Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11: Frío como el Hielo

Llegamos a una bonita casa enladrillada en medio de la nieve, aunque más que los ladrillos destacaban los adornos de madera, era una gran mansión, pasamos por el loft, vimos la sala y también que tenían una sección de vinos, no apto para menores de edad porque no podemos beber, al final había terminado con Zinnerva de pareja y Bruno con Matteo, no había visto a la odiosa de Cindy en todo el día.

- ¿Y bien? – Alce las cejas ante la pregunta de Zin

- ¿Y bien qué? – volví a preguntar.

- ¿Cómo te fue con tus suegros? Tonto. – Especificó Zin, di un lento y largo suspiro, arreglé mi maleta arrimándola a la cama y me senté en el filo.

– Fue bien, no hicimos mayor cosa que presentarnos, luego me invitaron a comer después de este viaje. Lejos de eso pues nada más. – Continúe.

– Y si fue bien ¿por qué suspiras como si tu culo fuera a envejecer ahora mismo? – Comentó lanzándome su pijama rojo.

– Hmmm. Cindy intento intimidarme en el autobús. – Converse tranquilo.

- ¿Y lo logro? – Negue con la cabeza.

– Lo único que consiguió fue hacerme enojar, yo quería lastimarla, mis manos empezaron a ponerse muy calientes. – dije un poco asustado de mis palabras.

– Noah, tienes que dejar tu enojo ir ¿ok? ¿por qué no bajamos a ver si la cena esta lista? Quiero presentarte a alguien. – Asentí con la cabeza enérgicamente, ella tenía razón y luego alcé una ceja con mucha curiosidad.

- ¿Algún novio que no me hayas presentado? – Fue entonces su turno de negar, - Mi hermana, Fiona, te va a caer bien, fue quien se encargo de los arreglos de la casa para que pudiéramos venir acá. – bajé las cejas un poco decepcionado.

– Me olvidaba que eras asquerosamente rica. Nunca me habías hablado de ella. – espeté con un bufido de resentimiento, aun había muchas cosas que no me había contado.

– Nunca preguntaste tonto, no esperes que adivine que quieres saber muchas cosas de mí. – gruñó Zin.

– ¡Pues no se supone que eres toda una sabelotodo! – grité haciendo referencia a su especie. Creo que la hice sentir mal. Pero ella más a mí.

– Oh, ya veo, esto es porque eres un estúpido recogido y ni si quiera tienes idea de quien eres. – rompió mi corazón, nadie sabía cuánto había luchado por sentirme bien conmigo mismo y ella se estaba metiendo con eso, mi coraje ya no ardía, estaba enojado, pero entonces solo desee detener el momento en el que dijo esas frías palabras sobre mí, parpadee una, dos y tres veces y el suelo se había congelado, de mi boca salía aire helado, mi fleco se volvió blanco y Zinnerva solo abrió los ojos sorprendida.

Sali de un sopetón del cuarto, avispe la mirada en los pasillos tratando de asegurarme de que nadie viera por donde iba. No podía controlarlo, respiré de manera exaltada durante mucho tiempo, hasta que encontré la manera de salir, entonces mi temperatura se estabilizó, pude respirar normalmente, poco a poco, paso tras paso el frío que emanaba se había disuelto. Y no quería regresar allí dentro, no quería tener que ver la cara de Zinnerva y la de ningún otro.

Caminé un poco entre la nieve, ya habían pasado algunas noches desde la última vez que lloré, miré al cielo que parecía marcarme un camino, lo seguí y cuando las estrellas fijaron mi rumbo, pude ver hacia el frente, había una pequeña cabaña, se veía acogedora, era muy bonita, con curiosidad limpié las lagrimas que amenazaban con salir de mis ojos y asomé la cabeza con curiosidad por una de las ventanas de afuera de la cabaña.

Quería entrar, pero recordé el toque de queda, no tenía mi celular ni mi reloj, ya era muy tarde, cuando regresé a la casa grande me escabullí entre las luces apagadas y alguien me tapo la boca y me agarro desde atrás, empecé a patalear, - Shhh. Noah soy yo. – Vaya susto que me había dado.

- ¿qué se supone que haces aquí? – Susurre cagado del susto.

– ¿No debería hacer la misma pregunta? – Dijo con una mirada inquisitiva. Ni si quiera tenía ganas de hablar con él, aún estaba mal por la situación con Zinnerva y ahora no tenía donde dormir. Aparentemente Bruno, había estado hablando mientras yo pensaba ¿tan mal se veía mi cara?

– Noah, ¿qué te sucede? No estas escuchándome. – negué con la cabeza.

Si estoy escuchándote. – Mentí de inmediato, no quería contarle.

- ¿Qué era lo que te decía? - comentó haciendo una mueca molesta en su rostro, me quede callado ¿debería decirle o no?

– Bueno, estoy esperando, ¿qué te sucede? – prosiguió cruzándose de brazos.

– Yo, no tengo ganas de hablar. – dije angustiado.

– Bien, como quieras. Lo único en lo que eres bueno es alejándome de ti ¿por qué lo haces? ¿te das cuenta de que lastimas a los demás con tu actitud? – Me enojé, ante esto último ¿solo estaba molesto porque no quise contarle?

– No es como si fuera de tu incumbencia, tu no sabes nada sobre mí. – Dije estando poco alejado de un susurró.

– Claro que no lo es, estoy harto de que siempre hagas esto Noah, ¿por qué simplemente no me dejas quererte libremente? – Aquí íbamos de nuevo, me agarro del brazo cuando intente irme.

– No, esta vez no lo harás, no vas a entrometerte en mi vida como si fueras dueño de ella. – Zapateé el piso, sacudí mi brazo contra su agarre y me solté.

– ¡Bien! Luego no vengas hasta mi llorando porque realmente no voy a caer de nuevo en esto, ¡piérdete! ¡Maldita la hora en la que te conocí! – Mi corazón se invadió con la tristeza, eso había dolido mucho, entonces, las lagrimas que no pude soltar durante todo el día florecieron mientras me alejaba corriendo por el pasillo.

– Noah, espera yo no quise... - Fue lo último que escuché de él, corrí lo más lejos que pude, no había dormido nada, miré el gran reloj en el loft, doce de la noche, me senté en la subidilla donde se colocaban los zapatos, antes de llegar al gran portón de madera, coloque mis botines y salí, rodee la casa, la gran casa y me senté en un lugar poco visible. Pronto deje de escuchar las pisadas persiguiéndome, me abrace a mis rodillas, como cuando era niño, pensé.

«¿No puedes dormir?» Me habló una voz en mi cabeza, estaba seguro de que no era la de Bruno. «¿Quién eres?» Interrogué, aunque la voz me pareciera familiar no logré descifrar quien era.

– Estoy aquí. – esta vez ya no estaba en mi cabeza. Era el señor O'Connor con una sonrisa ladeada, él era amable y esperaba no discutir con él también. - ¿Cómo es que usted? ... - lo miré de pies a cabeza «¿sorprendido?» volvió a dirigirse a mí, no salió ni una palabra de su boca.

- No te lo puedo decir, pero si te puedo enseñar algunas cosas. – continuó.

- ¿Cómo cuáles? – Indagué curioso.

- ¿Sabías que puedes hacer barreras con tu mente? – Lo miré curioso.

– Espere un momento ¿usted y yo somos la misma cosa? – Obtuve un asentimiento de su parte.

- Las barreras son para que nadie pueda entrar sin tu consentimiento, te sorprendería lo que los demás pueden hacer si entran en tu mente. – asentí atontado con su aclaración ¿por qué estaba teniendo esta conversación con mi maestro de física en medio de la madrugada?

- ¿Usted me enseñará? – el pareció pensar su respuesta un rato. Al final termino asintiendo.

– Si, pero no ahora, tienes que disfrutar de este viaje, aunque por lo que veo, no parece que lo estés haciendo. – comentó fijándose en que había estado llorando.

– Es que, no controlo bien mis emociones y terminé peleando con mis amigos. – Dije agachando la cabeza, me senté en el filo del delgado pasillo de afuera de la casa y empecé a balancear mis pies que ni si quiera llegaban al suelo cubierto de nieve.

– Creo que se te pasará, cuando controles bien esas emociones explosivas tuyas, podrás controlar el resto. Tengo que irme, mira la hora. – Voltee a mirar el reloj, siete de la mañana, ¿tanto tiempo había pasado? Deambulé por los pasillos pensando entre las miles de disculpas que podría darles a Zinnerva y Bruno por mi comportamiento ayer, me había comportado como una mujer en su etapa de menstruación.

Me quede fuera de donde estaba la habitación de Bruno y Matteo y de ella salió Cindy, sentía ganas de llorar, ¿por qué ella estaba allí? Y ¿si Bruno paso la noche con ella? Trate de evitar pensar en una idea como esa.

– Muévete, voy a ver a Bruno. – Grite exasperado.

– No esta, al menos no para ti. – soltó ella de manera rápida, intente empujarla, pero ella pudo más que yo. Y caí al suelo, me sentí humillado y me fui lejos de ese lugar, llegué hasta la habitación que compartía con Zin, y ví una nota en el suelo, decía «necesitamos hablar, ve a la pequeña cabaña».

Al menos Zin me daría una oportunidad. No todo estaba perdido. Corrí desesperadamente hasta llegar a la pequeña cabaña, cuando entré no había nada allí, hacia frío, mucho, pero eso no importaba mientras pudiera disculparme con Zin, de repente salí y una ola de frío resoplo en todo el lugar, el clima se había puesto poco amigable en un abrir y cerrar de ojos, mi ropa se empapo, por la nieve que estaba empezando a caer de manera interminable.

Decidí que tal vez podía quedarme en la cabaña hasta que él clima cediera, pero eso no sucedió, pasaron muchas horas, y pronto la adrenalina de haber corrido desapareció de mi cuerpo, aunque estaba dentro de la cabaña, no había como encender la chimenea, estaba helado, estático y entonces temí por mi vida, el frío no me dejaba concentrar, lo de la noche anterior no ayudaba mucho y ya no tenía emoción alguna que pudiera usar como combustible para mis poderes ¿por qué en este momento? Había soñado muchas veces que moría quemado vivo ¿pero morir congelado? Quizás no estaba tan mal, quizás lo merecía por como había tratado a mis dos personas favoritas.

Cerré los ojos poco a poco, escuché un sonido como de algo rompiéndose - ¡¡Noah, no te duermas!! Quédate conmigo, por favor. - ¿Cómo me había encontrado? Podía ver entre la hendidura de mis ojos medio abiertos la cerradura de la puerta entreabierta, - Noah, por Dios quédate conmigo maldita sea. – Escuchaba de parte de Bruno ¿qué hacia aquí?

– N-no puedo. – Balbucee con todo el temblor recorriéndome el cuerpo,

- ¡¡Estas hiperventilando!! – Grito Bruno desesperado ante mi cuerpo, no podía ver que tan mal estaba, pero viendo el rostro de Bruno de seguro me veía como un cadáver. – Noah, si puedes, Zinnerva dijo que tu habías congelado el suelo ayer, quiere decir que tienes dominio sobre el agua y por ende el hielo, inténtalo por favor, estabiliza tu cuerpo por lo que más quieras. – Eran más una suplica que un pedido, pero eso no estaba dentro de las cosas que podría controlar. No sabía cómo.

– N-no puedo. – volví a repetir. Entonces Bruno miró alrededor de la cabaña como si estuviera buscando algo, que al parecer con la vista no logró encontrar.

– Hay otra manera de mantenerte despierto, pero no estoy seguro de que te sientas bien con ello después. – Lo miré atentamente entre temblores tratando de entender a lo que se refería y luego mi cabeza hizo clic, definitivamente no, no me iba a desnudar, el pareció darse cuenta de mi respuesta sin necesidad de decírsela.

– Noah, no me hagas esto, es eso, que te calientes tu mismo estabilizando tu temperatura lo cual parece que tampoco harás o morir los dos aquí congelados. – Morir no era una de mis opciones ¿qué iba a pasar con mis padres si yo decidía por un simple capricho que iba a morir? No podía hacerles eso.

– T-tengo m-mucho frío. – susurré haciéndome bola en el suelo desgastado de la cabaña.

- Espera aquí, no te duermas, volveré pronto. – Dicho eso salió, de la cabaña y minutos después regresó empapado pero con leña envuelta en su abrigo, con toda la suerte que tuvo, logró encender la chimenea con esos lechones. Pero, aun asi, no era suficiente. Él estaba empezando a entrar en frío y eso no era buena señal.

– Noah, por favor. – Me suplico, no le respondí, pero el supo que mi respuesta era sí tras mi mirada de aprobación.

Me tomo del suelo con cuidado y me acomodó en la alfombra, se deshizo de cada una de mis prendas con cuidado y él tampoco se quedo atrás, lo único que hacia que el no pudiera verme más vulnerable era mi ropa y ahora él ya lo había visto todo, estaba avergonzado y apenado, también lo vi, él era musculoso, a diferencia de mi que era pequeño y delgado, su cuerpo estaba más trabajado, intente tapar mi miembro, pero fue en vano, más podía el frío que yo, lo que me obligaba a abrazarme en mis brazos, ví por la ventana, estaba empezando a oscurecer, las estrellas estaban empezando a mermar la noche y mi distracción se detuvo cuando sentí el cuerpo de Bruno abrazar el mío.

Me aferré a él como nunca antes, me había aferrado a alguien y entonces me di cuenta de lo que había estado a punto de perder. Mi primer amor. Uno que había estado así de cerca de volverse nada, ese lugar entre el tiempo y el espacio que permanece vacío estaba convencido de algo, estoy enamorado y nada va a alejarme de lo que siento por él.

Sentí que mi cuerpo entró en calor cuando Bruno se tomó el atrevimiento de apresar mis labios contra los suyos, ya no negaría más mis sentimientos, no los contendría, era suave, húmedo y caliente, lo suficiente para hacerme sentir bien, sentí su entrepierna endurecerse contra la mía, que estaba igual o peor de dura que la suya, nos volteo de manera que quede aprisionado bajo su cuerpo, sentí su mano travesear cerca de mi trasero y mis muslos, mientras que con la otra empujaba mi cuello contra su cabeza para intensificar el beso, metía la lengua, pero yo estaba hecho un desastre, no podía con su ritmo, parecía desesperado y necesitado.

- ¡Ah! Br-Bruno. – Gemí fuerte cuando sentí que me agarro la fruta prohibida. El soltó una risilla, pero yo ni si quiera estaba en mis casillas, estaba más muerto que consciente y sinceramente empiezo a creer que todo esto estaba planeado, pero ya me enteraría después, ahora sabía que incluso debajo de las mantas la habilidad y agilidad de Bruno para hacer cosas sucias no tenía comparación con ninguna otra de sus habilidades, sus labios aprisionaron la piel del espacio entre mi cabeza y mi torso, mi cuello, succiono con fuerza, y yo era como una máquina de gemidos.

- ¡Ah! – grité entre gemidos cuando, me agarro los duraznos, tenía que escapar de la situación de alguna manera, Bruno siguió con el manoseo y no pude evitar gritar desesperado cuando lo que se metió a la boca fueron mis pezones.

-¡P-para- Gemí entrecortadamente, soltó otra risita y siguió con su objetivo, restregó su cuerpo contra el mío, ya veía venir sus intenciones lascivas, así que, en el último agarrón le di un fuerte golpe en la nueces, el seguía sobre mí, pero ya no haciendo de las suyas si no encargándose de su propio dolor, mientras pude concentrarme en escapar de su atraco sexual si así se le puede llamar, me enrolle con el edredón, dejándolo en el suelo adolorido, agarré rápidamente un candelabro mal parqueado y me puse en posición de ataque en una de las esquinas del pequeño espacio, cuando logró ponerse de pie, tapo sus partes e intento acercarse a mí, - ¡¡Quieto ahí!! ¡Lobo malo! – lo admito, siempre quise decir eso.

- ¡Noah, ya entendí! No lo vuelvo a hacer, pero no me dejes así desnudo. – Suplico mi tonto novio, yo seguía en mi esquina amenazando con usar el candelabro si se acercaba. Lo miré desconfiado.

– Mi amor, te lo prometo, no voy a intentar nada en lo que quede de la noche. – Eso seguía sin convencerme.

– Noah, te lo juro. – comentó Bruno con el rostro rojo por la calentura de hace un momento y serio en lo que concernía al orden de sus palabras. Me acerqué lentamente sin soltar mi candelabro, el también acortó la distancia, me lo quito y entonces pensé que rompería su promesa, pero no fue así, me abrazo muy fuerte contra su pecho y se enrollo conmigo en el edredón. Nos recostamos otra vez en el suelo, esperábamos que nuestra ropa se secara con el calor de la chimenea, y lentamente entre el calor de sus brazos fornidos, me quede dormido.

La mañana no se hizo esperar, abrí los ojos lentamente y Bruno seguía allí conmigo, me tenía entre sus brazos, era la primera vez que había dormido sin que los sueños me atormentaran, pero, sinceramente yo sabía que no podía escapar mucho tiempo ni muy lejos de mi realidad, él abrió sus ojos lentamente y cuando me vio escondí mi rostro bajo el edredón dejando ver solo mis ojos, Bruno parecía enternecido ante lo que veía.

– Buenos días. – Me dijo, le respondí bajito, ahora estaba más consciente que anoche y para mí era difícil encontrar un modo de actuar frente a él, peor aun hablar sin tartamudear.

– Noah, sobre anoche yo... - Lo miré expectante, parecía pensar bien lo que iba a decir, pero al final solo concluyo con un "lo siento" ¿de qué se está disculpando? Si habló con la verdad, no me desagrado del todo que se pusiera "caliente" conmigo, lo hice parar, porque creo que aun no estaba listo para ello, alejado de todo eso pues, me encanto. Pero de igual forma no sería sano para mi seguridad sexual contárselo.

– También lo siento, por enojarme antes contigo, no estoy enojado por lo de anoche, simplemente entiende que aún no estoy listo. – El asintió con la cabeza, y luego preguntó. 

Avances del siguiente capítulo

– Tengo que decir, que usar la palabra recogido, no es original. – Le dije burlándome de ella.

– Y yo tengo que reconocer que tener sexo en una cabaña es excitante. – Mierda, ella lo sabía. Ahora se que no entró solamente en mi cabeza para disculparse.

– No tuvimos sexo. – Me defendí, aunque me sentía mas culpable que inocente.

- ¿Qué tal fue? ¿rudo? ¿suave? ¿gritaste mucho? – Ella estaba fastidiándome, estaba claro que ella estaba consciente de que Bruno y yo realmente no hicimos nada.

***

- ¿Y tienes alguna idea de quien pudo haber sido? – Pregunto mi maestro, y negué con la cabeza, caí tontamente porque ni si quiera sabia como era la letra de Zin.

– Tú no, pero yo sí. – salió de la nada Luca, el hermano mayor de Bruno y Matteo, tenía el rostro serio y rudo, sostenía fuerte del brazo a Cindy, mientras gritaba como loca que la soltara, pero su agarre parecía firme, el era alto, mucho más alto que Matteo y Bruno.

- ¿Qué haces aquí? – Pregunto Bruno molesto.

– Tranquilo bebé gruñón, Matti me llamo ayer y me preocupe, ¿hubieras preferido que mamá y papá se preocuparan por el bebé de la familia? Además, Fiona es mi amiga, me esta ayudando con un caso y de paso investigué el pequeño crimen de tu amiguita aquí presente. – Comentó Luca señalando a Cindy, entonces vi su placa, la que estaba prendida de su cinturón, su arma y sus gafas dignas de un policía, así que a eso se dedicaba pensé.

– Tch. – Bufó Bruno, estaba claro que no quería a sus padres en el lugar y mucho menos preocuparlos.

– Hola Noah. – Me dijo Luca con una sonrisa, le respondí el saludo agitando mi mano.

- ¿Cómo estas pequeño? ¿Estas bien? ¿No te paso nada malo? – Me acerqué a él y negué con la cabeza, se había preocupado por mí.

Cindy seguía soltando gritos, - Bien, confiesa tu crimen niña. –

- No se de que hablas, yo no hice nada Luca. Suéltame ya. – Gritó con su voz chillona.

---Hasta aquí el avance ---

Hola, realmente, no tenía mucho que hacer y adelante como 4 capítulos de esta historia, por eso me tomé el atrevimiento de poner un avance del siguiente capítulo.

- Bueno, me despido Bye, Lotus.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro