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Capítulo 16. Redención de un alma.

Pasaron las semanas. Everest no dejaba de estar al lado de Marshall en todo instante. Kelly se aseguraba de que Marshall se recuperase correctamente. Lucas y Carla los visitaban, dado que también iban a Bahía Aventura de visita, llevando mensajes y regalos. Los médicos estaban eufóricos. Todos. Por un motivo. Su cachorro médico favorito, Marshall, dejaría su puesto en Ladriburgo. Así lo notificó él mismo. Todos los médicos esperaban el plazo de su recuperación. Pasaron los días, 5. 2. Finalmente llegó el día. 


Nelson se ofreció a llevar a Marshall otra vez, que aceptó con gusto. Sin embargo, había un alma en específico que quería hablar con Marshall.

Es hora de hablarles del padre de Marshall. 

Blaze es un perro adulto con 24 años de servicio a los bomberos del Regimiento 33. Lleva 3 años de retiro. 51 medallas y honores por rescatar a la gente,  un peso en su alma. Marshall, su hijo, era torpe. A sus 2 años, su esposa murió en un incendio, ahogada por el humo. Fue la única víctima de Blaze. Y la última... no. Cuando la madre de Marshall, Rayna, murió, Blaze cayó en depresión extrema. En lugar de cuidar bien de su hijo, lo maltrató. Y Marshall sólo fue el primero. Cuando Marshall fue abandonado en el callejón y escapó a las calles, Blaze tuvo una hija llamada Melissa. Justamente la cachorra con la cual Marshall se encontró poco después. Al darse cuenta de su error, Blaze intenta buscarlos, pero no puede. Finalmente, supo de Marshall en Ladriburgo. Pero como estaba en Nueva York, no podía llegar rápidamente. No por ruta terrestre. Asique se alistó de inmediato, pero cuando llegó, Marshall estaba en Miami Beach. Y se volvió un héroe nacional. Blaze sintió un golpe en su corazón. Había maltratado al héroe nacional. Eso hirió su orgullo y su necedad. Y estaba esperando a Marshall en el comedor del Hotel Valhalla. 

El rostro de Marshall pasó por varios sentimientos al verlo. Alegría. Tristeza. Incredulidad. Ira. Rencor. Blaze llevaba su collar amarillo, igual al de Marshall. Pero, a diferencia del de Marshall, el de Blaze llevaba una placa ordinaria del Regimiento 33 de Nueva York. Marshall caminaba con dificultad, y estaba sostenido por Everest y ayudados por Kelly. Everest no sabía quién era Blaze. No lo conocía. Vivió en el Ártico. Kelly por otra parte, sí que lo sabía. 

Blaze se para del asiento. Con un rostro de vergüenza notable ante la mirada de su hijo.

Marshall: Blaze...

Kelly: Marshall. ¿Qué hace él aquí?

Everest: ¿Qué sucede?

Kelly: Mejor... te lo contamos luego. 

Blaze: Marshall... hijo...

Marshall: NO me llames "hijo". Kelly, Everest, luego las veo. 

Kelly: ¿Seguro?

Marshall: Sí. 

Con dificultad, Marshall camina sólo hasta una mesa y se sienta. Mientras Blaze se sienta en el extremo opuesto. Kelly y Everest se quedaron en la escalera, por si Marshall necesitase ayuda. 

Marshall: ¿Qué haces aquí Blaze?

Blaze: Marshall, sé que tuvimos diferencias... pero yo...

Marshall: ¿Acaso no te basta con haber roto la promesa a mamá? Dijiste que me cuidarías. Sólo me diste ese estúpido entrenamiento forzado y extremo para mantenerme alejado de ti y del cuartel.

Blaze agacha la cabeza.

Marshall: Ahora quiero que me contestes. ¿Qué haces aquí?

Blaze: Vine a... redimirme. Quiero tu perdón. Yo haré lo que me pidas. Lo que quieras, por absurdo que sea. Pero quiero tu perdón.

Marshall: ¿Seguro?

Blaze: Sí. Tu madre no podría descansar en paz viéndonos pelear.

Marshall levanta una ceja: ¿Y ahora se te ocurre eso?

Blaze asiente: Lo lamento hijo. De verdad. Yo... no puedo vivir sin ti ni Melissa.

Marshall se levantó con dificultad y rodeó la mesa. Se paró frente a su padre como pudo y lo miró a los ojos.

Blaze: ¿Qué... ?

Marshall abrazó a Blaze. Con lágrimas en los ojos, y casi llorando, Marshall abrazó a su padre. Blaze estaba confundido. Pero el gesto le alegró el corazón. Abrazó con fuerza a su hijo. Y Marshall se soltó.

Marshall: Papá. Te extrañé mucho. 

Blaze: También te extrañé hijo. Y no quiero separarme de ti. Permíteme acompañarte. 

Marshall: ¿Y el regimiento 33?

Blaze: Me he retirado. Llevo 3 años de retiro. No creo que me extrañen. Además, tengo que recuperar tiempo contigo. Hace 6 años que no te veo. Creí... creí que.. 

Marshall: No te preocupes papá. Vamos a Ladriburgo juntos. 

Blaze: ¿Cómo hiciste? Para perdonarme.

Marshall sonríe: Soy médico papá. Yo sano heridas. No las hago. 


Y así, en unos 3 días llegaron de vuelta a Ladriburgo. Una vez allí, Marshall y Kelly fueron al Hospital. Curiosamente, los Paw Patrol estaban allí. De ningún modo Marshall llamó a Chase y tampoco le pidió que lleve a los Paw Patrol al Hospital donde de ningún modo iba a renunciar. 

Marshall y Kelly entran en la Oficina del Dr.Kirk. 

El viejo médico estaba mirando unos expedientes y muchos archivos de los pacientes.

Marshall: Director. Yo y Kelly queremos... 

Kelly: Renunciar... 

Los ojos del director se funcieron en un gesto incomprensible.

Dr.Kirk: Ya me lo esperaba. Las noticias lo confirmaron. Antes de irse, me gustaría que acepten su última paga de trabajo. 300 a cada uno. 

Marshall rueda los ojos: Supongo insistirá. 

Dr.Kirk sonríe: Pues claro. 

Kelly: Sólo por usted. 

Dr.Kirk les da un sobre con el dinero a ambos: Y sean felices con los Paw Patrol. Jeje.

Marshall y Kelly asienten y salen sólo para encontrarse con los Paw Patrol. 

Ryder: Hola cachorros. 

Chase: Marshall!! Kelly!! hermanitos!!

Chase se abalanza contra ambos y los abraza con fuerza. 

Marshall y Kelly se unen al abrazo. 

Chase: Los extrañé mucho. ¿Estás bien Marshall?

Marshall: Sí hermano.

Kelly sonríe: Nuestro hermano está loco Chase. Se enfrentó a un humano corpulento maníaco. 

Chase: Wow. Sí que estás loco. 

Marshall sonríe: Jeje. 

Everest sale de detrás de Skye: Marshy!!

Everest abraza a Marshall y lo besa.

Marshall: Jaja. También te amo Everest.

Todos: Awwww

Marshall se sonroja: Jeje. 

Everest: ¿Y tu espalda está mejor?

Kelly: Si. Está mejor cuñada. 

Everest: Gracias por cuidar a Marshall por mí Kelly. No se tanto de medicina como tú.

Ryder: Y por eso, tengo algo importante para ustedes dos. Pero primero, Al cuartel!


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