Cumpliste treinta y aún te recuerdo
No estuve allí para besar tus mejillas
Tampoco estuve allí para robarte unas sonrisas

Acepto la derrota y el vivir separados
Acepto tomar el té de frutos rojos sin ti a mi lado
Acepto el seguir sola sin un corazón alocado
Sin embargo no olvido ni perdono lo provocado

Tu existencia fue el antes y después mi vida
Fue como el meteorito en la tierra para los dinosaurios
Fue como la creación de la biblia y los diccionarios
Así de importante fuiste a diario

Supongo que será un adiós para siempre
Un saludo de soldado o de marinero
Serio y firme pero con sentimiento y orgullo
Jane Austen no hubiese escrito un final así de verdadero

Tomo un café por la mañana y la tarde
A veces un té o dos continuos si me siento cobarde
Leo las mejores fantasías en las vacaciones
Y aún así la nostalgia aparece por los rincones

Escuchar melodías deprimentes es mi deporte
Puedo pasar todo el día repitiendo el álbum sin que a nadie le importe
Escribir poesías y limpiar con guantes
Esos son mis escudos de ahora en adelante

Su colonia y el sabor de sus labios
Su voz y el color exacto de sus ojos
Nada de eso lo recuerdo a la perfección
Ya no importa porque hemos sufrido una mutación

En estos diez años cambié tanto
Tanto por dentro como por fuera
Fue necesario que así lo hiciera
No puedes culparme aunque quisieras

No soy nada de lo que pensé que sería
Tampoco tú eres lo que me prometías
Quisiera que me dijeras que ya no sos ese Matias
Ni yo soy más esa Mariana por la que caías

El cielo se abrió para mi de repente
No cayó un meteorito y arrasó con todo
Una luz alumbró el vapor de una taza humeante
Era el té de frutos rojos de un nuevo amante

Probé todos los gusto de la dietética
Casi que pierdo la noción y la ética
Tuve que aprender a leer las etiquetas
De los errores aprenderás cada vez que los cometas

Me fui pero no sin antes despedirme
Me fui enfriando como nuestro té aromático
Humedecí el aire de forma casi imperceptible
La tasa quedó intacta y el saquito ya no sirve