MI VERDADERO SER
NARRA GINA
Aún no entendía bien como funcionaba mi cuerpo al despertar. Me sentía poderosa y bullía dentro de mí un deseo de ardiente de vengar lo que le había hecho a Gabriel. Comencé a acercarme lentamente hacia el interior de la sala donde una Clare bañada en sangre, obviamente no la propia, sino la de Gabriel, Marion y Peter, aquellos quienes amé como mis padres y así seguiría siendo, aunque físicamente era Gina quien estaba presente, en mi mente aún había confusión acerca de quién realmente era, sólo sabía que debía dejar que la parte salvaje se apoderara de mí por completo, debía acabar con todo aquello que me había separado de mis seres amados.
-¿Vas a quedarte allí parada?- preguntó irónicamente Clare agitando su espada en el aire.
-No querrás que me acerque a ti querida- gruñí sonriendo de lado.
-Entonces iré por ti- dijo lanzándose contra mí.
Esquivé su estocada fácilmente y un sentido de alerta se despertó en mí lo que me hizo girar sobre mis pies y agacharme para evitar su próximo ataque, lo que a mi favor debo decir dejó su abdomen descuidado e hice que soltara todo el aire que llevaba en sus pulmones de un golpe. Retrocedió unos pasos intentando recuperarse y volver a atacar, a lo lejos en una esquina vi la espada de Gabriel tirada, di un par de zancadas y de un giro me hice con ella justo a tiempo para detener el ataque de su espada, moví mis piernas arrastrándolas bajo sus pies haciendo que cayera al resbalar en la sangre de Peter.
-Te dije que no querrías que fuera por ti Clare- sonreí con suficiencia y seguridad.
-No cantes victoria tan rápido, no soy tan débil como crees- sonrió convirtiéndose en humo frente a mis ojos.
-¡¿QUÉ DEMONIOS?!- gruñí y volví a ponerme en guardia, aquello realmente no me lo esperaba.
Veía el humo moverse de un lado a otro como si trazara algún tipo de diagrama, al volver mi mirada hacia el techo de la sala pude darme cuenta que un pentagrama se hallaba dibujado sobre mí, un hechizo, un maldito hechizo. Intenté reunir toda la fuerza que tenía para quebrar el pentagrama sobre mí. Sentí las alas que tanto extrañaba desplegar abrirse en toda su imponencia, las agité tan fuerte y rápido como pude provocando un torbellino, sin mucha suerte, ya que el pentagrama seguía aún ahí, sólo una salida había para acabar con aquello.
-SI CREES QUE TU PEQUEÑO DIBUJO PODRÁ AYUDARTE A ACABAR CONMIGO, DEBO DESILUSIONARTE BRUJA- grité rompiendo uno de los ventanales de la sala y volando hacia un lugar menos poblado y cerca del portal que nos lleve al reino de Marcus.
-Maldita cobarde, no te dejaré que huyas esta vez- oí gritar al humo que me seguía de cerca.
Al alejarme pude ver como Gabriel intentaba incorporarse sosteniéndose de Steve quien me veía con una mezcla de terror y amor en sus ojos. Con más razón debía llevar lejos toda esta locura, no podía dejarlo traumarse aún más con lo que ya había visto, debía protegerlos a ambos, por Hana y por mí. Esto de ser dos personas en una se vuelve cada vez más complicado, no podía definir aún mis prioridades y pensar en ambas sólo lo complicaba aún más. Divise el claro dónde sentía la energía del portal más fuerte y descendí en él al tiempo que sentía caer sobre mí el cuerpo de Clare colocando de inmediato una daga contra mi cuello.
-Podrás huir todo lo que quieras pero el resultado será el mismo- susurró en mi oído -Tú morirás- dijo cortando mi cuello con la daga.
Sentí el mi sangre correr por mi pecho y su olor despertó algo que jamás debería de haber despertado, sed, demasiada, hasta enloquecer. Golpeé su cabeza con la mía haciéndola retroceder unos pasos y dándome el lugar suficiente para ponerme en pie y dejar salir a la bestia que estaba guardada y dormida en mí hacía 18 años atrás. Hice sonar los huesos de mi cuello girando mi cabeza a los costados.
-¿Y dónde está escrito que sea yo quien deba morir "bruja"?- ironicé soltando una carcajada.
Su semblante se volvió sombrío al verme girar hacia ella, vi como mis manos se convertían en garras grandes y afiladas y mi piel comenzaba a cambiar siendo ahora de un color carmesí y cubierta por una dura coraza que hacía resplandecer los rayos del sol, sí, era un monstruo, sediento de sangre y venganza, cansado de una vida con la tranquilidad y paz negada, deseando hallar al responsable de todo este miserable pandemonio y descansar de una vez por todas. Con una velocidad que mi cuerpo manejaba a su antojo me acerqué hasta ella y la tomé por el cuello, siquiera tuvo tiempo para reaccionar cuando ya la tenía agarrada del cuello frente a mis ojos y fue allí cuando todo cambió, mi reflejo en sus ojos, una bestia de ojos carmesí y grandes y blancos colmillos fue todo lo que vi en ellos, además del terror de Clare al tenerme de esta forma frente a ella.
-¿Dónde están tus hechizos para salvarte ahora?- susurré en su oído antes de arrojarla al suelo con la fuerza suficiente para hacer que su cuerpo rebotara sobre la tierra.
No lo pensé dos veces y viéndola abatida y débil la tomé por los cabellos y hundí mis colmillos en su cuello calmando así mi sed, su sabor era dulce en mi paladar, me deleitaba estrujando su cabello y haciéndola gemir mientras aquello junto con el terror de sus ojos parecían hacer aún más sabrosa su sangre, no pude contenerme ni medirme y exprimí hasta la última gota de su sangre en un sólo segundo.
-Brujas... se creen mucho y dan tan poca pelea- solté riendo arrojando su cuerpo sin vida a los pies de un árbol.
Pude sentir una presencia cerca de mí, otra bruja... la reina de ellas...
-Velvet... ¿vienes por esto?- gruñí al verla convertida en humo suspendida sobre los árboles que rodeaban el claro.
-Hija- su voz quebrada era todo lo que necesitaba oír.
-Ven por ella- dije clavando mi garra en su corazón y arrojándola contra un árbol.
-¡MALDITA!- la oí gruñir y hacerse contra mí.
-MALA DECISIÓN "BRUJA"- dije esperando por ella sin moverme.
Sólo tuve que levantar mi brazo y con mis garras unidas formando una especie de espada perforé su corazón de una sola vez. Sentí la sangre recorrer mi brazo como una cascada y la vi retorcerse de dolor aún sostenida por mi brazo, escupió sangre e intentaba soltarse de mi agarre hasta que concedí su deseo lanzándola por los aires para luego caer de bruces al suelo. Fui hasta ella y sentada sobre su espalda tomé su cabellera y dejé su cuello expuesto a mí.
-¿Sabes? dejarse guiar por el odio y dolor para atacar es mala decisión bruja- dije lamiendo su cuello -Vaya, sí que se me abrió el apetito-
-Mal... di... ta...- alcanzó a mascullar mientras clavaba mis colmillos bebiendo hasta la última gota de su sangre.
La oía gemir y sacudirse debajo de mi cuerpo, aquella sensación era realmente placentera, me sabía un monstruo, pero, con un demonio, como gozaba de desollar y desahuciar hasta la muerte, al finalizar con ella la arrojé junto al cuerpo sin vida de su hija y me volví hacia mi casa en busca de Gabriel y Steve debía saber que estaban a salvo ahora. Al llegar vi a Steve sólo parado sobre el umbral mientras que un cuerpo salía expulsado por los aires.
-¿Gabriel?- murmuré al ver su cuerpo laxo caer en picada.
Sin pensarlo volé con más velocidad hacia él y logré sostenerlo entre mis brazos antes de estrellarse contra el suelo, tenía una herida en el abdomen bastante importante y junto con la herida de su costado le sería realmente difícil curarse. Mordí mi muñeca dejando que una herida diera paso a un pequeño brote de sangre y lo acerqué a sus labios.
-Bebe por favor, Gabriel no puedo perderte- susurraba mientras lo sentía irse de mi lado.
-Vaya, con que el monstruo ha despertado nuevamente...- masculló Marcus detrás mío.
-Volveré Gabriel, estarás bien- dije dejándolo sobre la grama que rodeaba el patio de mi casa.
Pero al volverme lo que vi me puso en un sin fin de contradicciones, Marcus sostenía entre sus manos a Steve, con su garra estaba haciendo presión sobre su cuello dejando que un hilo de sangre cayera del mismo.
-¿A quién salvarás Gina? A tu amor o al de Hana- ironizó profundizando la herida en el cuello de Steve.
-¡MATALO!- gritó valiente Steve -MATA AL MALDITO GINA- volvió a pedirme.
-NO PUEDO, TÚ...-
-DE TODOS MODOS ÉL ME MATARÁ... HAZLO... AHORA- dijo Steve moviéndose contra la garra de Marcus haciéndolo perder el equilibrio y tomándolo por sorpresa.
-STEVE- alcancé a gritar mientras una de mis garras perforaba el abdomen descubierto de Marcus.
Un alarido de dolor abandonó la garganta del rey y se volvió aún más furioso de lo que ya estaba, cayó sobre sus rodillas sosteniendo su abdomen mientras yo tomaba en mis brazos a Steve, su sangre hacía que algo en mí se despertara, no era sed, no debía aprovecharme de él, debía protegerlo, se lo debía a Hana, llegué en un segundo junto a Gabriel y coloqué a su lado el cuerpo ensangrentado de Steve, la herida que se había hecho con la garra de Marcus era mucho más profunda de lo que creía, no sabía si podría llegar a salvarlo sin convertirlo, trataba de frenar la hemorragia pero me era casi imposible. Sentí detrás mío como Gabriel se iba recuperando y se colocaba a mi lado, su rostro de preocupación al ver a Steve era tanto o más que el mío.
-Dé... ja... me... ir- decía Steve apenas con un hilo de voz.
-No puedo Steve- sostuve mientras mis lágrimas caían hasta su rostro.
-No llores... sé...- comenzó a decir con dificultad haciendo una mueca de dolor -Sé que es tu destino... y soy feliz... pues sé que tú triunfarás... mi vida no irá en vano... eres fuerte Gina... vive y cambia el destino de la historia de una vez...-
Sentí como mi cuerpo volvía a la normalidad rápidamente, creo que fue la parte de Hana que aún seguía viva en mí la que necesitaba estar al lado de Steve en este momento, mis manos y mi cuerpo indicaban que había vuelto a ser la misma de siempre y la sonrisa en el rostro de Steve terminaron de afirmarlo.
-¿De cuando aquí te volviste una pervertida?- sonrió de lado y guiñó un ojo.
Tenía razón, había quedado sin ropa luego de la transformación pero era algo que no me importaba, caballero como siempre se quitó su chaqueta y la colocó alrededor de mis hombros.
-Lucha... vive... y continúa luchando siempre Gina... te amo- susurró antes de cerrar sus ojos haciendo una nueva mueca de dolor.
-NOOOOOO... Steve... por favor... no....- sollocé besando levemente sus labios inertes.
-Puedes...- oí decir a Gabriel tras de mí.
-No...- dijo con un hilo de voz -No quiero que me salves a ese precio... déjame ir Gina...- interrumpió Steve cerrando y exhalando su último hálito de vida.
Aún con su sangre cubriendo su chaqueta y mi cuerpo me volví tratando de encontrar al maldito de Marcus para acabar con él pero sólo vi a Gabriel.
-¿Dónde fue el maldito?- mascullé con el odio corriendo por mis venas.
-Huyó, como el cobarde que es- contestó el presionando mi hombro.
-Vete Gabriel, debo terminar esto sola, necesito estar sola- dije quitando su mano de mi hombro.
-¿Eres Hana?- preguntó curioso.
-Soy ambas y el odio lo siento por ambas, necesito aclarar mis pensamientos, todo esto es muy reciente y una completa locura, me vi como un monstruo, ha muerto mi familia y la persona que amaba y me hacía feliz- al decir esto último me volví hacia él recordando que él amaba a Gina, pero en este momento era Hana quien hablaba.
-Entiendo- murmuró cabizbajo girando sobre sus pies y alejándose de mí.
Las horas transcurrieron rápidamente, la policía se hizo presente y concluyeron en que había sido un ataque de un grupo de maleantes sanguinarios que habían estado cometiendo ese tipo de atrocidades en las ciudades vecinas. Los padres de Steve y Mary estaban devastados. Los cuerpos de la directora Velvet y de la enfermera Clare también fueron encontrados, lo que dio más credibilidad a la versión oficial de los hechos. Por mi parte necesitaba pensar y poner mi mente en orden. Una voz dentro de mí me decía que no había tiempo, que debía volver a mi lugar.
-Volver a mi lugar, a mi verdadero ser- suspiré caminando perdida en el parque de la ciudad mientras el cielo de la ciudad se vestía de gris sobre mí.
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