hables ni de Jane Austin ni J.K. Rowling. Ni mucho menos de Taylor Swift—lo miró con desaprobación—Lo único que haces es espantarlos.

—Quien me quiera de verdad lo hará con todo y mis obsesiones. Deben conocerme a la primera. No voy a fingir ser alguien que no soy—sentenció con seguridad.

—En eso tienes razón—asintió y luego agregó—Pero sólo digo que lo omitas en la primera cita. Déjalo para la segunda o la tercera.

JiMin resopló no muy convencido de ese consejo. No considera que le guste andarse con rodeos, más bien es un chico transparente que no teme a demostrar quién es. Le gusta hablar de las cosas que más le gustan en esta vida y desea que alguien pueda escucharlo sin interrumpirlo o sin que no le hablen más después de la primera cita.

¿Es mucho pedir?

—Como sea—el rubio se encogió de hombros—No pienso interesarme en nadie más por el momento.

TaeHyung sólo sonrió y llevó su atención a su taza de café humeante, mientras que JiMin miró hacia la ventana para ver cómo caía la lluvia. Pensaba en que le gustaría ir por ahí caminando mientras va tomado de la mano con su hombre especial que aún está esperando con muchas ansias. Es increíble que a sus veinte años sienta que la vida amorosa ya está terminando para él, pero es que con tantos casi algo siente que es todo un fracasado. Siente que nunca encontrará un amor verdadero como el de sus padres. Un amor que lucha y resiste porque es real. Que se mantiene con el paso de los años y que da fruto a una bendición después de mucho tiempo. Sueña con el típico cuento de hadas donde halla a su príncipe azul y que le haga sentir que es el correcto con tan sólo mirarlo a los ojos. Pero tal vez eso sólo pasa en los libros y en los romcoms que ve por las noches para hundirse en su miseria, porque nunca en su vida le va a pasar nada como eso.

Es una locura.

Suspiró y estaba dispuesto a tomar de su café cuando el sonido de la campanilla, por alguna razón, le hizo le levantar la mirada para encontrarse con un par de chicos altos, de cabello oscuro, con unos cuantos tatuajes visibles y que usaban ropa negra. No pudo evitar posar su atención en su estilo único y rebelde que no era usual en las personas. Le resultó fascinante. Pero más fascinante le resultó un par de orbes oscuros que lo miraron con mucha intensidad, como si hubiesen hallado algo que hacía mucho tiempo estuvieron buscando.

Su corazón comenzó a latir con fuerza mientras que la sangre se acentuaba en sus mejillas sin que se diera cuenta. Se había puesto colorado, pero no era capaz de retirar sus ojos de esa mirada seductora que funcionaba como un remedio para su corazón inquieto.

Nunca antes sintió algo así y era emocionante. Nunca antes sintió tanta necesidad de acercarse a un chico, mucho menos a alguien como él que representaba todo un enigma en ese momento.

—JiMin... Tierra a JiMin.

TaeHyung intentaba llamar su atención, pero no lo conseguía. Después siguió el hilo de su mirada para ver qué sucedía y no pudo evitar hacer una mueca de disgusto cuando supo la razón. ¿Por qué miraba tanto a esos tipos que tenían pinta de matones o delincuentes? ¿Y qué hacían ellos en un lugar como este? ¿Por qué los dejaban entrar? Devolvió su mirada a su amigo y descubrió que una comisura de sus labios se extendía sutilmente. Estaba sonriendo con timidez a uno de ellos y, cuando se giró de nuevo, comprobó que él correspondía.

— ¡JiMin! —alzó un poco la voz y chasqueó los dedos frente a él.

— ¿Qué... qué? ¿Qué pasa?

—Agh, no me digas que te gustó—hizo una mueca de asco.

— ¿Qué? —abrió los ojos en grande y se tocó sus mejillas.

¡Dios! ¡Se puso demasiado tímido!

—Ese tipo—señaló TaeHyung con el dedo pulgar hacia atrás— ¿Te gustó o por qué le sonreías?

—Oh, bueno... yo... es que—suspiró y miró nuevamente al chico azabache que también lo estaba mirando con mucha curiosidad—Es... lindo, ¿no?

— ¡¿Qué?! —exageró su expresión— Claro que no. ¡Míralo!

—Eso hago—sonrió medianamente y luego agregó—Es muy... muy lindo... y sexy.

—Tsk... no lo puedo creer—negó con la cabeza—Parece que van a matar a alguien.

Pero JiMin no prestó atención porque estaba muy ocupado mirando hacia ese chico que le estaba robando el corazón. Su acompañante también era atractivo, pero no tanto como él. Su mirada era bastante intensa y sentía curiosidad por saber quién era y cómo se llamaba. Por alguna razón su aspecto rebelde e intimidante le llamaba y le atraía como un imán. Pero tampoco era como que se iba a acercar así sin más. Hacía un momento dijo que ya no quería saber nada de chicos, pero ahora no está muy seguro de eso.

—Ya deja de mirarlo, JiMin—ordenó TaeHyung con un tono seco.

—Oh, no creo que sea eso—devolvió la vista a su café y tocó sus mejillas que seguían calientes—Es sólo que...

— ¿Te gustó? —preguntó sin mirarlo.

—Sí—respondió sin titubear y aún con un poco de timidez.

TaeHyung gesticuló otra mueca de desagrado y decidió continuar en lo suyo. Nunca se imaginó que su mejor amigo tendría gusto por un chico como ese. Daba miedo con esa facha de metalero que seguramente no andaba en buenos pasos. No necesitó mirar más para darse cuenta de que tenía demasiados tatuajes como para considerarlo decente o un buen hombre. Si tenía el labio y la ceja perforados, seguramente no era un tipo de fiar. Y no entendía cómo es que JiMin ponía sus ojos en alguien así, ¿qué no se da cuenta de que lleva la palabra "peligro" brillando por todos lados? Tal vez el hecho de tener tantos casi algo le estaba afectando y ahora se sentía tan desesperado que ponía sus ojos en cualquier tipo que le pasa por enfrente. Como sea. Quizá sea algo pasajero.

—Voy al baño—avisó JiMin con un poco de timidez—Creo que el café me hizo efecto.

TaeHyung no dijo nada y observó cómo su mejor amigo se marchaba. Luego miró nuevamente hacia atrás y se encontró con que ese chico también se levantaba de su mesa, pero en una de esas su mirada se encontró con la del otro tipo que tenía la misma facha, aunque sus ojos gatunos y expresión intimidante le hicieron sentir incómodo, así que se devolvió y clavó su atención en su café.

Mientras tanto, JiMin remojaba sus manos en el agua del lavabo y llevaba un poco a sus mejillas calientes que no dejaban de teñirse de rojo. Estaba un poco acelerado y muy tímido. Siente que fue demasiado atrevido al mirar demasiado a ese chico. Quizá pensará que es muy patético o muy tonto. Pensaba que sólo debía volver, tomar sus cosas y marcharse con TaeHyung, pero el reflejo de un hombre alto, de cabello azabache y con ojos oscuros con una noche estrellada en ellos, lo sacó abruptamente de sus pensamientos y le hizo quedarse paralizado. Aunque segundos después intentó fingir que sólo se estaba lavando las manos.

Sintió como aquel hombre se paraba a su lado para hacer lo mismo, pero percibió que estaba muy pegado, aunque quizá sólo eran cosas suyas. Aun así, sus mejillas se pintaron aún más de color rojo y su corazón volvió a acelerarse como un desquiciado.

—Hola.

De pronto escuchó una voz profunda y grave que provenía de aquel hombre a su lado que también fingía que se lavaba las manos. Echó un vistazo por el reflejo y se encontró con que lo estaba mirando, así que volvió agachar su mirada para continuar con lo suyo.

—Hola—respondió bajito y agregó— ¿Qué tal?

"Qué estúpido eres, JiMin" se regañó mentalmente.

—Nada en concreto—respondió el azabache y cerró la llave.

Se hizo un pequeño silencio que se vio interrumpido por el sonido de los cortes de papel y luego unas pisadas que se acercaban a JiMin. Eso le hizo sentir nervioso, así que se apresuró a cerrar la llave también y se giró para buscar toallitas, pero no contaba con que aquel chico estaría frente suyo.

—Toma, para que seques tus manos—dijo y sonrió suavemente.

—Oh, gracias—sonrió también y tomó la toallita.

—No es nada—sostuvo la sonrisa y agregó—Soy Jeon JungKook—se presentó e hizo una corta reverencia.

—Oh, pues... yo soy Park JiMin—correspondió.

De pronto el rubio sintió calma, aunque aún estaba nervioso por este encuentro tan inesperado, la presencia de JungKook le resultaba cálida y tranquila. Su mirada justo ahora no combina demasiado con su aura intimidante y eso le hizo observar un poco; su cabello oscuro le llegaba al pómulo y en su ceja tenía una perforación, al igual que en su labio inferior. Su piel era clara y parecía que era suave. En su mano derecha tenía muchos tatuajes que, al parecer, se extendían en todo su brazo. Usaba ropa negra un poco holgada y botas del mismo color estilo militar. Pero lo que más llamaba su atención eran sus labios rosados y delgados. Se dio cuenta de lo que pensaba y bajó la mirada hacia sus manos que se secaban con la toallita.

Pero no fue el único que decidió echar un vistazo. Desde que entró a la cafetería, JungKook plantó sus ojos oscuros en ese rubio que tomaba un café en una mesa cercana de la ventana. De hecho, desde que iba a cruzar la calle, pudo verlo a través del cristal y no le quitó la mirada de encima hasta que entró al lugar. Ahora lo tenía frente a frente y, aunque no parecía, su corazón latía rápidamente debido a la cercanía.

Sentía que JiMin lo había flechado con tan sólo mirarlo.

— ¿Vienes seguido aquí, JiMin? —preguntó, hizo bolita su toalla de papel y la aventó al cesto de la basura sin mucho esfuerzo para atinar, simplemente lo hizo.

—Sí—asintió y también hizo bolita su toallita—Acostumbro a venir aquí con mi mejor amigo cuando nos sentimos un poco estresados—respondió con una pequeña sonrisa.

— ¿Me permites? —inquirió y estiró su mano.

JiMin se bloqueó por unos cuantos segundos hasta que entendió que JungKook le estaba pidiendo su bolita de papel. Se la entregó con un poco de confusión y vio cómo la arrojó al cesto de basura, nuevamente sin mucho esfuerzo para atinarle.

—Gracias—sonrió un poco más— ¿Y tú?... Tú no vienes seguido. Nunca te había visto.

—Tienes razón—asintió y recargó la cadera en el lavabo al tiempo que cruzaba sus brazos—Mi amigo y yo buscábamos un lugar para tomar un café, así que entramos, pero nunca me imaginé que encontraría muy interesante esta cafetería—dijo y le dedicó una mirada intensa con una media sonrisa.

—El café es bueno—respondió con un poco de timidez porque entendía el doble sentido.

—Y también otras cosas—amplió su sonrisa.

Se hizo un pequeño silencio, pero uno bastante cómodo. Era como si a ninguno de los dos les importara estar ahí solos y callados, porque lo único que esperaban era su compañía mutua.

— ¿Estudias, JiMin? —pero el azabache rompió el silencio. Quería saber todo sobre él.

—Sí—respondió al instante—Estudio letras clásicas en la Nacional de Seúl—expresó orgulloso.

—Vaya, qué interesante—habló genuino y se giró hacia él completamente—Nunca había conocido a un estudiante de letras. Supongo que te gusta leer y escribir.

—Sí—asintió con ilusión y lo miró—Son dos de mis pasatiempos favoritos.

— ¿Cuál es tu libro favorito? —insistió con interés.

—Persuasión de Jane Austin y toda la saga de Harry Potter.

Iba a decir algo más, pero de pronto enmudeció. Recordó las palabras de TaeHyung y pensó que quizá eso podía arruinar su pequeño momento agradable con JungKook y definitivamente no quería eso.

—De Jane Austin sólo he leído orgullo y prejuicio. Y de Harry Potter... pues sólo me he visto las primeras tres películas—rascó su nuca con un poco de nerviosismo.

—Bueno... en los libros todo viene más completo y detallado. Y en cuanto a orgullo y prejuicio, pues... es su libro más famoso—respondió con amabilidad.

—Supongo que ahora que te conozco puedo saber más de eso, ¿no crees? —coqueteó sutilmente.

Pero aunque fue algo pequeño, JiMin nuevamente sintió que sus mejillas se teñían de rojo. Se dio cuenta rápidamente que, nadie a quien le haya hablado sobre Jane Austin o Harry Potter, se atrevió a profundizar sobre eso, así que ahora tenía un pequeño sentimiento cálido en su interior.

Tal parecía que JungKook no sólo era diferente por fuera, también lo era por dentro. Y eso le gustaba... le gustaba mucho.

—Claro, cuando gustes—asintió y bajó por un momento la mirada. Después se animó a preguntar— ¿Tú estudias?

—Sí—asintió—También estudio en la Nacional de Seúl, pero en la facultad de medicina.

—Oh, qué interesante. ¿Estudias alguna especialidad?

—De hecho sí—puso una expresión orgullosa—Me especializo en cardiología y... tal vez más tarde en pediatría. Aun no lo sé.

—Entonces... ¿estás por graduarte?

—Así es. Ya llevo siete años en la carrera. El año que viene me gradúo, pero debo continuar con la especialidad, ya que la estoy cursando simultáneamente.

JiMin asintió y miró con mucho respeto al hombre que tenía frente a él. De pronto recordó las palabras de TaeHyung y cómo expresaba su rechazo por este hombre, ahora entiende que tiene una idea muy errónea y que no se debe juzgar a un libro por su portada.

— ¿O sea que tienes veinticinco?

Había hecho sus cuentas rápidamente y no pudo evitar intentar averiguar.

—Sí, tengo veinticinco—asintió se acercó un poco al contrario— ¿Tú cuántos años tienes?

—Yo... tengo veinte.

De pronto cayó en la cuenta de que le sacaba cinco años de edad. A decir verdad, era una brecha grande donde, no sólo se contabilizaba el número, también la experiencia, aunque claro, JungKook no lo representaba en lo absoluto, de hecho, parecía más joven.

—Estás en tu segundo año de universidad, ¿me equivoco?

—Acertaste—sonrió y sus ojos desaparecieron.

JungKook se perdió en esa imagen tan adorable del chico que tenía frente suyo y suspiró en el proceso. Estar cerca de él y poder verlo de ese modo le hacía sentir en las nubes, le hacía sentir afortunado, así como también le hacía sentir que no debía perder más tiempo.

—Oye, JiMin... yo quisiera...

— ¡JiMin! ¿Por qué tardas tanto?

La voz de TaeHyung llegó para interrumpir el momento y lo hizo con toda la intención, pues estaba seguro de que su amigo no tardaba porque estuviese haciendo sus necesidades, sino porque se había quedado platicando con ese tipo.

—Oh, cielos. No me di cuenta de la hora—respondió el rubio.

Habían transcurrido unos diez minutos desde que JiMin y JungKook se sumergieron en esa plática informativa y muy cómoda. Y sin duda les haría falta más tiempo... quizá más vida.

—Vámonos ya—ordenó TaeHyung y se quedó parado a la espera del rubio.

—Sí, ya voy—lo miró de mala manera—Fue un gusto conocerte, JungKook—sonrió y le hizo una reverencia corta—Espero que podamos coincidir en otra ocasión.

—Si ese es el caso—dijo y sacó su celular—Dame tu número para que podamos quedar... sólo tú y yo.

—Por supuesto.

Fue en ese momento en que intercambiaron números y desde entonces el contacto nunca se perdió.

JungKook le enviaba mensajes lindos a JiMin y en ocasiones le marcaba para platicar, aunque sólo deseaba a escuchar su voz.

Sus encuentros eran casuales hasta que un día quedaron para salir a otro lugar que no fuese la cafetería.

Sin que fuesen muy conscientes, sus sentimientos crecieron.

Lo que empezó como algo casual, algo a lo que JiMin intentaba no darle tanta relevancia porque no quería vivir de nuevo lo mismo de siempre, se convirtió en algo lindo, en el cuento de hadas que tanto deseaba experimentar.

Descubrió que JungKook era completamente diferente al resto cuando un día, en su primera cita oficial, hablaba sobre lo que le gustaba. Taylor Swift llegó al tema, pero de pronto pensó que quizá aburría a JungKook con su plática, así que preguntó:

— ¿Tú conoces a Taylor Swift?

—Sí—asintió el azabache y luego agregó—Conozco unas cuantas canciones.

— ¿Bad blood? —preguntó con los ojos entrecerrados.

—Sí, esa misma—se rio un poco—Supongo que sólo conozco canciones reconocidas. Algo muy básico.

—No te culpo—rio también y sintió emoción, aunque trató de disimular—Esa canción sonó en todos lados.

—Quizá—respondió, miró su comida por unos segundos y luego agregó—Tal vez tú puedas ayudarme a profundizar en su música. He oído que es muy buena compositora y letrista—le mostró una media sonrisa.

Y aunque habían sido unas cuantas palabras o quizá una conversación tonta y ambigua, JiMin supo que no ha habido nadie que se atreva a interesarse sobre lo suyo. Nunca nadie le dio cavidad para seguir hablando o incluso alimentar el tema de conversación. JungKook parecía muy interesado en lo suyo y no mostraba rechazo por el hecho de que amase los libros, la escritura y que eso lo convirtiera en una especie de chico aburrido que sólo disfruta de estar en casa.

JungKook lo alentaba de alguna forma, sobre todo cuando de la nada aparecía con algún libro en sus manos para regalárselo.

¿Quién te regala un libro sólo porque dijiste que amas leer?

Definitivamente no cualquiera.

Pero esos detalles pequeños endulzaban la vida de JiMin y lo hacían reír tontamente en su habitación cuando pensaba en ello. De pronto el tiempo avanzó, tuvieron más citas. Y hubo más regalos que sólo libros. Regalos que te dan cuando te están cortejando.

Ramos de tulipanes que le daba de la nada y sólo porque sí. Lo llevaba a cenar a restaurantes e incluso llegó a regalarle joyería que parecía bastante fina y cara. JiMin decidió no cuestionar esa parte y sólo fue agradecido, aunque estaba claro que disfrutaba más de pasar tiempo con JungKook que cualquier cosa material que pudiera darle.

Ese proceso fue de dos meses hasta que un día JungKook llegó con otro enorme ramo de tulipanes, con un dije de un corazón y con la propuesta de ser novios formales.

JiMin chilló de felicidad y saltó a sus brazos para besarlo por primera vez en todo este tiempo. Pero lo que empezó como algo inocente y con formalidad, terminó en el departamento del azabache, porque tampoco podían negar las ganas que se traían.

Mientras JungKook se desnudaba ante la mirada lujuriosa de JiMin, éste pensaba que quizá se trataba de un Dios griego. Los múltiples tatuajes en su cuerpo sólo lo hacían algo más sexy y caliente en ese momento. Era la primera vez que los veía y sentía que eso se convertiría en un fetiche. Detalló sus músculos y sus pectorales, pero sobre todo, el miembro privilegiado que poseía. Era grande y muy carnoso cuando estaba completamente erecto. Nunca había estado con alguien que tuviera ese tamaño y sin duda le emocionaba. Estaba deseando ser destrozado por él.

—A partir de hoy eres sólo mío, corazoncito.

Le dijo JungKook antes de lanzarse sobre él para besarlo apasionadamente y con ese toque especial de cariño que tal vez nunca se perdería. Lo sintió encima suyo y cómo se frotaba con su miembro erecto y goteante. Sentía su piel caliente, su lengua con la suya y la corriente eléctrica que tremendo acto le estaba provocando.

JungKook lo excitaba mucho sólo con mirarlo de esa forma que podría intimidar a cualquiera, pero que sólo a él le gustaba.

Recuerda que pudo acariciar su fuerte espalda y pasó la yema de sus dedos por los lugares donde se encontraba algún tatuaje. Su cuerpo también fue acariciado y apreciado con mucha delicadeza. JungKook se tomó el tiempo para recorrerlo con sus manos y con sus labios. Dejó marcas que no se notaran a simple vista, pero que supiera que estaban ahí y que acreditaban su paso.

JiMin gimió incontables veces pese a que sólo se estaban calentando, pero sin duda gimió más cuando sintió la punta del miembro de JungKook en su interior.

—Dios... joder, eres muy grande—dijo con la respiración acelerada.

—Y tú eres tan estrecho—decía el azabache mientras empujaba más—Parece que fuiste hecho sólo para mí.

No podían perder la oportunidad de coquetearse y mirarse fijamente mientras se unían en cuerpo y alma. Pero todo eso terminó y los sentimientos comenzaron a fluir cuando estuvieron completamente unidos.

JiMin tuvo que esperar pacientemente porque sabía que adaptarse a un tamaño como el de JungKook no era fácil, pero tampoco imposible. Logró relajarse cuando sintió más besos húmedos en su cuello y de pronto sentía que entraba y salía lentamente. Cerró los ojos y aferró sus manos a la cabellera oscura de su hombre mientras disfrutaba esa deliciosa sensación de ser penetrado con cariño por él.

Gimió más alto cuando las embestidas fueron más rápidas. Se aferró a él porque no quería que lo dejara nunca.

JungKook estaba igual. Sólo se dejaba fluir y disfrutaba de cómo su miembro era apretado. Sentía mucha satisfacción de poder llegar a este momento después de dos meses cortejando al chico. En algún momento sintió un poco de inseguridad debido a la diferencia de edad, pero descubrió que eso sólo era un número y que su conexión con JiMin era mucho más que eso. Justo en ese momento pudo sentirlo. La forma en que lo recibía y lo apretaba le gustaba y le volvía loco. Sobre todo si podía escuchar sus gemidos muy cerca en su oído.

Ninguno de los dos era virgen, pero decidieron bautizar mutua y tácitamente este momento como su primera vez en la vida. Y quizá lo era. Porque era la primera vez que sus almas conectaban de ese modo. Era la primera vez que sus emociones los gobernaban de esa forma. Era la primera vez que sentían que estaban haciendo el amor.

Todo antes de esto fue simple sexo, pero esto era más que sólo deseo.

Se habían enamorado profundamente el uno del otro y sentían que esta vez estaban con la persona correcta.

El momento del clímax fue glorioso para ambos y permanecieron unidos después de haber terminado. Aunque aquella noche fue larga y terminaron sucumbiendo más de una ocasión entre las sábanas.

JungKook disfrutó mucho haber despertado y encontrar la primera imagen mañanera de JiMin durmiendo a su lado con esa carita de ángel que no contrastaba para nada con el chico que gimió fuerte y claro su nombre mientras lo follaba.

Desde ese momento supo que lo amaría y que no quería a nadie más en su cama. Nunca antes hubo alguien que durmiera con él en la intimidad de su departamento y entendió que era porque JiMin un día vendría para ocupar ese lugar.

Desde entonces se volvieron inseparables y su amor crecía día con día.

Aunque nunca se imaginaron que los saboteadores iban a protestar fuerte en contra de lo que ellos tenían.

No se imaginaron que los prejuicios y las contras vendrían de personas que se suponía debían apoyarlos. Aunque lo de ellos era real y con el tiempo todos debían entenderlo. Y sino, pues que se jodan. 



Holiiiii holiiiiii!!!!!!

Empezamos la semana con nueva historia tal y como les prometí. 

Este un capítulo introductrio de cómo fue que JiMin y JungKook se coniceron.

En el grupo hice una encuesta sobre quién era el personaje que no iba a aceptar la relación de JiMin a parte de sus padres y pues ya se dieorn cuenta de que no le atinaron. Otra vez jsjsjsjs

Creo que sólo una persona sí :)

Van a amar a este JungKook, de veras. Y van a odiar a Jackson, así como en Call it what you want jsjsjs

Pues espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar. 

Las tkm!!!!

PD; el capítulo está dedicado a Mily porque ella más que nadie esperaba esta historia jsjsjs

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro