Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15 | Merece la pena

Nicholas

Ha pasado una semana desde que volvimos de Noruega y las cosas entre Alanna y yo están... complicadas. Es como si la burbuja que creamos en Tønsberg me hubiera explotado en la cara diciéndome «Hey, vuelve a la realidad.»

Sumando el hecho de que llevo media hora plantado en la puerta del centro de salud mental donde está ingresado mi padre. Conducir hasta aquí no fue sencillo, aunque escuchar música mientras conducía ayudó un poco. Lo difícil es cruzar la puerta y avanzar hasta la recepción del edificio. Era consciente de que mi padre se encontraba en este lugar, pero verlo con mis propios ojos es algo muy distinto.

Se vuelve más real.

―Hola. ―Mi voz se quiebra un poco, pero trato de mantener la compostura―. Me preguntaba si sería posible visitar a mi padre... Él... Bueno... Él está ingresado aquí.

La señora de la recepción, una mujer de mediana edad me escudriña con la mirada. Sus gafas descansan sobre el puente de su nariz y en su mano derecha sostiene un bolígrafo que no para de sacudir en el aire. No se ve de muy buen humor. De alguna manera la entiendo, trabajar en un lugar así..., tan cargado de dolor, debe de consumirte por dentro. Tras varios segundos analizándome, asiente.

Me extiende un papel.

―Tienes que indicar tu nombre aquí. ―Me señala un espacio en blanco―. También la fecha y tu firma ―añade.

Hago lo que me pide y le entrego el papel de vuelta. Mis ojos viajan por toda la sala y un pequeño escalofrío me recorre el cuerpo. Ojalá las cosas fueran distintas y no tuviera que estar aquí. Ni yo de visita, ni mi padre ingresado. Mi madre no sabe que he venido. Sé que hubiera querido acompañarme, pero es algo que necesito hacer solo. Al menos hoy.

―Espera en uno de esos sofás y en unos minutos te llamamos.

Asiento. Me siento como en un hospital esperando ser atendido en una consulta. Ocupo uno de los sofás, el que está más pegado a la ventana y me dedico a scrollear la ventana de recomendados de Instagram. Me aparecen un montón de vídeos de perros. También perfiles de comida. Me hallo tan sumido en mis pensamientos que pego un leve sobresalto en el sofá cuando siento que alguien me toca el hombro.

Frente a mí se encuentra de nuevo la mujer de recepción con la misma mirada de hoy no es mi día, mejor no me mires. Asiento en señal de disculpa y me dispongo a seguirla. Es la primera vez que vengo y me siento un poco perdido. El ambiente en este lugar se nota pesado y sientes como poco a poco te va consumiendo la energía. Admiro a la gente que trabaja aquí, porque yo sería incapaz.

Tras un par de minutos caminando, llegamos a una pequeña sala. La puerta está abierta, y de reojo vislumbro la figura de mi padre. Su vista se haya fija en la ventana, por lo que él no se ha percatado aún de mi presencia.

―Gracias ―sonrío levemente a la mujer.

―Tienes media hora. ―Es lo único que dice antes de perderse en el pasillo.

Mis pies permanecen anclados al suelo. Tomar la decisión de largarme a la universidad sabiendo la situación de mi padre fue difícil. Volver a Riverbridge, lo fue aún más. Pero estar aquí plantado, a punto de volver a toparme con su mirada vacía... Nada se compara a esto.

―Hola. ―Aunque mi voz se ha escuchado casi como un susurro, él parece haberme oído.

La comisura de su boca se alza en una sonrisa que no termina de llegarle a los ojos, pero sigue siendo un gran avance después de los últimos meses cargados de profunda tristeza. Siento unas terribles ganas de llorar, pero las retengo. No quiero que mi padre me vea débil porque quizás todo podría empeorar de nuevo y no sé si podré lidiar con ello.

―Has venido...

Es como si no esperara mi presencia aquí. Por un segundo me siento como la mierda. Porque siento que tengo la culpa de que mi padre esté aquí metido. No ayudé mucho con mi comportamiento cuando nos mudamos a Riverbridge. Y años más tarde, cuando tuve la oportunidad, hui como un cobarde sabiendo la situación en la que se encontraba.

―¿Qué tal estás, far?

Tomo asiento a su lado y soy incapaz de retener una lágrima que se desliza por mi mejilla cuando de su boca sale un «He tenido días mejores». Y podrá sonar tonto, pero cuando los últimos meses tu mente ha estado vagando por otro mundo y tu realidad estaba distorsionada, recordar que ha habido días mejores ya te vuelve consciente de tu dolor. Lo cual te puede ayudar a enfrentarlo.

―Me alegro de que poco a poco te vayas sintiendo mejor. ¿Sabes una cosa? ―No sé si confesar esto le ayudará en algo, o por el contrario será contraproducente, pero algo me dice que tal vez le beneficie―. Visité a la abuela hace una semana. ―Sus ojos se abren con sorpresa―. Fuimos a montar en canoa. Preparó los skolebrød que siempre me hacías tú para ir al colegio...

Las ganas de llorar cada vez son más grandes. Pensé que sería capaz de enfrentar este momento con más fortaleza, pero su sola presencia y su mirada aún algo perdida, logran que me venga abajo. Le estrecho entre mis brazos y descanso mi cabeza sobre su hombro. Él pasa su mano por mi espalda y me acaricia para tranquilizarme.

―Voy a estar bien, Nils ―dice para consolarme.

Sus palabras consiguen que me calme, al menos por ahora. Hasta que mi padre no esté fuera de aquí, creo que no estaré del todo tranquilo. Y me angustia todavía más el hecho de que no sé cuándo llegará ese día.

Pasan varios minutos más hasta que la media hora de visita vence. La despedida no es tan dura como pensaba, quizás porque el ver a mi padre algo mejor me ha aliviado en cierta manera. Nos abrazamos de nuevo y salgo de esa sala con el deseo de que se mejore lo más pronto posible. Lo primero que hago nada más salir del centro es mandar un mensaje a mi madre contándole cómo ha ido todo.

Lo segundo es montarme en el coche camino del lago de Riverbridge. A pesar de que este lugar no se siente como mi casa, el lago es uno de los pocos sitios de esta ciudad que logran traerme paz. A veces me siento en allí a dibujar. Otras simplemente me pongo música y dejo que el tiempo pase.

No veo a mucha gente cuando aparco el coche cerca del lago. Quizá que sea sábado por la mañana y que estemos a las puertas del invierno ayuda a que haya menos afluencia de personas por esta zona. Aún recuerdo la primera vez que vine aquí. No tenía altas expectativas, porque bueno, el lago de Tønsberg es uno de mis lugares favoritos en el mundo, pero no me decepcionó. Es algo más pequeño, pero tiene su encanto.

―¿Nicholas?

Giro rápidamente la cabeza en la dirección de esa voz. Mis ojos reflejan sorpresa cuando me topo con la mirada también sorprendida de Alanna. Creo que mi momento de paz se acaba de ir a la mierda. Mi respuesta a su pregunta es un leve asentimiento de cabeza. Estoy algo confundido. Volver a estar los dos solos es un lugar que no sea el trabajo es... extraño. Desde que volvimos de Noruega, las cosas retornaron a como eran antes de nuestra fugaz escapada. Siempre tratando de mantener las distancias. Solo que la vida se empeña en juntarnos una y otra vez.

―No pensé encontrarte aquí... ―Es lo único que digo cuando Alanna no deja de observarme en silencio.

―Yo... ―Parece preocupada por algo. Siento el impulso de preguntar por qué, pero enseguida me arrepiento. «Mantener las distancias» me repito a mí mismo―. Debía meditar algo... Y bueno, vine aquí para ver si lograba sacar algo en claro.

Camino hasta su lado y todos mis intentos por mantener las distancias se van a la mierda cuando pregunto:

―¿Está todo bien?

Ella mira al frente por varios segundos, que me resultan eterno y después vuelve su mirada hacia mí. Juega sus manos, nerviosa. Sin pensar en lo que pueda ocurrir después, coloco mi mano derecha sobre las suyas. La chica del pelo azul me dedica una leve sonrisa que me agita el corazón. Creo que la última vez que me sonrió estábamos en Noruega. Lejos de todo el caos que tenemos en Riverbridge.

―Quiero hablar con mi padre ―confiesa, y eso me pilla por sorpresa.

Cuando me confesó la muerte de su madre, también me dijo que rompió el contacto con su padre porque escuchar su voz le traía recuerdos demasiado dolorosos. Aquel día vi demasiada culpa en su mirada y me sentí reflejado en ella. Puede que visto desde fuera, pareciéramos unos cobardes, pero hay que vivirlo desde dentro para darte cuenta de que a veces, el dolor y el miedo nos empujan a tomar decisiones desesperadas.

―Me alegra que quieras dar ese paso, Alanna ―digo con sinceridad―. Creo que es algo que necesitas hacer para sanar.

El visitar hoy a mi padre me ha dado ese empujón que necesitaba para empezar a poner en orden mi vida. Aún me queda mucho camino por recorrer, pero saber que va mejorando poco a poco, me da ánimos y disminuye la culpa.

―Tengo miedo, Nils ―murmura con la voz rota―. Me asusta pensar que para él fui una mala hija. Que lo decepcioné. No quiero que me juzgue por la decisión que tomé, porque estaba rota... Mi madre se había ido de mi vida y yo... Yo sentía que mi alma se había ido con ella también. Solo no quería sentir más dolor.

La desesperación en su voz me duele.

―No creo que tu padre piense eso ―aseguro, tratando de aplacar sus miedos―. Es adulto, y si le hablas desde el corazón va a entender tu dolor y te va a apoyar en todo lo que necesites.

Ella me mira aún algo dudosa.

―¿De verdad lo crees?

―Si te quiere de verdad, que espero así sea. ―Estas palabras le sacan una sonrisa que me llega al alma―. Sí, lo creo. Además, entiende que para él tampoco debió de ser nada fácil. Solo habla con el corazón y verás como todo vuelve a su cauce.

―Gracias por todo, Nils.

Hace un par de meses cuando volví a Riverbridge para trabajar y Alanna me preguntó por qué odiaba estar aquí, mi respuesta fue que nada me retenía aquí. Que no había nada que mereciera la pena en este lugar que me empujara a quedarme. En cierto modo mentí, porque ahora que la chica del pelo azul se halla a mi lado, confiándome parte de sus miedos e inquietudes, siento que podría echar a un lado el rechazo que me provoca esta ciudad y quedarme por ella.

Porque Alanna sí merece la pena.

• • •

Gracias por leer ♥︎

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro