PASADO PARTE 3: PROHIBIDA VICTORIA
ATIS
"¡Maldición! ¡Que niña más terca eres Gina!" Bufé mientras la veía correr en mitad de la noche con el humano en brazos.
Siempre había sido así desde que la vi por primera vez, tan igual a su madre. Victoria. Si tan sólo hubiera llegado a tiempo, estaría junto a ella luchando contra la tiranía de su padre. Cada noche ese recuerdo me atormenta.
"¡Atis! ¡Organiza a los orcos!¡ Iremos de cacería!"
"¡Enseguida Señor!"
Hacía unos años atrás, el Señor de los Vampiros Marcus, había puesto sus ojos en una humana para ser su presa. Cada noche nos pedía que organicemos su escolta en caso de algún ataque sorpresa por parte de los licántropos. Iba hasta el pueblo donde los humanos tenían su hogar. Ella era un ejemplar perfecto. Sus rojos cabellos como fuego y unos ojos tan azules como el mar. Su cuerpo pequeño pero tan atractivo como la joya más preciosa que jamás haya visto.
"Atis.. puedes tratar de mantener tus labios juntos"
"Medea.. hermana.. ¿que dices?" Dije tratando de simular mi embeleso por aquella humana.
"Que desde que viste a la humana quedaste con la boca abierta. Es muy bella para ser real ¿no?" Dijo acercándose a mi clavando sus ojos esperando una confirmación de mi parte.
"Ya calla y espera tranquila que el Señor pronto volverá"
"Sabes que Marcus sólo tiene un capricho con esa humana, sólo la quiere para procrear y continuar el linaje"
"Lo sé. ¿No sé que tiene que ver eso conmigo?"
"No creas que no sé dónde vas cada noche cuando crees que nadie te ve"
"Hermana... yo..."
"Sorprendido... eres mi hermano menor y el capitán del ejército de Marcus, deberías ser más cuidadoso" dijo tomándome del cuello.
"¡Atis!¡Aquí!" Bramó Marcus furioso.
"¿Señor?"
"Los humanos me han descubierto. Esta es la noche. Hay que llevarla al castillo de una vez. ¡Medea!"
"¡Aquí mi Señor!"
"Vuelve al castillo y prepara todo. ¡Rápido!"
"¡Sí señor!"
Vi a Medea aligerar el paso en su caballo, se volvió a mí y pude leer sus labios.
"Cuidado con tus ojos"
Como si no lo supiera. En el fondo ella tenía razón. Aquella humana me había perturbado desde que la vi. Sentía que debía protegerla de lo que fuera. Así significara enfrentarme a mi Amo.
"Atis.. por allá.. son sus guardias.."
Con una señal entendí que debía dejarlos fuera de juego para quedar el camino libre a Marcus. Un grito desgarrador fue lo que oí mientras mataba al último guardia para luego ver a Marcus huir con Victoria desmayada en sus brazos.
Los seguí a una distancia prudencial, sin embargo aún podía ser el dulce aroma a miel de Victoria. Era un dulce placebo para todo el dolor que debía soportar de saberla que de ahora en más la vería y cuidaría de ella sin poder siquiera tocar uno de sus cabellos.
"Hermano.. Aquí.. ya la ha llevado a la alcoba principal.. puedo cubrirte si así lo deseas.. de verdad que te ves mal"
"No lo entiendo Medea. ¿Qué clase de hechizo es éste? Hasta las fuerzas se han alejado de mí al verla en sus brazos"
"Ay hermano.. pues eso es lo que los humanos llaman amor.. dicen que son muy pocos los de nuestra especie que pueden sentirlo.. y eso sucede cuando aquel humano con el que se supone y debes unirte para procrear aparece en tu eternidad"
"Medea.. es imposible.. Marcus.."
"Es un capricho de él. Te lo dije Atis. Es su capricho y nada más. Tú eras su predestinado"
Aquello en lugar de ayudar me turbó la mente aún más. Marcus es mi Amo y no debo desafiarlo pero si realmente Victoria es mi predestinada y debo protegerla.
"Ya deja de pensar. Ve a descansar. Si Marcus te llama te avisaré"
Mi hermana. Mi dulce Medea. No se que haría si la perdiera. Luego de la muerte de nuestros padres en manos de los cazadores es todo lo que tengo. Es mi ángel guardián y me conoce aún mejor que yo mismo.
Se aleja de mí con un gesto de fastidio pero sonriendo. A saber que favor pedirá después. Llegué hasta el albergue, lancé mi armadura junto a la cama y caí rendido en ella y Morfeo se encargó del resto, por ahora.
Los primeros rayos de luz se colaban tímidos por las rendijas de la ventana. El sonido del cambio de guardia fuera del albergue me hizo volver a la realidad. Me había dormido y ya estaban esperando por mí. Después de todo soy el capitán.
"¡Señor! ¡Presenten armas!" Dijo el encargado de presentar a los guardianes que sustituirían a los nocturnos.
"Pueden retirarse ha s..."
"¡No pueden!" Bramó Marcus tras de mí al tiempo que sentí nuevamente aquel aroma torturador.
"¡Amo! ¿Qué se le ofrece?"
"Atis, ¿están todos los soldados aquí reunidos?"
"¡Si Señor!"
"¡Soldados! ¡Habrá una celebración en breve! ¡He hallado quien será mi esposa y madre de mis herederos! ¡Descansen que cuando la luna se asome mañana Victoria será la Ama y Señora de todos ustedes!"
Ahí terminaba mi destino, al verla tan pálida y esos ojos cubiertos a medias por su cabello, estaban tristes, cristalinos por las lágrimas que contenía ella con mucho dolor. Las manos de Marcus la sostuvieron de su cintura y forzaron un beso mientras una lágrima escurridiza caía por su mejilla.
"Hermano, ya basta, vamos, culmina el cambio de guardia que necesito descansar" dijo Medea trayéndome a la realidad.
"Hermana. Duele. Quisiera tomarla y huir lejos de aquí. Pero... yo no soy así... ¡demonios!" Bufé golpeando uno de los muros del castillo.
"Deberás aprender a lidiar con ello. De otra forma... tu vida y la de ella correrán peligro"
"Lo sé. Ve a descansar. Gracias por cubrirme en la guardia"
"¡Estás en deuda conmigo hermanito!"
Moviendo alegremente sus manos se retiró al albergue dejándome con mis pensamientos.
"¡Atis! Debo salir. Lion me pidió que nos reunamos. Los licántropos traman algo y debemos estar alertas. Te encargo mi mayor posesión. La cuidas y si intenta escapar... ¡LA MATAS!" Bramó mirando fijamente a Victoria.
"¡Si Señor!"
Quedé a unos pasos de ella y podía sentirla llorar en silencio. Quería hablarle, secar aquellas lágrimas, decirle que no tema, que todo saldría bien, pero quien soy yo para hacer todo aquello, ella es de..
"El jardín, Marcus habló de un jardín. ¿Puedes llevarme por favor?" Susurró sin siquiera levantar su mirada.
"Sígame" respondí cortante, debí hacerlo o caería ante la tentación.
La guié por los pasillos del castillo hasta llegar al centro. Marcus sabía que Victoria amaba los jardines y pasaba mucho tiempo en ellos así que decidió construir uno para que no estuviera tan triste.
"¡Imposible!" Dijo corriendo entre las rosas blancas y rojas que habían esparcidas por todo el jardín. Verla reír era mejor elixir que cualquier copa de vino. Embriagante. De verdad era imposible no sonreír al verla acariciar las flores y hablarles como si fueran sus amigas de toda la vida. Su pureza e inocencia iban a volverme loco de verdad.
No supe cómo, sin darme cuenta llegué a su lado e intenté acariciar su cabello de fuego, me quemaría y lo sabía pero no podía evitar querer tocarla, sentirla, hacerla mía por la eternidad.
"¿Atis? Qué hace..."
Mi nombre. Mi nombre en sus labios. No pude soportarlo. La levanté en mis brazos suavemente, la tomé con la misma delicadeza con la que ella acariciaba las flores y la besé, como si jo hubiera mañana, mía sólo mía por unos minutos al menos. Me separé de ella y la vi sonrojada y sorprendida. Escondí mi cabeza entre sus cabellos y suspiré.
"Mi Victoria. Mi prohibida Victoria"
Hola mi gente bonita y bella!!!!
De verdad que me encanta estar en este mundo de wattpad y poder compartir alguna de mis locuras e historias con ustedes.
Me encantaría pero muchísimo... de verdad que sí.... que comenten si es que les gusta... también si no les gusta... o que hay por agregar o cambiar o quitar del medio de la historia... si es que la entienden o se les complica... me encantaría saber su opinión...
Por fis... no olviden comentar o votar al final de cada capítulo así puedo saber si la historia va bien o si debo cambiar algo o darla por acabada...
LOS QUIERO UN MONTÓN!!!
NANA
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