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Capítulo 13: Permiso Concedido.

Hola, ya se, ha sido un tiempo pero pasaron muchas cosas, que no voy a decir aqui porque sería una nota super larga y luego no pasan a leer el capítulo rápido. Pero si quieren saber más tarde🕤🌑 o en la noche subiré en el libro de cosas radóm las razones. Y solo eso.

-Lotus🌘

- Al fin solos –

Lo miré un tanto nervioso, después de todo aún no me acostumbraba a estar tan cerca de él, me dio una sonrisa coqueta y se acerco a mi lentamente, si hubiera podido ver mi rostro supongo que lo hubiera visto de mil colores. Pero ahora ya nada de eso importaba, mi mente entró en shock, mi cabeza se puso en blanco y creo que jamás hubiera podido presentir el momento en que sus labios se pegaron fuertemente sobre los míos.

Mi cabeza tomo un golpe certero ante su empuje hacia la pared, seguía sin importarme, jamás me había llenado tanto de deseo, al mirar sus ojos noté que brillaban tanto o más que el sol que se ocultaba en el frío atardecer, sus manos travesearon tanto como pudieron y se detuvieron en mi cadera, halé su cabello buscando el aire para mis pulmones y automáticamente nuestras respiraciones entrecortadas se abrieron paso ante el silencio en la habitación.

Con nuestras frentes apoyadas la una en la otra y nuestros ojos puestos en el otro, suspiramos tratando de tomar el aire perdido «Te quiero» susurró mi mente traicionera. – Yo también lo hago pequeño. – Comentó en voz alta Bruno, me avergoncé enseguida, nos habíamos besado de una manera tan descarada que nunca me imaginé, el soló se dio el gusto de carcajearse ante mi reacción.

Se dedico a manosear mi trasero y aunque trabaja en tratar de evitarlo me di cuenta de que algo había cambiado entre los dos, nuestros corazones estaban unidos y la confianza había sido testigo de esa unión, - para ya… - se dedicó a sonreír y a evitar mis quejas, después de un largo rato tratando de entrar en razón con él me tomó de la mano y nos dirigió a ambos hacia el filo de la cama, nos sentamos y luego en silencio observo mi rostro para después tomar mis manos y acariciarlas con las suyas.

Incluso en silencio podría saber que él me entendía, incluso si no pensaba el estaba unido a mí, - Si algún día necesitas mi ayuda, solo llámame, grita tan fuerte dentro de tu mente, deséalo tanto, deséalo con el corazón y vendré a ti, no importa la distancia y la situación, es mi promesa de amor, que nunca más te vuelvas a quedar solo. – Entonces lo abracé me aferré a él creyendo en su promesa, afincándome a ella y le dije. - ¿Por qué me estas diciendo eso? -  Mi corazón había pasado tanto tiempo solo que ninguna promesa para él era permanente, pero de alguna manera la de Bruno, mi corazón quería creer en la de Bruno.

– Mi abuelo, el soñaba y creía en que el amor era capaz de unir a todas las especies, creo y crio a su familia con amor, mi abuelo decía que para ser un hombre noble no necesitas mucho, solo necesitas saber amar, perdonar y madurar. Y creo que lo estoy aprendiendo contigo. – Termino diciendo, entonces pude comprender que si creía en que habría amor para todos entonces también lo habría para mí.

No respondí nada solo dediqué el rato a abrazarlo, pero como Bruno no tiene frenos se dedico a repartir pequeños besos en mi rostro, que luego pasaron a ser más encendidos, cayendo en mi cuello, de un momento a otro el estaba sobre mi y mi espalda sobre la cama. - ¡Ah! ¡Bruno! – gemí fuerte cuando mordió mi cuello, el como ya se hacía costumbre solo reía fuerte y alto.

Siguió con lo suyo mientras yo me retorcía debajo de él, había empezado ya a desabrochar mi camisa y mis pantalones para colarse debajo de mi ropa interior - ¡Ahh! – gemí cuando me toco por encima de la ropa. – B…Bruno para… ¡Ahh! – susurré tratando de que mi voz se escuché seria y normal, no estaba listo lo supe cuando entré en pánico y además de la excitación no podía concentrarme.

El no parecía tener intenciones de detenerse así que opte por la salida difícil, golpee su entrepierna con mi rodilla y mientras caía retorciéndose de dolor a lado mío sobre la cama le dije, - lo siento, pero nunca aprendes – sonreí con diversión viendo sus muecas, abotoné mi camisa y mi pantalón aprovechando el tiempo para huir antes de que se recuperará, tomé mi chompa y me la coloque y busque mis botas en la habitación, cuando las encontré las tomé y corrí descalzo hacia la puerta pero Bruno ya se había recuperado del golpe, me tomo con fuerza de la muñeca y me asuste, se veia enojado.

Me asesto con fuerza contra la pared y entonces sentí que ya era pollo cocinado, tal vez no debí darle tan fuerte, se acercó sujetándome con firmeza, cerré los ojos esperando lo peor, un golpe o un insulto, pero nada sucedió, en cambio me dio un piquito en los labios para luego susurrar en mi oído – disfruta cuanto puedas, porque en cuanto tenga la oportunidad te haré mío, ten buenas noches mi amor. – lo miré asustado con el corazón latiéndome a mil, cuando pude ver su rostro otra vez el ya me había soltado y se encontraba con un brazo sobre el otro y con una mano soportando las carcajadas que salían de su boca tras burlarse de mí.

Me había puesto rojo de la ira, de la vergüenza y del bochorno, siempre encontraba una manera de burlarse de mí, arrugue la cara en señal de enojo y el agarró mi nariz haciendo que involuntariamente desarrugue la cara, para empezar a reírnos los dos. – Te veo luego, ya me tengo que ir. – Le dije mirando al suelo. 

– Esta bien, ve con cuidado mi amor. – Comentó él de manera tranquila cuando termino de reír. Yo solo asentí.

– Mi amor… - Volvió a decirme…

- ¿Sí? – Indagué.

– Lo que dije iba en serio. – Comento con una sonrisa de lado cerrando la puerta. Me sonroje violentamente, coloque las manos en mi rostro y sacudí mi cabeza tratando de disipar las imágenes que me trajo al recordar eso.

Caminé por los pasillos directo a mi habitación, aun tenía mucho por ordenar, mañana era el día que en que debíamos regresar, el viaje había sido caótico, pero por primera vez en mi vida había reconocido que ahora me gustaban los viajes y más cuando tenía un príncipe azul que iría en mi rescate cada vez que estuviera en problemas.

Metí las cosas en mi maleta, esperando que el día siguiente fuera aun mejor, la promesa de Bruno me la había guardado la Luna y los sentimientos negativos se habían quedado con el fantasma debajo de mi cama, ese que alguna vez me atormentaba y que decidí encadenar bajo mi cama porque sabía que allí era donde solo los niños podían verlo, donde ya no me perseguiría porque yo ya había crecido.


***


La mañana del Martes había sido maravillosa, dormí como un bebé, tome mis maletas y Zinnerva y yo nos dedicamos hablar de cosas muy triviales mientras esperábamos los transportes con los demás estudiantes hacia casa, lo tormenta también había llegado allí, los establecimientos estaban atestados de nieve por lo que difícilmente podríamos recibir clases esa semana, sorprendentemente Aleck y Meredith no se enteraron de lo que me había sucedido durante el viaje, lo sé porque los llamé esa misma mañana y no parecían tener alguna preocupación.

Con algunos de mis problemas disipados, mi corazón estaba menos pesado, la noche anterior pude leer casi la mitad del libro, pero no había nada que ya no supiera, principalmente la gran mayoría de las cosas que leí me las habían dicho Elaine, Fiona y el Sr. O’Connor.

Aunque aún había muchas cosas que no encajaban, el libro parecía más un diario que un bestiario, es como si un exent de fuego lo hubiera escrito, pues al leer el libro las páginas sobrantes estaban vacías, así que podría decirse que pude leerlo todo, entendí también que mis poderes estaban asociados a mi fortaleza espiritual y sentimental.

Y también, entendí porque el señor O’Connor creía que yo era especial y era por el único hecho de que podía manejar dos elementos tan opuestos el hielo y el fuego, el hielo mantenía una relación directa con el elemento agua por lo que discerní que probablemente sería el elemento que más problemas me traería al momento de intentar controlarlo.

- ¡¡Noah!! – Alcé la cabeza Zin ya no estaba, pero en cambio Bruno sí.

– Es la tercera vez que te llamo. ¿En que piensas tanto? ¿alguien te esta molestando? – comentó un poco molesto. Negué rápidamente.

– No, nada de eso, estaba pensando en algunas cosas, nada malo, por cierto. – comente más concentrado.

– Tiene que ver con el entrenamiento. – dijo Bruno temiendo mi respuesta.

– Si. – Respondí susurrando, yo sabía que a él no le caía nada bien el señor O’Connor, pero el podía ayudarme y yo no quería tener una discusión por esa razón con Bruno. 

– Esta bien, no hablemos de eso y ya deja de preocuparte. – dijo mirando fijamente mi rostro y sosteniendo mis hombros con firmeza.

– Quería ver si mañana puedes quedarte a pasar la noche en mi casa y de paso conoces a mis padres. – Prosiguió con simpleza. Lo miré inquisitivamente.

- ¿Sabes que eso va a ser difícil verdad? – Pregunté subiendo al segundo autobús, Zinnerva se había ido antes lo sé porque envió un mensaje a mi cabeza diciendo que se había ido con Matteo en el primer autobús, su excusa para dejarme botado fue “No parecías estar prestándome atención, además tu maridito que te ha dejado morado el cuello estaba acercándose.” Acomodé el cuello de mi suéter al recordarlo, mientras Bruno se subía en el bus siguiéndome el paso.

– Lo convenceré. – dijo Bruno. Lo miré extrañado.

– A tu papá, si estabas rechazando mi propuesta por él, pues lo voy a convencer. -  Lo miré sin creer en sus palabras.

- ¿A sí? – Indagué teniendo poca confianza en su seguridad. 

– Sí. – Respondió inflando el pecho una vez que se sentó.

- ¿Y cómo vas a hacer eso? – dije achinando los ojos, todavía sin creerle. 

– Tengo mis maneras. – Dijo viéndose seguro de sus palabras.

– Bien, entonces si lo convences iré. – El sonrió feliz ante mi respuesta.

Las siguientes tres horas dormimos con las cabezas apoyadas una encima de la otra, despertamos justo a tiempo para bajar y para mi sorpresa Bruno quiso acompañarme hasta mi casa. Debido a que ninguno de nosotros trajo sus carros, Bruno le dejo sus maletas de viaje a Matteo quien se veía bastante atontado al conversar con Zinnerva por lo que Bruno tomó mi maleta y la colocó en sus hombros, mientras yo arrastraba mi otra maleta sobre sus rueditas.

Tomamos un autobús que nos dejará cerca de mi casa y nos dedicamos a conversar y a coquetear mientras caminábamos las dos cuadras faltantes. Le di un beso en la mejilla cuando me dejo frente a la puerta, estaba despidiéndome de él, pero extrañamente no se movió ni dio señal de tomar camino rumbo a su casa, - mi amor, ¿puedo pasar? -  lo miré aterrado, ¿él quería hablar hoy con mi papá? Busque en mi cabeza miles de excusas para no dejar que pasara y hacer que se fuera a su casa.

Pero entonces mamá abrió la puerta sorpresivamente y dijo - ¡oh sí cariño, pasa eres bienvenido! - ¡Ella estaba escuchando tras la puerta, no lo puedo creer!, la miré regañándola, ella solo me guiñó el ojo y me devolvió una sonrisa.

- ¿Y qué tal el viaje cachorros? – dijo para iniciar la conversación.

– Bien, pero no creo que usted quiera saber realmente eso o ¿sí? – mamá solo sonrió nerviosamente tapando con su mano su boca para no dejar mostrar su intimidación ante el tono serio de Bruno.

Pasamos a la cocina “la sala de reuniones”, y termine sentado en medio mientras Bruno estaba de frente con mamá. – Como verá estoy enamorado de su hijo, y soy serio sobre mis sentimientos sobre él, y por lo que he percibido no creo que usted tenga problema con eso, pero conozco alguien que sí. – Comentó tranquilamente mi enamorado. Mi mamá puso seria su mirada y siguió escuchando.

– Quiero, que Noah conozca a mis padres mañana y debido a que la velada será larga me gustaría que pase la noche en mi casa. – mamá lo miró sorprendida y comento.

– Eso va a ser… - viéndose interrumpida Bruno completó.

- ¿Difícil? Supongo que algunas cosas no se pierden. – Terminó diciendo, mirándonos a mamá y a mi por la igualdad ante nuestras palabras. 

– Es por eso por lo que estoy aquí, quisiera hablar con su esposo. – concluyó Bruno con Mery mirándolo sin saber que responderle.

– Claro que no te doy permiso, para llevarte a mi hijo y pasar la noche en tu casa, sin saber quién sabe qué podrías hacerle. – intervino Aleck quien se encontraba apoyado en el marco de la entrada hacia la cocina. Nunca lo escuché llegar. Ahogué un grito en mi garganta cuando lo vi, sentí la mano de Bruno entrelazarse con la mía, se paró de la silla tomándome junto con él, sentí la tensión asfixiarme, papá tomo una postura ofensiva mientras que Bruno adopto una mirada retadora.

– Creo que usted sabe que no le conviene negarse. – Empujó Bruno ¿de qué estaba hablando?, el rostro de papá mostraba sus facciones en conflicto como si hubiera algo que quería decir pero que no podía.  – Esta bien. – Dijo soltando un suspiro de resignación. – Si descubro que le has hecho algo, voy a castrarte. – después de eso salió de la cocina susurrando algo que yo no entendí. Pero que probablemente Bruno si porque bufo al escucharlo, decidí no prestarles atención.

El resto de la noche fue tranquila, Bruno cenó con nosotros y papá no bajo a cenar, ¿estaré lastimando los sentimientos de papá aceptando a Bruno? Me sentí mal de solo pensarlo, no quería que el corazón de papá estuviera lejos del mío, sin embargo, en ese momento lo sentía como si estuviera del otro lado de la tierra. Papá nunca había faltado en la mesa y esa fue la primera vez que lo hizo ¿estará enojado conmigo?

El reloj marcaba las 8:00 p. m. y Bruno tenía que irse porque seguramente si se iba más tarde no habría ningún bus que lo llevara y seria un problema más grande si él tuviera que pasar la noche en mi casa. Cuando se marchó deje de fingir mi cara sonriente, seguía preocupado por papá, mamá fue capaz de notarlo e intervino entre mis dilemas. – No creo que este enojado contigo. Ve a hablar con él. – Dijo alzando una ceja.

Asentí valientemente tome rumbo hacia las escaleras y toque la puerta del cuarto de Mery y Aleck, consecuentemente Meredith se quedo lavando los platos y yo con un Aleck muy callado y poco elocuente sentado en el filo de la cama.

– Noah –

- Papá. – Hablamos al mismo tiempo.

– Tu primero. – dijo papá. Suspire mirando al suelo tratando de preguntar de la manera adecuada.

- ¿Ya no me quieres porque estoy enamorado de Bruno? – papá abrió los ojos en señal de sorpresa, rodo en la cama más cerca de mi y me tomo en sus brazos.

- ¿Qué te hace pensar eso? – susurro con los labios puestos en mi cabello.

– Porque siempre pareces enojado cada vez que estoy cerca de él, ¿es malo que me guste alguien? – el negó con la cabeza mientras yo lo miraba esperando.

– No, es más complicado que eso, siempre he tenido miedo de que te sucedan cosas malas, mucho más de las que ya han sucedido y realmente creo que para un padre siempre va a ser difícil creer que su hijo creció. – Sentencio ante mi atenta mirada. 

– La única razón por la que siempre me enojo, es porque se esta llevando a mi hijo, mi único hijo lejos de mí. – dijo Aleck con tristeza.

– Papá, sigo aquí, él no me esta llevando lejos de ti, porque apenas él lo intentará lo dejaría porque sé que si alguien me quiere lejos de mi familia entonces de verdad no siente nada por mí. -  Corregí afincado mi agarre en su cuerpo.

– No es así, cuando crezcan, querrán vivir juntos, querrán ir a la universidad tan lejos como puedan de estos vejestorios que somos sus padres. Y poco a poco sólo nos vendrán a visitar en las vacaciones y en navidad, es inevitable que eso pase. – Resoplo papá como niño pequeño.

– Papá, no es como dices, no podría imaginarme una vida donde no estén ustedes, y si, al crecer Bruno no entiende eso entonces creo que tendré que seguir buscando al indicado. – Entonces Aleck sonrió.

– Eso no hace que deje de preocuparme, pero hiciste un buen intento. – Comentó haciéndome cosquillas.

– ja ja ja, para papá – comenté mientras reía.

– Papá. – nos recostamos en la cama y papá metió sus manos debajo de su cabeza.

- ¿Uh? – indagó tras mi llamado.

- ¿Qué es eso que Bruno sabe que te hizo decir que si ante su pedido? – papá tomo asiento en la cama y pareció tragar duro ante mi pregunta.

- ¿No me quieres decir? – Seguí empujando.

– ¿Es algo muy malo? ¿no puedo saber? -  Empujé más fuerte.

Pareció querer abrir la boca para articular palabras, pero lo único que soltó al final fue un… - ¿Te lo puedo decir después? –

- ¿Por qué no ahora? – Defendí un tanto molesto.
– ¿No confías en mí? – Añadí enojado.

– No… No es eso Noah, no es que no confié en ti, no confió en mí, no sé cómo vayas a reaccionar. -  Añadió Aleck carraspeando. 

Fruncí el ceño otra vez, me paré de la cama y me dirigí hacia la puerta, de repente sentí que me abrazo por atrás.

– Es sobre las criaturas sobrenaturales. – Susurró en mi oído fríamente, sentí el temor recorrer mi cuello hasta mi espina dorsal, jamás lo había oído hablarme de esa manera. Presentía que se trataba de algo parecido, pero aun así no dejaba de sorprenderme.  Voltee a ver a papá sorprendido mientras me abrazaba.

– Soy un cazador. –

Hasta la próxima
- Lotus 🌖

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