cuarenta y ocho
Lo tomaba del brazo cuando había intentado entrar sin permiso y lo sacaba afuera apenas cerrando la puerta.
— ¡Oye, me haces daño! —decía entre risas ridículas—. Mejor hazme daño en la cama
—Hyungsik ¿Qué mierda haces aquí? —revisaba con una mirada que Seokjin no bajará las escaleras.
Al voltear a verlo de nuevo el desubicado me besaba desesperado metiendonos nuevamente en mi casa y azotando la puerta, luego me empujaba con fuerza hacía la pared más cercana.
— ¡Qu-quitate! —quitaba mi rostro e intentaba soltarme, pero me tenía muy fuerte, demasiado apretado—. ¡Estás ebrio, enfermo! —exclamaba gritando en un susurro.
—Y algo más —contestaba y había notado el rojo de sus ojos.
— ¿Viniste drogado a mi casa? —por dios, Hyungsik era un enfermo sobrio, una amenaza ebrio y peor aún drogado. Tenía que tomar las cosas con calma—. Oye, solo suéltame que no respiro ¿Si?.
Apenas aflojaba el agarre y me besaba el cuello, me encontraba con el torso desnudo por salir a las apuradas de mi habitación y me estaba revolviendo el estómago tenerlo encima.
—No p-puedo estar sin ti —decía pegado a mi cuello y yo miraba con desesperación rogando que Seokjin no bajara, por dios que no lo hiciera.
«Esto es tu culpa, imbécil. Sabias que no era bueno volver a verlo»
Todo este tiempo habia insistido y seguido molestando, recibiendo solo rechazo de mi parte, pero era la primera vez que se presentaba en mi casa. Irónicamente habían cesado sus mensajes subido de tonos y estaba creído que ya había encontrado un nuevo juguete.
—Tienes que irte —exclamaba intentando empujarlo, pero era un demonio en éste estado de frenesí.
— ¡No! —había golpeado la pared con ambos puños a mi costado—. Te encantaba follarme ¿Qué cambio ahora?
—Hyungsik, solo vete —intentaba sonar amable.
—Tu volviste por mi meses atrás —se acercaba y me mordía con tal fuerza que por un momento estaba creído que arrancaría mi labio inferior.
—Sss...sueltam-... —lo empujaba con fuerza y pasaba el dorso de mi mano sobre mi labio, estaba sangrando—. Oye, lo lamento, pero te aclaré que solo era por un tiempo y tu estuviste de acuerdo
—Bueno, me equivoqué —con una mirada sombría se me tiraba encima empujándome hasta llevarme sofá—. Te deseo, Tae
— ¡Basta, deja..! —me había tomado desprevenido y se encontraba encima de mi, su cuerpo pesaba el doble de lo que recordaba y en este momento yo era su presa.
Con una mano intentaba meterse en mi pantalón, mientras que rasguñaba mi torso con fuerza y con la otra me tapaba la boca, me estaba asfixiando.
— ¡Hey! —las manos de Seokjin tomaban los hombros de Hyungsik y lo empujaba cerca de la puerta. Luego volvía hacia mi, que me encontraba tirado en el sillón intentando recobrar el aire—. ¿Amor, Tae?
— ¡Maldito entrometido! —Hyungsik volvía a levantarse tacleando a Seokjin, quien golpeaba su cabeza con fuerza en el piso—. ¿Te crees mejor que yo? —decía mientras lo golpeaba sin piedad.
Me tiraba encima de ambos intentando evitar que siguiera golpeándolo, casi lo lograba si no fuera porque me habia dado terrible empujón haciéndome aterrizar en el suelo, impactando mi nuca de lleno sobre la fría superficie.
Sentía desvanecerme por el golpe, cuando veía a Seokjin arrastrándolo hasta la puerta, pero Hyungsik en ese estado era mil veces más fuerte, pese a que Seokjin le estaba dando pelea esto iba a terminar mal.
Como podía y algo mareado tomana el teléfono para marcar al 112, la comisaría no estaba tan lejos de mis calles.
Al bajar las escaleras después de un ruido que había escuchado, me encontraba con ese tipo encima de Taehyung. Lo había apartado sin pensar muy claro que él seguiría peleando y ahí me encontraba con unos golpes horribles en mi rostro y costillas.
El tipo estaba desquiciado y a mi ya no me daba el cuerpo para intentar esquivar sus golpes, encima ni siquiera estaba interesando en romperme los dientes, me estaba dando en las costillas, podría jurar que me las iba a terminar quebrando, hasta que Taehyung le partía literalmente un florero en la cabeza.
—Hyung, Hyung —lo tenía encima preocupado.
—Estoy bien, estoy bien —mencionaba poniéndome en pie.
—¡...! —el desquiciado estaba agarrando su cabeza tirado en el piso mientras se reía de manera socarrona—. ¿Y tú quién mierda eres? ¿Su folla-amigo de estación?
—No, soy su novio —respondía—. Vete por tu propio bien.
Volvía a levantarse y Tae me ponía detrás de él para que no siguiera golpeandome—. Aww, que tierno, lo protejes
—Vete, Hyungsik —exclamaba éste firme.
— ¡Hazte a un lado! —justo cuando iba a golpear Tae lo quitaba intentando pararlo, pero volvíamos de nuevo, lo había empujado como habían podido, pero realmente estaba en un estado de cansancio y dolor que era imposible estar a su altura.
—.¡Policía! —un oficial entraba por la puerta quitando al tal Hyungsik de encima de mi—. ¡Basta!.
Era loco, pero no estúpido, al instante se había calmado mientras que el oficial lo esposaba.
— ¿Quién es el dueño de la casa? —decía la compañera del oficial.
—Yo —contestaba Tae quién no dejaba de revisarme.
—Tendras que venir conmigo, ya llamé una ambulancia para tu amigo —exclamaba mientras me miraba con lástima, seguramente mi rostro era un asco.
—De acuerdo.
Seokjin tenía el labio y él pómulo partidos, pero sus costillas se habían llevado la parte más dura, sin mencionar que Hyungsik tenía un anillo inmenso el cual le había dejado el doble de marcas.
Yo solo tenía apenas un golpe en la nuca por el cual me habían revisado, pero estaba bien, Seokjin en cambio estaba peor, habian mencionado que de pura suerte y con el estado que el otro tenía no le habia quebrado una costilla. O peor.
Lo habían dejado un par de horas en emergencia, me sentía como la misma mierda, todo había sido mi culpa.
— ¿Vas a verme desde la puerta o te vas a acercar? —exclamaba, me sentía tan mal.
Me acercaba con ojos llorosos, en serio todo esto era solo mi culpa.
—Hyung, lo lamento —mencionaba una vez cerca.
Él suspiraba y acariciaba mi rostro—. ¿Por qué estuviste con alguien así?. Podría haberte hecho, dios sabe que cosas si yo no estaba ahí.
Tenía razón, era un idiota.
—No sabía que estaba tan mal —fregaba mis ojos quitando las pocas lágrimas que querían salir—. Yo sabía que estaba algo obsesionado, pero no al punto de hacerme daño o hacerle daño a alguien
— ¿Entre tanta gente tenías que elegir alguien así? —exclamaba y negaba adolorido—. Ay, Tae
—Volví con él cuando no supe de ti, simplemente... —negaba mordiendome la lengua para evitar hablar.
— ¿Simplemente qué? —preguntaba.
Habia chasqueado mi lengua entre mis dientes y a duras penas sin mirarlo respondía—. No quería enamorarme de nuevo —mi garganta se había cerrado y él me observaba en silencio.
— ¿De nuevo? —susurraba confundido.
—No quería sentir lo que había sentido por ti por mucho tiempo, simplemente quería coger sin un maldito sentimiento de por medio y Hyungsik era el indicado —me sentía bastante inmaduro y estúpido—. Nunca podría sentir nada por él y por eso lo hacíamos —relamía mis labios—. Parte de mi había ignorado que en su momento ya se había puesto posesivo, pero éramos más jóvenes. Lamento que hayas pasado por esto.
Él asentía en silencio y solo veía sus manos, había hechado su cabeza hacía atrás suspirando de manera realmente sonora.
—Tae ¿Acaso tú...?
— ¡Jinnie! —Seon entraba cual hermano mayor atolondrado a la habitación.
Entre la preocupación lo había llamado para que viniera a vernos y llevarnos luego.
— ¿Hyung? —preguntaba Seokjin sorprendido.
—Tae me llamó —me acariciaba a lo bestia revisando que yo no tuviera nada y luego se iba encima de Seokjin—. Ay, amigo ¿Como te sientes?.
Seokjin paseaba sus ojos entre los míos y Seon, luego respondía—. Tendrías que ver al otro tipo
— ¿Le diste su merecido? —cuestionaba mientras acariciaba a Seokjin con tanto cariño.
—La verdad, no —todos comenzaamos a reír—. Ay, ay... Paren, no puedo reírme
—Hyung... —exclamaba con un puchero.
— ¡Aquí estoy! —Dae llegaba a la habitación—. Ay, por dios, Seokjin —su entrecejo estaba fruncido y su rostro entre la sorpresa y el asco.
—No me veas así, no estoy tan mal —tenía razón, Dae exageraba, pero esas pequeñas marcas eran bastante visibles en su bello rostro.
— ¿Vinieron juntos? —preguntaba.
—Si, Dae te llevará a tu casa con mi auto —exclamba Seon—. ¿Denunciaste al imbécil?
Asentía lentamente—. Si, ya está solucionado —que mal me sentía, quería escapar de enfrente de Seokjin, pero a la vez quería quedarme ahí hasta que lo dejarán salir.
—Vete a casa Tae, yo llevaré a Seokjin —Seon ponía su mano en mi hombro reconfortandome—. Ve y descansa.
Tenía razón, mi presencia sobraba y era todo mi culpa, mejor era irme y verlo luego, quizás.
—Me avisas cuando salgan ¿Si? —ordenaba a Seon—. Sus cosas estan ahí.
Celular, billetera y las llaves de su auto que la oficial muy amablemente había conducido hasta aquí para que al salir podamos volver en él.
Seon asentía y Seokjin me regalaba una dulce mirada, tenía muchas ganas de besarlo y abrazarlo, pero estaba tan delicado que solo podría empeorar su dolor.
A duras penas y con una culpa que pesaba mil toneladas salía de la guardia con Dae a mi lado.
Hola, solo aproveche el viaje del trabajo a casa.
Con amor, Niñita (Nany).
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