treinta y seis
Estaba sollozando y estrujando las pocas lágrimas de sus ojos, estaba boca arriba acostado, así que inmediatamente corría hacia él y tomándolo de las muñecas lo sentaba.
—TaeTae —exclamaba quitando las manos de sus ojos y limpiando las lágrimas. Ni siquiera como mejor amigo me gustaba verlo mal y ahora qué tenía estos sentimientos por él, me destrozaba pensar que quizás no le estaba haciendo ningún bien o que quizá nunca le habia ningún bien.
Su camisa estaba toda desabotonada y su pelo revuelto—. No me m-mires —su nariz estaba colorada y apenas hinchada junto con su boca.
— ¿Por qué lloras? ¿Qué estoy haciendo mal? —preguntaba con su rostro entre mis manos.
—No te va a gustar, Hyung —balbuceaba.
— ¿Qué? ¿De que estás hablando? —preguntaba.
—No pasará más de un beso entre nosotros o ni siquiera eso, luego te darás cuenta que... —se sentaba erguido y abría su camisa dejando su cuerpo expuesto—, te darás cuenta que solo soy una novedad, querrás exmi- expr- experimentar conmigo y terminarás asqueado —escupía las palabras y también por estar muy ebrio.
Ahora entendía lo que estaba cargando en esa cabeza, suspiraba y lo miraba. Miraba su torso semi desnudo y subía hasta llegar a sus facciones y hacer que nuestros ojos se encontrarán.
—Créeme que no me sentí para nada asqueado hace unos momentos y no me siento asqueado ahora —respondía con honestidad.
Él limpiaba sus lágrimas y me miraba sorprendido—. ¿No?
—No —yo estaba tan sorprendido como él o quizás no tanto—. No haremos esto así, te quedarás y hablaremos mañana
—No, será mejor que me vaya —intentaba ponerse en pie y avanzar, pero lo detenía.
—No, no irás a ningún lado —acomodaba su pelo, estaba ondulado y despeinado. Se veía genial, pero sufrido—. Te quedarás y pasarás la noche aquí. Dame tu teléfono llamaré a tu trabajo
—No trabajo mañana —decía en un puchero.
Levantaba mis cejas sorprendido, pero le creía.
—Perfecto, te daré ropa cómoda para que duermas ¿Ok? —él miraba cada movimiento que hacía y asentía.
Se veía curioso y me seguía con sus ojos al ver como sacaba una muda para que usará al dormir. Colocaba la ropa en la cama y lo observaba. Sus pantalones eran ajustados y su camisa desabotonada más su pelo rebelde eran... Joder era arte.
No sabía que podía mirar de ésta manera a un amigo.
—Permíteme —mencionaba poniéndome frente a él, tomaba sus muñecas para desabotonar las mangas y luego quitarle la camisa por completo. Él se había sorprendido por mi acción hasta que notaba que no estaba dejando de mirarlo a los ojos.
Cuando hacíamos contacto visual el calor en toda la habitación se había intensificado y mi piel sentía escalofríos debido a la mirada que él me brindaba.
—Puedo hacerlo solo —mencionaba con voz grave, pero temblorosa.
—Lo sé —respondía y arrojaba la camisa a la cama, tomaba la remera y la desdoblaba, luego volvía frente a él y miraba por completo su torso desnudo.
Habia relamido mis labios que se encontraban secos y disfrutaba de la vista, su piel tenía ese color canela y apenas habías transpirado un poco, le daba un brillo particular a su piel.
— ¿Qué? —preguntaba sacándome de mis pensamientos.
— ¿Qué, no puedo verte? —replicaba en tono peleador.
— ¿Me darás la remera o seguirás viéndome? —chasqueaba mi lengua entre mis dientes en desaprobación por apurarme.
— ¿Me dejas poneterla? —preguntaba, él abría sus ojos y parpadeaba un par de veces.
— ¿Hyung, seguimos hablando de la remera? —cuestionaba realmente sorprendido.
Su pregunta había sido en serio y me había causado gracia verlo tan inocente.
—Por esta vez, sí —abría el cuello de la remera y lo ayudaba a ponérsela.
Menos mal que lo hacía, porque estaba tan ebrio que en el proceso su codo se había atorado en la abertura del brazo.
—Ay, mier-...
—A ver, a ver —abría más la remera para que pudiera pasar su brazo. Luego terminaba tirando lo que restaba de la tela hacía abajo y mis dedos habían rozado la piel de su torso.
Él había dejado escapar un leve gemido ahogado de un suspiró.
—Gracias, yo puedo hacer el resto —decía levantando el dedo como todo ebrio.
Asentía para dejar que siguiera solo y había ido a buscar una muda para mí, él se sentaba e intentaba quitarse sus botas mientras que yo estaba desabotonando mi camisa frente a mi placard de espaldas a él.
—Ah, Hy-Hyung —exclamaba a mis espaldas, había volteado a verlo y reía al darme cuenta que no había podido quitarse solo la bota—. Mi pantalón no quiere soltar la estúpida bota —decía en puchero, señalando su pie.
Cerrando mis ojos y sonriendo, me disponía a brindarle ayuda nuevamente. Me agachaba en silencio, le quitaba una y luego la otra, cuando levantaba la mirada lo veía viéndome embelesado nuevamente.
Me había señalado y exclamaba—. No terminaste de desprender tu camisa —miraba para ver qué tenía razón. Mi pecho estaba expuesto y eso era lo que estaba viendo.
Poniéndome de pie nuevamente para volver a dónde estaba y continuar con el cambio de ropa, no había dado un paso que él me tomaba de las caderas ubicándome frente a él, desde la cama sentado levantaba su mirada para verme.
—Dej-dejame... —encaminaba sus manos hasta llevarlas al primer botón de los cuatro que faltaba desabotonar—, ¿Puedo-...?.
Levantaba sus ojos negros como pidiendo permiso y yo solo podía asentir embobado, él comenzaba a desabotonar uno por uno mientras miraba la camisa y volvía a verme a mí.
Finalmente estaba abierta de par en par y Taehyung descansaba sus manos en mi cinturón mientras se mordía el labio y con sus ojos me recorrían por completo.
Mi respiración comenzaba a sentirse pesada nuevamente, verlo desde arriba era una imagen muy excitante y no me estaba haciendo nada, nos habíamos quedado colgados de la mirada del otro y no había podido evitar jugar con su pelo mientras que él entrecerraba sus ojos y se movía como un gato cuando busca cariño de un ser humano. Bueno así estaba él buscando el mío.
—Hyung —soltaba con voz ronca y mirándome nuevamente. Su mirada pedía aprobación a cada movimiento que parecía querer hacer, luego comenzaba a quitarme el cinturón.
Sus manos eran grandes a comparación de lo que estaba acostumbrado, cuando una mujer se encargaba de quitarme los pantalones. Él lo había hecho rápido y se ayudaba con sus dedos largos.
Luego se volvía a morder y me brindaba otra mirada tan intensa acompañada por la acción de desabotonar el primero botón de mi pantalón.
—Tae —acariciaba su pelo y mordía mi labio, se veía perfecto aunque sus ojos llorosos eran una punzada de dolor en el pecho.
—Ven más cerca —pedía, acortando la distancia entre mi entrepierna y su rostro, su respiración golpeaba en la parte baja de mi ombligo. Él buscaba una última mirada de aprobación y se abalanzaba a dejar chupones en mi bajo vientre, muy cerca de donde mi bóxer comenzaba.
Me estaba poniendo duro de nuevo y pequeños gemidos querían escaparse, estaba dando atención a una parte demasiado necesitada de mi cuerpo y encima seguía mirándome fijo con sus ojos negros.
Mi líbido aumentaba con sus besos y el jugueteo de su lengua, pero no debía suceder así. Disfrutaba unos segundos más tirando mi cabeza hacía atrás y cerrando los ojos, cuando su lengua se había escabullido dentro del bóxer y me había rozado apenas.
—Para, por favor —susurraba apartando suavemente su boca de mi bajo vientre.
Su mirada se había vuelto sombría y con voz ronca preguntaba—. ¿No te gusta, cierto?.
«Mierda, Taehyung»
Jalando su cabello con fuerza robándole un gemido bastante sonoro en el proceso.
—Ah..ssss —en parte sus ojos habían brillado con deseo y con dolor.
—Escuchame bien —exclamaba bajando mi rostro hasta estar rozando nuevamente su nariz—. Me gusta, todo esto me gusta —él estaba entre anonadado e incrédulo—. Tú me gustas y me gustas mucho, supongo que siempre fue así, pero no voy a dejar que me hagas nada en ese estado ¿Me oíste? —replicaba con voz rasposa.
—Cuando te pones así, me gusta —respondía, abalanzandose hacia mi y devolviéndome una mordida, provocando que tomará con fuerza su cabello y lo empujara nuevamente haciéndole daño a él y él a mí por no dejar de morderme.
—Basta, por favor —tomaba su rostro con dulzura para que entre toda su ebriedad e inseguridad entendiera mis palabras—. Vamos a seguir esto, pero tú vas a estar sobrio ¿Me escuchaste?. Deja de calentarme porque me hace mal tener que reprimir lo que quiero hacerte.
Él sonreía y asentía, luego lo soltaba con lentitud. Tomaba mi ropa y me dirigía a cambiarme en el baño, dejándolo solo para que él se cambiará tranquilo.
— ¿Vas a tardar mucho en el baño? —preguntaba antes de cerrar la puerta.
— ¿Tú que crees? —mencionaba con rabia al verlo sonreír con cierta malicia—. Es todo culpa tuya.
Me metía al baño, necesitaba urgentemente atender la erección que me había provocado su actitud descarada. No me gustaba verlo actuar de esa forma en ese estado, pero mi cuerpo tampoco podía evitar responder de manera positiva a todas sus provocaciones.
«Joder , Taehyung. Tendremos una larga charla mañana»
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro