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veintiséis

Aún seguía estupefacto, pero la voz de uno de mis superiores me traía de vuelta.

— ¿Jóven Kim? —exclamaba una voz que me hacía levantar los ojos de aquel mensaje—. ¿Sucede algo?

—No, s-solo lo pondré en... —intentaba poner en vibrador el teléfono, pero de los nervios había ido al menú, vuelto a salir y así una vez más porque mi cerebro había sufrido un corto circuito.

«¿Qué mierda haces, Seokjin?»

El tiempo corría y mis manos temblaban con el teléfono encima.

—Estoy seguro de que ese mensaje puede esperar. ¿Puede por favor continuar con la presentación? —ordenaba mi superior.

—Si, lo siento. No es na-nada... Si, si continuemos. Ya está —finalmente lograba el cometido.

Igual no estaba de más aclarar que me había costado seguir con la presentación del proyecto, pero de todas maneras habían quedado satisfechos. El problema había sido que el día venía pesado y mi asistente se había llevado mi teléfono por ordenes de mi jefe dejándolo en mi oficina.

Mientras tanto me encontraba básicamente haciendo millones de cosas con mi cabeza en ese mensaje, estaba dando solo el treinta por ciento de mi potencial porque no podía dejar de pensar en que necesitaba contestarle o llamarlo.

Pero no podía hasta que finalizara con todo, camino a mi oficina tomaba el ascensor con la ansiedad a flor de piel. Los viernes usualmente eran una porquería, mucho trabajo y locura. Taehyung probablemente estaba dormido, me sentía terrible, no veía la hora de tomar mi móvil y llamarle o mandarle algo para hacerle saber que estaba del otro lado.
Él me había escrito a las tres de la tarde de viernes, aquí en Nueva York.

«Eso significa que me escribió a las cuatro de la madrugada del sábado en Corea»

Mierda, estaba sudado aflojando mi corbata la cual sentía que me había estado estrangulando todo el día. Ya eran las siete y cuarto, apenas entraba a la oficina buscaba mi móvil en mi cajón y ahí estaba, apagado.

—Vamos, vamos... Enciende.

«Ok, si son las siete pm de viernes, son las ocho de la mañana en Seúl»

—Puede que esté dormido —susurraba solo, mientras abría su mensaje.

Lo primero que había hecho había sido ver su foto de perfil, diablos estaba algo borroso en mi memoria lo atractivo que era. No podia evitar sonreír, era la primera vez que veía una foto suya después de mi declaración en la puerta de su casa.

Muchas sensaciones me acorralaban en el silencio de mi oficina, me estaba dando cuenta del peso de mis sentimientos por alguien nuevo, por un hombre, por un amigo o bueno al menos antes lo éramos.

No estaba seguro que seríamos ahora, luego de todo lo acontecido.

«Dos imbéciles, pero yo más»

Luego de estar como idiota mirando su fotos y sus rasgos decidía llamarlo aprovechando que las llamadas internacionales no las pagaba yo, si no la empresa.

El teléfono sonaba y sonaba, pero él no atendía.

— ¿Estás dormido? ¿Me estás evitando? —seguía sonando—. No me evites, por favor —murmuraba para mis adentros.

Luego de unos segundos eternos él contestador me agarraba.

"Si, si Taehyung aquí, ¿Hola, hola?. No te escuc-...era broma, deja tu mensaje y te llamo luego"

«Por dios esa voz»

Su mensaje finalizaba con una risita burlona, me encontraba cerrando mis ojos e inclinándome en la silla hacía atrás, su voz me había hecho sentir extasiado de tan grave que sonaba en el mensaje.

Estaba seguro que siempre había tenido cierto efecto en mi, pero no me daba el tupé de sentirlo libremente como ahora.

—¡...! —golpes en la puerta me sacaban de mi trance.

Me acomodaba tan rápido que casi se me caía el teléfono por segunda vez en el día.

—Adelante —ordenaba.

—Hola —decía una voz femenina.

Era Jessie una de mis compañeras.

—Jessie, pasa —exclamaba más relajado—. ¿Todo bien?. ¿Faltó algo en la carpeta que te di?

—No, no. No estoy aquí por trabajo —decía mirándome fijo.

— ¿Entonces? —preguntaba confundido.

Usualmente siempre venía cuando olvidaba darle algo, y hoy estuve tan distraído que seguramente algo se me había pasado.

—Quería saber si harás algo al salir —se aclaraba la garganta al ver mi expresión de sorpresa—. Si tienes cosas que hacer, lo entiendo, pero creo que sería genial si aceptaras cenar conmigo ésta noche.

Como cachorro confundido ladeaba mi cabeza a un lado ante la situación que claramente no esperaba.

Me levantaba con pesadez y desánimo, me había quedado dormido esperando que Seokjin me contestará o llamará, pero nada. Me disponía a mirar mi teléfono tirado en el piso y con desgano lo tomaba para verificar que no se me hubiera dañado en la caída.

Claramente había aterrizado de la cama al suelo mientras yo dormía.

Al notar que estaba bien y no parecía tener ningún rasguño, tocaba el botón de desbloqueo y ahí tenía bien en grande un mensaje notificandome que tenía una llamada perdida de Seokjin de hacía un par de horas.

Mi corazón había comenzado a acelerarse y me sentaba de repente, no tenía mensajes ni tampoco otra llamada. Solo esa, solo una.

Restregando mis ojos, dejaba el teléfono a un lado para irme a lavar la cara y los dientes y así despertarme más rápido. Una vez ya listo, volvía a la cama y me disponía a llamarlo de vuelta, me acostaba para intentar relajar mi cuerpo y tomar coraje nuevamente.

—Basta de desencuentros —exclamaba y presionaba llamar.

Dos pitidos, tres y para mí sorpresa, él atendía del otro lado.

«Mierda, di algo...di algo»

El silencio resonaba fuerte de ambos lados hasta que su voz ronca decía mi nombre.

—Ah, Taehyung-ssi —diablos, esa voz había enchinado toda mi piel.

Todos mis músculos se habían tensado. No había creído que llegaría a atender, quizás y estaría ocupado, pero su voz me había tomado por sorpresa y me obligaba a cerrar mis ojos, taparlos con mi mano y luego inconscientemente arqueaba mi cuerpo al oírlo.
Había largado un sonoro suspiro que parecía haber retenido todo este tiempo que él había estado ausente y una vez más me ponía recto sobre la cama.

Aún seguía tapando mis ojos.

—Uh ¿Sigues ahí? —preguntaba nuevamente.

Caía en la cuenta que por estar en mi pequeño mundo no le había contestado—. Hyung.

Había rechazado a Jessie, no era lo que necesitaba ni lo que buscaba.
No había vuelto a llamar a Taehyung porque suponía que estaría dormido o quizás solo no querría atenderme.

Así que por respeto, había decidido no insistir.

Camino a casa no dejaba de ver su foto ni un momento. Tenía ganas de llamar a Seon, pero tampoco quería molestar sus horas de sueño, así que había decidido morderme la lengua y aguantarme.

Cuando me encontraba finalmente en mi apartamento, decidía relajarme y darme una ducha, luego pediría algo para comer. Las horas pasaban y no recibía nada de Taehyung, había cenado y ya me encontraba en la cama, eran cerca de las diez y veinte de la noche.
Seguía mirando su foto, parecía que estaba más guapo que meses atrás o solo era yo disfrutando libremente de aquellos rasgos que inconcientemente me habían conquistado.

Me estaba quedando dormido con el teléfono en mi pecho esperando y anhelando que él pudiera contactarse antes de que me ganará el sueño.
Hasta que luego de unos segundos pegaba terrible salto en la cama porque mi teléfono vibraba encima de mi.

Me recomponía al ver que mi deseo se había hecho realidad y ahí estaba él llamándome.
Largaba todo el aire contenido en un suspiro exagerado y luego atendía.

Esperaba que dijera algo ya que él estaba llamándome, pero seguía en silencio hasta que no aguantaba la ansiedad—: Ah, Taehyung-ssi —la voz me había salido rasposa y con poca fuerza. Él había largado un suspiro que había viajado directo a mi bajo vientre, aún así seguía sin decir nada y me estaba desesperando—: Uh ¿Sigues ahí?

Hyung —mierda, el calor de mi vientre se había intensificado bajando a mi zona sur, siempre me había gustado que solo se refiriera a mí por "Hyung" sin mi nombre de pila.

Su voz grave tenía un poder intenso sobre mi cuerpo y causaba miles de sensaciones.

«No puedo creer que me privé tanto tiempo de sentir esto»

—Me gusta escuchar tu voz —exclamaba apretando mis ojos como si al cerrarlos me sintiera invisible al exterior.

La tuya suena ronca ¿Arruiné tu descanso? —mencionaba. Y en serio que su voz era poderosa.

—Estaba cediendo al sueño, pero se ve que te llame con el pensamiento —respondía.

El soltaba una carcajada—. Es viernes Hyung ¿No piensas salir?

— ¿Tú quieres que yo salga? —mi voz seguía ronca, pero ya no era por el cansancio. No había dejado de tragar saliva y lamer mis labios.

«¿Qué si quiero que salga?. Hay miles de cosas que se me ocurren en este momento y una de ellas es que no vaya a cortarme el teléfono»

—Estas en todo tu derecho a salir —mi voz estaba más grave que nunca, escucharlo hablar tan lento y ronco después de meses de no saber nada, era jodidamente placentero.

Bueno, verás que hoy me habían invitado a cenar —respondía y un revoltijo aparecía en mi estómago.

— ¿Y por qué no fuiste? —preguntaba en seco.

Porque esperaba que sucediera ésto.

Sonaba dócil y hablaba suave, después de intentar y claramente fallar en superarlo ahí me encontraba un sábado por la mañana cayendo por Kim Seokjin, una vez más.

— ¿Y qué esperabas de esto? —preguntaba.

Lamento haber sido tan imbécil contigo, lamento no haberme dado cuenta a tiempo

— ¿Por qué lo dices así? —preguntaba curioso.

Era la segunda vez que hacía referencia a que llegaba tarde.

¿Así como? —su voz sonaba preocupada.

—Crees haber llegado tarde —un silencio ensordecedor—. ¿Hyung...?

Bueno —suspiraba—. Si mal no recuerdo tus últimas palabras fueron que yo era un mal nacido y que me odiabas.

Tapaba mi rostro algo avergonzado de mi actitud aquella noche, parte era culpa del alcohol y la otra parte de mi celos .

—Esa noche había sido intensa —atinaba a responder.

Podrías habermelo dicho murmuraba.

— ¿Y qué hubieras hecho? —cuestionaba expectante.

Él suspiraba y agregaba—. No lo sé, en primer lugar no hubiera venido a Nueva York. Le hubiera dado la chance a Minho —reía del otro lado.

—Ibas a besar a otro hombre ¿Por qué? —hacía mucho quería hacerle esa pregunta, aunque me hubiera gustado tenerlo de frente y observar sus facciones las cuales me eran ajenas ahora.

Tú y yo tuvimos tantos momentos dudosos que parte de mi quería saber cómo sería besar a otro hombre —no podia verlo, pero lo conocía y su voz era temblorosa.

— ¿Por qué no lo intentaste conmigo?

Eres mi amigo. No era correcto usarte para ver que mierda pasaba por mi cabeza.

Era la mejor excusa o una auténtica verdad que en cierta forma dolía.

— ¿Ya besaste a un hombre, Hyung? —preguntaba con voz ronca.

No quería drama ahora, había tenido demasiado de eso los últimos meses.

Esa voz haciéndome esa pregunta personal sabiendo lo que yo había comenzado a sentir por él.

Me jugaba sucio, pero me gustaba.

—No, Taehyung-ssi —respondía suavemente. Él suspiraba y me erizaba los vellos de la nuca.

¿Me dejarás ser el primero en besarte...? —decía con su voz más grave, ronca y tocando todos mis botones de forma correcta.

Mierda, esa frase sonaba mil veces mejor en él que en el cualquier otro»

Me había tomado desprevenido y me obligaba a tragar saliva y relamer mis labios.

¿Me dejaras ser el primero en morderte? —repetía.

Sentía un fuego subir de mi clavícula a la punta de mis orejas, no podía verlas, pero seguro estaban coloradas.

—Tae... —soltaba apenas audible.

Dime que si, Hyung —rogaba.

Me estaba jugando sucio y no lo esperaba, realmente no lo esperaba. A decir verdad, no sabia qué esperar con él, pero me encontraba sumergiéndome en el mundo de Kim Taehyung justo ahora.

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