dieciocho
Bien, era Jueves y ya me encontraba preparándome para mi cita y preparando el ambiente en mi casa. Estaba fuera de práctica, pero de por si había logrado un ambiente acogedor y romántico.
Irene y yo habíamos hablado esta mañana donde me había disculpado con ella por pedirle que me mostrará su foto y luego no había dicho nada.
Le había aclarado que tampoco había hecho cosas "sucias" con ella y su voz sonaba decepcionada.
Como sea, ahí me encontraba preparando todo para nuestra cita oficial, después de tanto tiempo. Estaba más que dispuesto a poner de mi parte para que todo fuera bien y darnos ésta oportunidad.
Una vez ya listo me encontraba cocinando a fuego lento cuando el timbre había sonado. Ella ya se encontraba aquí.
Había limpiado mis manos y me dirigía a la entrada, antes había visto mi reflejo para ver si me encontraba bien y luego me encontraba abriendo la puerta para permitirle pasar.
Debía de admitir que se me había caído la mandíbula al piso cuando la veía con un vestido rojo escotado y entallado. Marcaba sus curvas y bueno Irene era hermosa de pies a cabeza.
— ¿Cómo me veo? —preguntaba girando para dejarme una mejor vista de su atuendo y su cuerpo.
—Estas... Woah, me siento mal vestido —exclamaba con nerviosismo.
—No seas tonto —al instante se abalanzaba para atrapar mi boca en un beso dulce, pero intenso.
Muy intenso, un beso que hubiera encendido hasta alguien más asexuado que yo.
«Aunque en realidad no sé si exista alguien más asexuado que yo»
—Auch... —la mordida de Irene me sacaba de mis pensamientos.
— ¿Estás aquí? —preguntaba mirándome fijo.
— ¿Donde más estaría? —le regalaba una sonrisa y luego me encargaba de cerrar la puerta ya que no me había dejado hacerlo porque me había atacado sin previo aviso.
Una vez dentro la invitaba a sentarse donde más cómoda se sintiera y había escogido la silla en la isla de la cocina.
—Asi puedo ver lo sensual que te ves mientras cocinas para mí —me guiñaba un ojo.
Dios, ésta mujer podía ser muy sensual.
—Solo estoy cocinando —exclamaba dando media vuelta para estar concentrado en la salsa blanca.
— ¿Por qué no volviste a contestarme anoche? —su voz ronroneaba a mis espaldas.
—Te lo dije cuando hablamos ésta mañana, estaba muy cansado y me disculpó por eso
—No quiero incomodarte siendo tan intensa contigo, pero es que me gustas mucho, Seokjin.
En ese momento sus manos rodeaban mi cintura y la sentía aspirar mi perfume.
—Hueles tan bien —decía con su nariz pegada a mi espalda y su boca depositaba pequeños besos.
—Gracias —bien en estos momentos mi cuerpo comenzaba a responder a sus caricias.
—Estaba tan desesperada porque no decias nada que tuve que molestar a Yoon en su cita con Taehyung.
«¿Taehyung estaba con Yoon anoche?»
— ¿Taehyung? —y mi cuerpo se había calmado por completo. Ella me seguía besando y acariciando, pero no contestaba mi pregunta—. ¿Taehyung estuvo con Yoon anoche?.
Me daba media vuelta para encararla y ella me veía confundida—. Eh, si. Creí que lo sabías, o sea es tu amigo
—No, si —me soltaba de su agarre para abrir un vino—. Es que no me dijo con quién iría, solo eso.
Me encontraba sirviendo dos copas y ella la recibía con una sonrisa.
—Bueno si, estuvieron juntos —soltaba mientras yo bebía de mi vino haciendo que escupiera todo y manchara mi camisa blanca.
— ¿Estás bien? —ella tomaba una servilleta para limpiarme las gotas frescas.
— ¿Ellos estuvieron jun- como e-... O sea juntos? —«¿A que se refería? ¿Yoon le contó que se habían acostado?»
—Juntos, en una cita ¿Por qué preguntas tanto? oh, por dios... —abria sus ojos grandes.
— ¿Qué? —preguntaba incómodo al verla alerta y sorprendida como si le hubiera caído la ficha de algo.
—¿Él tiene novio? —habian sido sus palabras.
— ¿Novio? —preguntaba tragando saliva.
—Ay, si. Él es gay, es obvio. Creo que Yoon ya lo sabe. ¿Tu lo sabías?
—Creo que... Es hora de comer y no entiendo por qué estamos hablando de nuestros amigos —mencionaba mientras preparaba todo para cenar—. Siéntate, mientras voy a cambiarme la camisa.
Me estaba yendo, pero la voz de Irene me hacía girar—: Seokjin...
— ¿Qué? —al momento que me giraba la tenía justo frente a mi y con sus manos abría mi camisa de par en par rompiendo todos los botones y dejando mi pecho al descubierto.
«Demonios, era mi camisa favorita»
—Eres tan delicioso —al instante me comía la boca de manera desesperada, no sabia en qué momento me había arrojado al sofá y la tenía encima de mí.
Estábamos algo incómodos y su vestido no era el mejor para la ocasión, no porque estuviera intentando desvestirla si no porque la tenía arrodillada en mis muslos y comenzaba a pesar.
—Oye, esp-...Iren-...
—Dejate llevar, Jinnie —y me mordía aún más fuerte mi labio inferior.
—Es lo que quiero, solo déjame ir por algo a mi habitación y volveré contigo
— ¿Te estás escapando?
—No, no, no. Solo déjame ir por algo y estaré en un segundo de vuelta para continuar esto.
Diablos, yo no podía verme a mí mismo, pero puedo firmar que tenía pinta de virgen ante toda ésta situación.
Irene finalmente cedía al dejarme ir y acomodando mi camisa, me encerraba en mi habitación buscando mi móvil con desesperación.
Necesitaba llamar a Taehyung.
—Por favor atiende, por favor atiende.
¿Alguien sabía por qué lo estaba llamando? Si, yo tampoco, pero ahí estaba marcando su número.
—¿Seokjin? —su voz sonaba tierna.
—Taehyung...Irene quiere tener sexo conmigo
—¿Me estás cargando, Hyung? —su voz ya no sonaba dulce.
—No sé qué hacer... ¿Ayúdame?
— ¡¿Ayudarte con qué?!, por di-
—Lo siento, no quería enojarte ¿No sé qué mierda me pasa? —rascaba mi frente, estaba nervioso y me encontraba sudando.
Necesitaba que él me calmara, pero lo había enfurecido y eso me ponía peor.
—¡...! —suspiraba fuerte—. Ok, lo siento. ¿Por qué me llamaste? ¿Qué necesitas de mi?
—No sé qué hacer con ella, está encima de mi. No me deja respirar, rompió mi camisa favorita
— ¿Romp-... qué? —estaba relajado y riéndose de mi.
— ¡Taehyung!
—Lo siento, oye... —suspiraba de nuevo—. ¿Que sentiste mientras te besaba?.
¿Por qué me preguntaba eso? No sabía qué sentía.
—Yo... —ahora yo era quien suspiraba—. Mentalmente estoy convencido que debo y necesito estar con ella.
Un silencio del otro lado.
—Bueno, usa protección
—No entiendes, mentalmente quiero... físicamente no respo-...
— ¡Ahí estás! —Irene entraba sin ser invitada a mi habitación.
Y yo escondía mi teléfono bajo mi almohada.
— ¿Seokjin?
—No vuelvas a hacerme esperar... —ronroneaba una voz femenina.
— ¿Hyung?
—Irene...esp- ah... — ¿Seokjin gimiendo? «¿En serio?».
— ¡No! ¡Ah! —me encontraba gritando horrorizado al escuchar eso.
Seokjin me había dejado colgado en el teléfono mientras estaba a punto de tener sexo con Irene.
— ¡¿No que tú cuerpo no respondía?! —me encontraba gritando a mi móvil.
Sentía mucha rabia ¿En serio el karma había venido por mi?. Había sido un asesino o algo en otra vida, definitivamente. Escuchaba solo unos gemidos de parte de mi Hyung, y no era yo quien se los provocaba.
Nunca sería yo.
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