Capítulo 20: Me hubiera gustado
Cómo me hubiera gustado que las cosas no hubieran resultado así. Ha pasado medio año desde que terminé mi relación con Bruno. Nunca podría odiarlo, los sueños que antes me atormentaban con la muerte de mis padres fueron reemplazados por otros, unos en donde me veía con Bruno agarrado de la mano y sonrientes caminando el uno al lado del otro, pero finalmente concluí con que simplemente eran sueños.
Siete meses desde que llegué a este lugar y a pesar de haberle puesto fin a nuestra relación, ahora más que nunca es cuando más estoy enamorado de él. Me hubiera gustado poder decirle "te amo", ahora mi vida entera parecía estar lejos de la suya, no había nada que pudiera llenarme completamente, había aprendido a soportar el hambre los tres primeros meses de nuestro rompimiento.
Una noche Bruno fue a verme, entró a mi habitación a escondidas por la ventana, su mirada estaba vacía y parecía querer tratar de entender muchas cosas, me miraba como si lo hubiera traicionado. Corrí hacia él, lo había extrañado tanto durante las últimas dos semanas antes de nuestro rompimiento, detestaba que ni si quiera hubiera podido llamarme y cuando apareció el estomago se me revolvió.
Su cara reflejaba desconfianza, pero más que eso sus facciones se habían endurecido, como si hubiera salido de un campo de batalla, como si hubiera regresado de la guerra, no lo reconocí, pero aun así mi corazón palpitaba por él como nunca, me acerqué con la intención de abrazarlo, pero, el ni si quiera me devolvió el abrazo. Solo se quedó allí como si mirara fríamente algún punto fijo de mi habitación.
– Noah, ¿reconoces esto? – vi la mano extendida de Bruno, aflojé un poco mi abrazo y me di espacio a mi mismo para poder mirar lo que había en su palma. Era la bala que su padre le había sacado ¡por supuesto que la reconocía!
– Es la bala... la que te sacó tu padre la vez que... - Bruno interrumpió con un gruñido de molestia.
– De verdad ¿no lo sabes? O solo ¿estas fingiendo? – No entendí a que se refería, así que tomé la bala entre mis manos y la observé fijamente, no tenía nada de raro, solo una marca, Bruno esperó expectante, pero no sabía que quería escuchar de mí.
– Bruno, ¿qué está sucediendo? Vienes de la nada, no me llamas, ni si quiera respondes mis mensajes y llegas enojado con una bala en tus manos. ¿Qué esperas que diga? - continué reprochándole con precaución, lo miré a los ojos y no parecían brillarle por mi presencia, parecían brillarle de ira, el color estaba más concentrado y su heterocromia se acentuaba entre la oscuridad de la noche opacando a la luna.
– Tu padre es un cazador, veras sucede que el símbolo que tiene tu bala salió del rifle de tu padre. – Acusó Bruno de manera salvaje con una sonrisa incrédula en el rostro. Eso no era verdad, mi papá no lo haría, ¿por qué Bruno creía algo así?
– Papá no lo haría, no puedes creer que lo hizo él. – me disculpé creyendo en que Bruno lo aceptaría, pero probablemente estaba lejos de hacerse realidad.
- Noah, deja de tratar de engañarme, los cazadores no se prestan las balas, cada cazador tiene balas características, con su propia marca, y esta es una de tu padre, todo lo que dijiste al inició no fue más que una mentira. Fingiste que no estabas interesado en mi y cuando ya me tenías hiciste tu jugada, eres un sucio cazador, rastrero igual que todos ellos. – La cara me ardió, tenía ganas de llorar, pero retuve las lagrimas tanto como pude dentro, de mí, mi mano también ardió cuando lo abofeteé tan fuerte como pude, ya no había vuelta atrás, mi corazón estaba envuelto en llamas y se había roto en pedazos, los pedazos seguían ardiendo y yo estaba caminando sobre ellos.
– Como desearía no haberme enamorado de ti. – Acusé herido, pensé que mis palabras no tendrían ningún efecto en él, pero sentí ira removiéndose en el ambiente y también arrepentimiento.
– Si pudiera retroceder el tiempo atrás, lo haría para nunca fijarme en ti. Ciertamente no se como pude conformarme con tan poca cosa. No tienes nada especial, pero estaba cegado por ti. De igual manera, cuídate porque la próxima vez que tu y tu padre se atrevan a lanzar una bala sobre mi o mi familia probablemente no vivirán para contarlo. – No pude decir nada porque las palabras se habían quedado atravesadas entre mi garganta y mi lengua, como si me hubieran amarrado el musculo, lo sentía pesado. Las llamas en mi corazón ya no estaban encendidas, porque Bruno había mezclado tierra con mierda y nieve para echárselas encima.
Así como apareció, desapareció. La noche lo vio huir, pero la noche también vio como mi rostro se deshacía en lágrimas, a partir de ese punto, me volví a encerrar en mi mismo, había vuelto al inicio de mi historia y había empezado a temer que las pesadillas volvieran a atraparme, que mis poderes se volvieran incontrolables.
Al día siguiente Meredith y Aleck volvieron, comentaron mucho sobre su viaje y yo trataba de concentrarme en lo que decían, pero no era como si mis padres fueran ciegos, los dos se miraron como si estuvieran lanzándose una pelota a ver cual de los dos se atrevía a preguntar. Aleck fue el que se arriesgó. – Cariño ¿Peleaste con Bruno? – Habló papá temeroso de mi respuesta.
- ¿Por qué asumes que estoy así por él? – inquirí molesto, claro que lo estaba, no con ellos si no con Bruno, pero no podía evitar tener un humor de mierda, ¿en qué momento nos habíamos separado hasta tal punto? ¿por qué había dejado de confiar en mí?
– Es que no lo has visto desde hace días y tu madre y yo pensamos que si te dejábamos solo en casa aprovecharías para salir con él a escondidas. Aunque yo no estuve muy de acuerdo, pero tu madre insistió. – Meredith solo se río de manera traviesa y Aleck le haló un chorro del cabello en respuesta.
– Bruno y yo terminamos papá. – Aleck no había esperado una respuesta como esa. Bueno, de hecho, sí, pero no en esas circunstancias, me miró el rostro como si no me reconociera y antes de poder alegrarse o poder sentirse bien con mi declaración, puso su mano que alcanzaba a tocar toda la longitud de mi mejilla y se paró a mi lado. Sin querer las lagrimas me estaban ahogando otra vez, el hielo que estaba cubriendo los pedazos de mi corazón se derritió e hizo que nadaran en una piscina de dolor y allí se habían quedado, el agua se había convertido en lodo, ya no entraría más en ningún otro de sus estados. Aleck apretó mi pequeño cuerpo contra el suyo, intentó llevarse mi dolor, pero no pudo.
Me había estado empezando a desesperar porque no podía respirar, pero no importaba le relaté cada cosa, que había sucedido, cada cosa que habíamos dicho, hasta que me acordé del pequeño objeto plateado. Corrí hasta mi cuarto, la noche anterior no quise dormir allí, me provocaba nauseas y me mareaba, así que dormí en la planta baja. Si es que se le puede llamar así a llorar toda la noche.
Bajé corriendo con el objeto en mis manos, abrí la mano para que Meredith y Aleck puedan observarlo bien. Aleck fue el primero en reconocerlo y mirarlo con mucha confusión.
– Mi amor, te juró que no tuve nada que ver con esto. – intentó Aleck disculparse, pero yo moví mi cabeza en señal de negación.
– Te creo. – le respondí sollozando.
Pero parece que Bruno no. Los días siguientes fueron un calvario, Zinnerva me evitaba completamente, pero yo decidí que ya no iba a insistir más, estaba completamente solo, pero a diferencia de antes, ahora me importaba una mierda, no comía muy bien porque todos esos sentimientos negativos revoloteaban en mi estómago, los primero tres meses estuve lleno de ira, de tristeza y quería arrancar mi cerebro y mi corazón, el primero me hacia soñar con él y el segundo me atormentaba gritando su nombre desde dentro.
Di unas cuantas vueltas al hospital porque no comía bien y terminaba desmayándome, también el Sr. O'Connor había seguido entrenándome y la mayor parte de las veces la ira me ayudaba a controlar bien mis poderes, estaba en total control de ellos, pero no de mi vida.
Fue en el cuarto mes que la tormenta dentro de mi se había apaciguado, decidí que debía superarlo, mis padres me dieron mucho espacio y más que eso comprensión, probablemente estaban aterrados de que volviera a ser el niño cohibido de antes, pero mi alma se volvió salvaje e indomable, cuando una vez recordando como Bruno me había acorralado en la vieja biblioteca decidí darme un paseo por el lugar y nos encontramos de frente, ninguno de los dos dijo nada y el paso de mí.
Por muy indiferente que haya querido ser ante mi presencia, mi ingenuidad había volado muy lejos, ahora podía leerlo y se lo descolocado que había quedado al verme, él estaba más guapo y como nunca había llegado a pensar que también era más caliente que la primera vez que lo vi, quería que me besara hasta el alma.
Se que se sintió atrapado, por haberlo visto en ese lugar, porque eso quería decir que ninguna de sus palabras había tenido valor cuando las dijo, eran las palabras de un lobo aullando, de una visión cegada y me había lamentado a mi mismo por haberlo visto demasiado tarde. Pero que me haya dado cuenta de que sus palabras solo fueron mentiras dichas encubiertas por el dolor, no quería decir que lo fuera a perdonar, lo haría comer de mi mano y luego de eso lo haría arrastrarse pidiendo perdón, o esa más o menos era mi percepción de la idea.
Los últimos dos meses, estaba a propósito en todos los lugares de la escuela donde fuera posible encontrármelo, le guiñé un ojo en la cafetería, bueno de hecho lo hacía cada que podía, me di cuenta de que no perdía nada con intentarlo, después de todo, el dolor ya no me podía arrebatar nada más. Porque ahora yo lo controlaba todo.
O eso creía.
No habíamos tenido una discusión propia sobre mis insinuaciones, pero no me hablaba y arrugaba el entrecejo cada vez que estábamos cerca, eso no significaba que estaba enojado, significaba que había caído, pero no quería rendirse, ¿Cuánto más tendría que hacer para que se rindiera? Los lobos no duran mucho tiempo sin sus parejas, eso ya me lo sabía de memoria, pero ¿por qué este lobo era tan terco?
Había muchas preguntas sin resolver, pero eso a mi no me importaba, porque probablemente las respuestas habían de ser más nocivas para mi y, aunque no quisiera saberlas, tarde o temprano el destino habría de decidir cuando ellas debían llegar a mí.
Estaba en otro de esos días en que me dedicaría todo el día a molestar a Bruno coqueteándole con indirectas, pero ese día solo fue el inicio del final de todas mis pesadillas. Y estaba por darme cuenta de ello.
Las cosas realmente sucedieron de forma muy rápida. Estaba en el estacionamiento donde me resultaba extraño que al medio día estuviera tan vacío, porque por lo general los estudiantes en su gran mayoría tomaban el almuerzo que hacían en la cafetería y unos pocos corrían a otros lugares del pueblo a tomar el almuerzo en otros restaurantes.
Pero hoy simplemente el estacionamiento tenía su auto y el de Bruno, que a propósito en la mañana Noah había estacionado cerca del de él. Vio de lejos que Bruno venía acercándose con Matteo y le pareció ver como Bruno ¿sonrió? Y Matteo también, pero más abiertamente, aunque al inicio cuando recién habían terminado, Matteo lo miraba con desconfianza, se dio cuenta de que con Bruno también había perdido otro amigo, pero decidió no hacer nada al respecto porque se había cansado de ser mirado así por todo el mundo, como si lo estuvieran acusando de cometer algún crimen.
Ya conseguiría que todos aquellos se arrepintieran, Noah no era vengativo, pero ahora le gustaba sentirse bien con la idea de que le ofrezcan disculpas cuando se den cuenta de que todos ellos estaban equivocados.
Ellos se venían acercando, y a mi solo me descolocó los rostros desencajados de Bruno y Mateo, no pude escuchar ni un poco de ruido, no pude sentir el auto que se había estacionado tan cerca de mí. Bruno corrió intentando evitar la situación, intentando evitar que me secuestraran, lo único que si pude sentir fue desesperación, además de la mano que presionaba fuertemente entre mi boca y mi nariz asfixiándome, luché, era imposible no hacerlo ¿por qué siempre debía verme débil ante alguien que quiero?
Embalé mis manos con fuego azul, y me deshice de uno de ellos, pero las cosas no siempre salen perfectas, boté fuego de la boca y uno de ellos me atacó por la espalda. Podría decir que igual fui llevado, sentí como estaba en un estado shock, estaba en el limbo ese lugar entre la consciencia y la inconsciencia.
Dentro del auto había otros dos hombres, mi mente estaba fragmentada, seguro era obra de uno de ellos dos, porque ni si quiera podía proteger mi mente de ninguno de ellos. El tercer hombre estaba descubierto, y cuando vi su rostro quise llorar descontroladamente, ¿por qué de todas las personas tenía que ser él? Los fragmentos de todas las visiones se encontraron pegados entre si en mi cabeza, presente y futuro se habían conectado y era capaz de entender mi verdad, los pedazos sueltos en mi memoria eran pocos. Por lo que sólo me faltaba descubrir que quería de mí.
Desee que mi lazó con Bruno jamás se hubiera roto, ahora estaba perdido y no había vuelta atrás; supe muchas veces que me hubiera gustado decirte que te amo Bruno.
Notas:
*Holis, esta historia se estará subiendo de manera irregular, antes se subía los domingos, pero debido a mi tiempo y a mi organización (ya voy a empezar exámenes en la universidad y es cuando más ocupada voy a estar) puede que suba uno o dos capítulos a la semana... dependiendo de como se den las cosas... Ya esta por llegar al final (lo he mencionado mucho ¿no? Pueden tirarme una chancla si están cansados de que repita eso. ) Pero bueno eso.
bye
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