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Capítulo 47


—¿Cómo lo hiciste? —le preguntó Darya, impresionada. Maia tenía el diario en la bolsa, lo habían logrado.

—Cuando tu padre tomó el diario, lo metí en mi bolsa y puse el mío en su lugar, son muy parecidos. No creo que lo noten.

—Es increíble, no puedo creer que lo hayan logrado.

—Aun con los años y la distancia, mantenemos una buena química, tu padre es capaz de entenderme aunque no pueda verme.

—Nunca me imaginé a papá con nadie más y ya entiendo el porqué, él nunca estuvo solo.

—Sí... siempre he estado ahí con él. De todas maneras, me alegra mucho poder sentir que ya falta poco para terminar con esto. No te imaginas cuánto sufrí al verlas crecer sin mí, no quiero perderme más de estar con todos ustedes. Ya hasta tienes novio, y quién sabe si Zack logre enamorar a Azami.

Ambas rieron imaginándose aquello, era divertido hablar de esa manera con Maia, era su madre, pero no dejaba de lado su parte como amiga.

—Quién sabe, quizás es su turno, yo ya no tengo novio —le dijo Darya, sintiéndose melancólica al recordarlo.

—No digas eso. Ya pronto todo volverá a ser normal. Vamos a apurarnos, tenemos que terminar con esto.

—¿Cómo sabes que ese diario tendrá la respuesta?

—Eso es lo que esperamos todos, pero aunque no sea el caso, hemos avanzado mucho. Es posible extraer recuerdos de alguien desde objetos usados por esa persona, es muy difícil y la verdad esperamos que lo que necesitamos esté escrito aquí, pero de no ser así, vamos a extraer los recuerdos y descubrir cómo empezó todo, como dicta la maldición. Nunca habíamos tenido una pertenencia de Chiemi, por eso es que sabemos que hay esperanza de encontrar una solución en este diario.

—Eso es increíble, pero dudo que yo pueda hacerlo aún, apenas he podido extraer recuerdos de algunas personas. ¿Qué haremos ahora?

—Es peligroso tener esto por ahí, voy a ir con los Grays, ellos van a esconder esta información hasta que sepamos qué hacer.

—¿Vas? ¿Y yo?

—Quiero que vayas a ver a Azami, toma —le pasó un papel, se veía un pequeño mapa con una dirección marcada en él. Parecía estar cerca de la casa de Maia, pero no era ahí mismo, dudaba que ahí era dónde se encontraría con los Grays. Mientras ella lo observaba, Maia siguió hablando—. Necesito que te asegures de que todo está bien. Esta dirección es una casa que no está habitada, pero guardé ahí algunas bengalas. Si algo pasa, lanza una desde ahí y ve a la segunda ubicación en el mapa, iré enseguida.

Darya estaba nerviosa, ¿Y si llegaba a casa y no había nadie ahí? Había confiado en que Zack lo lograría, no estaba preparada para que saliera mal. Además, le daba miedo de que la encontraran, nunca había disparado nada en su vida.

—Oye, oye, no te alarmes. Eso es solo en caso de que algo salga mal, si no veo ninguna bengala, iré a casa después de que acordemos qué hacer con el diario. Todo saldrá bien, además, estoy segura de que Azami llegó aquí por ti, creo que lo mejor es que vayas a verla. ¿Y si no confía en Zack, y justo ahora está huyendo de él?

Maia sabía justo qué decir, la convenció de ir a verla. Darya necesitaba saber si estaba bien y contarle todo lo que había pasado. Quería verla, necesitaba saber que no había sido la culpa lo que había llevado Azami a liberarse.

—Está bien, iré a verla.

—Nos vemos pronto. Te lo prometo —le aseguró Maia y se fue corriendo. Iba escondiéndose entre la maleza, árboles o lo que fuera que se atravesara y le sirviera para eso. No era de extrañar, era muy importante conservar el diario y que nadie la viera.

Darya se dirigió a la casa, no estaba lejos y no tardó mucho en llegar, pero era muy tarde, así que intentó hacer mucho silencio al caminar por los senderos entre las casas. Todo estaba muy oscuro, todos debían estar durmiendo. No había rastro de que fuese a amanecer pronto, y eso era bueno, porque así Maia lograría seguir escondiéndose en la oscuridad.

Al llegar a casa, todas las luces estaban apagadas, justo como las habían dejado al salir. Eso la asustó, no quería imaginarse que Zack y Azami no hubiesen llegado aún, Zack había ido a buscarla mucho antes de que ellas salieran, así que ya debían estar ahí. Decidió buscar en las habitaciones y la cocina, no estaban ahí. Y se dirigió de nuevo a la entrada, recordando que desde ahí se podía llegar al estudio de Maia, su última esperanza era que se encontraran ahí.

Empujó suavemente el cajón, asegurándose de no hacer ruido y rápidamente la luz de abajo se filtró por el agujero. Asomó su cabeza por ahí y no hubo respuesta, pero se apresuró a bajar porque no debía dejar la entrada al estudio abierta mucho tiempo. Al bajar la escalera, pudo ver a Zack sentado sobre algunos cojines mientras leía algo y más allá, acostada en la pequeña cama del rincón, estaba Azami.

Sintió el corazón lleno de emociones, estaba muy feliz de verla, aunque estuviese dormida. No podía ver su rostro porque se había dormido mirando hacia la pared, quizás para que Zack no la viera dormir, pero notó que su respiración estaba calmada y eso le dio mucha paz. Zack se levantó hacia Darya, para saludarla, ninguno de los dos quería hacer ruido, aunque Darya quisiera saludar a su hermana, no se atrevía a despertarla.

Cuando Zack se acercó, Darya inmediatamente lo abrazó.

—Gracias por rescatarla —le dijo.

—No es nada —le dijo devolviéndole el abrazo—. Estoy haciendo mi parte, y me alegra que hayas vuelto. ¿Qué tal les fue?

—Pudimos obtener el diario, en este momento Maia debe estar con los Grays. Me dijo que la esperara acá, y me asegurara de que ustedes estuviesen bien.

—Al principio, Azami no confiaba en mí, así que se resistió a salir de la celda, pero luego le dije lo que me dijiste y funcionó. Qué bueno que pensaste en eso.

—¿Estaba en una celda?

—Sí, y de máxima seguridad. Tuve que derretir parte de la puerta. Pero aunque no hicimos mucho ruido, sé que en lo que amanezca irán a buscarla, por eso nos escondimos aquí.

—¿Dary? —era la voz de Azami, se había despertado.

—¡Zami!

Darya corrió hacia ella, ambas se abrazaron y Darya pudo sentir como su hombro se empapaba con las lágrimas de Azami, que había empezado a llorar.

—Oye, sé que ya no me hace daño el agua, pero no me mojes —le reclamó Darya, intentando hacerla reír, estaba muy emocional.

—¡Lo siento! —respondió ella mientras se secaba la cara—. ¡No sabes cuánto te extrañé, Dary, te busqué por todos lados!

—Lo sé, gracias por no olvidarme, de verdad.

—Yo era la próxima, tuve que liberarme para no olvidarte. Lo siento mucho por hacer que fueran a buscarme.

—Sabes que no fue nada —se metió Zack en la conversación—. No tienes que disculparte, tranquila.

Darya asintió, tratando de tranquilizarla y tomó aquel momento para decirle algo que hace necesitaba dejarle saber.

—No tienes que disculparte por todo, tienes que entender que muchas de las cosas que pasan también ocurren por decisiones de otras personas. Hace mucho tiempo necesito decirte que lo que pasó en la playa nunca fue por tu culpa, yo me ofrecí a ir contigo. Sabíamos los riesgos y tú hiciste todo lo que pudiste para protegerme en el barco.

Azami no sabía que necesitaba escucharlo, pero se sintió aliviada, había soltado un peso con el que venía cargando demasiado tiempo.

—Gracias, Dary. De verdad me hacías mucha falta.

—Y tú a mí, pero ya estamos aquí y pronto estaremos con papá también. Él está bien, nos ayudó con algo esta noche.

Darya prosiguió a contarle a Azami todo lo que había pasado esa noche, y entre Darya y Zack le explicaban cómo funcionaban algunos dones al ser liberados. Se sentían un poco más aliviados, solo se encontraban a la expectativa y dejando pasar el tiempo hasta que finalmente llegara Maia a contarles qué debían hacer a continuación.

Pasaron un buen rato hablando sobre sus dones, Zack les contó cómo fue que adquirió algunos más que simplemente su don por ser un Yellow y así siguieron hablando. Hasta que se les ocurrió descansar, por si Maia o los Grays necesitaban de su ayuda.

—Solo hay una cama, pero podemos repartirnos los cojines —propuso Darya.

—Creo que es mejor que tú duermas en la cama —opinó Azami—. Ya que llevas toda la noche corriendo de un lado a otro.

—Es mejor que la use Zack, él tiene más habilidades, necesitará más energía —le explicó Darya.

—Es verdad —aceptó Azami—. Entonces tú y yo dormiremos en los cojines, y Zack en la cama.

—Gracias —le dijo Zack a Darya—. Me la debías después de haberme robado mi cama.

—Estamos a mano —le respondió ella riendo.

Todos se recostaron en sus respectivos lugares, y se dispusieron a dormir. No sabían qué hora era, pero necesitaban recobrar energías después de todo lo que habían pasado, y no fue difícil que se quedaran dormidos.

No sabían cuánto tiempo había pasado cuando escucharon movimiento venir desde la entrada del estudio, y temieron que estuviesen buscando a Azami. Todos se levantaron rápidamente, alertas de quién pudiese bajar por las escaleras, hasta que vieron esa familiar melena roja asomarse desde arriba y luego de verlos, bajó por la escalera.

—¡Chicos! Tenemos que irnos ya —anunció Maia.

Todos se levantaron torpemente, aún se encontraban muy dormidos. Pero Darya, que sabía que Maia había venido con una respuesta, corrió hacia la entrada, hacia donde estaba ella y le preguntó qué había pasado.

—Necesitamos su ayuda, van a convocar a todos en el pueblo a la plaza principal. Usarán a los Sabios actuales para dar un comunicado —le explicó Maia.

—¿A los limitados? —Aun cuando lucharan contra esas barreras, Darya seguía utilizando sus términos.

—Se supone que a todos, la maldición dice que se romperá cuando todos sepan la verdad. Así que debemos ir a la plaza, ellos se están encargando de dar un comunicado por los altavoces del pueblo, para que los habitantes se dirijan allá. Y un grupo de la rebelión nos ayuda a correr la voz sobre el evento, pero es difícil convocar a todos a un lugar sin que Chiemi lo note.

—¿Y nosotros que debemos hacer? —le preguntó Zack, que acababa de levantarse.

—Solo debemos ir a la plaza, allá podrán saberlo todo.

—Entonces, ¿cuál es la verdad?

—Ya lo sabrás. Tenemos que irnos, vayan a prepararse arriba, yo despertaré a Azami. Hay que mantenerla oculta, vi a algunas personas correr buscando a alguien. Supongo que ya notaron su ausencia y Chiemi ordenó buscarla.

—Buscaré algún gorro —se ofreció Zack—. Supongo que también debe ir a escuchar la verdad para acabar con esto, lo mejor será camuflarla.

Les costó un poco convencer a Azami de salir, tenía mucho miedo de que la capturaran de nuevo. Habían encontrado un gorro de lana lo bastante grande para meter sus rizos en él. Era muy raro observarla sin ese característico color rosa enmarcando su rostro. 

Cuando todos estuvieron listos para irse, Azami subió de vuelta al recibidor, cerraron la entrada del escondite usando el cajón, y salieron hacia el sendero lleno de casitas como la suya. Había mucho alboroto en la calle, personas iban y venían en todas las direcciones, parecían estar buscando a sus seres queridos. 

Todos actuaban como si fuese el fin del mundo, y era justo lo que los Grays querían evitar, no debían levantar sospechas. Pero Maia no quería verse involucrada, sabía que si los paraba y les decía que fuesen a la plaza podría quedar en evidencia, así que solo decidió confiar en el proceso, como ellos se lo habían pedido.

Ella había estado con los Grays toda la noche, y ya sabía toda la historia. No cabía en su cabeza el engaño tan grande en el que habían vivido. Y era consciente de que la maldición era clara, todos debían saber la verdad para que se rompiera. Al llegar con los Grays, lo primero que habían hecho fue leer el diario, y confirmaron que la historia que les habían contado siempre, estaba respaldada por las escrituras en él. 

Pero había algo que no encajaba para ellos, la forma de expresarse no era la misma, casi como si se tratara de otra persona. Decidieron ir a la fija y extraer los recuerdos directamente desde el diario. Maia no podía esperar a que todo saliera a la luz, antes de que se diera cuenta ya estaban en el bulevar.  Se había perdido en sus pensamientos y no había notado lo rápido que habían caminado, observó a su alrededor y confirmó que los chicos seguían con ella.

Se dirigieron a la plaza donde se encontraron a una multitud de familias reunidas, sentadas cada una en su característica manta que los separaba por familias, como si se tratara del festival de la liberación. Sintió alivio, y emoción en el pecho al ver a su manchita dorada entre la multitud, ahí estaba Hugo.

Quiso acercarse a él, pero sabía que debía estar alerta. Chiemi o Dereck podrían hacer cualquier cosa si notaban que entre tantos limitados estaban ubicados algunos liberados, intentando estar cerca de sus familiares. Era muy emotivo ver cómo se sentaban con ellos en las mantas, como posiblemente lo habrían hecho años atrás.

Darya no quería verlo, pero no pudo evitarlo y sintió su corazón partirse una vez más. En una de las mantas se encontraban Eamon y Ámbar, juntos. Ella había soñado toda su vida con compartir una manta con él, simbolizando una familia juntos y le dolía mucho verlo con ella. Junto a ambos se encontraban los padres de Ámbar, que se notaban muy felices de verlos juntos.

—Oye, no le pongas atención. Sabes que le lavaron el cerebro —Zack intentaba animarla.

—Lo sé, pero parece disfrutarlo.

—No digas eso. Por cierto, ustedes deberían ir con su padre, yo me aseguraré de vigilar —les sugirió él a ambas.

—Es mejor que nos quedemos todos juntos —refutó Maia—. Hugo no podría protegerlas si Chiemi aparece. Además, estamos escondiendo a Azami, no podemos sentarla junto a su padre, es demasiado obvio.

Escucharon como probaban el micrófono y varias otras personas comenzaron a correr hacia la plaza, intentando no perderse lo que iba a pasar. Nadie sabía por qué los habían convocado ahí, todos estaban a la expectativa. 

Maia había llevado a los chicos cerca de la tarima, desde ahí podía ver a todo el público. Desde los ojos de los liberados, en la plaza no entraba un alma más, pero los limitados no podían notarlo. Había muchas personas, y poco a poco Maia fue reconociendo algunas caras, algunos vecinos, conocidos, pero lo que había notado es que ninguno de los más fieles a Chiemi se encontraba ahí.

Antes de que el anuncio iniciara a través del micrófono. Uno de los Grays pidió su atención y todos se callaron, a excepción de los limitados, que no podían verlo ahí.

—Estamos aquí reunidos para dar una información que beneficiará tanto a los limitados como a los liberados. Por eso, es fundamental que cuando el discurso empiece no sea interrumpido por nada. Así que necesitamos su colaboración, hermanos liberados, para que se pongan de pie y protejan el paso hacia la tarima. En caso de que algo pase.

Uno a uno se fueron moviendo hacia allá y, ya que eran tantos, los que no podían estar cerca de la tarima se colocaron a sus alrededores. Todos se mantenían alertas, a la expectativa por si algo pasaba.

—Muchas gracias, ahora sí podemos comenzar.

Se escuchó el sonido del micrófono de vuelta, estaba encendido, listo para lo que seguía. La señorita Kenny, quien había narrado la historia de la maldición durante el último festival, tomó el micrófono y comenzó a hablar a los habitantes del pueblo.

—Espero que todos estén teniendo un buen día. Sé que es repentino para todos, pero es sumamente importante que se sepa la verdad, y qué mejor que hacerlo de la mano de aquellas personas que lo dan todo por nuestro bienestar y conocimiento, los Sabios.

La multitud comenzó a aplaudir y ella tomó aire para seguir.

—Uno de los más importantes Sabios del pueblo, nos ayudará con esta importante labor. Un aplauso para el señor Hugo.

El padre de Darya se levantó y caminó hacia Kenny mientras los habitantes aplaudían, él era una persona de confianza, ideal para dar este tipo de información, por eso los Grays habían implantado en él los recuerdos sacados del diario. 

Se presentó ante el público antes de comenzar el anuncio. Pero aquello fue algo que Maia no escuchó, porque más allá, entre el callejón que daba a la plaza, pudo ver a unas personas escondidas, como a la expectativa, y no tuvo duda de quiénes eran. Solo esperaba que no causaran ningún alboroto.

—Sé que hace poco estuvimos aquí reunidos para contar la historia que muchos de nosotros ya sabemos, pero hay algo que siempre hemos pasado por alto y hoy sabremos la verdad.

El público reaccionó con un suspiro de asombro. 

—Empecemos citando las palabras que todos conocemos de memoria. Aquello que dijo ella antes de saltar al mar. «Como agradecimiento por todo lo que han hecho por mí, les concederé mi más grande deseo. A partir de este momento todos ustedes quedan liberados de sus dones, pueden desarrollar un don distinto al suyo y dedicarse a eso. Eso sí, presten mucha atención, todo aquel que use su don de nacimiento quedará unido a él para siempre... O hasta que todos sepan la verdad». 

—Todos sabemos bien qué tipo de vida llevaba Chiemi, era entregada al pueblo, a su enfermería. —en ese momento Hugo tomó el diario en sus manos, dejándolo a la vista de todos—. Y durante años pensamos en que este diario la había incriminado. Pero, ¿qué pudo cambiar en ella? Les contaré la historia desde su perspectiva y si al final la maldición se rompe, todos sabremos que es la verdad.

Los habitantes se encontraban expectantes, preguntándose cómo sabrían que la maldición estaba rota, sin saber que estaban rodeados de personas que no podían ver. Y ahora, entre ellos, una chica rubia, la protagonista, que no paraba de llorar al ver a Dereck luchar contra sus seguidores que no lo dejaban hacerse paso hacia Hugo.

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