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MI VIDA SIN DUDARLO

NARRA ZION

-Pierdes tu tiempo Atis- dije al llegar al alojamiento que servía de fachada para no ser hallados por los sabuesos de Marcus.

-Él irá por ella...- replicó Duncan uniéndose a la discusión.

-Por qué tanta fe en alguien como él? Sabe que Gina está sufriendo por su causa y aún así no hace nada?!- bufé golpeando con fuerza la mesa en la que estábamos sentados.

-Qué es lo que tanto te molesta Zion?- preguntó Atis sosteniendo fuerte mi hombro.

-Que ella sufra por alguien como él...- negué con la cabeza gacha.

-Y que no sufra por alguien como tú...- agregó irónicamente Duncan.

-Sería un error tan grande que lo haga?- dije con un hilo de voz mientras formaba un puño con mi mano tratando de ahogar así el dolor que sentía en el pecho.

Las expresiones de sus rostros respondían a mi pregunta por ellos, al parecer y sí era un error, la línea de los predestinados debía ser respetada y yo no estaba en la línea de Gina.

-MALDICIÓN!- grité poniéndome de pie.

-Zion...- intentó sujetarme Atis.

-ESE MALDITO NO VENDRÁ Y ELLA MORIRÁ! ACASO PIENSAS DEJAR MORIR TAN FÁCILMENTE A TU...- 

La vista se me nubló en el momento que su puño se hizo con mi rostro, la pared que me contuvo sufrió parte de la ira de aquel guerrero, Atis seguía siendo tan fuerte como todos contaban, su leyenda era famosa entre los guardias de Marcus, pero siquiera toda su fuerza serviría contra Marcus, el Rey de los Vampiros, necesitaban del hijo de éste para destruirlo y evitar su resurrección.

-No te atrevas a volver a pronunciar siquiera esa frase Zion, te he dado confianza pero no te sobrepases...- amenazó con los ojos rojos de furia sosteniendo mi cuello con una mano.

-Lo siento Atis...- dicho esto me soltó el agarre que por un segundo creí y quebraría mi cuello.

-Bien sabes lo que me interesa Gina, su madre...- negó con la cabeza antes de proseguir -Esperaremos hasta la medianoche, si Sean no aparece en ese momento, pondremos en marcha nuestro plan-

-Sólo yo puedo abrir el portal en este momento- recordé viendo seriamente a Atis y Duncan.

-Lo sabemos, si cruzamos el portal nos sentirán y los pondrán en alerta- agregó Duncan.

-Qué propones Atis?- dije viéndolo fijamente.

-Usarnos...- murmuró.

-Nos envías a una muerte segura si nos apresan...- dijo Duncan.

-Ella lo vale- guiñó sonriendo Atis.

-Debo volver, el cambio de guardia se acerca y debo ver en que condiciones han dejado a Gina-

-Zion...- volvió a sujetar mi brazo.

-Lo sé Atis, cuidaré a la princesa la necesitamos con vida no?-

-Gracias Zion, espéranos mañana...-

-Si "ese" decide aparecer...-

-Irá con nosotros...- no pude evitar gruñir descontento pero cualquier ayuda sería necesaria en aquella batalla que se acercaba.

-Intentaré volver mañana antes de la entrada del sol... si no lo hago... los veré durante la batalla- me acerqué a la puerta de salida para dirigirme hacia el bosque donde se halla el portal.

El destino una vez más se disponía  a jugar con mi vida... o existencia.

-Qué haces aquí?-

-Dijiste que me verías a la noche- contestó con total seriedad el Príncipe.

-Y has tomado una decisión?- 

-La amas?- inquirió sin ningún pudor.

-Q...-

-La amas tanto como para morir por ella?- volvió a decir sin esperar siquiera una respuesta.

Estaba tumbado por completo contra un árbol, parecía agotado, demacrado y rendido, siquiera levantaba la mirada, sólo miraba el suelo húmedo del bosque mientras hablaba.

-De qué hablas? Al men...-

-Siento... siento que mi cuerpo comienza a dominar a mi mente, eso es estúpido...- negaba sosteniendo su cabeza con las manos.

-Oye, que diablos ocurre contigo?! no tengo tiempo para oír tus pensamientos...- dije pasando por su lado.

-Debo ir? Ella morirá por mi causa?- dijo sosteniendo con poca fuerza y la mano temblorosa mi pierna al cruzar.

-Con suerte aún estará viva esta noche... esos dos demonios son realmente macabros cuando de torturas se trata, el rechazo a Abiel y la traición a Marcus son los mejores motivos para despertar su furia completa- dije viendo al cielo nocturno -Déjame ir... si no harás nada por salvarla... déjame ir-

-No me has respondido...-

-Qué?-

-La amas?- 

-Desde que tengo uso de razón y memoria, la ayudé, cuidé y protegí cuanto pude hasta que escapó para ir a buscarte-

-Morirías por ella?-

-Si su felicidad se fuera en ello, moriría las veces que fueran necesarias-

-Estás tan convencido de ello?- dijo viéndome con el ceño fruncido.

-Más que tú lo estoy... a que diablos se debe tanta palabrería inútil Príncipe? Tiempo es lo que no tenemos y la vida de la Princesa se va en ello!- dije sacudiéndolo de sus ropas intentando hacer que reaccionara pero fue lo mismo que la vez anterior, nada.

-Duele, arde y no puedo hacer que pare...- soltó de una vez.

-Despierta! no te niegues a lo que eres!- volví a sacudirlo y levantarlo hasta quedar a la altura de mis ojos.

-Ella tiene fe en ti... ella... maldición...- bufé viendo su rostro expectante frente al mío.

-Ella... qué?- 

-Ella está predestinada a ti, nadie puede cruzar esa línea, por cruzar esa línea la maldición de Marcus dio inicio a toda esta maldita locura!-

-Quiero verla... pero no seré de mucha ayuda de esta manera...-

Sonó decidido y se soltó de mi agarre para sacudirse el polvo de su ropa.

-Pues despierte Príncipe Heredero y vuelva a enfrentar a su padre antes de que...-

-Antes de que yo lo mate por ejemplo?- aquella voz... no podía estar sucediendo! 

-Abiel?!- dije colocándome como escudo frente a Sean.

-Quién es?- preguntó Sean.

-Tu asesino y es todo lo que necesitas saber!- sentenció Abiel lanzándose sobre Sean.

-NOO!- gritó Atis apareciendo con Duncan -Llévatelo Duncan! Yo me encargo de este estorbo...- 

Paró en un solo movimiento el golpe que tenía preparado Abiel para Sean y cubriendo la huida de Duncan y Sean inició su lucha contra Abiel.

-Vuelve al castillo...- dijo hablando a mi mente.

-Atis... si vuelve...- contesté.

-Quién volverá?- replicó al momento.

Volví la mirada hacia él y vi la decisión en sus ojos, no lo dejaría volver, vengaría todo lo sufrido por su Gina en esta pelea. Lo que le esperaba a Abiel sería todo menos agradable y placentero.

-Qué esperas!- dijo volviéndose hacia mí.

-Sí!-

-Dónde diablos crees que vas traidor?!- oí gritar a Abiel.

-Traidor?! tú! no te distraigas que al único que debes enfrentar es a mí- dijo Atis sosteniendo a Abiel por los brazos y arrojándolo contra un árbol. 

-Traidor como tú maldito!- fue lo último que oí decir a Abiel viendo como escupía sangre de su boca consecuencia del golpe propinado por Atis.

-No debe volver Atis!- dije despidiéndome.

-Debes traerla de vuelta Zion!- contestó mientras volvía a golpear a Abiel sin piedad.

Debía darme prisa, el cambio de guardia iniciaba en cualquier momento. Marcus de seguro sabía de la ausencia de Abiel, pero no así de la mía así que debía estar allí para no levantar sospechas.

-Gina...- apenas alcanzaba a sentir su presencia -malditos...- murmuré llegando al cambio de guardia.

-Zion...- llamó Marcus

-Señor?- 

-Abiel? lo has visto?- aquella pregunta era una invitación a la trampa.

-Señor, fui al mundo humano a hallar al Príncipe, Abiel lo encontró y me envió para encargarse el mismo de su hijo- respondí con la mayor firmeza posible.

-Lo hallaron?-

-Sí Señor, pero es un humano común y corriente y no recuerda nada ni pretende hacerlo, Atis y Duncan pretenden reclutarlo pero el Príncipe se niega a hacerlo-

-Cómo sabes todo aquello?-

-Los seguí mi Señor, oí cuando trataban de reclutarlo-

Debía ceder información para hacer que confiara en mí y pudiera vivir para ver por la vida de mi Princesa.

-Muy bien, estarás a cargo del cuidado de la celda de Gina nuevamente, no creo que surgiera algún inconveniente, la dejamos algo cansada por el día de hoy- dijo retirándose.

-Si Señor- respondí mordiéndome la lengua para evitar saltar sobre él y matarlo con mis propias manos -Gina...-

Corrí como si se me fuera la vida en ello hasta llegar a su celda.

-Vete!- ordené a mi subordinado que vigilaba el calabozo por mí.

Con los nervios carcomiendo mis dedos logré abrir la puerta, lo que había dicho Marcus era cierto.

-Mi princesa...- dije tomándola con cuidado en mis brazos.

-Zi... on... volviste...- susurró antes de cerrar los ojos.

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