Capitulo único.
En China, siglo CCXXI, en plena época de la dinastía Ming, una familia de nobles desayunaban en santa paz disfrutando de la grata compañía que se brindaban.
El sabio aunque cansado emperador Tom Dupain pedía a sus ancestros que guiarán el corazón de su hija para que pudiera encontrar el complemento que no solo la ayudaría a gobernar a su pueblo sino también a su testarudo corazón.
El emperador era consciente de la gran belleza que poseía su hija; heredada de su amada y extraordinaria mujer; pero también era conocedor de su carácter, un alma libre en busca de su destino, un pensamiento muy contradictorio para una mujer de esa época.
Escuchaba a su primogénita tararear un cántico alegre, se mantenía tan enfocada en ello que solo atendía a los llamados de sus padres cuando era requerido, perdiendo su atención cuanto estos se ponían a discutir sobre las normas y consecuencias que vendrían de ahora en adelante para su pueblo.
La comida seguía su curso y la princesa Marinette Dupain Cheng llevó el alimento a su boca y enfoco su mirada en su padre, quien con una gran sonrisa había clamado por su atención.
—Marinette, te estás convirtiendo en una linda mujercita, estas creciendo y me es un orgullo saber que estás preparándote para algún día tener el imperio completo a tus manos.—Comenzó el cabeza de familia. —Sin embargo este puesto debe ser guiado por el brazo de un hombre y...
La joven cansada de aquel tema que le arrebatará su libertad, posó un codo sobre la mesa y recargó su frente sobre la palma de su mano dispuesta a cortar con ello de una buena vez. —Padre, en mi opinión… El matrimonio es la unión de una vida con otra para poder compartirla, pero ¿cómo compartir la mía cuando no he tenido suficiente de ella para dar?
—Hay cosas más importantes que compartir una vida... cómo gobernar y ser orientada en el basto mundo del poder. Algo que estoy seguro que no podrás tú sola. —le tomó de la mano dándole un pequeño beso en esta. —Créeme lo hago por tu bien, además te garantizo que serás muy feliz con esta decisión. No hay nada que yo quiera más que ver brillar esos hermosos zafiros y estoy completamente seguro que lo harán a lado de un hombre.
La joven meditó unos segundos, la propuesta de su padre le parecía algo egoísta y sin fundamentos. No quería arruinar su destino sin haber conocido lo que era realmente el amor. Por lo que a su mente llegó una grandiosa idea que la hizo sonreír.
—Soltó sutilmente su mano y se enderezó en su asiento dirigiendo su mirada azul a los verdes de su padre—Si voy a sacrificar mi vida para dársela a alguien más, por lo menos concédeme una sola cosa para asegurarme que quien me pretenda sea digno de merecer mi amor.
El emperador suspiro cansado.— Siempre y cuando no sea una imposibilidad, te lo concederé.
—Su sonrisa se ensanchó ante el sedimento de su padre— Me casaré con el hombre que traiga ante mi una rosa tan azul como la felicidad que aseguras que reflejarán mis zafiros.
El hombre fortachón miró anonadado a su hija, instándose a sonreír rápidamente ante lo dicho por su primogénita.
—Me parece perfecto. —Mencionó sin titubeos.
Sabine, su esposa, quien se había mantenido en silencio se limpió la comisura de la boca para toser un poco y llamar la atención de los presentes.
—No creo...—alzó la voz en tanto su esposo le dio una señal para proseguir— no creo que eso sea una buena idea cielo.
—La joven frunció las cejas pensando que su coartada se venía abajo, sin embargo no quería dar su brazo a torcer, no tan fácilmente. —Es mi última palabra o... no hay boda.
—Sabine ante el consentimiento obtenido por su esposo y al ser conocedora de las tácticas de su hija para no llevar a cabo el matrimonio, decidió manifestar su opinión con la esperanza de ser suficiente para hacer desistir a su hija. —Hija creo que estás arriesgando tu futuro al pedir una imposibilidad como la que deseas.
—Marinette bufó frustrada,odiaba que su madre la conociera tan bien. —No lo considero como imposible madre, solo estoy pidiendo una prueba de amor que demuestre a quien salga victorioso como alguien tenaz, cualidad que estoy segura que mi padre desee que posea quien gobernará a su pueblo y desposara a su hija.
El hombre de familia le hizo una señal a su esposa para que guardara silencio y tomó de su mano. Tenía la certeza de que tal insensatez no iba a ser llevada a cabo, por lo tanto su hija no tendría más remedio que acatar lo que él le dijera.
—Muy bien, hoy mismo correré la orden de que todos busquen tan peculiar rosa pero—.Levantó el dedo en señal de orden. —No obstante, tendrán un par de horas para hacerlo, en dado caso yo soy quien elegirá con quien deberás casarte.
La princesa se sintió frustrada por la decisión, si su padre sólo le concedía un par de horas de nada serviría su plan. Así que tentando un poco su suerte decidió utilizar su última jugada.
— Padre un par de horas no serán suficientes, usted lo ha dicho la rosa es un tanto... peculiar, si sólo les concedes a los prospectos el tiempo establecido para tal búsqueda, creerán que se trata de una blasfemia, te tomarán como un embustero que quiere dar elección por preferencia y no por sus cualidades.—Argumentó con tenacidad.
—Al ver un rastro de duda en su padre prosiguió para poder convencerlo. —No queremos dar una mala imagen ni a ellos ni al pueblo ¿O si?— sonrió con satisfacción.
Viéndose sin más argumentos a su poder, El emperador Tom no pudo más que dar su brazo a torcer. Y fue así que esa misma mañana dio la orden para que todos los caballeros del país se embarcarán en la aventura de conseguir la preciosa rosa azul que daba la posibilidad de desposar a aquella jovencita de tez blanquecina.
[...]
La noticia de la proclamación pedida desanimó a los pretendientes de la joven pues era un deseo imposible de cumplir, más que un deseo un capricho ya que nunca nadie había visto una rosa azul, ni el jardín del edén manifestaban los pretendientes.
Con el mandato anunciado cientos de hombres buscaban ser merecedores de la mano de la princesa pero al enterarse de la condición impuesta por la jovencita el desánimo se hizo presente entre ellos, consiguiendo que la lista de cientos de pretendientes se redujera a tres.
Un comerciante adinerado, un osado liante y un juez de jurisprudencia, cada uno de ellos hizo presencia con un regalo para la princesa, esperando que fuera su suficiente para satisfacer el mandato de la jovencita.
—Nathaniel Kurtzberg, el mayor comerciante que tenía el país en esos momentos estaba de rodillas ante la damisela y sus padres con la mejor de sus sonrisas extendiendo una rosa que a primera vista era de un pálido azul. —Mi bella dama he traído hasta ti esta bella rosa, espero que me permitas ser tu esposo. Prometo amarte y serte fiel por el resto de mis días.
La joven tomó aquella rosa con desánimo creyendo que ya no tendría escapatoria hasta que un olor proveniente de dicha flor logró sacarle una sonrisa.Una de alivio por supuesto.
— Son palabras hermosas y llenas de sinceridad pero me temo que la rosa que me muestras no lo es...está tintada. Lo cual la hace falsa, por tanto me obliga a no aceptarla.—le extendió la rosa al joven quien la tomó con desánimo al no poder cumplir con el deseo de la damisela.
—No debería dejar el amor a su suerte por una simple rosa mi musa, si me lo permite yo pudiera hacerla feliz. —Habló con decoro esperando que la joven heredera al imperio recapacitara a su decisión de casarse con él.
—Si no puedes satisfacer mi deseo de traer una "simple rosa" para la toma de mi mano, dudo que puedas brindarme la felicidad que yo merezco.— Tomó la falda de su qipao entre sus manos y se giró rápidamente saliendo del lugar, dejando a un pretendiente menos en la búsqueda acordada.
Nathaniel se retiró con las esperanzas por los suelos. Sintiéndose abatido ante el inminente rechazo de la hermosa muchacha que siempre había querido.
[...]
La noticia de la fallida declaración no tardó mucho en esparcirse, llegando a oídos del osado guerrero; Luka Couffaine; que al enterarse del fracaso decidió actuar con astucia al conseguir una preciosa joya en forma de rosa azul que no podría ser rechazada por la joven al reflejar la cantidad de riquezas y lujos que obtendría a su lado.
Sin embargo al momento de posicionar aquella joya frente a ella, no hubo una pizca de alegría ni sus azules demostraron la ambición que él guerrero esperaba ver.
—Mi amada, mi primer y única dama. Te entrego esta gema en forma de rosa como símbolo de ternura y de amor que demuestra como mi pasión, mi cariño por ti nunca se marchitaran aun al pasar del tiempo. Espero puedas hacerle caso a este pobre hombre que solo desea pasar sus últimos días con tan preciosa mujer. —se expresó el guerrero tomando su mano en un intento por colocarle el anillo.
—La princesa no llegó a permitir la colocación de dicho anillo, que a pesar de ser hermoso no lograba hacerle cambiar su decisión, así que sin querer alargar el rechazo que impondría al guerrero se soltó de su agarre y pronunció las palabras que harían desistir a otro pretendiente de la búsqueda.—La gema aunque sin lugar a duda se muestra espléndida y sumamente hermosa como muestra de su amor… no es lo que he pedido, así que te ruego te retires deseando que puedas dárselo a cualquier otra mujer que no dude en aceptarlo y merecedor de tu amor.
Luka observó la joya pensando en que se había equivocado, pasó horas labrándola para esa mujer con la intención de desposarla y ella simplemente se daba el lujo de rechazarlo. Una amarga sensación se extendió por el pecho del varón.
—Estoy seguro que nadie la podrá amar como yo mi amada, así que espero tome en cuenta lo que está perdiendo.—Dijo con altitud viéndola con orgullo.
Una sonrisa altanera se posó en los labios de la princesa.
—En mis ancestros encomiendo encontrar un amor diferente al que me ofrece y les ruego que puedan hacerlo entender que no se puede perder aquello que no se desea poseer, buen día.—Sin más que decirle, dio la vuelta sin siquiera mirar atrás, dejando al guerrero con lo único que podría obtener de ella… su sincero desprecio.
[...]
Ante el fracaso de los dos pretendientes, el tercero de ellos; Claude Bonheur; quiso idear algo que pudiera sorprender a la princesa, sin dudas ni vacilaciones se dirigió al palacio con una copa de porcelana transparente con una rosa azul dibujada al frente.
El juez consideró aquel presente como algo hermoso e innovador, un obsequio con el cual podría tomar el amor de su amada.
Sin querer alargar la espera se presentó ante los azules de quien consideraba la dueña de sus sentimientos, sin embargo aunque pudo observar asombro y dicha en su mirada no tardó en aparecer aquella respuesta que terminó con sus esperanzas.
—No puedo negar que es un detalle asombroso y digno de admirar… más me temo que no es la rosa azul que yo deseo, con este presente no puede tomar mi mano, lo lamento. —Bajo su mirada avergonzada de no poder corresponderle a pesar de apreciar tan lindo obsequio.
—Sin más para decir aquel juez sólo pudo brindar a la princesa una sonrisa cargada de sinceridad, agradeciendo por la oportunidad dada — entiendo su condición pero aun así quise intentarlo, me consideró un hombre justo y se que no he cumplido con el requisito establecido pero espero que encuentre a quien si pueda acatarlo.
—Ella le sonrió en agradecimiento pues era el primer hombre que no actuaba arrogante ante su rechazó —Gracias por tan bondadosos deseos joven Bonheur, solo me queda desearle suerte y brindarle lo mismos deseos que usted me ha brindado.
El emperador Tom observó cuando el último pretendiente se marchó con un asentimiento de cabeza y una sonrisa y con él la última oportunidad de llevar a cabo tan esperado matrimonio.
La tristeza no tardó en hacer aparición, se encontraba abatido al no poder cumplir el deseo de ver casada a su pequeña pero debía respetar su decisión, al final ella estuvo dispuesta pero los pretendientes no estuvieron a la altura de sus exigencias.
[...]
El tiempo corrió su curso, la joven muchacha siguió soltera pero feliz con las labores propias de una mujer de aquella época y de su estatus, más su corazón anhelaba el momento que alguien llegara a ella para hablarle de amor, que un hombre la desposara para pasar el resto de sus vidas juntos como tanto había oído en los cuentos de hadas que su fiel nana le contaba.
Todos en la ciudad parecieran haberse dado por vencidos y aún más con los rumores en los que los hombres consideraban a la dama como una mujer altanera y caprichosa, a la cual nunca se podría complacer tales deseos.
Los rumores se extendieron llegando a oídos de un apuesto joven… un viajero que vivía para encontrar la belleza en los lugares más extraños y poco conocidos, sin esperar que lograría encontrar su mayor conquista: el corazón de la joven princesa, cuyo terreno era tan desconocido para cualquier hombre excepto para él… un conocedor de mundos, su nombre; Adrien Agreste.
Al observar por primera vez a la princesa deseó por primera vez ser el colonizador de la más grande y única belleza que había encontrado,no queriendo compartirla con nadie más que no fuera para sí mismo. Movido por este pensamiento él se posó frente a ella con su sonrisa galante, desatando miles de mariposas en el estómago de la azabache en cuanto cruzaron miradas y las palabras fluctuaban.
—Tú eres... tú eres el elegido.—Mencionó con alegría posando sus manos sobres las del joven viajero con ilusión.
No sabía cómo pero desde que había escuchado de él la conquistó: su hermosura, su manera de hablar, sus conocimientos de países encantados, enamorándose por completo.
Encantada con el varón lo tomó de la mano corriendo por todo el pasadizo del reino sintiendo su corazón palpitando debajo de su pecho. En cuanto llegaron delante de su padre,ella afianzó el agarre de aquel que ya consideraba su verdadero amor.
—He encontrado al hombre con el que deseo comprometerme por el resto de mis días padre. Pido su bendición para llevar a cabo cuando antes la sagrada ceremonia.—Suplicó con determinación.
El emperador los observó posando principalmente sus ojos en su primogenita.
—Qué dicha poder escuchar esa noticia de tus labios, no puedo esperar a que presentes ante mí la extraordinaria rosa azul que te ha dado este joven para ser merecedor de tu amor.—Respondió recordándole la regla que ella misma había impuesto.
El emperador al ver la cara de sorpresa y angustia en los rostros de los jóvenes supo que tal condición no había sido cumplida, él era un hombre de palabra y no podía esperar menos de las personas que lo rodeaban sobre todo de su hija a quien había concedido su deseo con certeza de que buscaba quien le mostrará un amor verdadero. Pero al ver su rostro de estupefacción descubrió que la verdadera razón de aquella condición no era más que un engaño para retrasar lo inevitable. No pudiendo dejar que su pueblo se enterara de tal blasfemia impuesta por su caprichosa hija, mantuvo su promesa evitando ser la burla ante ellos.
—Por lo visto el joven no ha cumplido con el acuerdo, en esas condiciones no puedo otorgarles mi bendición para que se cumpla su casamiento.
La princesa seguía en su estado de congoja, incapaz de pronunciar palabra.
«Cómo es posible que hubiera olvidado esa estúpida condición»
Se reprochaba mentalmente ya que aquello no era otra que una excusa para aplazar su casamiento y ahora se encontraba sumamente arrepentida de haber pedido algo imposible, algo que ahora le alejaría del único hombre con quien deseaba compartir su vida
—Pero padre yo lo amo, no es eso suficiente para que nos des tu bendición.—Chilló Marinette ante lo dicho por su progenitor.
El emperador suspiro, sabía que aquello era un imposible pero su hija tenía que aprender a cumplir sus promesas, sólo esperaba que aquel joven estuviera lo suficientemente enamorado de su hija para embarcarse en una búsqueda absurda, rogando a sus ancestros por que lograra su victoria.
—Si en verdad te ama tendrá que demostrarlo —dirigió su vista hacia el joven a quien podía verle una gran congoja en su rostro— Si quieres ser el merecedor del amor de mi hija trae ante el pueblo y ante mi una rosa tan azul como el amor que irradian los zafiros de mi pequeña. Hazlo, únicamente así les daré mi bendición.
El joven viajero ya había escuchado hablar de la condición tan extraña para desposar a la princesa aunque lo había considerado como meras habladurías del pueblo, así como los rumores que circulaban sobre su bella dama ya que para él era una mujer espectacular, poseedora de una belleza inigualable y con una visión difícil de complacer. No obstante eso era lo que más le atraía, el poder sorprenderle con todo aquello que conocía, que lo impulsaba a seguir descubriendo más solo por ver esa sincera sonrisa en su rostro; ¿Quién diría que aquello que más amaba de su princesa era lo que podría llevarle a perderla?
Aunque al mismo tiempo agradecía aquella "absurda”condición ya que sin ella esa azabache que lo tenía cautivado se encontraría desposada con alguien más, entendiendo que aquello no era otra cosa más que producto del ingenio que portaba para no contraer nupcias con alguien a quien no amara y aquello sólo hizo que su dicha aumentará, agradeciendo de ser el único merecedor de su amor y si para ello tendría que cruzar los mares o convertir lo imposible en posible:
Por ella lo haría, porque ella era su imposible que el destino le brindó.
—Su majestad, ante usted y el pueblo prometo traer la rosa azul que más pueda asemejarse al brillo de los zafiros que irradia mi princesa, porque para mi ningún objeto puede igualar tal belleza pero por el gran amor que le tengo me embarcare en su búsqueda sin importar el tiempo que me tomé.—Dijo sincero haciendo una reverencia.
Así sin más demora luego de plantarle un casto beso sobre la mejilla de la joven se embarcó a la aventura de conseguir aquello que ella pedía pero sobre todo que le permitiría permanecer al lado del amor de su vida. Viajando a lugares inhóspitos, preguntando y tratando de averiguar por todos lados aquello que parecía imposible.
Él no perdía la fe, manteniéndose con la valentía necesaria y el recuerdo del rostro de la chica que lo había cautivado como incentivo para lograr su objetivo. Dejando correr los días el joven enamorado regreso de su gran viaje, trayendo consigo un gran envoltorio que a ojos de todos indicaba que este trotamundos consiguió el bien preciado.
Todas las miradas se posaron sobre aquel joven de cabellera dorada y lo que permanecía oculto en aquel envoltorio.
Sin embargo aquella mirada esmeralda se encontraba enfocada en el objetivo que tenía frente a él, su amada, su bella princesa mientras se dirigía hacia ella, rogaba que aquella muestra de amor que se encontraba en sus manos fuera suficiente para asegurar un futuro con la dueña de su corazón.
Tan cautivo estaba en sus pensamientos que no noto cuando al fin estaba posicionado frente a su amada y su padre, era el momento esperado, la gran revelación que todos esperaban, la proclamación de amor solicitada estaba por ser descubierta.
El emperador levantó sus brazos para que el silencio reinara en el lugar y sin más vacilaciones dejó al viajero descubrir aquel presente con el que podría desposar a su hija.
—Majestad he aquí el obsequio prometido, la muestra de mi amor—.Agreste retiró el envoltorio poco a poco—Una rosa tan azul que pueda reflejar la felicidad de los zafiros de tan hermosa dama.—sin más el papel cayó al piso revelando el contenido oculto.
Todos en el salón quedaron sorprendidos, nadie podía creer lo que sus ojos observaban pues aquella rosa no era otra que de color blanco.
« ¿Acaso era una burla, un desprecio a los deseos de la princesa» Pensó Tom pero se mantuvo callado con las facciones ligeramente endurecidas.
Nadie sabía qué hacer o decir,sin embargo esperaban que el emprendedor diera el veredicto que acabaría con la tensión que se abría paso en el salón.
—Hija mía ¿es esta hermosa rosa la que esperabas?—esperó a que su respuesta fuera una negativa pero al ver la sonrisa reluciente de felicidad pudo ser testigo que eso no iba a suceder.
——Si padre es la rosa azul más hermosa que he visto en mi vida —tomó la rosa entre sus manos olfateando su aroma. —Toda esta situación es como el sueño que tu describiste para mí. La mejor rosa azul como el amor que se refleja en mis zafiros, obsérvala padre, ¿Acaso no es justo como te lo imaginaste? —confirmó la enamorada joven viendo con crescente ilusión al viajero sin importarle que la tacharan de lunática pues después de todo no iba dejar escapar al verdadero amor que tanto trabajo le llevó encontrar.
Los testigos no podían creer la contestación de la princesa, no obstante el emperador al ver delante de él al amor representado en estos jóvenes respondió:
—Nunca he visto un rosa tan azul como la que acabas de regalar a mi hija, eres digno de tomar su mano en matrimonio.
Ante la afirmación del emperador, los jóvenes enamorados estallaron de gozo. El joven enamorado se arrodillo ante su dama, sin poder contener la felicidad que lo abrumaba tomo su mano como muestra de la unión que pronto se daría.
—¿Me concedería el honor de ser mi esposa?—preguntó sonriente, sabía que no era necesario tanta formalidad pero moría por ver la reacción de su amada.
Ella tomó sus mejillas con alegría respirando con dificultad por la adrenalina que la recorría, frenética asintió y besó los labios de quien pronto sería su esposo.
—Por supuesto que sí Adrien. Nada me encantaría más que ser tu esposa por el resto de mis días.—Mencionó y otro beso le siguió.
Sin más límites ni restricciones la princesa se lanzó a los brazos del viajero… su amor verdadero, quien gustoso la tomó en volandas en un intento de expresar todo lo que sentían:
La existencia de un amor que los elevaba hasta el cielo, tan puro y único que necesita ser representado en su propia…. búsqueda azul.
Gracias meraki981503 por querer aventurarte a escribir y hacerlo de mi mano,espero la experiencia haya sido gratificante pero sobre todo que este no sea el único proyecto donde coincidamos pues sé que tienes mucho talento escritor. Me fue grandioso colaborar contigo en verdad, eres un amor de persona con la que me fue muy fácil acoplarme para escribir.
Ahora lo dejo con ella:
A quien no me conoce HOLA😘
Me llamó Paola, un gusto en saludar a cualquiera que este leyendo esto.
Para mí el escribir esto fue una experiencia nueva y difícil porque normalmente lo hago pero lo comparto solo para mí.👀
Si les gustó agradézcanle a la grandiosa MarinetteHernandez😍 por convencerme de ayudarla e inspirarme a compartirles esto & si no pues… adiós, gusto en haberlos conocido👋.
Es broma jajajaja😂, una muy mala perdón😐, ya enserio... si no les gustó aun así les agradezco por tomarse el tiempo de leer, sé que me falta mucho por mejorar pero estoy satisfecha con el resultado.🙂
Muchas gracias y saludos✌.
Esperamos que este pequeño relato haya sido de su agrado, no despedimos no sin antes mencionarles que por favor voten, compartan y comenten si así fue.♥️
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