Capítulo 70
-Naruto –saludó Itachi con su habitual sonrisa.
El rubio al fijarse que el hermano del teme lo saludaba hizo lo mismo, sonriéndole con una mueca casi nula, pero real. Y pensar que las verdaderas son mucho más difíciles que las falsas.
-Espero que hayas hecho toda tu tarea –le comentó acompañándolo en el pasadillo. Había sido una sorpresiva casualidad el haberse encontrado en la entrada de la escuela, y como debían compartir clases como alumno profesor, decidieron ir juntos al aula.
-Estaba fácil –mintió, ni se acordaba que había tarea, pero todo lo que le dejaban era fácil. Qué pena que solo era una hora diaria, él quería pasar más tiempo con alguien igual a él, aunque haya muchas cosas las cuales le hacían dudar de su civilismo. ¿Qué diablos será lo que decía en los audios? Sasuke lo había hecho preocuparse de más, los civiles como siempre exagerando las cosas para llamar la atención.
En el aula se encontró nuevamente con Gaara sentado en la última mesa pegada a la ventana solo, entonces con una inclinación se alejó de Itachi para ir con su compañero. El día anterior se había dormido y no recordaba si el pelirrojo había llegado a salvo a su casa o alguien había tenido que llevarlo.
Y digamos que ellos veían mal el abandonar a alguien por su cuenta en un lugar tan seguro como las casa de Japón.
-¿Cómo te fue el baño? –le preguntó dejando su maleta a un costado.
-Bien.
Y ese fue su único diálogo en toda la clase. Realmente, fue el único. Naruto la había pasado en todo momento intentando retocar una réplica de su dibujo del día anterior mientras que Gaara peleaba con una simple ecuación de Algebra. Ese día el rubio había decidido no ayudar a nadie, por lo que el ojiagua contaba como persona.
Luego intentó llevar a su arte a otro extremo, e intentó dibujar al azabache peleando contra Sai. No sabía el por qué, pero algo le decía que aquella pelea se desarrollaría quisieran o no, y que mejor que retractarlo antes de que ocurriera.
Para el finalizar de las clases, ya tenía su dibujo listo. O algo así.
-¿Qué fue todo lo que hacías en clases? –le preguntó Gaara cuando salieron del aula. Después de eso ambos tenían geometría e irían a clases juntos.
-Intentaba mejorar mis dibujos.
-¿Y dibujas bien? –preguntó curioso.
El pecho de Naruto se elevó por aquello, la profesora de arte, aquella persona que se consideraba calificada para decirle la verdad a cada uno con su percepción artística, le había dado el poder de colgar su dibujo en la cafetería por todo el año. Era un punto más a su superioridad.
-Algunos me dicen que soy mejor que Picasso y Da vinci junto –comentó como si no fuera la gran cosa con una sonrisa.
-¿Enserio? –dijo sorprendido-, muéstrame lo que hacías en clase, quiero verlo.
Naruto se descolocó un poco por aquello, sin embargo no se inmutó mucho. Confiaba que había mejorado mucho a comparación del día anterior, había estado practicando bastante en clase de algebra.
Sacó su dibujo, su dibujo estrella, y se lo entregó.
-¿Quién fue el que te dijo que eras mejor que Picasso y Da vinci? –preguntó escéptico.
-Todos los de la clase, hasta el teme –afirmó con una sonrisa.
Gaara lo miró y luego miró al dibujo, volvió a repetir aquello varias veces hasta marearse, y después volvió a echar una ojeada al dibujo:-¿Todos llevaban lentes? -preguntó.
-Creo que no.
-Ya veo.
Le devolvió su gran obra de arte mientras entraban a geometría. Ahora pasaban de las matemáticas de ecuaciones a matemáticas en tercera dimensión. Naruto seguía igual de aburrido como en algebra, él había hecho profesiones de ingeniería, aquellas cosas que le estaban enseñando no era nada del otro mundo.
Fueron otra vez las dos horas más largas de su vida, y cuando menos lo esperó, el profesor había decidido sacarlo a la pizarra para resolver uno de los problemas.
Estaba confundido, no sabía si fingir que no entendía nada de la lección o resolverlo como tan acostumbrado estaba. Todos los profesores parecían estar en su periodo y con esos cambios de humor tan feos, todos menos Itachi y Kurenai sensei que al parecer no les importaba mucho que sobresalga.
¿Y desde cuando me importa lo que los demás piensen de mí?, pensó con plumón en mano, vivir en un lugar rodeado de civiles sí que me cambia, debo hacer algo para cambiar todo esto.
Resolvió lo pedido de una manera casi espectacular, con explicación escrita y todo solo por si es que se llegaban a confundir al copiar en sus cuadernos. Tal vez ellos no podían entenderlo a simple vista, pero si tan solo lo hubieran agrandado un poco la línea era una simple ecuación.
-Perfecto joven Umino –felicitó el maestro con una sonrisa regordeta-, ha ganado su paleta.
La clase entera empezó a aplaudir mientras que el señor buscaba un pequeño chup para entregárselo, al parecer muy pocos conseguían aquellos logros y el recibir una paleta era lo mejor que podía hacer en su clase.
¿Todo esto por una paleta?, bufó.
Geometría demoró mucho más de lo que quiso, y cuando pudo salir del aburrimiento, tocó la bendita campana dando comienzo al primer refrigerio.
-¿Me comprarías algo cuando salgas? –Le pidió al pelirrojo.
-Será solo un pan, y del estilo que yo quiera.
El rubio asintió y lo dejó irse mientras se recostaba en la carpeta aburrido, no sabía qué diablos tenía que hacer durante las 8 largas horas que duraba la escuela, tanto tiempo perdido donde podía simplemente entrenarlos a ellos dos por su metedura de pata.
¿Acaso la sociedad no comprendía que realmente nunca se vive seguro? Si no fuera por personas como él el mundo sería un caos total. Deberían hacerle un altar por tan solo haber pisado su país.
Pensaba que se iba a aburrir hasta el finalizar del día, el origami no era muy productivo y no podía hacer cuentas para las empresas a las cuales manejaba. Y hablando de las empresas, desde que había llegado a Japón no las estuvo controlando. Solo esperaba que las acciones no se hayan disparado tanto durante el tiempo que no estuvo presente.
Necesitaba conectarse a internet urgentemente, debía tan solo comprobar que su otra fuente de dinero secreta se mantenga de pie.
Cuando salió del aula para ir a donde sería la biblioteca, escuchó decir de unos estudiantes que un dibujo basado en Karin se encontraba colgado en la cafetería, y que lo habían puesto en un cuadro agrandado para que todos puedan tener vista de aquello.
Decide, tus empresas o un momento de diversión, le gritó su conciencia.
Pero no siempre se logra avergonzar a putas en su propio terreno, y por nada del mundo se perdería de aquello. Aunque no quería, giró sus pasos con dirección a la escalera para el primer nivel. Primero avanzó lento, solo para no llamar la atención y poder fingir que nada ocurría. En las escaleras, apresuró un poco el paso para poder llegar antes. Y en el primer piso, se puso a correr.
Corrió como nunca hasta llegar a las puertas de la cafetería, y con ambos brazos empujó la puerta para abrirlos a la vez, sonriendo al poder verla ampliada en un lado de la pared.
Su dibujo había sido colgado con todo y dedicación a la pastosa.
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(Dibujo de Sasuke y Sai peleándose desde la vista del rubio)
El arte jamás será lo suyo, ni que lo intente.
Bueno, tengo mucho sueño, así que no voy a comentar mucho ahora. Ya saben, lo de siempre. A los fatasmas voten comenten, a los que votan comenten, y a los que comentan, comenten más.
Me voy a dormir, debo terminar con mis trabajos de universidad.
Pdta: Si quieren que les dedique un capítulo escribanlo en los comentarios
¡Voten y comenten!
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