BUSCANDO SU SER
NARRA ZION
-¿Por qué? Tania...- pregunté al llegar a su mansión.
-Cállate- respondió secamente.
-¡Con un demonio Tania, por que llegaste a tanto solo por tenerme!- grité tomándola de los hombros y girandola hacia mí.
Su rostro desencajado iba entre la rabia y el dolor, nunca creí estremecerme al ver a alguna otra mujer ajena a Gina, pero, esos ojos, los ojos llorosos de Tania eran más de lo que podía soportar.
-Lo siento Tania, soy un maldito idiota- dije rodeándola con mis brazos.
No decía nada, su llanto iba en aumento al tiempo que su agarre a mí se hacía más fuerte. Sentía el aroma de Marcus en su cuerpo, "has pagado bien, no lo dejes acercarse...." "no lo haré... es mi tesoro..."
-Con un demonio Tania, dime que no lo hiciste, no hiciste eso por mí- dije levantando su rostro lloroso.
-Perdóname, es que no sabía como más lograr que te liberen, sabía que Abiel te mataría con sus torturas y yo sólo...- era sincera, lo veía en su mirada, el dolor y la vergüenza que sentía siquiera la mejor actriz podría haberlo fingido -Zion... yo...-
Acuné su rostro con mis manos y movido por una fuerza que no supe distinguir ni saber como definirla la hice presa de mis labios, sus manos arroparon mi espalda desnuda y sentí la calidez de su pequeño y ultrajado cuerpo junto al mío, ambos destrozados, de diferente manera pero destrozados al fin, sería posible que mi corazón.
-Zion... no...- susurró alejando su cuerpo del mío e inmediatamente su ausencia causo estragos en mí.
-No te alejes, Tania... por favor- dije sosteniendo su mano contra mi pecho.
-Esto no es real Zion, yo soy real, mi amor y anhelo por ti es real, pero tú, aquí...- dijo presionando su mano sobre mi pecho -Aún está ella, tu gran amor y yo... no quiero tu lástima ni compasión, te salvé y estarás aquí protegido de Marcus y Abiel, fue el trato justo y pagado- dijo volviéndose hacia las escaleras que llevaban a las habitaciones de su mansión -Eres bienvenido y quedas en tu casa, los sirvientes ya han recibido órdenes de atender cualquier petición tuya-
-Yo... Tania por favor escúchame...-
-Angus...- dijo dirigiéndose a un sirviente parado junto al umbral de la entrada.
-Señora...- contestó él acercándose rápidamente.
-Guía al Señor Zion hasta su habitación, enséñale todo lo que deba saber de la casa y pon a su disposición lo necesario para su recuperación, intenta no molestar con pequeñeces, estaré descansando- dicho eso se dirigió escaleras arriba sin mirar atrás.
-Señor... por aquí- dijo Angus señalando el camino a través de las escaleras.
-Sí... gracias- lo seguí pasando mis manos por donde antes habían pasado las de Tania.
Pero qué demonios estaba ocurriendo conmigo, qué era todo aquello que sentía en ese momento, ni siquiera podía llegar a comparar al sentimiento que me llenaba cuando Gina se acercaba a mi lado, qué demonios estaba mal conmigo, era Tania, la misma Tania que aparecía tras de mí cuando algo andaba mal, la que escuchaba y ayudaba, la Tania que...
-Me amaba... me ama...- susurré cubriendo mi rostro con las manos.
-Señor, se encuentra...- oí a Angus acercarse.
-Tania, su habitación- dije seguro de lo que haría después.
-Aquella- respondió señalando con la mano la segunda puerta.
Asentí con un movimiento de cabeza y me dirigí hacia ella con paso lento pero firme, en mi mente se aparecían todas las palabras que quería decir, pero, no estaba seguro de poder hacerlo, no sabía como iría a reaccionar. Sin darme cuenta me hallaba con la manija de la puerta en las manos, no pregunté, no esperé, cerré los ojos y dejé que mis sentimientos me guiaran hasta donde debía llegar.
-Es una locura... no entiendo nada de esto...- dije soltando todo el aire que estaba conteniendo.
-Ahora te has vuelto un pervertido- dijo ella parada frente a su cama con su cuerpo desnudo.
El rubor y el calor que sentí recorrer todo mi cuerpo fue demasiado, me giré al instante y volví mi mirada a un punto fijo en el que poder tranquilizar mi mente al menos por un segundo.
-Qué quieres Zion, no creo que Angus haya equivocado la habitación- dijo moviéndose hacia su armario, aguardé unos minutos hasta que creí y ya se había vestido para volverme hacia ella -Qué es una locura, por qué no vas a descansar por un momento y aclar...-
La envolví en mis brazos, deseaba sentir su calor otra vez, no podía evitar mirarla y sonreír, quería tenerla otra junto a mí, besar sus labios y averiguar que era todo aquello que estaba despertando en mí.
-Ya los aclaré, o qué crees tú...- sonreí aún sobre sus labios.
-Dije que...- volvió a decir intentando alejarse de mí.
-Que no querías mi lástima, pero, créeme cuando te digo que lo último que siento por ti en este momento es lástima Tania- dije trayéndola más hacia mi cuerpo y levantando su rostro.
El rubor en sus mejillas, su cabello suelto y su rostro sin rastro de maquillaje la hacían aún más bella de lo que jamás la había visto antes, o quizás, jamás había reparado en su belleza y amor hacia mí.
-Estás seguro Zion, no te pido nada a cambio, tan sólo quiero que estés bien, quiero asegurarme que estés con vida y seas...-
-Feliz...- completé la frase por ella y sonrió -Enséñame a ser feliz y lo seré, enséñame a amar y te amaré-
Sus ojos se abrieron por la sorpresa al igual que sus labios, lo que aproveché como un ladrón para robar de ellos el más maravilloso de los besos, a decir verdad nunca había besado a nadie antes pero, por los mil demonios, Tania como maestra me haría tocar el cielo y caer luego al infierno sin remordimiento alguno, y me gustaba, lo que despertaba en mí... me encantaba.
NARRA GABRIEL
-¡DEMONIOS GABRIEL, DEJA DE MOVERTE DE UN LADO A OTRO!- gritó Duncan tomando mis hombros.
Aquel vuelo no había servido de nada, al contrario, pensar lo que estaría sufriendo Gina mientras yo iba sin rumbo alguno me hizo volver y apresurar a los demás para poner en marcha el plan para rescatarla.
-¡QUÉ NO LO ENTIENDES ACASO, EN ESTE MOMENTO QUIEN SABE QUE MILES DE ATROCIDADES ESTARÁN HACIENDO CON ELLA!- volví a gritar.
-Lo sabemos Gabriel- dijo Elena tomando mis manos entre las suyas y mirándome con esos ojos llenos de paz -Pero poniéndote de esta manera no lograrás nada, al contrario, no puedes centrarte en lo que es más importante ahora, salvarla-
-Elena tiene razón hijo... mañana es la última luna, la última oportunidad de recuperar a Gina y romper el hechizo, antes que Marcus tome ventaja de ello- explicó Tadeo acercándose donde estábamos reunidos.
-Marcus quiere hacerla su esposa, Gina es una híbrida, la mezcla de ambas sangres será un nuevo poder que Marcus no soportará estar tentado a tener en sus manos- dijo Atis poniéndose de pie.
-Qué haremos, siquiera tenemos a Zion para informarnos que ha sido de ella, debo ir a verla Atis, esto me está carcomiendo y enloqueciendo, por favor...- rogué a Atis por su aprobación para ir a buscarla.
-Debemos ir decididos a rescatarla Gabriel, no pode...-
-QUÉ DEMONIOS HAY QUE ESPERAR MALDITA SEA...- callé a Atis de un grito.
-Qué sepamos que hacer, con un demonio Gabriel, qué acaso crees que si llegas a entrar a ese castillo podrás salir con vida- dijo tomando mis hombros.
-Lo siento mucho...- susurré.
Golpeé a Atis lo más fuerte que pude sorprendiendo a todos los demás y me dirigí directamente al castillo, no soportaba estar en la duda acerca de lo que podía estar pasando con Gina, quería verla, debía saber de ella o enloquecería realmente. Al sentir la presencia de los guardias de Marcus traté de ocultar lo mejor que pude mi esencia y ser sigiloso. Era la primera vez que venía al castillo pero por algún motivo me sentía acostumbrado a sus lugares, por lo que pude escabullirme entre sus pasillos.
-Ese aroma... maldito...- mascullé entre dientes.
-Marcus,¿estás seguro que puedes confiar en Tania?- dijo Abiel.
-Está enamorada de Zion, hará cualquier cosa con tal de asegurar su vida- contestó él, deteniéndose unos pasos delante de la habitación en la que yo estaba.
-¿Marcus?- oí a Abiel.
-¿Sientes eso?- preguntó Marcus.
-¿Qué cosa, Marcus?- oí a Abiel.
Demonios, me habrán sentido, vi la manija de la puerta moverse e intenté ocultarme lo más que pude.
-Marcus...-
-Intruso... será capaz de enfrentarme sin estar listo...-
-Marcus, Gabriel...-
-Pasó por aquí, coloca guardias frente a la puerta de Gina, que no se muevan de allí o morirán, iremos a arreglar todo para la última luna y volveré por ella, debemos estar preparados- dijo retirándose de la habitación.
Dónde la tendrán escondida, con un demonio padre, me encargaré de que pagues todo lo que has hecho con ella, su esencia, estaba casi extinta, pero podía sentirla, seguí lo más oculto que pude su rastro hasta dar con una habitación, en lo alto de...
-La torre, maldito monstruo- susurré presionando mis puños.
Fijé mi vista intentando hallar una manera de alcanzarla sin ser visto pero...
-Gina...-
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