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Capítulo 5: EL TAO

Él mirándome de vez en cuando durante la clase, es el primer recuerdo que tengo del inicio de curso.

La mitad del tiempo que el profesor había dejado libre en honor a los chicos agotados desparramados en sus sillas, me la pasé mirándole fijo y de reojo. La otra mitad, obligándome a no hacerlo.

Por sentido común pasé la página del libro aunque no había podido concentrarme y leer algo, debía disimular. Me enfoqué en las palabras, pero de repente las letras se habían tornado densas como si estuvieran en chino.

— \\ Míralo. Sé que quieres hacerlo. Míralo, míralo, míralo \\ — susurró aquella parte serpenteante de mi conciencia.

«No»

— \\ llevas todo el rato sobre él, ¿por qué cambiaría algo ahora? Solo hazlo \\

Si pudiera darle forma a las dos partes de mi conciencia, hubieran sido dos dioses opuestos gobernando mi cabeza, entes orgullosos y tercos, dispuestos a demostrar quién podía más mientras sentados en sus tronos, echaban las cartas apostando mi suerte . Un Zeus y un Hades. El simbolismo del ángel y el demonio sobre el hombro que, había adquirido vida con la muerte de mis días con Lindy.

Al respecto, decidí que la mejor forma de no asustarme era no hacer un escándalo al respecto. Y así fue. En todo caso, vivir debatiéndose entre dualidades no era sólo asunto mío.

— \\ levanta la mirada \\

Otra cosa que había decidido, en esos dos minutos de fingir leer, fue mantenerme firme y no despegar los ojos del libro, sin embargo, el salón se tornó inusualmente silencioso y no pude evitar la curiosidad de saber la razón. Eché un vistazo rápido y lo vi cojeando, caminando hacia mí con la mirada decidida. De inmediato la boca se me secó.

Cuando llegó frente a mí bajé la mirada de un sólo movimiento brusco, un jadeo alarmado hizo coro en el salón, a lo que cerré los ojos creyendo que iba golpearme por mirarlo tanto y estaba con el puño ya listo. Dicho golpe nunca llegó, sólo un juego de palabras que logró confundirme.

— Estoy bien, chicos, estoy bien

Volví a verlo desconcertado, corría una silla vacía para ponerla cerca de mí, no pude moverme, las miradas filosas clavadas en mí me tenían hecho piedra. No entendí por qué me veían con tal crueldad hasta que el chico frente a mí hizo una sutil mueca de dolor. Ups, vale, vale, se suponía que debí haberle ayudado con el pupitre ya que sólo caminar le costaba trabajo. En mi defensa te diré, que mi cerebro estaba demasiado abrumado como para funcionar debidamente.

Otro jadeo grupal se escuchó en cuanto se sentó con brusquedad sobre la silla, abrí mis ojos aterrado, pero él sonrió para calmarnos a todos.

— ¿Por qué tan callados? Venga, compañeros, el maestro no está — suspiré aliviado cuando uno del grupito habló llevándose la atención lejos de mí, incluida la de Billy —. A ver, a ver, profe Chad les va enseñar dibujo — todos rieron al ver la caricatura del profesor moros en la pizarra — ¿le falta algo?

— ¡unas bubis! — gritó alguien

— 10 puntos para usted, señor Travis, queda exonerado del parcial.

Miré a Billy, quien estaba sonriendo ante el espectáculo negando con la cabeza. ¿Qué podía querer de mí? Como si lo hubiera llamado con la mente volvió su atención a mí.

— Hola — una palabra tan simple, sin embargo, entré en alerta mientras su voz hacía eco en las paredes de mi cráneo ahora vacío —. ¿Cómo estás? — se aventuró a seguir la conversación al ver que no respondía. Podrá parecer una estupidez, pero yo me sentía en medio de un riguroso examen oral de biología para el que no había estudiado.

— «Una palabra, sólo tienes que responder una palabra»

— H-hola— sonrió complacido.

— Hola... Evans, ¿verdad? — Asentí al tiempo que me percataba que el señor moros del tablero tenía unos obscenos senos, una peluca, un perro de bolso, y algunos jugaban ahorcado justo al lado de la caricatura — Oh, lo sé, son un poco payasos pero está bien — me explicó.

— Ya...

— no recuerdo haberte visto en la ceremonia de bienvenida ¿es tu primer día?

— No, ¡sí! — Lapsus — sí. Perdón.

— No pasa nada. ¿Y qué tal la escuela? ¿Te gusta?

— No lo sé.

— Oh — volvió a sonreír para llenar el silencio —. Bueno... yo tampoco lo sabía cuando llegué.

— bien...— Volvimos a mirar la pizarra, nada nuevo, salvo que el profesor tenía la cuerda del ahorcado en la garganta.

— Me llamo Billy — rompió el silencio.

— Lo sé.

— grandioso.

sip.

— Oye... — pensé que iba a despedirse o tal vez llorar por la conversación tan deprimente.

— ya está, sé que no soy un buen conversador, puedes retirarte sin bronca.

— ¿retirarme? — Preguntó extrañado usando un tono de voz más encantador de lo apropiado — pero si venía a invitarte a nuestra mesa en el almuerzo ¿Qué dices?

— ¿P-por qué?

— bueno, porque eres el chico nuevo y de seguro no tienes nadie con quien juntarte. Todos hemos pasado por eso. Y aquí somos muy unidos.

Teniendo en cuenta que éramos los únicos marginados al alboroto en el tablero, no parecía algo difícil de creer. Sin embargo descubriría con el tiempo que era una mentira. Y una muy grande.

— Woow, gracias... en serio. Aunque...

— adivino, ¿ya tienes alguien con quien almorzar?

— Sí, sí, justo eso — me mordí la lengua como una reprimenda por trastabillar las palabras. Él entrecerró los ojos y se acercó a mi cara, haciéndome desmoronar en nervios.

— ¿cómo sé que no lo dices para rechazarme?

— no, no, y-yo... yo nunca...

— Sólo bromeaba, no te pongas así — esas palabras consiguieron el efecto contrario, me ruboricé tanto sintiéndome patético que la cara me picó — oye... lo siento ¿de acuerdo? — di un brinco cuando posó su mano sobre la mía —. Dios, soy tan estúpido. ¿Quieres que me vaya?

Mordiéndome el labio negué. Para ser honesto, era a su modo una charla agradable con un chico agradable. La situación me pareció tan estúpida que me dio risa sin poder evitarlo. Billy también rió aunque no entendía la razón.

— ¿qué es tan gracioso? — aún con la carcajada en la boca volví a verle, el también reía, y de inmediato me atraganté con mi estúpido chiste — ¿dije algo malo?

— No, no — me obligué a poner buena cara. Una cosa particular sobre Billy era que su sonrisa tenía el poder de frenarme en seco y sin previo aviso. Fue la primera vez que lo veía reír, así que desde luego me calló como un baldado de agua fría.

— ¿de qué te reías?

— no es nada, sólo una estupidez.

— Anda dime — fruncí el ceño cuando lo vi pestañear.

— Yo... es una tontería, nada más te imaginé queriendo huir de mí caminando despacio por tu rodilla herida. Sería muy incómodo ¿no lo crees? — reí un poco ante la imagen mental — Quererte librar de la situación mientras tienes que cojear dos largos metros. Me sentiría culpable.

De nuevo pare la sonrisa en seco cuando caí en cuenta lo grosero que había sido burlarme de su golpe, digo, apenas lo estaba conociendo. Por fortuna a él le pareció mucho más gracioso y volvió a saltar una carcajada al instante, yo me le uní no muy convencido.

— eso sería muy humillante para mí — opinó.

— ¿por qué? Si yo sería al que prefieren dejar botado con pierna lesionada y todo.

— Bueno, bueno, tu ganas — nos quedamos en silencio un corto momento antes de que él se atreviera a hablar de nuevo —. ¿Y con quién vas a almorzar? No quiero ser metiche, no tienes que decirme si no quieres.

— no pasa nada, pero hoy en la mañana una...

— ¡viene en la esquina! Repito ¡viene en la esquina! — un grito nos dejó a todos mudos, el curso se quedó un segundo quieto antes de empezar a organizar los pupitres y sentarse. Excepto el tipo que preguntaba el borrador de la pizarra.

— Me decías — llamó mi atención — ¿cómo se llama?

— Brittany Adams

— ¿perdona?

— Brittany Adams — repetí estudiando su cara incrédula.

— ¡joder! — Se pasó la mano por el pelo un tanto pensativo — ¿Brittany Adams? ¿Rubia? ¿Estás seguro?

— bueno, no tengo la mejor memoria pero puedo con un nombre ¿sabes?

— disculpa.

Regresé la mirada al alboroto para no enfrentar el silencio incomodo entre nosotros, habían tres personas borrando a toda carrera el tablero con las manos, de fondo, un coro de risitas.

— ¿te molestaría si almuerzo con ustedes?

— Por mí no habría lío — teniendo en cuenta que me sentía cómodo con él pero no lo suficiente, sí lo había, es decir, me ponía demasiado nervioso como para sentarnos juntos durante media hora —, sin embargo a ella puede molestarle.

Antes de que él pudiera decir algo el profesor entró dirigiendo su mirada al pizarrón, como borrar tiza con las manos era inútil, sólo habían conseguido difuminar el dibujo, desde la caricatura hasta el juego de ahorcado seguían notándose. Todos reímos cuando Chad fue delatado por sus manos blancas empolvadas, todos menos Billy que me miraba fijo.

— Parece que alguien quiere un castigo en su segunda clase del año — al aludido no parecía importarle —. Pueden salir. Chad, te veo al final de clases.

— bueno... — hablé empezando a despedirme, sólo quería huir de Billy tan pronto como fuera posible.

— Si le dices que te hiciste mi amigo no creo que le importe, almorzaríamos los tres — ¿cómo podía decirle que no a alguien que se había compadecido del chico nuevo, mucho más si estaba herido? Suspiré resignando, acercándome para servirle de apoyo.

— puede ser

A penas habíamos caminado un par de pasos cuando el protagonista de la clase se posó frente a nosotros.

— Hey, Bill, ¿te vienes? — Chad me miró de arriba abajo antes de clavar sus ojos en mí con cierta severidad, no tomé molestias, pensé que tal vez era un mejor amigo protector — ¿a que no adivinas? — Siguió hablando, borrando mi existencia mientras se hacía cargo de ayudar a Billy — hoy hay almuerzo especial para el equipo, reuniremos varias mesas para quedar todos juntos. Por supuesto, le hemos apartado una silla especial al héroe del partido.

Con bastante incomodidad me dispuse a salir del salón.

— ¡Hey, tú! — Frené mis pasos — tal vez la próxima ¿va? — asentí por sobre mi hombro ante esa promesa que sabíamos que no iba cumplirse. Luego me dirigí a la segunda clase del día.

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REFERENCIA DEL TITULO DE CAPITULO:

El tao: (corriente filosófica del taoísmo) Traducido como "el camino" o "la vía", el Tao es el orden innombrable, inmanente, del universo. La ley eterna que lo aglutina todo: lo vivo y lo inerte, lo real y lo místico, lo concreto y lo abstracto. De: https://www.filco.es/lao-tse-vivir-armonia-universo

N.A: O en palabras más simples, se refiere a la esencia del universo, a un principio supremo e impersonal de orden. O sea, como un mal resumen, es un orden natural fuera de nuestras manos, algo así como el "destino". Pero con muuuucho más trasfondo.  ;)


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