
PROLOGO
UN DURA DESPEDIDA
El sol salía en las tierras originarias de jonia, llenando de luz los hermosos paisajes de las islas, cada montaña, rio, lago y estanque eran llenados de una luz mañanera que embelesaba la vista, la luz se expandió hasta llegar a una pequeña cabaña alejada de los pueblos humanos y vastayanos, en esta cabaña dormían plácidamente una vastayana, un humano y un medio vastaya, o mejor dicho.... DOS medios vastayanos.
La luz mañanera se colaba por las ventanas de una habitación, compartida por dos adultos y un infante, cada adulto estaba en uno de los laterales de la cama, siendo que un lunari se encontraba perfectamente acomodado en forma de muralla mientras el mitad vastayano se veía más desalineado y expandido en sus anchas, la luz de la mañana ni siquiera alcanzo a los adultos cuando se escuchó un lloriqueo inundando la habitación, el primero en responder al llanto fue el vatayano, gracias a su oído superior, despertando súbitamente al oír a su hijo llorar, se incorporó lenta y cuidadosamente en la cama haciendo que esta rechinara con su movimiento, despertando también al asesino que dormía a su lado, ambos padres se acomodaron lenta y cuidadosamente, para prestare atención a su pequeña estrella.
-Ya, ya, tranquilo Sait, solo fue una pesadilla, no debes temer- calmo el mitad vastayano poniendo su mano sobre el pequeño y dando pequeñas y suaves palmadas, era increíble e irreal ver al adulto comportándose tan cuidadoso y protector, quien conociera los negocios en el que se metía el vastayano consideraría imposible un escenario donde el peleador se comportara de esa manera.
El lunari también llevo su mano hacia su hijo, pero esta se dirigió a la cabellera negra del infante acariciando de paso las orejas puntiagudas del pequeño que eran mucho más pequeñas en comparación a las de su padre a su edad, el niño ya empezaba a calmarse y su llanto comenzaba a cesar, la pequeña familia se quedó un rato ahí, disfrutando del agradable momento que compartían esa mañana, sabiendo que esa era la penúltima mañana que estarían los tres juntos.
Unos minutos pasaron para que la puerta de la habitación se abriera, dejando pasar a la madre del medio vastayano, ambos hombres voltearon a ver a la mujer al escuchar la puerta abrirse, encontrándose con su mirada llena de amor, y a la vez con pesar.
-Preparé el desayuno para todos, vengan antes de que se enfrié- los llamo con una dulce voz antes de darse la vuelta y regresando a la sala dejando la puerta a medio cerrar, permitiendo pasar el olor de los alimentos a la habitación.
El aroma no pasó desapercibido por los adultos despertando el hambre que inconscientemente tenían, y también la del bebe, un leve balbuceo fue la señal del infante para indicar su hambre, señal que no ignoraron los mayores, Sett retiro su mano del pequeño levantándose y estirando un poco su cuerpo, aphellios estiro sus manos al bebe para tomarlo en brazos y llevarlo consigo a comer.
Una vez la pareja y él bebe se levantaron de la cama, se dirigieron a la puerta de salida encontrándose directamente con la sala común, en donde yacían unas maletas a medio terminar, aquella escena le dio una mala sensación a la pareja, recordándoles que el tiempo con su hijo era prestado.
Continuaron su camino hasta llegar al comedor, una pequeña sala que estaba al lado de la cocina, y al momento quedaron sorprendidos por la cantidad de alimentos preparados, en la mesa se apreciaban un desayuno completo, carne de res, verdura al vapor o cocinada con alguna salsa junto a la carne y fruta perfectamente cortada y lista para su consumo.
- ¿Que están esperando chicos? -pregunto la mayor desde el marco de la puerta de la cocina- Siéntense, somos todos familia- Dedicando una última sonrisa regreso a la cocina, lo último lo menciono más por el lunari, que aún se sentía extraño al compartir momentos tan familiares con los vatayanos.
Después de la invitación de la vastayana, ambos adultos tomaron asiento colocando al pequeño Sait en un banco especial que Sett mando a fabricar para que estuviera a la altura de la mesa y fuera más fácil el alimentarlo, un momento después volvió la mujer trayendo como ultimo plato el alimento del bebe, siendo que este ya había cumplido un año de edad ya era capaz de comer cosas más sólidas, su alimento ahora incluía pequeños pedazos de carne y verduras junto con vaso entrenador con una poca de leche en ella.
- Bien demos las gracias- Hablo la vastayana tomando también asiento en la mesa, después de una breve oración vastayana, donde también participo el lunari, finalmente se dispusieron de disfrutar sus alimentos
El tiempo pasaba tranquilo y en silencio, siendo cortado por algunas preguntas que se hacían sobre la mesa que llevaban a una pequeña platica, que moría después de un momento sin mucho problema, después de un rato de silencio después de haber comido, los dos padres siguieron sentados en la mesa jugando un poco con su hijo, mientras la vastayana los miraba con una sonrisa y una taza de té en las manos, llevó el té a su boca formulando en su mente cómo hacer la siguiente pregunta, finalmente se decidió con hacerlo directamente, pues pensaba sería la mejor manera de sacar respuestas claras.
- ¿Cuánto tiempo planean irse? - soltó con una voz suave mientras veía como su hijo y pareja se tensaban a la pregunta, era su último día con su hijo, no querían pensar mucho en él mañana, aunque no pudieran evitarlo- ¿Chicos? -Insisto
La madre de Sett conocía el pasado y procedencia de aphellios , pues, cuando llegaron a su casa con la gran noticia del embarazo del lunari, no tuvieron de otra que contarle toda la historia, exceptuando el coliseo que manejaba su propio hijo, sabía de sobra la labor y deber del asesino y que por tal deber debían dejar al bebé en su cuidado, para que no terminara herido, o en el peor de los casos, muerto, no lo juzgaba por la decisión, que de seguro le era difícil aceptar, pero quería saber, ¿Qué tanto tiempo les tomaría ese deber?, porque no solo se iría el lunari, sino también su hijo, y no es que no quisiera cuidar a su nieto, si no que le preocupaba que creciera sin sus padres, así como Sett, aunque en esta ocasión no sería una, sino dos figuras ausentes.
-Sera por... bastante tiempo-Contesto su hijo evitando la mirada interrogativa de su madre, era obvio para la mujer que su hijo quería evitar pensar en eso, pero no podían ocultar la verdad por siempre, debían decirle la realidad de la situación.
Sett no hablo más, sabía que no sacaría más respuestas, volteo hacia aphellios viendo como este jugaba con su pequeño, el lunari sintió la mirada de la mayor, dejo a su hijo jugando con su pareja para darle su atención a la madre de Sett, la misma pregunta se mantuvo en el aire, esperando ser contestada, aphellios cerro sus ojos formulando la respuesta y cuando estuvo listo contesto.
-Mi deber, como el arma de los adeptos- Comenzó explicando nuevamente quien era el, para los lunari- es proteger al pueblo lunari, de todos los peligros y amenazas que se presente, por medio del asesinato-Bajo la cabeza al recalcar el hecho de ser un asesino- La principal amenaza para mi gente es el pueblo Solari, enemigo jurado de los lunari desde hace cientos de años, años en los que nos han dado caza, y hasta que los Solari caigan o nos dejen en paz mi deber no acabara - finalizo con un gran pesar, intuyendo la conclusión a la que llego la mayor
-No saben cuándo volverán -Afirmo- Podrían tardar años- concluyó la mayor
El lunari se quedó callado, dando como acertado la conclusión a la que llego, pero no era toda la verdad, la verdadera razón por la que la pareja iba a dejar a su hijo en jonia era el pueblo lunari, desde un inicio los lunari de alto rango desaprobaban la relación de aphellios con él mitad vastayano, odiaban al hombre bestia por distraer al lunari de su tarea sagrada, su odio creció más al escuchar sobre el fruto que crecía en phel, y en esa ocasión decidieron no quedarse con brazos cruzados a esperar que el lunari se hiciera "mama" para tomar cartas en el asunto.
Aphellios aun recordaba con furia e impotencia, la amenaza que su propio pueblo les había dado, y sabía que Sett también se sentía enojado, porque no solo los amenazaron a ellos, sino también a su hijo, sí el bebé llegaba a nacer en targon, los lunari se lo llevarían y lo educarían igual que aphellios y su hermana, para ser la próxima arma de los adeptos, si querían cambiar eso debían irse, tener al bebe en otro lado y una vez naciera, aphellios debía regresar para continuar con su trabajo, de no regresar, otros asesinos lunaris irían a buscarlo.
En verdad que le enojada recordar eso, ninguno de los dos aceptaba esa propuesta, desearían haber peleado en ese momento, pero ellos tenían la ventaja, sin más opción empezaron a planear su viaje a las islas de jonia, siendo lo más rápidos posibles para que el embarazo no resultara problemático a la hora de viajar.
El pueblo lunari solo les dieron un año después del nacimiento del niño para que el arma regresara a su tierra, como "un acto de agradecimiento por sus años al servicio de los lunari", ganas no le faltaban a Sett, para romperles la cara a todos esos viejos estirados como solía decirles, pero por el bien de ambos y apetición de phel no hizo nada de eso, ambos siguieron las órdenes dadas por los lunaris.
En la última noche antes del irse a jonia, Sett le dejo en claro que no dejaría a Aphellios regresar a targon sin él, no iba a permitir que lo volvieran a manipular como lo hacían antes de conocerse, aunque significaba dejar a su hijo como lo hizo su padre, el jamás abandonaría al amor de su vida, además estaba muy seguro de que su madre cuidaría de su hijo muy bien, lo único debía arreglar seria evitar que su hijo entrara en el mundo de las peleas clandestinas, lo único de lo que no quería que su hijo se enterara.
Regresando al comedor, la madre de Sett veía como Aphellios se quedó sin palabras después de dejar en claro la situación, aunque aún sentía que faltaba explicar algo, pero conociendo a ambos adultos sabía que, aunque insistiera no dirían más, dejando el tema por sentado, se levantó de la mesa y camino hacia su hijo y pareja, Sett y Phel también se levantaron, cuando la mayor se acercó a ambos, cerro sus brazos en un abrazo que tomo a los dos adultos, ante la acción solo pudieron corresponder el abrazo que la mayor les daba
- Solo - hablaba la mayor aun con los mayores en sus brazos- Solo prometan, que volverán para conocerlo, para que EL los conozca - Era todo lo que deseaba la vastayana, una simple promesa que ellos mantendría con los años
- Lo prometemos ma, volveremos - hablo finalmente su hijo, con un tono de dolor y tristeza en su voz
en cuanto se separaron del abrazo, la vastayana se retiró de la sala para cumplir sus tares diaria, dejando solos ambos padres con su hijo, otra promesa que se habían hecho a ellos mismos es no separarse de el en todo ese día, disfrutarían de cada momento que ese día les regalara
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Amaneció nuevamente, y lejos de estar en una habitación con su hijo dormido en medio de ellos, se encontraban en el umbral de la puerta, con equipaje ya hecho y listos para partir, solo faltaba la última cosa, la más dura despedida que tendrían en sus vidas, decirle adiós a su hijo.
Aphellios aun sostenía al infante entre sus brazos, se encontraba dormido y no pareciera que despertaría pronto, no podia dejar de mirarlo, NO QUERIA dejar de mirarlo, deseaba verlo toda su vida, ver como crece, como aprende a caminar, su primera palabra, sus cumpleaños, quería ver todo lo que su hijo llegara a hacer, pero no podría, las lágrimas surgieron de sus ojos, y aunque tratara de controlarlas ya era muy tarde, empezó a sollozar.
Sett ,que se encontraba hablando con su madre, escucho su llanto y se acercó a su pareja- ¿Phel? -llamo, a lo que el asesino solo alzo su mirada, dejando ver cuando doloroso le era dejarlo atrás
- No quiero, Sett no quiero dejarlo - declaro entre sollozos acunando más a su hijo entre sus brazos
"Entonces quedémonos", quería decir Sett, pero en más de una ocasión en donde le propuso esa idea al lunari, este le refuto diciendo que, aunque ellos pudieran enfrentarse a unos cuantos, los que no estén pelando contra ellos irían por su hijo, además de que traerían asesinos a la casa de la madre de Sett, y si intentaban huir, les sería muy difícil cubrir sus huellas.
Sett no sabía que hacer, únicamente quería consolarlo y hacerlo sentir seguro, pero nada de lo que podría decir funcionaria, lo único que pudo hacer para calmarlo fue abrazarlo, el vastayano atrapo al asesino y su hijo en un fuerte y cálido abrazo en el buscaba tranquilizar a su pareja, y así sucedió, phel solo se pegó lo más que pudo a Sett buscando esa calidez reconfortante en el abrazo, ambos permanecieron así unos minutos abrazos con su hijo entre ellos dos, no supieron cuánto tiempo se quedaron así, pero fue lo suficiente para que la vastayana fuera a buscar algo que les permitirá recordar su último momento con Sait.
Un "click" se escuchó, ambos adultos despertaron de aquel momento y observaron a la mayor con aquel extraño artilugio que habían comprado en Piltover llamado "cámara", en unos segundos un pedazo de papel salió del artefacto mostrando en blanco y negro una bella escena de una familia abrazada, daba un sentimiento muy diferente a lo que realmente ocurría en la imagen, la madre de Sett tomo la foto y se le paso a la mano de aphellios, este lo tomo y observo la imagen con cariño, esa era su mejor fotografía familiar por mucho.
-Settrigh, Aphellios - llamo la mayor a ambos, a lo que los aludidos solo se giraron a verla- que esto no sea un adiós... -mencionaba mientras tomaba gentilmente al bebe de los brazos de phel- ...que sea un hasta pronto -finalizo cargando ahora ella al bebe
Phel se sintió fatal apenas dejo de sentir su peso, pero si continuaba cargándolo nunca lo abandonaría, y no podia permitir que su hijo saliera herido por su culpa, por no seguir las ordenes de los lunari, dio unos pasos hacia tras conteniendo su deseo de volver por su hijo, Sett si se acercó, para despedirse de su madre y depositar un pequeño beso en la frente de su pequeño cachorro.
finalmente, habían terminado de "despedirse" ambos tomaron camino al puerto de jonia a tomar el barco que los llevaría al continente, ambos se veían relajados y serenos, pero en su interior sentían un dolor inmenso, para aphellios, ese era el peor sentimiento que hubiera sentido en su vida, en su cabeza no paraba de repetirse las mismas palabras esperando que se cumplieran: si llora regresa, si llora regresa, si llora regresa, unas simples palabras que phel pensaba cumplir si llegaran a pasar, cerro los ojos y desde su interior deseo que eso ocurriera.
Un llanto sonó y aphellios abrió los ojos de inmediato, agradecido de oír el llorar de su hijo, girando todo su cuerpo corrió de regreso a esa pequeña casa, deseando volver a tener a su hijo en sus brazos, y estar con él por el resto de su vida, estando ya a unos pocos metros vio a su pequeño en brazos de su abuela, sus pasos se alentaron y una vez estuvo enfrente de la vastayana, esta le entrego a su hijo devuelta, ya en sus brazos aphellios rompió en llanto, deseando nunca más alejarse de él.
- Phel - escucho a su pareja llamarlo, volteo su rostro buscándolo con la mirada, pero no lo veía - ¡Phel! -escucho nuevamente su voz y giro a ver el interior de la casa y no estaba el, y tampoco se encontraba su madre- !!PHELL¡¡ - oyó nuevamente y todo a su alrededor se sumió en oscuridad, el sueño había acabado
Aphellios se despertó en el camarote que Sett había comprado para ellos, asu memoria regreso como ellos se alejaron de la cabaña hasta no poder verla y mucho menos oír algo que provenga de ella.
- Phel, ¿te encuentras bien? -pregunto su pareja mostrando una clara preocupación
- Si estoy bien, solo fue una pesadilla - contesto rápido tratando de ocultar las lágrimas que amenazaban salir
- Esta bien, mooncake -tranquilizo hablan suave y acariciando un poco su espalda- te mentiría si dijera que no eh llorado -era sorprendente lo sincero que podría ser Sett con Aphellios, solo con él se sentía seguro
- Gracias Sett -contesto tomado al mano libre del luchador entre las suyas- gracias, por siempre estar conmigo - llevándose la mano a su rostro dejo salir algunas lagrimas
- siempre, mooncake -finalizo depositando un beso en la frente del asesino
ambos adultos ya habían comenzado su largo viaje a las tierras targonianas añorando su pronto regreso a jonia, mientras que en la pequeña cabaña en aquel bosque un infante lloraba por la falta de sus padres.
。・゚♡゚・。: Saludos: 。・゚♡゚・。: Amigos 。・゚♡゚・。
Espero les guste esta pequeña idea de fanfic que se me ocurrió de esta pareja, llevo tratando de escribirla desde hace meses y hasta ahora logro terminar el prólogo, no me quiero ni imaginar cómo será el resto de la historia
En fin, supongo que tienen varias dudas como: ¿cómo nació él bebe? o algo similar, solo pido me den algo tiempo para explayarme y explicar todo, como verán mi habilidad narrativa no es la mejor, pero en verdad hago un esfuerzo para que sea al menos decente (cosa que tengo en duda)
pero ya escribí demasiado y quisiera descansar un poco, la continuacion del primer capítulo podría tardar unos meses espero no más de un año (fruta vida universitaria), bueno hasta aqui llego yo
NOS LEEMOS LUEGO :3 <3
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