Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

53| Cuando te gusta alguien

Todo lo que dijo Nadine es cierto.

La última frase enunciada por Raph me nubla completamente el pensamiento. Me hace enmudecer por varios minutos; juega con mi corazón y me provoca miles de sensaciones en el estómago. Esta es la primera ocasión en la que tengo la oportunidad de estar siendo abrazada por él de manera voluntaria, algo que sé que muchas de las compañeras de mi clase morirían por conseguir. Yo, por supuesto, no soy la excepción. En mi cabeza siempre había imaginado este momento; aunque lo tenía mentalizado como un sueño inalcanzable, de todas maneras me veía a mí misma correspondiendo al abrazo de Raph, exponiéndole lo mucho que me gustaba y besándolo hasta el cansancio; sin embargo, ahora que ese sueño se hace realidad me encuentro incapaz de mover tan siquiera el dedo meñique de mis manos. Uno nunca sabe realmente cómo va a reaccionar en el momento en que algo anhelado se hace realidad. Y, según yo, el día que esto pasara iba a lanzarme a los brazos del sabelotodo para nunca más soltarlo.

¡Estoy loca! Pero así es cuando te gusta alguien. El simple hecho de que Raph me siga teniendo abrazada a pesar de mi exasperante silencio no me ayuda mucho que digamos; su cercanía se lleva a otro planeta lejano mi capacidad de pensar. Solo pensamientos fútiles vienen a mi mente, ninguno lo suficientemente razonable como para considerar la idea de evocarlo. No obstante, las palabras de Raph no consiguen dejarme tranquila. Si nos estamos refiriendo a lo mismo, ¿quiere decir que la persona que le gusta soy yo? Porque eso fue lo que me dijo Nadine. Me da miedo preguntar; me da miedo decir algo que pueda terminar con este hermoso momento.

—¿Nadia?

¿Cómo puede mi nombre sonar tan bonito cuando es él quien lo pronuncia?

A estas alturas ya estoy desprendiendo corazones imaginarios de mi cabeza. Raph me aparta un poco de él para poder verme. Cuando lo hace, mi rostro y el suyo quedan a pocos centímetros uno del otro.

—¿Pasa algo?

¡Pasa de todo! Para empezar, tengo que tranquilizar a mi corazón, lograr lidiar con el hecho de tenerlo así de cerca y aguantarme las ganas que tengo de desaparecer la distancia entre nosotros; encima ni siquiera puedo manifestarle todo lo que me hace sentir por temor a espantarlo o algo parecido. Yo estoy enamorada de él; cualquier cosa que diga a partir de este momento me puede destruir. Ese es uno de los contras de querer a alguien: aunque esa persona no lo sepa, puede acabar contigo en cualquier momento y de la manera que quiera. Sé que tratándose de Raph, sea cual sea la situación, soy susceptible a que cualquier cosa viniendo de él me pueda lastimar. Aunque una parte de mi ser es consciente de eso, la otra parte, aquella que es dominada por mis emociones y sentimientos, me grita que olvide esos pensamientos paranoicos y que disfrute de estar entre los brazos del chico que quiero.

Así que obedezco y, en respuesta a su pregunta anterior, niego con la cabeza mientras le regalo una sonrisa, todavía sin poder creerme que podamos estar así de cerca sin que nos alejemos. En otras circunstancias, él ya habría hecho eso.

—No, no es eso —consigo contestar, cuando por fin mi cerebro se vuelve a encender permitiéndome formular oraciones y frases con sentido—. Solo que... Raph.

—Dime.

—¿Es cierto lo que has dicho?

—Sí.

—¿De verdad?

Él asiente.

Lo miro a los ojos tratando de encontrar la verdad en ellos. ¿Es posible, en serio, que después de tanto tiempo a su lado por fin haya logrado meterme en su mente y corazón? Es algo casi imposible de creer. ¿Quién diría que aquel chico frío y serio con el que hablé la primera vez que le pedí de favor que me ayudara iba a terminar gustándome? ¿Quién se hubiera imaginado que podríamos terminar en esta situación? Habiendo tantas chicas que se mueren por él, que lo admiran por su buen físico e inteligencia y lo tienen en un pedestal (al igual que los profesores), Raph nunca se fijó en nadie durante todo el tiempo que va estudiando en Midtown. Existiendo tantas chicas que, al igual que él, tienen un excelente promedio, Raph nunca las ha mirado. Es cierto que yo no soy precisamente su tipo de chica, me gusta casi todo lo opuesto a él; sin embargo, henos aquí, juntos en medio de un abrazo que no quiero que se termine.

Cuando lo hice no lo creí, pero una vez escuché que las personas estaban predestinadas, que no importan los obstáculos, las circunstancias, ni los comentarios de los demás; si alguien fue creado para ti, en el momento indicado, terminarán conociéndose. ¿Raph es esa persona para mí? Nada me haría más feliz que así fuese.

—¿Quieres que te lo demuestre?

Tal vez ha notado mi inquietud por querer saber si lo que está pasando es en serio o no. No logro pronunciar una palabra ante su sugerencia. ¿Cómo piensa demostrármelo?

En ese momento, sus dos manos se trasladan hacia mis mejillas, que seguramente deben estar teñidas de rojo. Raph acaricia mi rostro de una manera tan suave y con tanto cuidado como si yo estuviera hecha del vidrio más fino y pudiera romperme. Por instinto cierro los ojos para disfrutar de su tacto. Y por instinto también mis manos viajan hasta su cintura. El corazón me late más rápido que nunca, pareciera que acabo de dar dos vueltas enteras al CenturyLink Field en menos de un minuto. ¿Va a volver a pasar? ¿Me besará de nuevo? Solo un beso suyo me terminaría por convencer de que esto no es un sueño. ¿Por qué? Porque aquel en el que lo imaginaba como un príncipe que iba en mi rescate también parecía igual de real antes de que la voz de Raph me despertara dejándome en evidencia. Necesito asegurarme.

Siento que él comienza a atraerme hacia sí, poniéndome muchísimo más nerviosa que antes. Cuento los segundos para sentir sus labios sobre los míos de nuevo. No obstante, Raph me sorprende una vez más depositando con delicadeza un beso en mi frente. Un beso que incluso para mí me resulta más impactante que uno en los labios. Abro los ojos cuando vuelve a su posición inicial.

—Creo que ya puedes estar convencida, y si no, escucha Unexpectedly de Jason Chen.

Salto de alegría en mi interior. Dispuesta a jugar un poco con él, y sintiéndome con más confianza que la que solíamos tener antes, niego con la cabeza.

—Lo haré, pero falta algo.

—¿Qué cosa?

Entonces me armo de valor. Me coloco de puntillas lo suficiente como para quedar a pocos centímetros de su rostro y le planto un beso sobre sus labios antes de regresar a mi altura normal. Raph se queda completamente sorprendido, con sus adorables mejillas coloradas y luego comienza a balbucear cosas sin sentido. Me río al escucharlo, pero me detengo al ver que se queda en silencio por un buen periodo de tiempo.

—Hussel, quiero... quiero saber algo —murmura al ver que yo también me quedo sin algo qué decir—. ¿Quieres estar conmigo?

Su pregunta me emociona. ¿De verdad he escuchado bien? Es que parece todo tan irreal. ¿Y me lo pregunta? Por un segundo me tienta la idea de gritarle que sí, que es lo que he querido desde que comenzó a gustarme y que mi respuesta debe resultarle más que evidente, pero me guardo esas exclamaciones para mí misma y decido mostrar un poco de la tranquilidad que todavía me queda.

—Sí.

Internamente estoy saltando en un pie dando vueltas alrededor de él. Me imagino corriendo por los pasillos de Midtown llevando sobre mi cabeza un cartel que dice: "Raphael Thompson ya tiene novia y es ella" con una flecha señalando hacia abajo, es decir, hacia mí. Sus admiradoras me odiarán, lo sé, pero los sentimientos de Raph son mi mejor bálsamo. Él siente lo mismo por mí. Me lo confirman sus palabras y su petición y su mirada. ¿Cómo es que no me di cuenta antes? Desde que conocí a Raph hasta ahora ha habido un cambio en él, sabía que había sido así, pero no pensaba que yo podría ser la causa de ese cambio. Yo pensé que era por sus sentimientos por su novia de la infancia. Todo este tiempo lo estuve juzgando mal.

—Lo siento por pensar que entre Ella y tú...

Él entonces levanta una de sus manos para interrumpirme.

—Esa historia quedó en el pasado —afirma con mucha convicción—. Ahora escribamos la de Nadia y Raphael.

¿Cómo no enamorarme más si dice cosas así?

Antes de que pueda responderle algo, escucho que Ale me llama a lo lejos. Un segundo después, la tengo en medio de Raph y yo, impidiéndolo de acercarse a mí. Ella todavía sigue enojada con él por haberme ocasionado un llanto interminable el día que decidí declararle mis sentimientos, así que por eso no quiere verlo cerca de mí por nada del mundo. Aprecio la preocupación de mi mejor amiga, pero en este momento lo que más quiero es estar al lado de Raph. Ahora nuestra relación ha cambiado; he dejado de ser una simple amiga para convertirme en su novia. Esa palabra todavía me provoca mil sensaciones.

Ale observa al sabelotodo con cierta molestia, pero no lo insulta ni hace algún comentario contra su persona. Sabe que con él esas cosas no son necesarias, ya que, en realidad, Raph es un chico bastante pacífico. Viendo que tira de mí para poder salir de la escuela, la detengo. Ella me mira entre confundida y sorprendida, porque en sí, ante sus ojos, no tendría motivo para querer quedarme, pero la verdad es que sí lo tengo. Raph está aquí, y quiero que mi mejor amiga sea la primera persona en enterarse de la noticia: Oficialmente Raph y yo estamos juntos. Esta vez no es un rumor ni una broma, es información fidedigna. La morena me escucha con atención mientras le cuento lo sucedido. Cuando termino, mira a Raph, luego a mí y después vuelve a mirar a Raph.

—¿Tú? —cuestiona apuntándolo con el dedo índice—. ¿Qué me asegura que no le volverás a romper el corazón? ¿Sabes las horas que lloró por tu culpa? Tendrás que devolverle esas horas con momentos felices y hacer méritos si quieres ganar mi aprobación.

Por un lado me avergüenza que mencione las horas que me pasé llorando a moco tendido en mi habitación contándole mis penas a Presidente, pero, por otro, entiendo la preocupación de Ale, pues esos días estuve en modo zombie.

—Lo haré, en este momento es mi prioridad.

—¿Y después no?

—Después no tendrás de qué preocuparte.

—Eso espero —espeta Ale, entrecerrando sus ojos—. Porque si no tendré que golpear al novio de mi mejor amiga, créeme que con el tuyo ya he ido practicando.

Sé que se está refiriendo a Stephen, como también sé que no es del todo verdad. Hace ya algunos días que no veo que entre ella y el castaño hayan enfrentamientos. No los veo hablar desde que terminó la obra. Ante su amenaza, Raph asiente. En ese instante, el recientemente mencionado hace acto de aparición. Todavía lleva puesto el traje de príncipe. Lo primero que este hace, para mi sorpresa, es saludarnos a Raph y a mí y hacer como si Ale no estuviera aquí. También lo pongo al tanto de la relación entre su mejor amigo y yo, pero este no se muestra para nada sorprendido. ¿Por qué parece como si entre él y Raph hubiera más comunicación que entre Ale y yo?

—Yo ya me voy —anuncia la morena, tal vez debido a la presencia de su enemigo—. ¿Vienes, Nad?

Asiento y comienzo a despedirme. Le doy un beso en la mejilla a Raph, lo mismo hago con Stephen. Sé que mañana veré de nuevo al chico que ahora ha dejado de ser solo mi amigo.

Unos minutos después, nos alejamos de donde ellos.

—¿Por qué siento que Stephen estuvo raro contigo? —Le pregunto a Ale cuando ya nos hemos alejado unas cuadras de Midtown.

No es normal en él hacer como si Ale, la chica que adora molestar, no estuviera presente. Desde que la conoce se ha esforzado al máximo por ganarse su atención, y vaya que lo ha conseguido porque al menos Ale ahora se sabe su nombre. Nunca la había ignorado; estoy segura de que algo puede haber pasado ahí.

—No sé, no hemos hablado desde que me hizo su absurda broma.

—¿Cuál broma?

—La que consistía en que me dijera que le gusto, porque eso fue lo que me dijo —manifiesta, sonando bastante incómoda—. Por supuesto que sabía que estaba tratando de molestarme, así que le dije que se perdiera.

Creo que ya sé por dónde va el asunto.

—¿Y él que hizo?

—Se perdió —ríe ella—. Es decir, desapareció de mi vista. La verdad es que me importa muy poco lo que haga.

Y con ese último comentario mueren mis esperanzas de que ella pueda sentir algo por él.

Decido no hacerle más preguntas sobre su enemigo jurado para no generar controversias. Soy consciente de que, si bien Raph ha correspondido a mis sentimientos, eso no significa que Ale tenga que corresponder a los de Stephen. ¿Es que en serio no se da cuenta de que ese chico tiene sus ojos puestos en ella? Lo sospechaba desde hace mucho tiempo, pero ahora mi sospecha acaba de tomar más peso debido a lo que me acaba de contar. ¿En pleno siglo XXI quién bromea diciéndole a otra persona que le gusta? ¡Alguien a quien de verdad le gusta! ¿Debería convertirme en Ale por un momento y hacerle ver aquello que ella ignora? Conociéndola como la conozco no creo que sea buena idea. Ella, sí bien, no odia a Stephen, no se atrevería a tener algo con él; lo sé con seguridad. Y, por más que este sea hermoso e inteligente, no podrá conseguir el amor de Ale, a menos que logre derribar esas barreras que ella misma ha colocado alrededor de su corazón.

En el camino trato de poner un tema de conversación. Ella me advierte sobre lo que acabamos de empezar Raph y yo y me pide que tenga cuidado. A veces le sale su lado maternal. Yo le prometo que lo tendré, pues tampoco es que yo desee salir lastimada otra vez. No obstante, confío en Raph, siento que él no me hará daño, pero claro que no le digo esto a Ale para que no se enoje conmigo por ser tan confiada.

Al llegar a mi casa, luego de haber separado mi camino del de Ale, subo las escaleras saltando y, cuando llego hasta mi habitación, me recuesto en mi cama con una gran sonrisa dibujada en el rostro. Este ha sido el mejor día de mi vida. No paro de suspirar y llevarme la mano al pecho; mi corazón salta cada vez que recuerda cada momento al lado de Raph del día de hoy. Estuve entre sus brazos; lo besé, yo, Nadia Hussel, fui quien le robó un beso esta vez. No me alcanzan las palabras para describir cómo me siento después de lo de hoy. Siento que podría escribir un libro entero relatando todo lo que pasó por mi mente hoy. Raph me demostró que lo que dijo era verdad; me dio un beso en la frente y me dijo que escuchara una canción si no me quedaba claro. Tan pronto como lo recuerdo, busco mi portátil, lo abro y escribo en el buscador de YouTube el nombre de la canción que mencionó. Aparecen pocas opciones cuando presiono en buscar, al parecer no es una canción tan conocida. Le doy clic al primer video que aparece y al instante la melodía comienza a sonar. Unos segundos luego, el vocalista empieza a cantar las primeras líneas. Me emociono al escuchar la letra.

«Suddenly, you caught me so off guard. We fell in love so unexpectedly».

Con cada palabra que suena en la canción pienso en lo que ha sido de nuestra relación desde que nos conocimos. Es cierto que la manera en que pasó todo fue muy inesperado, incluso para mí que nunca planeé obtener algo más que su amistad, pero también ha sido hermoso el haberlo conocido y haberme enamorado de él. Raphael nunca hizo algo determinante para que eso pasara, pero sus pequeñas acciones quedaron grabadas en mi mente. Primero me defendió de las crueles palabras de mi hermano hacia mí y luego de las acusaciones del profesor Smith. Lo hizo cuando nadie estuvo para apoyarme. Ale no estaba a mi lado, y yo creía que me merecía ser regañada por haber arruinado la participación de Midtown en las Olimpiadas Matemáticas. Ese día Raph me dijo que no permitiera que Smith me siguiera tratando así, y sus palabras se quedaron grabadas en mi mente. Simplemente no lo sé, ¿será que estábamos destinados?

«The one I was searching for was right here all along. Now I see, I see you standing right in front of me».

Esta canción se ajusta muy bien a la relación que existe entre Raph y yo, es como si hubiera sido escrita para ambos. Decido descargarla en mi móvil y conecto los audífonos para poder escucharla yo sola. Vuelvo a echarme en mi cama y, escuchando esa canción, me quedo dormida.

Al día siguiente, cuando pongo un pie en Midtown, todos los presentes me ven por cada lado por el que paso. No entiendo de dónde viene tanta atención, pero trato de mostrarme tranquila como si no me hubiera dado cuenta de que no es normal que a cada paso que dé alguien voltee a verme. ¿Desde cuándo me volví popular? Bueno, la respuesta a mi interrogante parece no llegar a mis oídos todavía. Ya en mi salón de clases, compruebo que Raph todavía no ha llegado y acomodo mis cosas en el mismo sitio que ocupo con Ale; después de eso, miro a mi alrededor por si es que sigo teniendo la atención de todos. Afortunadamente, ninguno de mis compañeros me mira por más tiempo del habitual. Sin embargo, cuando el grupo de Sabrina ingresa al salón, lo primero que hacen es fijarse si es que es me encuentro adentro. Luego, niegan con la cabeza desaprobatoriamente y salen otra vez de la habitación.

¿Qué rayos está sucediendo?

Trato de no tomarles importancia, pero después todos comienzan a hacer caras de sorpresa y a mirarme a mí y luego a sus pantallas. Eso sí que no es normal. Comienzo a usar mi móvil, fingiendo estar revisando mis redes sociales. De repente me llega un mensaje al WhatsApp de Ale. Es una imagen. Abro su chat para ver de qué se trata y se me hiela la sangre cuando me doy cuenta de qué se trata. En la foto salimos Raph y yo, en el momento preciso en el que le di un corto beso.

En la descripción de la imagen se puede leer: "Según nuestro reglamento escolar, estas muestras de cariño están prohibidas dentro de las inmediaciones de la escuela, además claramente se puede apreciar quién se está aprovechando de quién. Creo que está claro cuál de los dos quedará suspendido ;)".

El último comentario seguro es escrito haciendo alusión al hecho de que Raph es un miembro de El Triángulo, un grupo que cuenta con ciertos privilegios, además es el mejor estudiante de la base. Podría librarse del castigo sin ninguna clase de esfuerzo. El problema soy yo. Si esta imagen llega a manos del director Churchill estoy acabada. No solo corro el riesgo de que me suspenda; conociendo lo recto que es, podría considerarme el expulsarme de la escuela.

En ese preciso momento llega Raph, pero yo estoy demasiado distraída con la vista clavada en la imagen, pensando en lo que será de mí cuando esta se viralice aún más. A estas horas él ya debe estar enterado de que existe esa foto.

—Ven conmigo.

No me opongo. Raph me lleva de la mano hasta el pasadizo en el que se encuentran concentrados la mayor parte de estudiantes chismosos que no dejan de comentar y compartir la publicación hecha desde una cuenta anónima.

—Aquí nadie se está aprovechando de nadie —expresa, mostrando la imagen, callándolos a todos—. Ella es mi novia.





•••

IMPORTANTE: Capítulo sin corregir porque moría de sueño pero no quería dejarles sin capítulo c:

En multimedia les dejo el video con la canción que contiene la letra en inglés y en español. Es una canción muy bonita y apenas la escuché, me dije que sería para Nadia y para Raph. No sé si a ustedes les guste, pero a mí me encanta y mientras hacía el video terminé por aprenderme la letra de la canción xd

Como siempre, ¡espero que les haya gustado el capítulo!

No sé ustedes, pero Raph como novio es lo más hermoso del mundo ahdhagakdadfg

RESPUESTA A LA PREGUNTA DEL CAPÍTULO ANTERIOR: Nadia Annabel Hussel Ward; se menciona en el capítulo 18.

PREGUNTA DEL DÍA: ¿Qué les motivó a seguir leyendo esta historia cuando llegaron a ella por primera vez?

Nos leemos :3

Mich.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro