2.
Domingo por la mañana. Taeyong se veía obligado a asistir a misa con su madre. No solo iba para satisfacerle, sino también para pasar tiempo con ella pues vivían lejos y le veía con poca frecuencia.
Taeyong efectivamente se aburría. A lo largo de su vida, tuvo que soportar el entorno cristiano en el que vivía, aún así por mucho que le inculcaran esas dogmas, nunca llegó a interesarle lo más mínimo. Su única fé era el vivir a su manera sin perjudicar a nadie con sus actos.
Fue entonces cuando su colgante carmesí brillaba un tanto, captando su atención. Enfocó su vista en él y gimió dolorido cuando la afilada punta del abalorio punzó en su pecho.
-¿Estás bien, cariño?-Preguntó su madre al verle inclinándose con la mano en el pecho.
-Sí, no te preocupes. -Respondió sonriente.
El colgante no dejaba de brillar, y Taeyong llegó a la conclusión de que sería obra de Jaehyun.
"Jaehyun..." Pensó, sonrojándose al recordar los acontecimientos de la noche pasada.
Taeyong se maldecía a sí mismo por reproducir esas imágenes en su mente; las manos de Jaehyun acariciando cada parte de su cuerpo, su hermoso rostro junto a su mirada atrevida, los dulces besos que sembraba desde su oreja a su cuello...
-Corintios 6:9.- El padre de la iglesia aclaró su garganta. - ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis. Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones.
Mientras todos permanecían en silencio, prestando atención a esas palabras, en la planta de arriba tras las balaustradas se hallaban Jaehyun y Ten.
-Menudas estupideces. -Comentó Ten cruzándose de brazos. -¿Qué te parece si invocamos a las arpías y arrasamos este sitio, Jaehyun?
-Sería divertido, pero es mejor que no. -Contestó el demonio menor.
Ten arqueó una ceja y le miró entusiasmado.
-¿Por qué no? Imagínatelo, tus llamas formando un incendio colosal, las arpías danzando en el aire, ¡y los humanos aterrorizados a más no poder!
-Es una gran idea sí. -Jaehyun asintió con la cabeza y desvió su mirada hacia abajo para ver a Taeyong. -Pero mejor dejémoslo para otra vez.
Ten rodó los ojos y bufó. En pocos segundos ya sabía hacia quién estaba mirando Jaehyun.
Realmente se cuestionaba aquella afirmación de Jaehyun respecto a lo de llevarse el alma de Taeyong.
-Bueno, iré con Johnny. Al menos no es tan aburrido como otros. -Dijo Ten antes de desaparecer.
Jaehyun frunció el ceño molesto ante la indirecta. Giró de nuevo su cabeza para observar a Taeyong, y accidentalmente, ambos hicieron contacto visual a pesar de la distancia.
Taeyong se avergonzó un tanto y Jaehyun le dedicó una sonrisa cálida mientras le saludaba con la mano. Sin embargo, el humano se dio la vuelta ignorándole.
Claramente, a Jaehyun no le agradó aquello, pero le pareció en cierta parte muy tierno.
***
Cuando acabó el acto, Taeyong decidió invitar a su madre a comer algo. A decir verdad, lo más preciado que tenía en su vida era ella. Desde siempre le ha contado de todo, y ella en cambio le apoyaba y ayudaba. No importara el qué, no cambiaría por nada en el mundo aquel amor incondicional.
Aunque claro, temía decepcionarla con sus ideales. Es por eso que decidió no desvelar nada mientras pasaba la mañana con ella.
-Muchas gracias por todo, Taeyong. Estoy muy orgullosa de ti. -Dijo la mujer antes de unirse en un abrazo con su hijo.
-A ti, mamá. -Le sonrió. -Espero verte pronto.
-Seguramente.-Le devolvió la sonrisa y subió al vagón. -Cuídate mucho, ¡más te vale comer bien, estudiar, y encontrar una buena muchacha!
-¡Oye, mamá!-Quejó y las puertas del tren se cerraron.
Taeyong vio el tren alejarse y suspiró. Pegó su espalda en la pared y miró a sus pies pensativo. Detestaba que su madre le dijera ese tipo de cosas. El joven profundizaba en ello, preguntándose qué pasaría si no fuera como ella lo querría. Aquello le atemorizaba, por lo que decidió no darle más importancia.
Su colgante volvió a iluminarse, y antes de que pudiera verlo sintió unos brazos rodeando su tronco desde atrás.
Ladeó su cabeza topándose con dos orbes oscuros junto una pequeña sonrisa.
-Ah, hola. -Saludó seco el humano desviando la mirada nervioso.
-¿Te pasa algo conmigo?-Jaehyun requirió hablándole al oído, causándole escalofríos.
Esta vez, Taeyong se esforzó en resistirse. Sin embargo, cambió a una expresión atrevida y rio leve, se dio la vuelta y acercó su rostro al del ajeno.
-Simplemente que te deseo ahora mismo. -Dijo Taeyong mirando a sus labios y seguido a sus ojos.
En el fondo no dejaba de preguntarse qué diablos estaba haciendo, parecía que no fuera él. Hasta Jaehyun lo notaba con solo ver sus ojos, los cuales brillaban de lujuria. El demonio sin duda podía ver todo a través de ellos.
-Justo lo que quería escuchar.
Jaehyun musitó, agarró su mano y se marcharon de allí.
***
Una vez en el apartamento de Taeyong, ambos yacían con ropa apenas. Las manos de Jaehyun se paseaban por la espalda desnuda de Taeyong, arrancando gemidos casi inaudibles en medio del beso.
— Esto está mal, esto está muy mal.. .— Pensó el humano.
El íncubo se detuvo al recibir unas vibras preocupantes provenientes de Taeyong. Posó ambas manos en cada lado de su cara y se le dirigió con gentileza, algo que hacía que el corazón de Taeyong acelerara.
— ¿Ocurre algo? — Cuestionó Jaehyun.
El anfitrión negó con la cabeza y se acercó a besar sus labios, aferrándose así más al otro. Unos segundos después de sumergirse en aquel beso, la boca de Taeyong atrapó el cuello ajeno, haciendo que éste se estremeciera. Antes de proceder a besar su pecho, se fijó en la gran marca de su cuello y le miró.
— ¿Y esto... de qué es?
— Digamos, que es un recuerdo de mi pasada vida.
— ¿Qué te pas-
— Déjalo, no quiero hablar de ello. — Dijo en un tono frío. Pero para aliviar la situación, besó su frente.
Taeyong bajó la mirada y comenzó a mordisquear los pezones del íncubo a la par que acariciaba su erección. El escuchar los suaves gemidos de Jaehyun le encendía más, y éstos aseguraba de que le estaba complaciendo. Tras dejar un camino de marcas en su torso, se deshizo de sus característicos pantalones, llevándose una sorpresa al ver que todo este tiempo no llevaba nada debajo. Con cierta timidez se aproximó hasta su virilidad, lamió ésta y en pocos segundos la adentró a su cavidad. Jaehyun sonrió y acarició su cabello.
— Ah, Taeyong... Veo que te he enseñado bien...
— Gállate... — Pronunció aún succionando.
A medida que Taeyong jugueteaba con su lengua, Yoonoh gimoteaba en señal de que pronto iba a colapsar. Balanceó ligeramente sus caderas para ayudar al humano y mordió sus labios en éxtasis.
— Uhm...Eres jodidamente asombroso. — Jadeó mirándolo.
— ¿Lo dices en serio, Jaehyun? — Preguntó alegre por el cumplido.
— Sí. Aunque, veo algo injusto que sea solo yo el que disfrute. — Sonrió ladinamente ante la idea que se le ocurrió. — Ahora, súbete encima de mí, pero de forma en que pueda darte amor, si sabes a lo que me refiero.
Con ese guiño que el demonio le dedicó, Taeyong captó el mensaje y tragó saliva, volviendo a ser gobernado por los nervios.
Asintió y una vez que Jaehyun descansara su espalda sobre el colchón, se colocó sobre él, quedando ambos con las hombrías del otro por delante.
— Me da vergüenza est- ¡Aah!¡Oye, Jaehyun...! — Gruñó al sentir la lengua del contrario en su miembro.
— Perdón, no puedo resistirme. — Rio.
Taeyong suspiró y prosiguió con su trabajito. Sin embargo, se le hacía difícil con Jaehyun libando con ímpetu. Sabía que a ese ritmo, acabaría en su boca presto.
Definitivamente, no se lo permitiría, por lo que Taeyong aparte de succionar manoseó por allí también. Jaehyun se dio cuenta de ésto, lo cual le deleitó, en todos los sentidos.
— Eres un pervertido... — Mumuró el más bajo y continuó.
— Te equivocas, solo hago mi trabajo. — Yoonoh refutó con atrevimiento.
Taeyong sentía que se iba a desmayar del placer. Maldijo internamente al demonio y se aferró a sus piernas.
— ¡Jaehyun! ¡Uugh...!
El nombrado recibió gustoso todo de su presa, y seguido se retiró debajo de él para posicionarse a sus espaldas, hincando las rodillas. Taeyong ya desplomado, jadeaba sin cesar, notando cada latido de su corazón repercutiendo en su pecho.
— Bien, Taeyong, ahora me tienes que devolver el favor. — Sonrió esperando su respuesta.
Taeyong, en cuanto se recuperó del orgasmo, se incorporó colocándose a cuatro. Giró su cabeza a un lado para verle de reojo y le esbozó una sonrisa pícara.
— Adelante, Jaehyun, hazme tuyo. Aquí y ahora.
Tentado por la invitación, Jaehyun se acercó, sin poder evitar agarrar su trasero. Llevó la mano a su miembro y lo condujo hasta su apertura. Esta vez, se le hizo más fácil acceder, a lo que sonrió con satisfacción. Aún así, Taeyong gimoteba ante la acción, pero más que de dolor era de placer. El íncubo no se lo pensó dos veces, así que enseguida meció contra su interior. Sujetó sus caderas, queriendo sentir más y más de él...
— Aah... ¿Es eso lo mejor que sabes hacer?— Provocó Taeyong.
Y al parecer, consiguió lo que quería, pues aquel comentario despertó a Jaehyun. Éste agarró el brazo de su presa, estirándolo hacia él y así enterrándose más en él. Aquello causó un sonoro gemido por parte de Taeyong, que desencadenó otros cada vez más obscenos. Con el paso de la marcha, ambos se hallaban ya cubiertos de sudor y jadeando en sincronía.
Al cabo de un rato, cambiaron de posición; Jaehyun sentado, apoyando sus brazos en el colchón con la espalda inclinada hacia atrás, mientras que Taeyong estaba con la misma postura estando frente a él, dejándose llevar por las embestidas que el otro le otorgaba.
El humano dirigió su mano a su miembro para estimularlo, brindando una hermosa imagen a Jaehyun, que cómo no, le excitó bastante.
Cuando ambos estaban por alcanzar el clímax, Taeyong mordió su labio inferior, abrumado por la de sensaciones que estaba experimentando.
— Jaehyun... Hazlo dentro de mí, por favor...— Suplicó entre jadeos.
— ¿El qué exactamente?— Vaciló, embistiendo con más fuerza.
— ¡Agh!¡Que te corras...!
El demonio, tras escucharle, obedeció, y liberó un jadeo a la par que echaba la cabeza hacia atrás. Quedaron un rato así hasta que Taeyong siguió su ejemplo, con su propio líquido derramándose alrededor de su mano.
Tal vez se sentía mal consigo mismo, pero valió la pena.
***
Taeyong descansaba apaciguado, mientras que Jaehyun yacía sentado en la orilla de la cama, observando la navaja entre sus manos. Definitivamente, no estaba preparado para aquello, y más por su última conversación. El humano le confesó a Jaehyun que éste le aportó más que nadie, que de alguna manera, gracias a él ya no sentía miedo de sí mismo. Aquello le agradó al íncubo mucho, por lo que le besó con toda dulzura.
A decir verdad, Jaehyun estaba más que fascinado con Taeyong. A diferencia de sus otras presas, con él sentía compasión, quería protegerlo y hasta... Amarlo. Es más, poseía una semblanza con su forma humana, antes de que se convirtiera en el demonio que era ahora.
Era incapaz de lastimar a Taeyong, simplemente no podía.
De repente, escuchó a su lado una voz familiar. Miró hacia donde provenía encontrándose a un Ten de brazos cruzados. El demonio menor apretó la navaja y cambió a una expresión de lástima.
— Dime, Ten, ¿de verdad tengo que hacerlo?
— Verás, lo consulté y existe otra alternativa. — Esbozó una sonrisa. — Puedes dejarle libre, solo que los recuerdos que haya tenido contigo serán borrados de su memoria. Tampoco podrás contactar con él jamás.
— Entiendo. — Suspiró y miró a Taeyong.
Aquella opción no le convenció del todo, pero si significaba que Taeyong pudiera seguir con vida, podría conformarse. Se levantó y se dirigió al humano, seguido se arrodilló ante él para contemplar su rostro, tan sereno y bello, una vez más.
— Lo siento, Taeyong. Espero que encuentres la felicidad y no acabes como yo. Ser un demonio no es nada fácil. — Rio leve y sembró un casto beso en sus labios.
Procedió a retirarle el colgante tratando de no despertarle.
— ¿Listo? — Preguntó Ten con cierto disgusto al ver la escena.
Jaehyun asintió y de una vez, partieron a sus aposentos del inframundo.
.
— ¡Taeyong!¡Taeyong!¡Tío, despierta! — Exclamó Johnny agitando el hombro del nombrado.
— Mmgh... Más te vale que me hayas despertado para algo importante porque sino te juro que te meto una buena tunda. — Amenazó mientras se incorporaba en el sofá.
Johnny rodó sus ojos y le lanzó una escoba, asustándolo.
— Anda, ayúdame a limpiar este desmadre. Ya no vuelvo a hacer una fiesta en mi casa...— Dijo un tanto indignado. Agarró la bolsa de basura y se dispuso a ordenar.
— Oye, ¿y los demás?
— Se esfumaron en la madrugada. — Rio. — Y Lucas diciendo que me ayudaría a recoger esto.. ¡Tsk!¡En fin!
— Ya veo... ¿Y Jaehyun?
Johnny se giró, mirándole extrañado.
— ¿Qué Jaehyun? Oye, ¿no era el nombre de ese chico al que ahorcaron?
A Taeyong se le erizó la piel.
— ¿C-Cómo? Espera, ¿qué acabo de decir?
— Dios mío, Tae, cómo te está dando la resaca... ¡Mueve el culo de una vez!
Taeyong asintió y se levantó de un brinco. Trataba de recordar el nombre que había dicho, pero no lo conseguía. Tal vez Johnny tuviera razón y fuera cosa de la resaca, así que optó por no darle más vueltas y centrarse en limpiar.
En la distancia, se encontraba Jaehyun, quien observaba a su querido humano. A pesar de no poder estar con él, estaba contento de que pudiera seguir viviendo. En el fondo, tenía la esperanza de encontrarse de nuevo con él.
¿Fin?
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