Capítulo 13
Christian no apareció de nuevo ni el lunes, el martes o el miércoles. ¡Pero bien! ¿Quién lo necesita de todas formas?
Para el jueves en la mañana tengo todo empacado en mi maleta porque estoy cansada de estar aquí, lejos de casa y sin ninguna seña de Josh. La chica romántica en mi interior quiere hacer una pataleta monumental por el fracaso.
Creí, estúpidamente, que Josh y yo nos encontraríamos; él tendría la oportunidad de confesarme sus sentimientos y yo podría volver a Georgia con la mejor historia de amor del mundo. Algo digno de contar a mis hijos.
Salgo con la mochila al hombro después del almuerzo para dar un último vistazo en las escuelas. Si tomo el avión de esta noche, podría estar en casa para mañana en la tarde y podría llorar mi decepción el fin de semana.
— Si, eso suena a un buen plan — Digo cuando me siento en una banca — Tal vez debería regresar a la facultad de psicología y ver si ese chico Ethan aún está por ahí.
Miro a los estudiantes ir y venir el resto de la mañana, pero no estoy de humor para ver a Christian cuando venga a sus clases con la chica rubia, así que tomo de nuevo mi mochila dispuesta a salir del campus tan rápido como me sea posible.
El problema es que no lo logro. El molesto chico de ojos grises que trato de evitar está sentado en el capó de su auto amarillo con una expresión de seriedad.
— Déjame adivinar... ¿Nada aún?
— Lárgate, Christian. Hoy no estoy de humor para tus burlas.
— Soy realista — Baja de un salto y camina hacia la puerta del conductor — Sube al auto.
— Puedo llegar al hotel yo sola.
— ¡Serás necia! Sube al jodido auto ahora así te llevo con el estúpido Josh.
— ¿Qué?
— Lo encontré. El imbécil me dió mucho trabajo, pero lo encontré, ¡De nada! Ahora sube al auto.
— ¿Pero... tú? — Balbuceo sorprendida — Si este es uno de tus malditos trucos, Christian, juro por Dios que...
Subo al lado del copiloto y lanzo la mochila al asiento trasero. ¿Esto es real? ¿De verdad lo encontró?
— No es un truco — Mira por el retrovisor antes de incorporarse al tráfico — Se llama Michael Joshua Burns, es estudiante de ingeniería. Todos aquí lo llaman Mike, por eso nadie lo conoce.
— Un momento... ¿Cómo hiciste tú para encontrarlo?
— Conozco a muchas personas, y ahora debo muchos favores. Pero hice que mi amigo Barney lo rastreara a través de tu cuenta de facebook.
— ¿Así de fácil? ¿Tu amigo es algún genio de la tecnología?
— Si.
Conduce rápidamente entre algunas concurridas calles del centro y hacia el extremo alejado de la bahía. No conozco esta zona y ni siquiera está cerca del campus.
— ¿En dónde estamos?
Reduce la velocidad cuando damos vuelta en la calle y estaciona detrás de un par de autos.
— Ahí vive tu amigo — Señala un edificio de departamentos — En el primer piso.
— ¿De verdad? ¿Lo encontraste? ¡Christian! ¡Lo encontraste!
— Si, si, soy un maldito genio.
Gruñe, pero yo ya estoy saliendo del auto para acercarme al edificio. Me detengo en la acera sintiéndome algo confundida, así que lo escucho cuando viene detrás de mí.
— Hay otra cosa que debes saber antes de ir a tocar esa puerta — Rasca su cabeza con nerviosismo — Ya sabes, para que no te tome por sorpresa.
— ¿Qué es?
— Tu querido Josh vive con alguien más.
— ¿Ah, si? ¿Con quién? ¿Su familia?
— No.
— ¿Su novia? ¿Él tiene una novia?
Encoge los hombros, pero es la estúpida sonrisa burlona la que me molesta. Me acerco para enfrentarlo empujando su pecho para que deje de reír.
— ¡Habla! ¿Josh tiene novia? ¿Es eso?
— En el estricto sentido de la palabra, no. No tiene novia... Pero — Levanta su dedo índice — Tiene novio.
¿Qué?
— ¿Es una broma? ¿Te parece esto divertido? — Gruño furiosa.
— ¡Tu querido Josh tiene novio! ¡Novio! ¿Puedes creerlo? ¡Qué genial es eso!
Se carcajea divertido sin ningún tipo de vergüenza o discreción. Se está burlando de mí, ¡Se burla!
— ¡Mientes!
— Claro que no — Se limpia lágrimas de diversión — ¡Ni yo pude haberlo planeado mejor!
— ¡Es una mentira! ¡Lo dices para hacerme sentir mal! ¡Tú...!
— ¡Ve, entonces! Sal de las dudas que tienes y ve a enfrentar al imbécil que te hizo viajar desde el otro lado del país. No te enojes conmigo cuando fue él quien te mintió.
Idiota.
Pero tiene razón. Tengo que comprobarlo. Camino sobre la acera hasta el frente del edificio, una camioneta Jeep negra bloquea el paso en una cochera.
— Mierda, es la misma que vi en el campus — Me asomó al interior para ver la maleta de deportes en el asiento trasero — ¡Dios mío! ¡Ese chico!
Ahora estoy realmente confundida. El chico que vi subiendo a este auto era muy parecido a Josh, y si ésta es la camioneta en la que él se tomó esa foto que me envió, significa que...
— No, no, ¡no puede ser! Él me lo habría dicho, ¿Cierto?
Me acerco al edificio para dar un vistazo por la ventana. Si Josh me mintió, como asegura Christian, no tengo nada qué hablar con él.
La Ana metiche en la que me convertí se asoma por la ventana de la sala para echar un vistazo. Puedo ver dos figuras en la cocina, el chico que vi en el campus lleva una camiseta deportiva negra y el chico a su lado luce... Como Josh.
Ouch.
Es gay. Sostiene su mano y tira de él para abrazarlo de una forma tan intima que me siento incomoda de estar observando. Pero entonces, ¿Por qué no lo dijo? ¿Por qué siguió coqueteando conmigo?
Y permitiendo que sintiera algo por él.
— ¿No vas a tocar a la puerta? — Susurra Christian a mi lado.
— No, ya vi lo que tenía que ver. Quiero irme ahora.
Doy la vuelta para volver al auto, pero eso no impide que las lágrimas de decepción escurran por mis mejillas. ¿Todo esto para nada?
— Venga, vamos a un lugar que sin duda te ayudará a sentirte mejor — Abre la puerta del copiloto para que suba.
— ¿Si?
— Si. Hay mucho alcohol.
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