Capítulo 15
El alcohol se evaporó de mi sistema más rápido de lo que supuse, pero cumplió su misión. Dejé de pensar en ese chico... Y ahora concentro mi atención en el otro chico debajo de mi.
Mis manos detrás de su cabeza para que no se aparte mientras mis labios siguen buscando los suyos en besitos inocentes. Sus manos, por otro lado, están apoyadas contra mi trasero.
— ¡Tiempo! ¡Tiempo! — Jadea de nuevo.
— ¿Otra vez?
— Si, dame un minuto.
Sus manos me liberan, así puedo bajarme de encima de su cuerpo para que recobre la compostura de su mente y de su cuerpo.
No quiero ser indiscreta, pero le lanzo una mirada rápida al bulto en sus jeans antes de ir a buscar una botella de agua que dejé en la mesita de la habitación anoche.
— Mierda, eso estuvo cerca — Se ríe.
Es la segunda vez que paramos para que pueda tranquilizarse. Creí que iba a darme un beso de buenas noches y se iría, pero en lugar de eso rodamos hasta mi cama para algo de acción uno a uno.
— ¿Necesitas algo más? — Dejo la botella en la mesa y me siento en el borde de la cama.
Su cabello castaño despeinado luce salvaje por el toque de mis manos y sus labios rojos por los besos. Sin pensarlo mucho, llevo mi mano a los míos para tocarlos.
— Estoy listo, ¿Quieres hacerlo de nuevo?
— Si — Me arrastro de nuevo sobre la cama para montarme a horcajadas sobre él.
Bien, lo admito.
Esto dejó de ser inocente desde el momento en que sentí su erección sobre mi vientre a través de la tela de nuestra ropa y tuve una lucha interna con mis pensamientos. Esos que dicen que podría tener un gran recuerdo de Seattle y los que creen que todo esto se acabará tan pronto como suba al avión.
Pongo de nuevo mis labios sobre los suyos para volver a besarlo, primero lento para entrar en sincronía e ir aumentado. Lo muerdo un poco cuando sus manos vuelven a apretarme el trasero contra él.
— ¿Vas a olvidarte de mi? — Pregunto entre el beso.
Rayos, creí que el alcohol era el culpable de mi falta de filtro. Pero la pregunta se escapa de mis labios porque es lo único que ahora ocupa mi mente.
— No.
— ¿No lo harás? ¿No vas a olvidarme?
— No, pero aún no estoy seguro de cómo esto podría funcionar.
Sigue besando suavemente, piquitos cortos mientras tenemos está conversación. ¿Me estoy apresurando? ¿Lo estoy arrastrando a una relación que no pidió?
— Yo tampoco lo sé — Admito en voz alta — Pero quiero intentarlo. Y no quiero que pienses que solo estoy cambiando un chico por otro.
Sostengo su cabeza con mis manos para que me mire, estoy hablando seriamente. Podría haber iniciado de la manera menos apropiada, pero esto con él se siente natural.
— No me preocupa el estúpido Josh, nunca lo hizo en realidad — Se ríe — Ya sabía yo que algo saldría mal con ese chico, solo que no esperé que fuera algo tan...
— ¿Extraño?
— Genial — Sus manos suben para apoyarlas detrás de su cabeza.
— ¿Ahora quién está pensando en Josh? — Me burlo — ¿Quieres que te deje un momento a solas?
Un gruñido ronco se escapa de su garganta al mismo tiempo que me doy cuenta que estoy balanceando mi cadera contra él. Y eso ya no es tan inocente.
— ¿Así? — Pregunto sin dejar de moverme.
— Rayos, Ana, vas a hacer que... — Gruñe de nuevo con las mejillas sonrojadas — ¿Qué haces?
— Te dejo algo para que me recuerdes.
Sigo moviéndome contra él al mismo ritmo, incorporándome un poco para apoyar las manos sobre su abdomen. Sus manos se mueven ahora hacia mis piernas para ayudarme con el movimiento.
También mi rostro se calienta por la intensidad pero no me detengo, puedo sentirlo apretar mis piernas con fuerza y puedo darme una idea de lo cerca que está de... dejarse ir.
Ahora soy yo la que necesita un tiempo fuera para bajar la presión en la parte baja de mi vientre. Rayos, eso sí que promete.
Me dejo caer a su lado para recobrar el aliento, su respiración agitada hace que su pecho suba y baje con rapidez. Incluso puedo notar lo rojas que están sus orejas.
— Me dejaste hecho un desastre — Dice aún agitado.
— En ningún momento me pediste que me detuviera — Paso las manos por encima de mi pantalón.
— Bueno, eso sí que será algo para recordar.
Se levanta de la cama para ir hacia el baño de la habitación y aprovecho para lanzar la cobija sobre mi. El cansancio, el alcohol y las emociones de este día empiezan a afectarme.
Cuando vuelvo a abrir los ojos, estoy en los brazos de Christian y la alarma de mi móvil timbra a lo lejos.
— ¡El avión! ¡Christian! ¡Mi avión!
Salto de la cama para ir a buscar mis tenis. La ventaja de haber dormido perfectamente vestida es que estoy lista para partir, y el chico a mi lado también.
— ¿Ya es hora? — Balbucea — Nena, vuelve a la cama.
Se acurruca del otro lado para volver a dormir y luego los recuerdos de ayer me golpean: Encontramos a Josh, quien resultó ser gay y tiene un novio muy lindo. Luego me emborraché, lo que explica mi dolor de cabeza y monté a Christian hasta que...
— ¡Dios mío! ¡Casi lo hicimos!
Reviso mi ropa para asegurarme que todo sigue en su lugar, hasta el chico dormilón que se quedó y me abrazó el resto de la noche.
— ¡Christian! Debo tomar el avión de vuelta, llévame al aeropuerto.
Se endereza sobre la cama y arrastra los pies hasta sus tenis en el extremo de la habitación. Sus llaves y su cartera se encuentran sobre la mesita de noche, así que solo pasa las manos por si cabello para alistarse.
En un vergonzoso silencio, le entrego mi maleta para ir al ascensor y entregar la habitación. Dos semanas en Seattle que al inicio parecían eternas, pero ahora me saben a nada.
— ¿Nos veremos de nuevo? — Pregunto antes de ir a la sala de abordar.
— Seguramente. Y espero que la próxima vez que vengas no estés enamorada de un idiota.
— No puedo prometerlo, señor Grey — Muerdo mi labio inferior — Porque además de idiota, es un chico dulce.
Beso su mejilla y doy la vuelta con el boleto en la mano. No puedo creer lo que ocurrió en este viaje de locura, lo único que sé es que los siguientes dos meses hasta mi graduación serán los más largos de mi vida.
Aún sonrío como boba cuando subo al avión, lista para el montón de horas hasta Savannah que bien podría usar para dormir. Cuando finalmente nos preparamos para el aterrizaje, la oscuridad de la tarde cubre la calurosa ciudad.
Voy a buscar mi maleta en la bandeja transportadora y reactivo la señal de mi teléfono haciendo que suene la notificación de mensajes:
✉️ Kate (2)
✉️ Christian (1)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro