Más allá de luchar por encontrar la felicidad, he aprendido que ser feliz es una decisión.

Es muy fácil creer que seremos felices al tener el trabajo de nuestros sueños, la familia perfecta o toda la fortuna del mundo. Lo que realmente logramos con esta creencia es quitar méritos al poder que tenemos. En otras palabras, al creer que nuestra felicidad depende de factores externos, nos cohibimos de vivir felices a plenitud, porque condicionamos la felicidad hacia un futuro supuesto y en ocasiones inalcanzable.

Cómo ya lo he dicho, no depende de nada fuera de ti, la verdadera felicidad, aquella que es genuina y te hace sentir pleno, solo la puedes obtener si tomas una desición.
Si decides ser feliz.

Sé que parece sencillo a simple vista, pero tiene su complejidad.

Cuando decides ser feliz, decides renunciar a la amargura, decides quitarte la venda del rencor, de la malicia y la falta de amor.
Cuando decides ser feliz, decides ser optimista sin dejar de ser realista, eliges esperar el futuro sin prejuicios y sin menospreciar el presente. Entonces comienzas a disfrutar todo lo que hoy tienes, más allá de vivir ansioso por lo que te hace falta.

Nuestra vida se desarrolla en tres tiempos, el pasado, el presente y el futuro. Y estoy segura que hay cosas en tu pasado que al recordar te hacen feliz, entonces ¿Por qué esperas encontrar la felicidad en el futuro?

Me duele tener que decir, que la felicidad en ese futuro no existe, porque no depende del futuro, depende sólo de ti.
Entiende que hoy estás viviendo el futuro de ayer y mañana vivirás el pasado de hoy. Por lo tanto tú felicidad no depende del tiempo, solo depende de ti.
Y si en un tiempo pudieras encontrarla, solo sería en el presente.

Porque ser feliz es una desición que debes tomar día a día.