Ꜥꜥֶָ֢🔭ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo O1
⠀𐙚 koo top! tete bottom!
⠀𐙚 drama. romance. soft.
⠀𐙚 etéreo gráfico © hooneily_
⠀𐙚 adaptación © yoonyoon38
TaeHyung estaba acostado en su cama, no tenía ninguna intención de levantarse y prepararse para ir al instituto. Hoy era el comienzo del nuevo año y no estaba para nada entusiasmado con la idea, y es que, ¿para qué emocionarse si le esperaba lo mismo de todos los años? Nuevos Alfas por aquí, nuevos Omegas por allá y nuevos Betas ajenos a toda la situación.
Los años pasados solía emocionarse, pues un nuevo año era igual a nuevos Alfas, pero con el paso del tiempo esto cambió, los Alfas parecían pasar olímpicamente de él. No es que no le hablaran, no, es solo que parecía que nadie estaba interesado en él de forma romántica, y no es como si los culpara.
TaeHyung era un Omega, pero no tenía todas las actitudes de uno; en la sociedad, los Omegas eran conocidos por ser sumisos, tranquilos y ordenados, incluso miedosos.
Él no era nada de eso. No era un chico sumiso, no tenía por qué hacer lo que cualquiera le ordenara; lo haría sí, pero solo cuando encontrara a su Alfa. ¿Tranquilo? No, claro que no era tranquilo, y es que era Kim TaeHyung, el único Omega hiperactivo de la historia. Ordenado, mucho menos; faltaba solo ver su cuarto para saberlo. Miedoso, ni en broma; él solía hablar con cualquier persona sin importarle si era Alfa u Omega; él no se dejaba intimidar por cualquiera.
Él no tenía la actitud de un Omega; en cuanto a apariencia, era otra historia. Era un Omega precioso, nadie podía negarlo, un poco alto, más no lo suficiente, piel bronceada adornada por varios lunares que le daban un toque adorable, cabello castaño brillante y suave, unos hermosos y grandes ojos color whisky, una linda nariz respingona y, para rematar, unos labios suaves y rosas. Sí, sin duda un Omega hermoso. Por eso no entendía por qué ningún Alfa lo había cortejado aún. Claro que apostaba a que era por su actitud, pues incluso su esencia era deliciosa; era una mezcla de chocolate y menta, era dulce pero no empalagoso, sin duda delicioso, pero a nadie parecía importarle. Tal vez también tenía mucho que ver el hecho de que era el hijo del shérif, con lo cual muchos Alfas, incluso Betas, mantenían las distancias con él.
Cuando se dio cuenta de que definitivamente llegaría tarde, por fin se levantó y fue directo al baño para darse una ducha. Al salir, se vistió con lo primero que encontró, bajó, desayunó solo un tazón de cereal, después salió corriendo y se montó en su jeep para luego salir rumbo a la escuela.
Al llegar, se encontró con lo mismo de siempre: alumnos nuevos por aquí, alumnos nuevos por allá, Alfas acosando a algunos Omegas y Omegas caminando de la mano con sus Alfas, alguno que otro Beta por ahí. Sí, exactamente lo mismo de siempre.
Caminó a su taquilla para acomodar sus cosas y sintió a alguien abrazarlo por la espalda. Sabía de quién eran esos pequeños y delgados brazos; se giró para abrazar a su mejor amigo, su único amigo.
Park JiMin, un pequeño Omega, el mejor amigo de TaeHyung. El chico era muy lindo, rubio con ojos azules, un poco pequeño, pero perfecto tratándose de un Omega. Era el único que siempre estaba ahí para TaeHyung; lo apoyó durante la enfermedad de su madre y, posteriormente, su muerte. El rubio siempre estuvo ahí para él, pero, a diferencia del castaño, sí que era un Omega muy codiciado. Claro que nadie trataba nada con él, pues el pequeño rubio era cortejado por Min YoonGi, un Alfa. Era buen tipo y a TaeHyung le agradaba porque trataba bien a JiMin, no como harían otros Alfas. Y, a pesar de ser una persona amable y agradable, era un Alfa muy fuerte. Puede que no lo pareciera, pero se decía que su voz Alfa era algo de lo que temer. Sabía que estaba en la manada Jeon.
En la sociedad había algo llamado manadas; eran algo así como una sociedad y, en ellas, lideraba un Alfa muy poderoso. Por lo regular, los miembros de dichas manadas trabajaban en las empresas que dirigían los Alfas en ellas. Las más poderosas del mundo eran la Jeon y la Bae, que estaban en Corea del Sur y ambos en Busan, la Yukimura en Japón, entre otras.
Pero, por lo que TaeHyung sabía, las manadas Jeon y Bae no tenían la mejor relación del mundo, y es que Bae HyeSun, una Alfa de la familia, había incendiado la mansión de la familia Jeon, con varios miembros de la misma dentro. Ese día murieron la mayoría de los Jeon; solo sobrevivieron Jeon JiCheol, un Alfa, Jeon Ji-Eun, una Beta, y por último y más importante, Jeon JungKook, el actual Alfa líder de su familia y la manada Jeon.
TaeHyung no sabía mucho del hombre, solo que no vivía aquí, sino en Busan, pero la empresa principal de los Jeon estaba aquí en Bukchon Hanok, Seúl. El hombre era muy rico, manejaba el mercado automotriz en gran parte del mundo, aún no estaba emparejado y era terriblemente frío y serio, según las revistas. Pero TaeHyung no confiaba en eso; todos decían que era increíblemente guapo, cosa que tampoco sabía, pues nunca había visto una foto del hombre.
Pero volviendo al tema, el Alfa de JiMin, YoonGi, era parte de la manada Jeon y trabajaba como asistente en un distribuidor que estaba en el centro.
— Hola, JiMin — Saludó con una gran sonrisa el castaño.
— ¿Qué tal, Tae? — Respondió el rubio mientras tomaba su brazo cuando el castaño cerró su casillero — Escuché que había nueva profesora — Comentó casualmente.
— ¿En serio? ¡Qué interesante! — Fingió emoción.
— ¡Vamos!, no me digas que no tienes curiosidad — Se quejó el rubio haciendo un puchero.
— La verdad, no — Respondió sincero y soltó una carcajada al ver la cara de indignación de su amigo.
— Bueno — Suspiro — Hoy saldré con YoonGi, es una cita doble o algo así — Comentó alegre el rubio.
— ¿Con quiénes irán? — Preguntó TaeHyung ahora prestando más atención a su amigo.
— Promete que no vas a molestarte — TaeHyung miró confundido al rubio — ¡Prometelo!
— Bien, lo prometo — Se quejó.
— Con DaHye y MinGi — Susurró el chico y TaeHyung detuvo sus pasos.
Cheon DaHye era el gran amor de TaeHyung. Claro que ya había aceptado que eso jamás pasaría, pues la Alfa no solo pasaba completamente de él, sino que también la hermosa pelirroja ni siquiera salía con Omegas; al parecer, ella prefería salir con Alfas, como era el caso de MinGi, el Alfa más detestable en opinión de TaeHyung. El chico era guapo, claro que lo era, pero lo arruinaba todo con su actitud de mierda. Era un engreído de lo peor y amaba meterse con TaeHyung, siempre humillándolo y aprovechándose de su condición de Alfa para tratar de mandar al Omega castaño. Cosa muy difícil, pues TaeHyung no era cualquier Omega y siempre que el Alfa le pedía algo, TaeHyung pasaba completamente de él.
— No te pongas así — Dijo JiMin sacándolo de sus pensamientos — Ya llegará un Alfa que te quiera y valore de verdad.
TaeHyung asintió a su amigo, pero no estaba tan seguro de que eso pasara, pues ya estaba más que claro que no era un Omega tan atractivo o delicado como los demás y, por ello, ningún Alfa se fijaba en él.
Jeon JungKook contemplaba el atardecer de Busan a través del ventanal en su departamento. Estaba cansado de hacer siempre lo mismo: despertarse temprano completamente solo, ir a trabajar y estar solo, para que al final del día regresara a su apartamento, el cual estaba completamente solo.
Llevaba años buscando a su pareja y aún no la encontraba, y eso ya lo estaba cansando. Tenía dinero y poder, más del que muchos siquiera imaginarían; era el líder de una de las manadas más poderosas del mundo, y nada de eso le importaba si no tenía con quién compartirlo. Ni siquiera tenía familia, solo su tío, el cual vivía en Bukchon Hanok, y su hermana Ji-Eun, que residía en Sudamérica.
Creyó haber encontrado a su pareja años atrás. Conoció a una chica hermosa de nombre Bae HyeSun; creyó estar enamorado, pero se equivocó, pues HyeSun solo lo utilizó y de la peor manera: ella incendió su casa con toda su familia adentro. Desde ese día, JungKook se volvió una persona fría y amargada; no solía salir mucho.
Pero hace unos años descubrió que quería encontrar a su Omega y formar su propia familia, pero no había tenido suerte. Al parecer, sus años de soledad y amargura no ayudaron, pues muchas Omegas temían acercarse, y no era porque no fuera un hombre atractivo, que lo era, sino por la mala fama que se creó, y las pocas que se acercaban lo hacían simplemente por interés, y no estaba dispuesto a estar con alguien así.
Tal vez ya era hora de escuchar a su tío y cambiar de aires. Le haría bien irse una temporada a Buckchon Hanok; tal vez, con algo de suerte, podría encontrar a su Omega.
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