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REENCUENTRO

NARRA ATIS

Todo ha sido una completa locura, Gina perdida, Gabriel con recuerdos a medias, la búsqueda de un nuevo portal para volver a recuperar a Gina.

-DEMONIOS!- grité desquitando mi furia contra un árbol del bosque.

Victoria, lo lamento, he sido incapaz de mantener mi promesa amor mío.

-SOY UN MALDITO INÚTIL!- traté de ahogar en aquel grito la agonía que sentía.

-Amigo mío, sabes bien que no es así...- oí decir a Duncan tras de mí.

-Claro que lo soy, por más que lo intento, es inútil, nunca puedo protegerlos- jalando mis cabellos con fuerza intentando alejar todo aquel dolor.

-No puedes controlar cada acontecimiento amigo, menos con un enemigo como lo es Marcus y... Abiel? Qué has hecho con Abiel?-

-Los sabuesos de Marcus llegaron a tiempo para rescatar al maldito, estaba más preocupado por Gina y no me detuve en eliminarlos, pero he dejado varios recuerdos en su rostro y en su cuerpo que harán que la próxima vez que nos veamos sea más interesante- 

-Mi buen Atis, no puedes con tu parte gentil, yo lo hubiera decapitado sin contemplaciones, luego de todo lo que hizo pasar a tu...- fulminé con la mirada a Duncan.

-Tu qué Atis?- oí a Gabriel llegar.

-Princesa mi Señor... luego de todo lo que hizo pasar a mi Princesa- contesté sin dudar.

-Llegará un momento en que por el bien de todos esa verdad deberá ser revelada amigo mío- murmuró Duncan palmeando mi espalda.

-Pero aún no ha llegado...-  susurré viendo como se dirigía hacia Gabriel intentando distraerlo del tema.

-Gabriel? Elena ha hablado contigo ya?- lo oí cuestionar a Duncan.

-Debería de haberlo hecho?- replicó enseguida.

-No te creas que eres todopoderoso niño, te he traído a este mundo y conozco todos tus trucos, a esto me refiero!- levantó la voz Duncan tomando la manos de Gabriel y mostrando las heridas que había en cada una de ellas.

-Demonios Duncan, debía hacerlo!- contestó quitando las manos de las de Duncan.

-Con un demonio! ERES UN IRRESPONSABLE! Y SI NO VOLVÍAS? Y SI TE DESANGRABAS?!- dijo Duncan tomando de los hombros a Gabriel.

-Ya Duncan, él está tan desesperado como nosotros, la espera y la incertidumbre nos mata a todos, si yo pudiera también habría utilizado... el hechizo...- aquello fue más que una revelación.

-Atis! no se te ocurra!- oí enfurecido a Duncan.

-Eso es, la respuesta a todo, Gabriel... perdón... Mi Señor... gracias- dije con una reverencia y dispuesto a buscar un lugar tranquilo donde prepararme.

-Atis, no lo entiendo!- oí confundido a Gabriel.

-Todo a su tiempo Mi Señor, Duncan, encárgate que todo vuelva a su cauce en el menor tiempo posible- dije volviéndome hacia mi amigo.

Tomé mi espada y me lancé a la carrera hacia el lugar donde siempre se abría el portal, debía intentarlo, si Gabriel pudo hacerlo, aún más con mi sangre podría hallarla y más rápido. Sólo espero que Elena y Duncan puedan traer todos los recuerdos de Gabriel a tiempo para mi regreso. 

-Aquí es... el antiguo portal...- me situé al pie de la cascada.

-Sabía que vendrías aquí amigo mío, o debería decir... TRAIDOR!- la voz de Marcus fue más que un rugido.

Al instante lo vi sobre mí, la furia se veía plasmada en el carmesí de sus ojos. Apenas pude detener su ataque con mi espada, pero logró lanzarme al fondo de la cascada, el golpe de la montaña contra mi espalda me hizo recordar porque amaba las batallas.

-Siempre atacando por la espalda Marcus? No crees que ya va siendo tiempo que enfrentes cara a cara tus enemigos?- respondí lanzándome contra él para llevarlo fuera de la cascada.

No debe descubrir ese portal, si lo logra abrir lo llevaría directamente a Gina y eso sería el fin.

-Esto me recuerda tanto aquella vez que te arrebaté a tu amor de los dedos Atis- el oír eso deshizo el poco autocontrol que tenía sobre mí.

-No importa cuanto me lleve Marcus, acabaré con toda esta maldita locura que has iniciado!- grité blandiendo mi espada contra él con toda mi ira liberada.

El sonido de mi espada chocando contra su capa que fungía de escudo para él era ensordecedor, la última vez que lo había enfrentado fue cuando Victoria y él se habían casado.

-Debí matarte en aquel momento!- grité recordando el episodio.

-No puedes!- replicó lanzándose sobre mí sosteniendo mi cuello -Eres mi sabueso preferido...- susurró en mi oído al tiempo que lo lanzaba lejos de mí de logrando patear su estómago.

-Será por muy poco Marcus... toda esta maldita locura acabara y vengaré a Victoria y Medea!- me volví contra él nuevamente y sentí mi espada penetrar su mano.

-Sangre por sangre... sabueso?- dijo tomando mi espada con las dos manos arrojándome por los aires.

La locura y la ira se veían en sus ojos enrojecidos y enfurecidos. No podía hacer más, de seguir así Marcus acabaría conmigo y hallaría el portal hacia Gina. Volví mis pasos hacia el bosque intentando alejarlo de ese lugar y recuperar algo del aliento que me faltaba para seguir luchando contra él.

-Por qué huyes maldito cobarde! dónde queda tu venganza si sigues huyendo de mí?!- lo oí decir mientras veía como me daba alcance con facilidad.

-Sabes que no soy rival para ti- dije deteniéndome en un claro del bosque.

-Hasta que algo coherente sale de tus labios sabueso- dijo acercándose con mi espada en sus manos -Qué prefieres? decapitación o corazón?- preguntó agitando la espada hacia mí.

-Por qué no te clavas mejor tú mismo...- vi a Gabriel aparecer detrás de Marcus con su espada -Padre...- susurró en su oído luego de hundir su espada en el espalda de Marcus.

-No! Mi Señor aún no está preparado!- grité intentando levantarme.

-Déjalo, él sintió su presencia y fue inútil contenerlo, esto lo ayudará a seguir recordando...- dijo Duncan ofreciendo su mano.

-Pero puede...-

-Morir?... Marcus no puede matarlo...No antes que se complete la profecía y para ello la sangre de Gina es necesaria, es la única mujer mitad humana mitad vampiro y capaz de dar descendencia nuevamente a Marcus- completó Duncan mi frase con tranquilidad.

-Pero Duncan, ella...-

-Sabes bien que es ese hecho lo que la hace aún más viable... y Marcus lo sabe... por eso se ha dado a la caza de ella ahora que sabe que Gabriel ha despertado pero sin recordar todo aún- siguió explicando Duncan.

-Demonios Duncan eso significa que ahora cazará a Gina para procrearse...- dije con asco.

Un rugido nos sustrajo de nuestra charla y volvimos nuestra vista hacia donde Marcus y Gabriel se hallaban luchando. El rostro de Marcus estaba teñido por el cansancio en ese momento, Gabriel daba golpe tras golpe sin dejarlo reaccionar, descargando la ira contenida durante tantos años.

-Mi madre, maldito lunático! mi madre! la mataste! sólo queríamos vivir felices y libres maldito! tenías que intentar  matarme para matarla?- escupía al rostro de Marcus mientras lo tomaba del cuello.

-Esa maldita sentimental siempre dando su vida por los demás... No soy culpable de su estupidez! y no sólo ella... Querido hijo... en este momento estoy quitándote algo aún más preciado...- contestó Marcus escupiendo la sangre que caía por su rostro golpeado.

Intenté zafarme del agarre de Duncan y llegar hasta Marcus y matarlo con mis propias manos.

-Él no puede matarlo... lo necesita vivo... realmente lo necesita para que lo lleve a Gina, si ambos están juntos no sirve de nada su plan para librarse de la destrucción que ambos significan para él- continuó diciendo Duncan indicándome que preste atención a lo que Marcus decía.

-De qué diablos estás hablando Duncan?- pregunté confundido.

-No es realmente obvio Atis? Gabriel es hijo de Marcus, por el vínculo que llevan en la sangre... acaso crees tú que será capaz de romperlo y matar a su propio padre?- aquello iba cobrando algo de sentido poco a poco

-Necesita un motivo...- susurré.

-Eso está más que claro no? y qué mejor motivo que Gina para hacerlo...- culminó Duncan con su frase.

-Perder la razón rompiendo el vínculo y acabar con...- me incorporé intentando reaccionar a todo eso.

Oímos nuevamente la voz furiosa de Gabriel que continuaba con desfigurando el rostro de Marcus a su voluntad y a golpes.

-Qué diablos! Habla maldito!- dijo Gabriel trayéndolo más hacia él.

-Tu herm...- se volvió hacia mí y miró con odio y frustración -Gina... Abiel va camino hacia donde Zion la tiene, pronto ella será mía y dará nuevos descendientes, sólo dos lunas más... el tiempo corre hijo...-

La sorpresa que tenía bajo la manga hizo que Gabriel soltara su agarre y le facilitara la huida.

-Atis... debes traerla de regreso...- Duncan me sujetó de los hombros y agitó haciendo que volviera a la realidad en un segundo.

-Yo veré por Gabriel, tú tráela antes que ellos lo hagan!- dijo empujándome hacia el camino a la cascada.

Aquello era demasiado, incluso para mí, Abiel tras de Gina, pero cómo, el único portal que conocía se hallaba en la cascada.

-Claro! maldito estúpido eres Atis!- me dije volviendo mis pasos -Yo mismo los guié hasta ella... maldición!- 

Primero Victoria, luego Medea, no permitiría que Gina corriese la misma suerte. Una figura se advertía tras la cascada y fui sigiloso al acercarme a ella.

-Elena?- su presencia realmente me sorprendía.

-Atis... sólo preparo tu camino- dijo sonriente.

-Sólo eso... vengo a desearte suerte y ayudarte en tu búsqueda- continuó diciendo sacando una daga de debajo de su vestido.

-El hechizo...- susurré.

-Atis... En verdad Gina...- aquella pausa fue suficiente.

-Sólo ayúdame a hallarla Elena- dije entregando mis manos.

-Sangre por sangre- inició abriendo las heridas en mis muñecas, la sangre caía y sentía el dolor y ardor en todo el cuerpo -Lleva donde deba, trae lo que desea, la sangre es única y a ella te llevará- dijo invocando su poder y abriendo el portal.

-Elena...- dije incorporándome.

-El talismán que llevas en tu mano te devolverá la sangre en menos tiempo, ella te espera Atis, no la vuelvas a perder- dijo mientras se volvía hacia la salida de la cascada.

-Elena... algo más, alguien más ha cruzado por aquí?- 

-No, te seguí desde que oí que utilizarías el hechizo, sólo tú y Marcus- contestó.

El alivio que sentí fue todo lo que necesitaba para continuar, hice un gesto y dibujé un gracias en mis labios y crucé el portal. Marcus había localizado el portal pero Abiel aún no lo cruzaba. Eso era tiempo ganado para mí y para Gina.


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