Capítulo 14
— ¡Gay! ¿Puedes creerlo? ¡Gay!
Empujo más del líquido dorado del vasito de cristal en mi garganta. ¿Cuántos llevo? ¿Tres? ¿Cinco? De todas formas no son suficientes porque aún lo recuerdo, solo que ahora me causa mucha gracia.
— ¡Es decir! Dios mío, lo imaginé de ti — Grito señalando a Christian junto a mí en la barra.
— ¡Hey! — Gruñe mirando a nuestro alrededor.
— ¿Pero él? ¿Todas esas veces en que dijo que yo era hermosa?
Busco en la barra otro de esos tragos de tequila y el cantinero se apresura a dejar dos.
— Eres hermosa, ese no es el problema — Dice tomándose uno de los tragos.
— ¿Y la vez que dijo que tendríamos bebés hermosos?
Me dejo caer en el banquillo para tomar el otro trago porque la decepción y la vergüenza aún calan dentro de mi. Por suerte, mañana estaré de vuelta en Georgia y todo esto será parte del pasado.
— Tal vez esperaba que tuvieras sus hijos de él... Y su novio — Se ríe el odioso chico junto a mí.
— ¡Eso no es gracioso, señor Gray!
— Es Grey. Mierda, ¿Cuántos de esos piensas beber?
— ¿Por qué? ¿Ahora eres mi padre también?
Digo y me arrepiento al momento. Odioso y entrometido, es la única persona aquí que me ha ayudado de verdad, tal vez seguiría buscando a Josh... O peor aún, no habría descubierto el engaño.
— Yo pagaré los tragos, ¿Está bien? Solo quiero olvidarlo todo por esta noche.
— No es eso, es solo que... no vale la pena que sigas pensando en ese idiota. Porque es un idiota, ¿Quién deja a una chica como tú?
— Aww, eso es lindo — Lo señalo con mi nuevo trago — Pero no voy a dormir contigo.
Pone los ojos en blanco, pero una sonrisa divertida se estira en sus finos labios. Dios, es lindo... Supongo que este viaje no fue una perdida de tiempo en su totalidad.
— ¿Suficientes tragos? ¿Ya puedo llevarte a tu hotel?
— No intente seducirme, señor. No obtendrá nada de mi — Muevo mi dedo índice frente a él — Nada de nada...
— No intento seducirte, pero si sigues bebiendo de está manera, tú misma te arrojarás a mis brazos.
— ¿Yo? ¿Perdón? — Finjo sentirme ofendida — No es usted tan irresistible, señor Gray.
— Es Grey.
— Si, eso dije — Tomo otro par de tragos de la barra — Ahora, ¿Va usted a ser un caballero y llevar a esta damisela hasta su habitación?
— Supongo que si.
— Bien, entonces estoy lista — Me tomo ambos tragos lo más rápido que puedo.
Tomo un puñado de billetes de mi mochila y los dejo, algo arrugados, sobre la barra. Aunque no es suficiente porque Christian tiene que sacar su cartera y dejar otro tanto.
— No dejes propina — Susurro cerca de su oído — El tequila no era tan bueno.
Se ríe antes de pasar su brazo por mis hombros y empujarme a la salida del local. El aire fresco de Seattle es una de las muchas cosas que me gustaron de mi viaje.
— El alcohol te pone graciosa, lo recordaré — Abre la puerta para que yo suba.
— ¡Que grosero! — Gruño en un tono cantadito por el alcohol — ¡Si yo siempre soy graciosa!
— Si, claro. ¡Y tímida!
— Si, por supuesto que soy tímida... Ya sabes, nunca he tenido un novio de verdad.
Cubro mi boca con ambas manos tan pronto como las palabras se escapan de mi. ¿Qué rayos estoy haciendo? ¿Cometiendo sincericidio?
— ¿Nunca?
— Nope.
— ¿Y por qué no?
— Los hombres son muy tontos, señor Gray.
— Es Grey — Me corrije.
— Eso dije. Porque a veces les gustas pero no lo suficiente. O no les gusta que pases tanto tiempo leyendo sobre hombres asombrosos. Otros simplemente son idiotas y lo único que quieres es meterse ahí...
— ¿En dónde? — Se ríe.
— Pues ahí, ya sabes... En tus bragas. Mamá y Bob son muy sobreprotectores conmigo.
— ¿De verdad? — Dice en un tono de burla — ¿Por eso les mentiste sobre venir a buscar a tu padre?
— Yep. Pero no te distraigas, hablábamos de los hombres tontos — Palmeo su mejilla para que siga mirando al frente.
— Pero seguro alguno te ha gustado lo suficiente como para ir más allá, ¿No?
Se detiene en el estacionamiento del Fairmont Olympic, así que espero a que venga por mi para ayudarme a bajar. Estoy algo ebria y él prometió ser un caballero.
— Tal vez si hay alguien que me gusta mucho — Muerdo mi labio inferior cuando se inclina para ayudarme a salir — Pero no creo que pueda pasar algo más entre tú y yo.
Rayos.
Detiene sus pasos para mirarme y una extraña sonrisa de confusión aparece en sus labios, suaves y bonitos labios... ¡No mires sus labios!
— ¿Puedo saber por qué?
— Porque estoy ebria — Empiezo por lo obvio — Y soy virgen.
Las puertas del ascensor se abren pero no me atrevo a mirar a mi acompañante. Sincericidio. ¿De verdad lo dije?
Permanecemos en silencio hasta que llegamos a la puerta de mi habitación, tomo la llave electrónica de mi mochila y la deslizo por la ranura para que entremos.
— Eres virgen.
— Si.
— Bueno — Frunce las cejas con incomodidad — No creo que eso sea malo, en realidad. Solo significa que eres selectiva.
— Y mucho, ¿Puedes creer que me prometí llevar virgen al matrimonio?
Bien hecho, Ana. Confiésate con e taxista lindo.
— ¿De verdad? — Balbucea.
— Si. Y voy a cumplirlo, señor Gray.
— Grey.
— Señor Grey. Por eso nada más puede pasar hoy.
Me siento en mi cama para quitarme los zapatos, algo mareada por el alcohol pero lo suficientemente consciente para ver al chico frente a mi. Luce más guapo cada vez que lo miro.
— Debería irme entonces, para que puedas dormir — Retrocede hasta la puerta.
— ¡Ay no! Lo siento tanto. Por mi culpa no fuiste a tus clases.
— No te preocupes por eso, no iba a dejarte sola después de semejante descubrimiento.
Se sienta junto a mí en la cama y pasa su brazo por mi hombro para que me recargue en su pecho. Su cálido y agradable pecho.
— No voy a dormir contigo — Digo y se ríe — Pero quiero besarte. ¿Puedo besarte?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro