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Parte 2 El destino nos une otra vez

"EL TIEMPO ES MUY LENTO PARA LOS QUE ESPERAN, MUY RAPIDO PARA LOS QUE TEMEN, MUY LARGO PARA LOS QUE SUFREN, MUY CORTO PARA LOS QUE GOZAN PERO PARA LOS QUE AMAN,EL TIEMPO ES ETERNIDAD" WILLIAM SHAKESPEARE

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A la mañana siguiente el padre de Shi Zan tuvo que madrugar para ir a la casa de los Yijun para aclarar cualquier malentendido que a estos se les pudiera ocurrir. Shi Lei y su madre debieron ir a vender sus diseños los cuales había mandado encargar una rica doncella a la misma vivienda de esta; por lo que Shi Zan tuvo que quedarse en casa con la advertencia de que no fuera al bosque pues les había preocupado la idea de que tuviese un accidente mayor y más con un "oso" al acecho. El niño siempre obedecía al pie de la letra las instrucciones que se le encargaban, pero esta vez tenía el insistente deseo de buscar al niño del bosque.

-Deshi Daquan...- susurró dispuesto a nunca olvidar el nombre- verás que puedo encontrarte otra vez-

Salió de su casa bien abrigado y de forma apresurada pues una emoción lo lleno completamente y sabia que tendría gran parte de la mañana para su objetivo. Se aseguró de alejarse de las multitudes de personas para evitar ser visto por ninguno de ellos, no quería atraer la atención como solía hacerlo su familia. Llegó al bosque y se adentró sin vacilar en él.

El ambiente en general era frío y solitario, pero los rayos del sol lograban causar un magnifico efecto en los copos de nieve.

- ¡Deshi! ¡Deshi! - llamaba al vacío sin recibir ningún sonido como respuesta.

Tal vez el niño ya ni siquiera estaba ahí, probablemente tuviese algo como una casa en otro lado y tal vez en compañía de otros demonios (eso no era tranquilizante pues nada le aseguraba que estos fueran igual que su salvador). Pero no quería rendirse tan pronto, aun le quedaba mucho tiempo para esperar, así que permaneció en el lugar sin desanimarse conforme pasó el tiempo.

Por más que intentó no encontró rastros del otro, y eso lo hizo sentirse frustrado ¿qué tan escurridizos son los demonios?, además si encontraba a Deshi ¿esté querría seguir manteniendo contacto después de su negativa la noche anterior?, su animo positivo decayó un poco, realmente era todavía un niño inmaduro e ingenuo.

Después de analizar la situación decidió volver a casa con una derrota segura, se había ilusionado demasiado por algo que resultaba ser un imposible que no le había dado motivos para tener esperanzas. Iba de regreso por el mismo trayecto de arboles cuando escucho pisadas de algo que corría a sus espaldas, pero hacia otra dirección, de inmediato giró su cuerpo y vio una pequeña silueta y la siguió lo más rápido que pudo.

Pensó que perdería su rastro, pero en cambio lo que perseguía se detuvo repentinamente y se acuclillo en el suelo como recogiendo algo de ahí.

- ¿Deshi? - preguntó algo bajo mientras se asomaba un poco intentando ver que es lo que el otro se había detenido a levantar.

Definitivamente era quien estaba buscando desde hace horas, el demonio giró su cabecita de sorpresa al escuchar que lo llamaban, al ver que era Shi Zan hizo un gesto de inocente sorpresa y se reincorporó de su posición. Definitivamente sus heridas ya eran casi imperceptibles; una de sus manos sostenía de las orejas a un pequeño conejo blanquecino que movía su naricita sin comprender qué sucedía.

- ¿qué haces aquí? Pensé que los humanos no salían mucho al bosque nevado- cuestionó al mayor, él no debería de estar ahí pues los humanos tienen una salud más delicada.

- quería verte otra vez- dijo buscando acercarse al demonio.

Este al escuchar esa respuesta no dijo nada, solo pudo agachar un poco su cabeza mirando al suelo entre apenado y asombrado por la insistencia del niño humano, esta forma de reaccionar no paso desapercibida por el contrario que sonrió de lado mientras reía mentalmente por ser el un humano que parecía ser seguro y que intimidaba a un demonio, cuando se supone que eso debía ser al revés.

- los humanos no buscan a los demonios, no son del mismo lado- se atrevió a ver los ojos grisáceos del humano, y buscó tener un tono serio y que resultará autoritario (no funcionó, sonaba como una suplica a lo contrario)

- Lo sé, pero quería agradecerte por lo de ayer- se sentó de rodillas enfrente del demonio, dando entender que se quedaría hasta cumplir con lo que quería.

- ... no importa- era la primera vez que escuchaba de un humano agradecer a un demonio, y que buscase con asías conversar con uno. El no se quedaba atrás, había ayudado a un humano en un asunto que no le concernía; además su cuerpo parecía desear de igual forma pasar un rato con el otro.

Deshi Daquan se sentó sin pensar frente al más grande viéndolo con cara de necesitar descubrir algo desconocido. El otro reforzó una sonrisa muy bella y el pequeño la correspondió con naturalidad (a pesar de no haber sonreído hace tiempo)

- por cierto, el conejo...- Shi Zan no había querido cuestionar al demonio, pero lo hizo.

- ... comida- contestó ahora con mucha confianza (como si ya fuesen conocidos desde hace siglos) y levantó al conejo mostrándolo orgulloso de su cacería- podemos comer juntos-

- Ay jaja, gracias- le pareció divertido como actuaba ahora su nuevo compañero, pero definitivamente no quería sacrificar al animalito que parecía de pronto comprender lo que querían hacerle y observaba fijamente a Shi Zan como si este fuese su salvación. - pero si tienes hambre yo te ayudo con eso, mejor soltemos al conejo ¿te parece? - su tono parecía sugerencia pues no quería que el otro lo tomara a mal.

- Ohh...- el demonio entendió enseguida que el humano era incapaz de lastimar algo vivo, se sintió triste por tener que renunciar a su cacería matutina pero ahora prefería sentir hambre que contradecir lo que pensará el humano.

El demonio soltó al conejo y lo dejo ir sin siquiera mirar como se alejaba y en cambio le dedico una sonrisa muy amplia a Shi Zan (como si esperara un premio por obedecer)

- tengo una idea, no se si te agrade. Pero ¿quieres comer en mi casa? - internamente creyó que recibiría una negativa.

- ¿Seguro? - se acercó un poco gracias a la emoción, ir a la casa de un humano era algo nuevo.

- Claro, mi familia no esta en casa. Nadie nos verá- no pudo creer que realmente tendría la oportunidad de hacer algo como eso.

Sin pensarlo demasiado se levanto y tomó la mano del pequeño Demonio para que se levantase y después guiarlo por dónde debían pasar, este ultimo lo dejo ser y simplemente se dedico a seguirlo mientras lo miraba de reojo.

Nadie los vio pasar gracias a la suerte, eso fue algo bastante bueno o habría problemas; pasaron a la casa por la puerta trasera.

- aquí es, no es un palacio, pero vivo aquí- de la nada se sintió algo apenado por no poder ofrecer demasiado, pero pasó el sentimiento pues el demonio no parecía decepcionado.

- me gusta- dijo paseándose un poco, pero sin atreverse a tocar nada, últimamente tenia que dormir en el helado bosque así que le agrado el ambiente cálido de la pequeña vivienda.

Shi Zan sacó de la alacena unos panecitos que tenía guardados para después (no solían darse grandes gustos) pero no le importó tener que dárselo al mas pequeño. Y se los entregó esperando ver su reacción, el otro nunca había visto un panecito, pero en seguida dio pequeñas mordidas (moría de hambre, pero no quería verse salvaje) y le fascinó todo de este delicioso manjar y el humano también se alegro mucho al saber que pudo hacer algo bueno por su compañero.

- intentaré conseguir algo más... tal vez pueda hacer un pequeño trabajo rápido para comprar otra cosa- dijo más para sí, no iba a permitir que el demonio comiera solo eso pues no se llenaría a pesar de ser pequeño.

- ¿mmmnn? - preguntó aun comiendo

- No tardaré necesito conseguir dinero y traer más comida- explico, por dentro sentía ternura, un demonio se veía tan adorable.

- ¿Qué es dinero? - cuestionó ladeando ligeramente la cabeza.

- Esto de oro- dijo tras ir hasta un cajón de su madre y sacar una pequeña moneda dorada y mostrarla; para después dejarla en su lugar- pero esto no es mío necesito conseguir en otro lado.

- Emmmm...- el demonio no tenía ganas de apartarse del humano no importaba que, así que pensó en el pequeño objeto circular dorado y en seguida mostró una cara de que se le había ocurrido algo- ...ten, para ti- dijo emocionado mientras se sacaba la horquilla de oro y diamante que tenía adornando su trenza y la ponía en las manos del más grande.

- Pero... esto es tuyo, no puedo aceptarlo- nunca había sostenido algo tan valioso en su vida.

- No, ahora es tuyo. Si no es suficiente traeré más- dijo seguro y sin cavilaciones

- ¿Más? - estaba muy sorprendido, realmente Deshi Daquan debía pertenecer a alguna clase alta de demonios, pero entonces ¿porque estaba en un lugar como este?

- Mhhnn- asintió

- Oye, estas cosas no las hace todo el mundo, juro que solo utilizare lo necesario y te devolveré todo- después de todo ni siquiera eran amigos y no quería aprovecharse de nadie e incluso un demonio (que parecía más inocente que la mayoría de los humanos)

- No necesitas devolver nada, es tuyo- aseguró, si alguien viese esta escena imaginaria que el demonio otorgaba una ofrenda a un ser supremo y divino (eso mismo parecían decir los verdes ojos del pequeño)

- Eres el primero que es amable conmigo además de mi propia familia claro jaja- se sentía tan bien tener alguien más con quien decir las cosas.

El comentario ensombreció un poco el rostro de Deshi Daquan, le molestó sin duda el concepto, tal vez era porque no entendía como alguien no podría hacer hasta lo imposible por el niño humano; los humanos realmente eran horribles y despreciables (por no insultar demasiado, aunque lo merezcan, ya que hay excepciones)

-tranquilo, no importa que sea así. Soy feliz con mi familia y ahora tengo un amigo- sonrió sin pensar, se sentía bien decirlo... pero lo llamó amigo, ¿eran amigos? - eh, perdón. Ni siquiera se si somos amigos o no...-

- quiero ser tu amigo- su corazón de hinchó de alegría, estaba solo y ahora podía no estarlo

Sin duda ambos sintieron una emoción inocente típica de su edad por la primera amistad, y con solo verse a los ojos parecían hacer un pacto de que no iban a separarse.

- me gusta tu nombre, pero suena muy formal como cuando hablas con adultos... ¿te parece si te llamo A-xiaoquan? - quería que hubiese confianza de los dos lados y por ello se necesitaba empezar con los apodos.

- Si- lo más probable sería que le dijese "si" a todo lo que el otro le propusiese-... mmmmm, A-Zan- dijo suavemente y con una sonrisa cómplice a su nuevo amigo.

Shi Zan quería salir a comprar comida tomando dinero "prestado" de su mamá dejando como compensación la horquilla (sin duda valía muchísimo más) para que nadie viese extraño que iba a pagar con algo tan valioso e inaccesible para su familia. Deshi Daquan no quería quedarse solo e insistió en acompañarlo, el otro le explicó que no podía ser así pues las personas notarían que era un demonio (además de rico) lo cual provocaría que los persiguieran a ambos (a el por cómplice y por ser hijo de la familia más odiada de Xin de Kaishi). El demonio no aceptó la negación (a diferencia de lo que el otro imaginaba, pues obedecía prácticamente todo lo que decía) y para sorpresa de Shi Zan vio como el pequeño lograba transformar sus rasgos demoniacos en las de uno humano, además su ropa cambio al aspecto de una no demasiado llamativa. Ya no había excusas para rechazar su compañía (nadie detectaría la energía demoniaca ya que los humanos comunes no pueden percibirla y no había nadie experto en el tema ya que no era un pueblo donde ocurriesen desastres de ese tipo). Así que ambos salieron sin preocupaciones de ningún tipo hasta el mercado.

Algo nuevo comenzó aquel día, dos almas que no se quejaban de sus pesares propios y que no tenían en mente un cambio tan radical como un nuevo compañero que los guiase. Pero ahora tenían una nueva oportunidad para desafiar el destino que quería imponerles el mundo entero.

Ellos decidieron verse todas las mañanas e incluso frente las personas pues ya no habría problema con Deshi Daquan transformado en "humano", podrían ser como cualquier otro ser vivo que disfruta de la vida e incluso si esta viene con mil adversidades pues saben que no lo enfrentarán en soledad y más bien tendrán una mano conocida que los sostenga en los días mas fúnebres y tormentosos.

De esta forma funciona la vida humana, uno decide cómo pasar sus días a lado de personas que ama hasta el final de los días; este es un proceso infinito de toda vida mortal, en cambio ¿qué pasa en el lado contrario? Los demonios ¿pueden tener una regla similar a la humana? Si no es así ¿qué les depara su aparente inmortalidad?


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