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Capítulo 24

-Ero sennin –esputó-. ¿Sueles venir a tomar el té? –ironizó.

Una cosa es que tenga el nombre de la escuela, pero que Jiraiya –el director que alguna vez fue un espía- venga, cambiaba un poco su perspectiva.

-Mocoso insolente –rabió- yo trabajo aquí.

¿Trabajar? ¿Cómo mesero? Ni en sus más locos sueños lo imaginaba sirviendo tés o cafés en un lugar como este. Una pequeña risa se presentaba en sus labios, inicialmente como una toz seca, acabando con una carcajada de jarana impresionante. No, no podía, más bien, no debía ser lo que pensaba.

-¿De qué te ríes? –cuestionó enfadado.

-Tú, el director de una escuela, antiguo miembro de la milicia rusa ¿Un camarero? –detalló con burla-, por favor, sé que puedes llegar a más.

-¿Y quién dice que soy un camarero?

-¿Recepcionista? –encrespó aún más.

Pero Jiraiya tenía más cosas en mente que pelear verbalmente con un adolescente.

-Co-gerente –rebuznó con sorna.

La mandíbula de Naruto se desencajó inmediatamente ¿Co-gerente de un café? Que le den 5 centavos cada vez que oye eso.

Negó con la cabeza sorprendido, él no podía ser un gerente, es más, no debería estar ahí.

-Y para tu información –se interpuso antes de que diga algo-, el que ruega por un papel de camarero habiendo pertenecido a la milicia especial de Rusia no es nadie más que tú.

-¡вы находитесь растлитель! (¡Eres un abusador de menores!) –chilló en ruso.

-¡не находитесь растлитель! (¡No soy un abusador de menores!) –respondió molesto.

Ambos se empezaron a lanzar improperios en diferentes idiomas, inglés, italiano, francés, alemán, español y chino. Cuando Jiraiya pensaba decir algo en griego, la puerta se abrió de golpe.

-¿Qué es todo ese escándalo? –A solo unos metros de Jiraiya, Tsunade cruzaba los brazos con una ceja levantada-. Y Jiraiya ¿Abusas de los menores?

-¡Qué yo no abuso!

La mujer corpulenta avanzó hasta ellos, tranquilizado a los clientes que habían visto tal pelea. Con ambas manos, jaló a cada uno de las orejas hasta la oficina donde Naruto había estado previamente.

-Shizune...

-Si señora –corrió como si el diablo llevara su alma.

-Dile a Konan que ocupe el lugar de Naruto, que le deje la cocina a Yahiko.

-Cómo usted ordene.

La asistente morena, quien ahora Naruto sabía que se llamaba Shizune, desapareció por la puerta cerrándola cuidadosamente. Solo ahí Tsunade soltó las rojas orejas de ambos hombres dejándoles un poco de paz.

-Como se atreve... -gritó Naruto, pero solo bastó una mirada de la mayor para que se callara-. Me duele la oreja –masculló con un reproche.

-Por favor, has sufrido cosas peores. No te me vallas a mariconear con un jalón –exclamó Jiraiya, pero tampoco se libró de la mirada de Tsunade-. E internamente aún te amo cariño.

-¿Por qué se insultaban? ¿Y si alguno de los clientes sabía otro idioma y los entendió?

Aunque las posibilidades iban del 1 a mil, podría ser que entendieran uno que otro idioma. Ambos bajaron la mirada con reproche y vergüenza.

-Perdón –exclamó Naruto tragándose su orgullo. Lo había hecho desde que llegó a Tokio, decírselo a su director no cambiaría las cosas.

-Un ligero cambio de vida modifica comportamiento –ironizó Tsunade-. Ven aquí para que revise tu oreja.

-¿Y la mía...?

-Tú te quedas donde estas –chistó la lengua.

Naruto como buen cordero se acercó con cuidado a la mujer, no parecía muy intimidante ahora. Tal vez nunca lo halla parecido, pero su comportamiento no daba mucho de qué hablar.

-Ya estas mi niño –le frotó una que otra pomada en la oreja para relajar el órgano y que el dolor no se sintiera mucho. Le agradeció con una inclinación de cabeza y una vez al lado de Jiraiya le sacó la legua al peliblanco.

-Mocoso descarado...

-Al menos a mí me quiere más –rió.

El traje que Shizune le había prestado a Naruto era de su talla, o al menos una talla cercana a la suya. El delantal tal vez algo grande porque marcaba zonas que no debía marcar, pero no era nada que algunas cosidas arreglaran en un dos por tres. Al resto no había nada de lo cual quejarse. La camisa si le quedaba y los pantalones no se caían. Sí llegaba a parecerse a un mesero.

-¿Y porque tienes esa ropa? –inquirió Tsunade.

-El mocoso busca un trabajo –burló-, y no encontró mejor cosa que convencernos usando nuestra ropa.

-Yo jamás haría eso –gruñó-. Tu asistente me lo dio porque eras un flojo al intentar venir temprano al trabajo.

-Yo no llegué tarde porque quería.

-¿Acaso te quedaste en el camino de la vida? –ironizó-. Lo lamento, pero esa excusa es de Kakashi.

-Jiraiya, deja de molestar al niño.

-¡Qué no soy un niño! –explotó-. Por dios, que parte de rango triple S no comprenden.

Movía los brazos mientras alagaba furioso de su antiguo título. Rabiaba de que lo continuasen tratando como un pequeño siendo él quien había sido la pesadilla de muchos, y el asesino de otros. Que ya era un hombre.

-Ya lo hiciste enfadar. Ahora hará rabieta.

-¡Yo no hago rabieta. Eres tú el que hace rabieta...!

Toc, Toc.

-¿Quién? –preguntó cuándo el escandalo se silenció.

-Somos nosotros Tsunade.

Naruto instantáneamente soltó a Jiraiya y miró a la puerta incrédulo. No podían ser ellos, no debían serlo.

Jiraiya amplió su sonrisa cuando notó la cara de confusión del blondo, internamente pensaba que se lo merecía por ser un mal niño. Naruto al darse cuenta de la expresión de Jiraiya aparentó normalidad, pero sabía que lo había pescado.

-Pueden pasar –indicó instantáneamente Jiraiya sin el permiso de Tsunade.

-Eres un...

-¡Naruto!

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Lamento la demora, pero me quedé viendo Kuroshitsuji y no me acordé que debía publicar. Bueno... ahora quiero ver el manga, por lo que no diré mucho.

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