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🧤🥀 PRELUDIO ↺ -venxxs-©
only act ━━━ 🎨🕯👒 “ No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente ” ✧ Virginia Woolf  ;;  🖋

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LA PRIMERA vez que Benedict vió a Thena como alguien más que solo la amiga de su hermana Eloise fue en medio de una calurosa noche de verano. Él estaba comenzando a descubrir su paión por la pintura, ella cazaba luciérnagas.

—¿Qué es eso? —la niña de aquel entonces arrugó la nariz. Tenía las mejillas rojas por el sereno. Apuntó con el dedo señalando el caballete. Bajo su otro brazo sujetaba un tarro con dos luciérnagas vagando en el interior.

Benedcit la miró de vuelta algo asustado. Hasta ese momento no le mostraba a casi nadie las cosas que hacía. Como no respondió Thena se encogió de hombros.

La señora Bridgerton y la señora Eyre eran grandes amigas. Normalmente, cada vez finalizaban las temporadas se retiraban en conjunto al campo. Thena estaba más que acostumbrada a pasar aquellos meses con su mejor amiga Eloise. Su relación con los demás hermanos era otra cosa. Con Anthony solo se molestaban el uno al otro. La mayoría de las veces era porque este bromeaba con Eloise así que Thena la defendía y de paso lo sacaba un poco de quicio. Con Colin era más cercana por las mismas razones, se le hacía muy fácil defenderlos si alguien más los molestaba. Thena nunca fue una niña de carácter dócil sino lo contrario. Sin embargo, Benedict apenas hablaba cuando ella estaba alrededor. Por alguna razón se volvía nervioso, la evitaba o se iba para estar solo en otra parte. Como esta noche.

El bombeo en su pecho ganó un ritmo frenético cuando Thena abrió cerca de él su jaula improvisada de luciérnagas.

—¿Qué pasa? ¿Por qué no hablas? —ella sonrió débilmente. Él le causaba curiosidad. —¿Te da miedo que me burle o algo así? En ese caso es horrible. No me gusta. —dijo refiriéndose a la pintura a medias. —Si es eso lo que te asusta ya está, ¿lo ves? No se cae el cielo porque a alguien no le guste lo que pintas.

Benedict observó como Thena dejaba ir a su última luciérnaga. El pequeño puntito luminiscente que se elevó y desapareció entre la neblina nocturna.

—¿Entonces... de verdad que no le gusta?

Athenea sonrió abiertamente.

—¿Por qué? ¿Te asusta que a los demás no les guste lo que pintas? —Thena caminó con cuidado, observó los colores que comenzaban a dar forma a un retrato. —Me parece precioso.

—¿Entonces por qué dijo...?

—Mentí. —rió y sus pequeñas carcajadas resonaron entre las copas de la arboleda que rodeaba en jardín. —Es algo que hace mi padre conmigo siempre que aprendo a tocar un instrumento nuevo. Suele decirme siempre que el arte debe gustarme a mí y no debo tener nunca en primer lugar la opinión del resto.

Él asintió lentamente relajando los hombros. Era fácil conversar con ella.

—Tenía razón antes, supongo que sí me asusta un poco los demás se burlen de mis pinturas.

Athenea ladeó la cabeza pensando.

—No dejaré que lo hagan.

—No creo que pueda hacer eso.

—¡Lo hice justo esta tarde! ¿No me vió? Su hermano Anthony rompió accidentalmente con su mazo de críquet la muñeca de Eloise, ella comenzó a llorar porque era de sus preferidas y él solo se burló de sus lágrimas.

—¿Y qué sucedió después?

—¿No lo vió llorando luego? Le arrojé mi libro a la cabeza.

Benedict se rió inesperadamente.

Los rumores eran ciertos. Si Eloise anunciaba volverse una jovencita rebelde, Thena era mucho peor. Pero eso no le parecía para nada alarmante, de hecho la encontraba bastante entretenida.

—¿Y, entonces, qué la asusta a usted? —preguntó repentinamente.

Thena formó una línea recta con sus labios sopesando su respuesta.

—Supongo que... Decepcionar a mi familia y no encontrar un buen esposo en el futuro. Todo parece girar entorno a eso cuando llega el momento.

Él asintió una vez más. Eran solo niños aún, sin embargo bien sabían que todos sus estudios y preparación eran solo la antesala de lo que les esperaba el futuro.

Ninguno conocía verdaderamente las responsabilidades ni la seriedad del matrimonio. Apenas entendían el verdadero significado de lo que todo aquello representaba.

Por eso, desde el rincón más sincero e inocente del corazón de un pequeño Benedict salieron las siguientes palabras.

—Si no encuentras un buen esposo en el futuro puedes... puedes contar conmigo.

—¿Es una promesa? —preguntó ella riéndo y sin tomárselo mucho en serio.

Aquellas palabras de niños quedaron grabadas para siempre como un juego más de un verano cualquiera.

La última vez que Benedict vió a Thena, el brillo que parecía ser eterno de su mirada se había apagado.

¿La razón? El accidente del teatro. Un misterioro incendio que acabó con la vida de sus padres.

Fue un día atípico aquel que la vió zarpar hacia París. La niña debía marcharse con sus familiares más cercanos así que creyó que nunca más la volvería a encontrar... Hasta ahora.

Una noche más, el primer baile de la temporada...

La orquesta se detuvo. Hubo un pequeño murmullo. Un pequeño resplandor. Diez años habían pasado desde la última vez que Athenea Eyre pisaba un salón de baile pero nada de eso era notorio. En sus manos no se notaba el característico temblor por ser el centro de atención. En su sonrisa no había espacio para la incertidumbre. Todo en ella desbordaba ternura y elegancia. Pero su mirada se cruzó con la de Eloise y de inmediato la Bridgerton reconoció a su amiga de la infancia, aquella que de tierna y delicada no guardaba ni un solo cabello. La misma que sabía muy bien cómo molestar a Anthony y que disfrutaba regañar a Colin por ser tan distraído. Sí, los años y el fatídico accidente de los padres de Thena se habían interpuesto entre su amistad y cercanía. Pero, por el destello en sus ojos, esos dos iris que recorrían y memorizaban el salón, nada había cambiado realmente en el corazón rebelde de Athenea Eyre.

Hyacinth ladeó la cabeza y, con una sonrisa curiosa y el ceño fruncido preguntó a su hermano.

—¿Quién es ella? Tiene la misma mirada alegre que la mujer del cuadro que está en el salón.

de un portazo cerraron la puerta a todo mi mundo, a lo único que quería.

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BUT DADDY, I LOVE HIM
WELCOME TO THE ACT ONE
©venxxs ✔

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