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Capítulo 27

La ceremonia de graduación de Christian no es lo que imaginé. Había considerado un montón de estudiantes en el auditorio, pero la cantidad de estudiantes en las clases nocturnas es mucho menor.

— ¡Que guapo te ves! — Grace termina de acomodar su corbata.

— Basta mamá, me avergüenzas.

— Oh, no me importa Christian, ¡Mi bebé se gradúa de la universidad!

— Además — Agrega Mía encogiendo los hombros — No es como que tengas mucha popularidad qué perder.

— Tonta.

Le gruñe a su hermana y permanece inmóvil hasta que su madre termina de acomodar su cabello. Si, este es un momento especial para la familia Grey y me alegra estar aquí.

— Ana... ¿Tu amiga Kate va a venir? — Susurra Mía.

— No lo creo. Pero, ¿Preguntas por Kate o por Ethan?

No tiene que contestar porque el rubor en sus mejillas me da la respuesta. No ha parado de hablar sobre Ethan desde ese día en el aeropuerto y por como lo mira, diría que va en serio.

— ¿Me veo bien? — Me dice cuando Grace se aparta.

— ¡Por supuesto que sí! Tengo un novio guapísimo.

— ¿Y lo engañas con mi hermano? ¡Agh! — Se ríe Mía.

Sin decir otra palabra, Grace toma su brazo y tira de él para que se siente y nos dé un poco de privacidad. La ceremonia está por comenzar y es momento para que Christian tome lugar entre sus compañeros.

— Me gustaría hablar contigo de algo importante.

Dejo de sonreir porque su semblante es de total seriedad. ¿Va a terminar conmigo? ¿Ahora?

— ¿Sobre qué?

— El futuro. Esta noche cenaremos con mi madre y Mía, pero mañana tendremos esta conversación pendiente.

— Está bien.

Lo veo alejarse hacia su puesto y yo ocupo el mío junto a Grace y Mía. No puedo evitarlo, busco con la mirada a la chica rubia que llevo atravesada entre ceja y ceja, y la encuentro caminando por un pasillo entre las bancas. Sonríe alegremente con sus ojos puestos en mi chico.

— ¿Ana? — Mía tira de mi brazo — ¿A dónde vas?

Rayos.

Me puse de pie sin siquiera notarlo, pero el movimiento es tan obvio que atraigo la mirada de la chica rubia. Su gesto se congela y tuerce en una mueca de desagrado antes de sentarse junto a Christian.

— A mi tampoco me agrada — Se ríe Mía — Creo que es demasiado vanidosa para mi hermanito.

— Entonces es una suerte que yo esté aquí — Le sonrío con orgullo — Y no tengo problema en enseñarle a esa chica quien soy.

— Tranquila, te conoce. Christian no para de hablar de ti.

Sonrío como boba ante la imagen de mi chico gruñón y todas nuestras llamadas furtivas. Me aseguré de recordarle lo mucho que lo extraño mientras estaba en clase esperando que su amiguita tomara una distancia prudente.

Pasamos los próximos 45 minutos sentadas escuchando al rector de la universidad hablando de los grandes logros de ésta generación y de lo mucho que espera de ellos. Eso me hace preguntarme sobre nuestros planes.

Christian habló sobre discutir el futuro, ¿Se refiere a trabajo? ¿A nosotros juntos? ¿Será que ya no está seguro de quererme ver cerca?

Tengo que admitir que estoy un poco preocupada y ni siquiera puedo concentrarme en la pequeña cena a la que vamos después de la ceremonia. Grace habla de lo orgullosa que está de Christian y de cómo Mía tiene que esforzarse para llegar a ser una gran Chef.

— Estás muy callada, ¿Estás bien? — Christian susurra cuando recogen nuestros platos vacíos.

— Si, estoy bien. ¿Por qué debería estar asustada?

Balbuceo y me doy cuenta de mi error, pero seguimos la conversación de su madre hasta que es la hora de irnos. Gracias a la insistencia de Mía por ver a Ethan, Christian accede a llevarme hasta la casa de los Kavanagh.

— Hablaremos mañana, nena — Besa mi mano ante la mirada curiosa de su madre y hermana — Vendré por ti.

— ¿Podríamos encontrarnos en otro lugar? ¿El restaurante del Fairmont tal vez?

Necesito un espacio neutro para pensar, no quiero que las palabras de Christian me tomen con la guardia baja y si la sorpresa es desagradable necesito poder huir en el momento.

— Claro, descansa — Besa mi frente y gira para volver al auto.

Agito mi mano a modo de despedida, hasta que escucho un suspiro a mi espalda.

— ¡Ethan! ¡Dios, me asustas!

— Lo siento, solo tenía curiosidad por saber quién era — Dice, pero está mirando el auto que se aleja.

— Creí que tenías novia — Le recuerdo — La vez que Kate y yo terminamos ebrias estabas en una cita.

— Si, lo sé, pero se terminó. Lo bueno nunca dura.

Se ríe y vuelve a entrar en la casa dejándome con el corazón adolorido. ¿Así de fácil? ¿Cambia de ciudad y de novia como si fuera nada? Y lo que es peor, ¿Christian haría lo mismo?

Mi cabeza da vueltas, así que tomo un par de aspirinas del gabinete de la cocina y me voy a la cama. No hay nada más que pueda hacer más que esperar al dichoso desayuno con mi chico.

Mentiría si dijera que pude dormir. Me levanté antes de que amaneciera para tomar un baño, alistarme y subir al autobús que me lleva al centro de Seattle.

Busco una mesa en el rincón del restaurante y espero por la llegada del chico de ojos grises que me tiene con los nervios de punta. No, no creo soportar otro corazón roto. No a éstas alturas.

— Llegas temprano — Christian aparece con una gran sonrisa.

— Dijiste que era importante.

— Si, ¿Ya revisaste el menú? — Su vista se desvía hacia la carpeta en sus manos — Estoy de humor para waffles con mucha mantequilla.

— No tengo mucha hambre. ¿Qué era eso que querías decirme?

— Ah, si. Creo que deberíamos vivir juntos.

¿Qué?

Quito el menú de sus manos para que pueda mirarme a los ojos y deje de actuar como si lo que dijo no tuviera importancia.

— ¿Vivir juntos?

— Si. Estaré trabajando desde casa un tiempo antes de poder tener una gran oficina y empleados. Podemos conseguir algo cerca a la editorial para que puedas ir a venir sin problemas.

¿Qué?

— ¿Estás hablando en serio? — Él asiente — ¡Eres un idiota, Christian! ¡Creí que ibas a terminar comigo!

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