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Capítulo 89

-No deberías estar aquí –bramó, sosteniendo su intercostal para prevenir que un grito se desplomara de él-, es la cosa más idiota que te hubiera visto hacer desde que te considero mi centro de comando, y tan solo llevas una hora.

Sasuke no se inmutó ante el mal recibimiento, pero esto fue cambiado con la visión que tenía de Sai, parado en condiciones igualmente desastrosas que el rubio. No podía decir quién era el que se encontraba en peor estado, ambos estaban tan demacrados que el soplo del viento podría generar que se desplomaran, pero aun así era mucho más fuertes que él.

-Y es aquí cuando el borrego se une a salvar a su madre –carcajeó Sai al verlo llegar-, y pensar que tan solo eres un oportunista colado, con razón Naruto kun te aguanta, son tal para cual.

-Eso lo dice quién quiere matar a su familia ¡Loco! –Respondió sacando la pequeña navaja que había encontrado lanzado por ahí-, si te atreves a lastimarlo, te pegaré.

Pero eso en lugar de generar temor a Sai, hizo que su risa se desquiciara más y más-. Oh no, Naruto ¿No me digas que no lo tienes entrenado? –suspiró en un lamento, mientras que con una fuerza extraordinaria lo pateó en el vientre-, si dejas que sea un boca suelta te generará problemas en el futuro, y tío Sai no estará para corregirlo siempre.

Sasuke, al igual que el rubio en un comienzo, sintió como todo su aire desaparecía a arcadas, no pudo prevenir cuando había sido el momento en que el pelinegro había alcanzado al golpearlo, ni siquiera podía predecir donde es que se encontraba en ese instante. Fue como rebotar contra el suelo, aspiraba el aire, que muy lentamente se colaba por boca y nariz en una danza salvaje.

-Lo vez Naruto –chilló, mientras le generaba más y más patadas- EN-TRE-NAR, no es difícil –golpeó su intercostal, muy cerca a las costillas de la parte inferior-, hasta un perro como él sabe cuál es su lugar si se le da el escarmiento adecuado.

El rubio no podía hacer nada más que ver y rugir en su interior. Su bestia se soltaba, aquella sensación de sed de sangre se acoplaba en sus venas. Sus niveles de control parecían desaparecer de sus pupilas mientras que el odio rellenaba cada parte normal de él.

Mátalo, susurró su conciencia, nadie lo extrañará.

Y fue cuando el lustre se volvió borroso.

-Ahora sí que la cagaste Sai –aulló en un grito de guerra bestial-, no me importa quién carajos seas de mí, pero meterte con mi vida es algo de lo cual jamás te dejaré hacer.

Sasuke lo vio, Gaara, aun de espaldas, lo escuchó. Aquella sensación pesada que ocurría cuando Naruto despertaba al demonio que se escondía dentro de él. No tenía que estar frente a frente para sentir el cambio de color de sus pupilas o la profundidad de sus marcas rasgándole las mejillas, el ambiente lo acoplaba a la situación.

-¿Ahora te pondrás serio? –bromeó-. Porque si solo es otra de tus bromas tontas, no creas que caeré.

-¡ERES UN MALDITO HIJO DE PUTA! -Saltó tal cual gato a su presa sobre la espalda del otro y lo arañó profundamente. Sai profirió un alarido, no había logrado evitar el ataque externo a tiempo. Después de mucho tiempo, no había logrado evitar un ataque.

Naruto ya no era él, el rubio ya no era normal. Su humanidad, desaparecía con cada ataque.

-¡Eso es, esa cara quería ver! –Gimoteaba entre chillidos de estasis, Naruto se alteraba más, cada ataque que lanzaba era más y más feroz-, esa cara desesperada, tu odio montado solo en mí ¡VAMOS NARUTO, DIVIERTEME!

El Uchiha solo lo miraba borroso, intentando recobrar sus sentidos sin desmayarse. Había sido lanzado de lado, habían pasado de él para volver a pelear con el rubio. Estaba solo siento una molestia ajena para las fuerzas de Naruto. Pero eso en lugar de darle una desventaja, le dio una oportunidad de apoyar como centro de comando.

Estaba muy cerca de Gaara y a Pato, escuchaba sus exclamaciones, los suspiros ajenos y sus intentos por gritar sin que pudiera. Se arrastró hasta llegar a ellos sin levantar sospechas, evitando hacer movimientos bruscos para caer en el desmayo.

-Gaa...ra –susurró sosteniéndole de la pierna. El pelirrojo dio un salto, asustado, pero al notar que era Sasuke se tranquilizó-. ¿Qué... diablos haces... a...quí?

El pelirrojo intentaba decir algo, pero no podía por la mordaza que llevaba cubriéndole toda la boca. Sus manos estaban sostenidas en su espalda, mientras que en sus piernas estaba la mochila con Pato dentro. El perro no parecía estar igual que siempre, Naruto tenía razón, había algo extraño con él. Tal vez esa mañana no se notaba tanto, pero parte de su vientre bajo tenía una gran hueco y estaba de un color rojo carne. Sasuke, en un movimiento rápido, despojó a Gaara de su bloqueo para hablar. El pelirrojo se movió inquieto, pero aun así no acalló a calmarse-. Debes ayudar a Sai –gimió a lo bajo.

-¿Ayudarlo? ¡Él es el condenado que quiere matarnos!

-Lo intentan controlar –repitió entre murmullos-, lo he oído, he escuchado aquella dichosa conversación que tenía con el otro tipo de la línea, creen que Naruto está traicionándolo. Piensan que nosotros somos asesinos entrenados solo para verlos destruidos. Lo están engañando.

El azabache no daba provecho a lo que el Sabaku le decía, no podía decir que no mintiera ya que era Gaara y varias veces ocultaba la verdad, pero podía notar aquel brillo de sinceridad en sus ojos donde le daba a golpes que había ocurrido un malentendido con la situación.

-Naruto lo va a matar –escupió sangre-, se ha vuelto loco. Sai está igual, aunque intentes decirles algo no te escucharán.

-¿Y Kurama?

-Aquí –suspiró el pelinaranja.

Ambos giraron instantáneamente hacia el mencionado, quien no parecía ni inmutarse de lo ocurrido. Se quedaron quietos, perlados, ante el hecho de que Kurama estuviera viendo todo sin mover un solo dedo. El recién llegado pareció darse cuenta, y soltó un pequeño jaleo ante las miradas fijas en su persona.

-No hay nada que pueda hacer, esto es entre ellos –ordenó, mientras se paraba y hacía tronar sus huesos-. Pero tengo que sacarlos de aquí antes de que ocurran accidentes, así que ni una sola palabra hasta que todos estemos fuera de este embrollo.

Ninguno podía dar por sentado a lo que sucedía, nada tenía sentido ¡Nada estaba teniendo sentido! Pero qué diablos era lo que había sucedido en aquellas horas. ¿Kurama era bueno o malo? ¿Cómo que no podía hacer nada? Naruto le había confirmado que iba a ser él quien lo ayudaría, no que ignoraría el problema y tan solo lo sacaría de ahí. A no ser...

-Ese maldito –jaleó mientras era arrastrado-, él solo quería que no interviniéramos, y es por eso que te llamó para retirarnos cuando ya no fuéramos útil.

-Y yo haría exactamente lo que él me ordenara si fuera tú –susurró-, te has comportado muy mal Sasuke, si fueras mi hijo me sentiría avergonzado.

Como es que no habían caído en cuenta, era por eso que Naruto no había aceptado que entrara a pelear, porque lo único que él le significaba era una carga en los hombros. Por culpa de él tuvo que enfrentarse a Sai, por su negligencia él debió entrar en una pelea que se pudo haber arreglado con un poco más de información. Se sintió idiota, al igual que Gaara.

-¿Por qué me quería a mí? –Preguntó el pelirrojo-, yo no sabía mucho, pudo simplemente ignorarme y fingir que era un error.

-Quien sabe, hay días en que Sai se encuentra en sus estados y comete idiotez y media. Solo espera a que pase la pelea, verás que serán como en los viejos tiempos.

Mientras tanto, en la pelea central, Sai había logrado cortar finamente parte de la pierna derecha del rubio, lo sabía porque gotas caían de aquel lado mientras intentaba mantenerse parado, pero aun así era como si el Umino no sintiera dolor. No fue mucho el tiempo que debió esperar para que la herida desapareciera, Sai sabía eso, había ocurrido varias veces en el pasado lo cual le daba una desventaja.

-Si tan solo aceptaras tu traición, nada de esto hubiera pasado.

-Cállate desgraciado –ordenó de una patada.

El ambiente volvió a ponerse pesado, el hedor a sangre inundaba el lugar. Aparte de ellos dos, no había otra persona en el estacionamiento. Solo una patada bastó, una distracción para que el ganador se rigiera en lo solitario de su victoria-. Ahora dime ¿Cuál fue la traición?

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Está asegurado, Kurama sabe algo de lo cual Naruto ignora y prefirió ver lo que pasaba a colaborar, aunque de seguro Naruto pensaba que algo parecido podría ocurrir. Ahora solo queda ver quien es el ganador, aunque eso es algo obvio de demostrar, está clarísimo.

Los comentarios ayudan, está demostrado, o de lo contrario hubiera quedado en bloqueo por más tiempo. ¿Ven como mi droga hace efecto? Deberían nombrarse comendrogis, porque se sienten como una.

Bueno, intentaré publicar mañana.

Hasta la próxima.

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