cuarenta y uno
Salía de Taehyung y retiraba el preservativo, me acomodaba en el lado que siempre me había pertenecido de la cama y descansaba mi antebrazo entre mis ojos y mi frente intentado recobrar el aliento.
Escuchaba la respiración de él a mi lado y sentía que su mirada me estaba quemando pese a que no lo estaba viendo.
—Ya deja de verme con esos ojos de cachorro —exclamaba sin mirarlo.
— ¿Cómo sabes que te estoy viendo? —preguntaba sorprendido.
—Porque es lo que siempre haces cuando dices o haces algo que me ofende y esperas a ver mi reacción —suspiraba—. Solo que esta vez no hiciste nada para ofenderme.
Finalmente lo miraba, estaba de costado viéndome, pero al instante él bajaba la mirada de inmediato.
— ¿Cómo estás? —preguntaba en puchero.
—Cansado ¿Y tú? —aún no me miraba así que tomando su mentón lo obligaba a hacerlo—. No me esquives
— ¿No quieres salir corriendo?. Estás temblando —decía echando un vistazo a mis manos.
Tenía razón. Me miraba las manos, cerraba los ojos y suspiraba de manera sonora.
—No, no quiero salir corriendo. Solo déjame recobrar el aliento —tenía mis ojos cerrados.
No estaba entrando en pánico, solo estaba asimilando las barreras que había cruzado a causa de Kim Taehyung. Primero, sentirme atraído hacia un hombre, luego follarme a ese hombre y por último, pero no menos importante, ese hombre era mi mejor amigo.
— ¿Quieres que me vaya? —preguntaba a mi lado.
—Si quieres irte, hazlo —mencionaba en seco sin mirarlo. Sentía como se estaba levantando y rápidamente lo tomaba de la muñeca y tirando de él agregaba—: Aunque no es lo que yo quiero, pero haz lo que te haga sentir más cómodo.
Le regalaba una sonrisa y guiñaba un ojo para que se relajara.
Él estaba temblando, pero se veía tranquilo, yo en cambio no sabía si salir corriendo o volando o desaparecer por arte de magia.
El sexo había sido genial, mas que eso, había sido perfecto. Me había sacado las ganas que le tenía, bueno parte de esas ganas. Pero aquí seguíamos, se me había olvidado que habría un "después" que afrontar.
Y no sabía cómo manejarme, estaba a punto de irme, pero él me había detenido y me regalaba una de esas sonrisas que calmaba todos mis nervios.
—Quedate, no seas imbécil —replicaba.
Al instante tomaba del piso su bóxer, se lo colocaba y luego se tapaba con el cobertor y me instaba a acostarme con él.
— ¿Estás seguro que quieres que me quedé? —cuestionaba buscando mi propio bóxer para dejar de ser el único desnudo en la habitación.
—Tae quédate, duerme un poco y luego comemos algo o puedes irte, pero ya solo relájate —decía entrecerrando sus ojos.
— ¿Nos despertamos hace un par de horas y ya tienes sueño? —preguntaba divertido.
—Amigo, acabo de tener el mejor orgasmo en mucho tiempo, solo déjame descansar un poco —se daba media vuelta.
Me encogía de hombros intentando relajarme y exclamaba—. Iré a terminar el desayuno que nunca comencé —mencionaba y él me daba el permiso de hacerlo.
Me levantaba por el ruido de la televisión.
— ¿En serio? —exclamaba al verlo tan concentrado jugando FIFA.
—Oh, lo siento ¿Está muy alto? —decía bajando el volúmen.
—Ya está, ya me desperté —refunfuñaba.
—Ay, no me di cuenta —decía en puchero.
—Es eso o lo hiciste adrede para que me levantará —desde el sofá se giraba y me regalaba una sonrisa cuadrada.
—Ya pasó una hora. ¿Tanto ibas a dormir? —cuestionaba—. ¿Qué haces en la cocina?
—Acabo de pedir comida, no quiero cocinar ¿Quieres soda o vino para comer? —desde el sofá me veía ir de aquí para allá.
—Lo que tú tomes —respondía.
—Soda será, pedí hamburguesas y papas con cheddar —sonreía y su teléfono que se encontraba en la isla sonaba—. Te llaman —le mencionaba sin cuidado.
— ¿Quién es? —preguntaba, dándome el permiso de mirar la pantalla y salía un número sin nombre. El tipo de la foto era apuesto—. No lo tienes agendado —exclamaba.
—Entonces no es importante —se encogía de hombros.
Me había costado creerle, tenia sospechas, pero no había cuestionado.
—Ven a la isla, el pedido ya está cerca —mencionaba poniendo los vasos.
— ¿No podemos comer en el sofá? —preguntaba.
—No, a ver si se mancha. Vamos ven —insistía.
Resoplando se levantaba caminando en cámara lenta, algo, solo un poco incómodo.
— ¿Oye, estás bien? ¿Te hice daño? —preguntaba preocupado.
Él se sonrojaba y me miraba ceñudo—. ¡No! Sol-...hacía mucho no... —movía sus manos y se acomodaba con cuidado en la banqueta.
—Hacía mucho no te follaban —mencionaba sonriendo.
—Ay, cállate. Tampoco eres tan grande —decía con sarcasmo, mientras yo lo miraba levantando mis cejas—. Bueno, lo eres, pero sol-... Ya deja de verme.
Me reía y antes de decir algo, lo observaba tomar su celular, miraba la pantalla muy metido en lo que sea que le hayan mandado. No podía leer su expresión y el timbre sonaba interrumpiendome.
—La comida —mencionaba feliz.
Mi plan de despertar a Seokjin con el volumen alto había funcionado a la perfección, siempre lo hacía. Cuando revisaba mi móvil la llamada perdida era de Hyungsik, quién no se cansaba de llamarme de vez en cuando.
Me sentía algo adolorido, solo un poco, pero sonreía al recordar el por qué. El tema que estaba girando en mi cabeza era ¿Qué sucedería con nosotros luego?.
Habia intentado irme, pero él me había pedido que me quedara, Seokjin estaba relajado, era pura sonrisa y yo me encontraba maquinando en que se suponia que éramos ahora.
¿Simplemente, seguiríamos follando?, bueno él lo había prometido ¿Pero eso nos hacía exclusivos?, ¿Seríamos folla-amigos?. Él tampoco había tenido un gay panic, ¿Pero que era yo para él?.
«Deja de pensar, Taehyung»
Seokjin volvía con la comida finalmente, sacudiéndome de mks dudas.
—Mira, bebé —exclamaba—. No sé tú, pero yo estoy hambriento.
Sonreía mientras el tomaba dos platos y repartiamos porciones, había puesto música para que no habitará un silencio incómodo.
—Oh, casi lo olvido —exclamaba—. Seon y Dae quieren salir este sábado a Amapola, como bienvenida para tí.
Amapola era uno de los tantos clubs que solíamos visitar antes de que Seokjin se fuera a Nueva York.
—Eso es genial, si —respondía y seguía comiendo.
—Por dios ¿Cómo puedes comer tanto y estar en tan buen estado? —me sonrojaba al darme cuenta que ya lo había visto desnudo, pero de otra forma.
Él me regalaba una sonrisa dulce—. Bueno, lo mismo digo —y me señalaba—. Igual podemos quemar calorías juntos —me guiñaba un ojo.
¿A qué se refería? o sea solíamos ir juntos al gimnasio y salir a correr, ¿Se refería a eso o follar de nuevo?.
«Ay, mierda. Ya deja de pensar tanto»
—Entonces ¿Ya no trabajas los martes? —preguntaba.
—Ah, no. Me ascendieron, ahora martes y jueves es opcional, de todas maneras siempre voy, pero no me dirán nada por faltar hoy —respondía saliendo de mi cabeza.
—Es genial, no me contaste nada —exclamaba.
—Estabas en Nueva York —mencionaba serio—. No hablábamos
—Claro —respondía y comenzabamos a comer en silencio.
Él estaba como siempre, tranquilo y tirando chiste malos, revisando su celular, cambiando la música y preguntando si me gustaba. Solo éramos los mejores amigos, como siempre. Como siempre.
—Casi me olvido —mencionaba para el final—. El cartero trajo un sobre para tí —le señalaba que había dejado el mismo en la mesa ratona.
—Genial, si. Debe ser el chip con mi antiguo número, solo debo activarlo. Lo haré luego —mencionaba sin problema.
—Cuando lo hagas avísame y te agendo
— ¿Me borraste?
—En mi defensa, creí que tú lo habías hecho primero —me defendía y añadía—. ¿Qué te debo?
— ¿Eh?
—Por la comida. ¿Cuánto gastaste?. Te daré la mitad —siempre lo hacía.
—No seas imbecil —respondía—. Es como parte de mi bienvenida, no te cobraré la mitad
—Con más razón debería pagar yo si se trata de tu bienvenida —le respondía.
—Ya me diste una buena bienvenida, no te preocupes —me sonreia.
—Ok. ¿Como se supone que debo actuar? o sea... ¿Qué somos? —exclamaba algo cansado y con nervios.
Él me miraba confundido—: ¿A qué te refieres?
—Acabamos de follar, Hyung —exclamaba—. ¿Dónde nos deja eso?
—Eres mi mejor amigo ¿Por qué debería cambiar algo? —estaba hablando en puchero—. Tae, no voy a ser frío y distante contigo por haberte follado y echarte de mi casa después de haber tenido un orgasmo. Somos mejor que eso.
«¿"Somos mejor que eso"?»
— ¿Qué significa? —estaba irritandome solo un poco—. ¿Haremos de cuenta que no sucedió?
—No es eso lo que dije —se enderezaba en su banqueta—. Nos gustamos, follamos. Quiero repetir, pero si tú no quieres lo entiendo. Solo pienso que el hecho de haber tenido sexo no va a cambiar nada entre nosotros.
Eso había dolido, demasiado.
— ¿O tú planeas tratarme como tus folla-amigos? —preguntaba algo tenso—. Si quieres y se repite, la proxima te saco de mi casa al momento que te recuperes de la cogida
—No quiero eso —respondía en voz baja.
—Yo tampoco, oye —se acercaba a mi—. Entiendo a la perfección que tienes una vida sexual activa, no eres exclusivo y sé qué quieres seguir acostándote con quién desees y está bien — «¿Espera, qué?»— Soy tu amigo
—Solo Bros siendo Bros ¿Cierto? —mencionaba con sarcasmo, mirándolo sin mirar realmente.
— ¿Por qué debería cambiar? — «No lo sé, porque soy un imbecil»
—Tengo trabajo que adelantar, me iré y te dejaré esta ropa —me levantaba para alejarme de mi mejor amigo—. Me iré a cambiar
—Puedes llevarte la ropa
—No, gracias —me metía en su habitación y comenzaba por el pantalón, las botas y solo faltaba la remera.
Me la quitaba y detrás de mí lo escuchaba aclararse la garganta.
—Joder ¿Hace cuanto estás ahí? —estaba parado en el marco de la puerta.
—Recién vine —se acercaba mientras que yo colocaba la camisa y cuando iba a abotonarla él se hacía cargo—. ¿Estás enojado o hay algo que quieras decirme?
— ¿Por qué crees eso? —él estaba concentrado en la camisa y yo estaba enfocado en su rostro y en sus labios.
—Siento que te enojaste. No voy a obligarte a que te quedes solo conmigo y tampoco voy a obligarte a que volvamos a hacerlo —se detenía en el tercer botón de abajo hacia arriba.
Todavía mi pecho estaba expuesto.
—No me enoje, ¿Solo quiero saber si cuando te vea debo palmearte la espalda y chocar puños o...? —mi pulso estaba acelerado. Él en cambio estaba calmado.
—Por supuesto, somos amigos —«Si lo dijiste mil quinientas malditas veces» — Lamento si lo que hicimos no te gustó, puedes ir y hacerlo con alguien más. No me debes nada.
Terminaba de abotonar y sea alejaba. Yo asentía y tomaba mi celular, billetera y llaves, para finalmente salir.
—El sábado es la salida con los chicos, no lo olvides —le palmeaba el hombro y salía.
Él me seguía ya que era el encargado de abrirme.
— ¿No nos veremos hasta el sábado? —preguntaba. Me daba media vuelta, lo observaba y añadía—: Recién arranco a trabajar la próxima semana, ven en algunos de estos días y quédate o si quieres voy yo.
Lo pensaba, realmente lo había considerado, al fin y al cabo vivía metido en casa de Seokjin antes de que se fuera, pero después de follar la cosa estaba rara.
Al menos para mí.
—Yo vendré —respondía, él sonreía y me abría la puerta—. Al fin de cuentas tu tienes la play y el FIFA.
Mencionaba para salir y lo dejaba con la palabra en la boca.
«Mejor amigo»
No me odien, voy a tratar de subir el próximo capítulo hoy.
Millones de besos y abrazos por estar del otro lado, impactada por lo bien recibido que fue este fic, y pensar que tenía muchas dudas en si empezarlo o solo dejarlo en tráilers.
💜
Con amor, Niñita (Nany).
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro