ENTRENAMIENTO
ACLARACIONES!!!
LUEGO DEL DESPERTAR DE SEAN Y AVERIGUAR SU VERDADERA IDENTIDAD SE CAMBIARA EL NOMBRE DE SEAN POR EL DE GABRIEL, QUE ES SU VERDADERO NOMBRE.
NARRA GABRIEL
Mi verdadero ser, mi verdadero yo, mi mente era un torbellino que hacía estragos con sentimientos y recuerdos encontrados.
-Gabriel?- oí a Elena preguntar golpeando la puerta de la habitación.
Gabriel, Sean! soy Sean maldición! quería gritar con fuerza pero no podía, mi mente me obligaba a aceptar todo lo que estaba sucediendo, lo aceptaba... pero no lo asimilaba.
-Estás bien?- volvió a preguntar al no oír respuesta de mi parte.
-Sí, recién despierto, lo siento, qué hora es?- dije abriendo la puerta.
-Es tarde, pero realmente necesitabas ese letargo para lo que viene en tu vida- negó ella acariciando mi mejilla -Has crecido bien mi niño, te extrañé tanto- se pegó a mi pecho y no dudé un segundo en abrazarla.
-Yo también mamá... yo también...- dije confundido.
-Está bien hijo, ya entenderás poco a poco conforme se vayan mostrando los recuerdos en tu mente y...-
-Es por eso que ustedes están aquí, realmente son hechiceros?-
Una gran sonrisa se dibujó en su rostro tomando mis manos entre las suya.
-Vamos, nos esperan para que comas algo e inicies con el entrenamiento, tu cuerpo también necesita despertar- hizo un gesto con la cabeza señalando hacia la ventana.
Aquel lugar era todo lo que jamás hubiera imaginado, rodeado de árboles y naturaleza en su estado puro, el cielo tenía realmente ese color celeste que había visto ilustrado en tantos libros.
-Gabriel!- gritó Duncan agitando la mano -Come algo y te esperamos aquí!-
-No debes dirigirte a él con tanta familiaridad Duncan- reprochó Atis golpeando el hombro del caballero -Lo esperamos Príncipe, Elena preparó algo que dice y usted gustará mucho de ello-
Atis hizo una reverencia y pude observar en detalle su armadura y su porte de caballero, su cabello negro recogido y su brazo fuerte sosteniendo su espada. Duncan era mucho más grande que Atis, pero aquello le restaba destreza a la hora de enfrentarlo con la espada. Era asombroso verlos luchar y aquel tintineo que producían las espadas al chocar era melodioso. Me gustaba, me atraía, pero siempre odié las luchas, incluso las películas medievales me producían sueño y ahora no podía dejar de verlos luchar cuerpo a cuerpo con sus movimientos... veloces... demasiado...
-Gabriel!- oí llamar a Elena.
-Enseguida bajo...- dije aprovechando su distracción para dejar de ver la lucha.
-Hijo!- Tadeo vino hacia mí y envolvió en un afectuoso abrazo.
-No lo agobies Tadeo... tiempo al tiempo...- dijo Elena acariciando su brazo mientras nos separaba.
-No te preocupes Elena, tiempo es lo que no tenemos, debemos recuperar a Gina- dije tomando mi lugar frente al plato colocado en la mesa.
-Hijo... respecto a eso...- inició la charla Tadeo.
-Respecto a eso que?- inquirí con urgencia.
-Hijo, la quinta luna ya pasó, el portal se ha cerrado y debemos esperar que vuelva a abrirse o...- completó Elena la frase de Tadeo.
-QUÉ! COMO PUEDES DECIR ESO?! QUE NO SABEN ACASO QUE ZION SE LA LLEVO A LA FUERZA! NO SABEM...- dije golpeando la mesa y poniéndome de pie.
-Hijo...- suavizó mi madre su voz -Tranquilo...-
-No puedo Elena. Ella está...-
-Te das cuenta de lo que está pasando?- interrumpió mi discurso tomando mi mano y llevándola hasta mi pecho.
-De qué hablas? Seguro y no has recordado nada más?- preguntó con un aire divertido.
-Elena. Estaría así de exaltado si hubiera recordado algo?- acarició mis brazos hasta llegar a mis manos y las presionó fuertemente.
-Gina es fuerte y si te halló una vez, lo volverá a hacer. Además Zion jamás lastimaría a Gina. Primero moriría...- calló mi madre de repente.
-Lo sé. El ama a Gina- mi comentario fue duro y frío -Iré con Atis-
-Hijo no has probado bocado- la oí tras de mí.
-Lo siento. He perdido el apetito-
-Gab...-
-Déjalo...-
Ambos quedaron preocupados por el desplante que había hecho. Es decir. Siquiera yo me entiendo en estos momentos. Verdadero ser. Despertar. Gina. Zion. Por qué me molesta?
-Preparado Príncipe?- oí a Atis frente a mí.
-Lo que sea para despejar la mente- respondí aceptando la espada.
-Muy bien. A entrenar!- oí decir a Duncan con una gran sonrisa colocándose en posición de lucha.
Atis me colocó en posición de lucha. Me enseñó como tomar la espada y esperar al oponente. Vi a Duncan impulsarse sobre su pierna para saltar y caer sobre mí. Apenas pude colocar mis brazos frente a mí para frenar su golpe y me sentí arrastrado hasta chocar contra un árbol viejo tras de mí.
-Bien hecho Príncipe... pero... ya te lo había dicho, no sólo tu mente sino también tu cuerpo debe despertar- explicó Atis mientras Duncan volvía a colocarse en guardia -Sí Príncipe... su cuerpo- dijo mientras me sostenía de los brazos.
-Atis, que demonios tramas?!- gruñí tratando de soltarme de su agarre.
-Ahora Duncan!- gritó y vi al guerrero hacerse contra mí con su espada en mano.
Fueron fracciones de segundo las que tarde en reaccionar y asimilar lo sucedido a mi alrededor. Alrededor formado por las copas de los árboles y un cielo con un aire tan puro que mis pulmones y mis alas... un momento!
-QUE DEMONIOS! ATIS!- grité asustado y entrando en pánico.
-Noooo!- oí gritar a Atis mientras me desplomaba por los aires.
Acaso olvidé mencionar que tenía miedo a las alturas? Pues sí lo hago, desde muy pequeño, aunque si esa persona no era yo.
-Demonios Gabriel! Reacciona!- oí gritar con desesperación a Atis.
Pude abrir los ojos e intentar frenar mi caída. Las grandes alas que habían aparecido en mi espalda parecían tener vida propia y comenzaron a agitarse con fuerza frenando la caída libre en la que me hallaba.
-Diablos Príncipe! No me dé esos sustos que mis nervios ya no soportan!- dijo Atis viendo como me ponía en pie frente a él.
-Se suponía que tenía alas y no me lo dijeron?!- reproché al par frente mío.
-Lo sentimos Señor, pero bien aclaramos que su cuerpo también debía de despertar- explico Duncan a modo de excusa.
Una risa cómplice se formo entre ambos guerreros, gesto ante el cual cedí y los acompañé.
-Ya basta! Atis, Duncan, ya mismo me dirán que más de mi cuerpo falta despertar...- una carcajada salió de los labios de Duncan a lo que Atis respondió con un golpe en el hombro.
-Perdón Señor! Es que debe entender, su manera de expresarse es muy ambigua!- continuó diciendo aún con la sonrisa en los labios.
-Oh! Pues...- aprovechando su descuido e intentando averiguar que más podía hacer me lancé hacia Duncan con una velocidad que jamás creí alcanzar.
Al llegar hasta él lo sujete por el cuello y lo arrojé hacia un árbol. Duncan se puso de pie y sonrió maliciosamente limpiando un hilo de sangre que corría por su frente.
-Velocidad, muy bien Señor, a entrenar!- dijo lanzándose a la carrera contra mí.
Volví a usar mis alas intentando averiguar si también las tenía él.
-Eso es competencia desleal mi Señor! Pero...- lo vi saltar sobre las ramas de los árboles e impulsándose sobre una de ellas me dio alcance.
El suficiente para lograr aceetar un golpe en el estómago haciendo que caiga golpeando mi cuerpo con las ramas de los árboles. Al llegar al suelo con el mismo impulso que caí volví a saltar para llegar hasta donde había quedado Duncan.
-Ya te escondes guerrero!? Ayúdame a despertar! Vamos- grité.
Sentí como algo me advertía que girase, peligro, y allí lo vi.
-Sentido del peligro Señor!- dijo sonriente deteniendo mi golpe con su espada.
-Suficiente! Todo a su tiempo! Aún está débil y no ha despertado por completo!- gritó Atis dando por terminado nuestro duelo.
-Sí Capitán!- contestó Duncan indicando con la cabeza que bajemos.
-Oye, como es que puedo hacer todo eso y no sé como es que lo hago?- pregunté confundido.
-Señor, hay muchas cosas que aún no entenderá y es por su bien, no se apresure, todo a su tiempo- dijo Duncan acercándose a Atis.
Tiempo, Gina, cuánto pasará hasta saber de ella y recuperarla.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro