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cuarenta y nueve

—Seokjin, relájate.

—Sss... Despacio —exclamaba asustado. No estaba seguro si dolía o solo era la impresión.

— ¿Duele? —preguntaba cada dos por tres.

—Ok, solo... De una y listo —mencionaba cerrando mis ojos y la doctora me quitaba los puntos de la herida que me había quedado en la zona de las costillas.

—Joven Kim, no sea exagerado —exclamaba divertida.

—Imbécil me hiciste asustar —me reclamaba Seon.

—Bueno, supuse que iba a doler más —habian pasado dos semanas y mis costillas estaban bien y la cortada en la zona ya había cicatrizado.

Agradecía al salir, dirigiéndome directo a mi auto que no estaba muy lejos del de Seon.

Camino al estacionamiento entablaba conversación con él—. ¿Te dijo a ti que vinieras?

—Dijo que tenía mucho trabajo y que ibas a querer compañía así que me ofrecí como tributo —respondía Seon.

Negaba indignado, yacía dos semana que me evitaba, había venido a verme a mí apartamento acompañado por Seon o Dae, pero no sé quedaba y no venía solo.

—Le di su tiempo, pero estoy cansado de que me evite —exclamaba.

— ¿No sé vieron solos? —preguntaba un confundido Seon.

—No, me está evitando, solo vino a verme contigo y Dae —quitaba la alarma de mi auto—. Lo llame muchas veces para que viniera y ponía de excusa el trabajo

— ¿Creés que te evita por qué se siente culpable de que estés así? —exclamaba señalandome.

—Ya estoy bien y me cansé de decirle que no fue su culpa —suspiraba intentando calmarme.

—Quizas sea hora de que tomes cartas en el asunto. Me gustaría ayudar, pero realmente no ha hablado mucho conmigo desde el incidente, excepto para pedirme que te ayudará los primeros días —Seon había estado conmigo, pero todo bajo las órdenes de Taehyung.

No era que Seon no quisiera ayudarme, le salía natural cuidarme, pero estaba haciendo trabajo extra que Taehyung podría haber hecho. Aunque detestaba sentirme una carga, pretendía pasar ese tiempo de recuperación con él, sin embargo apenas si le había visto la cara.

—Tengo que irme, gracias por haber venido a acompañarme, Hyung —exclamaba dando un sincero abrazo a mi amigo.

Luego me disponia a volver a mí apartamento.

Era viernes y eran las siete de la tarde, había hecho un par de compras y luego de haber considerado que le había dado su tiempo iba directo a casa de Taehyung.

Apenas respondía mis mensajes, me llamaba, pero evitaba hablar mucho, solo me preguntaba cómo estaba, si me sentía mejor y como había sido volver al trabajo después del reposo que me habían mandado en el hospital.

Realmente no entendía porque me había estado evitando estas dos semanas, pero ahora que me consideraba oficialmente recuperado, Taehyung no se salvaría tan fácil de mi.

El timbre de la puerta sonaba y mi perro ladraba desesperado como si supiera quien estaba del otro lado.

— ¿Quién es? —preguntaba.

— ¡Aprendiste la lección! —exclamaba esa voz más que familiar para mi—. Ábreme.

Tannie ladraba peor y movía más la cola—. Qué perro tan traidor eres —le murmuraba abriendo la puerta.

Parecía que hacía mucho más de dos semanas que no lo veía porque me quedaa congelado como idiota, perdiendome en sus ojitos rasgados y sus labios carnosos.

— ¿Me dejaras entrar? —preguntaba levantando las bolsas que tenía en sus manos.

—Lo siento —rápidamente me hacía a un lado y luego cerraba la puerta detrás de él—. ¿Qué traes ahí? —preguntaba curioso por las bolsas.

—Hare la cena ¿Que creías?  —respondía abriéndose paso a la cocina.

Él se veía bien y relajado, al verlo así toda la culpa de no haber estado a su lado en estas dos semanas caía encima de mi como una inmensa roca.
Dejaba las bolsas en la encimera y lo miraba apoyado en la del frente, luego se giraba a verme, pero permaneciendo en su lugar.

Aclarando mi garganta, tomaba coraje de preguntar—. ¿Te quitaron los puntos?

—Sabes que si, hoy era el día —decía con dulzura. No parecía enojado por no haber estado con él, pero igual sentía que le debía una explicación.

—Hyung, lamento no haber ido —respondía secando el sudor de mis manos—. Es que tuve mucho tr-...

—Mucho trabajo —terminaba mi sentencia con una débil, pero dulce sonrisa—. Es lo que me has dicho las últimas dos semanas desde el incidente.

Mi garganta se había secado. Si claro, lo habia estado evitando, él lo sabía, yo también, todo Corea y hasta mi perro lo sabía.

— ¿Como está la herida? —preguntaba para cambiar de tema—. ¿Dolió cuando te quitaron los puntos?.

Él sonreía—. No, solo fue la sensación ¿Quieres ver? —preguntaba inocente y yo asentía.

La última vez que habia visto esa herida, había sentido muchas ganas de estrangular a Hyungsik con mis propias manos. No sabía cómo se encontraba ahora.

— ¿Mejoró?  —preguntaba. Aún no me había movido de mi lugar una distancia partícular nos separaba.

—Si, mira —justo cuando creí que solo levantaría la tela de la camiseta roja que lo cubría, Seokjin se quitaba ésta por completo quedando con todo su torso expuesto.

«Mierda»

Me mordía el labio al verlo, por muchas razones. La herida estaba bien, los hematomas ya apenas estaban verde agua y su cuerpo, joder su cuerpo estaba perfecto.

Apartaba la mirada intentando no sonreír—. Hyung, podrías haber solo levantado la camiseta —mencionaba colocando mi mano en mi boca para no sonreír.

—Si, pero eso no sería tan divertido como esto —me señalaba  y sonreía—. Ven ¿No quieres tocar?. Ya no duele —sus brazos estaban apoyados en la encimera haciendo que sus hombros anchos resaltaran el doble y su cintura se viera aún más fina.

Negaba sonriendo, pero me dirigía hacia él con mi mano estirada para tocar el lugar de la herida.

—Sss..ay —saltaba ante mi tacto asustandome.

— ¡Dijiste que no dolía! —respondía quitando rápidamente mi mano.

— ¡...! —comenzaba a reírse con esa estúpida y sonora risa que tenía—. Deberías haber visto tu rostro

— ¡Hyung! —suspiraba fregando mis ojos, pero él tomaba mi mano y la ponía donde yacía la herida.

La sonrisa se había borrado de mi rostro cuando los recuerdos de esa noche venían a mi.

—Lo lamento mucho, Jin Hyung —mencionaba acariciando una vez que su mano se había retirado de la mía dejándome vía libre para tocar la cicatriz.

— ¿Por qué? —me miraba con el entrecejo fruncido—. Le partiste el florero de tu abuela en la cabeza. Por cierto, lamento que hayas tenido que usar ese regalo que tanto te gustaba.

Sonreía y retiraba la mano—. Amo a mi abuela, pero ese florero era horrible —me iba a alejar para volver a mi lugar, pero Seokjin enmarañaba su mano en mi remera y me atraía hacia él dejándonos apenas a un par de centímetros.

Me había puesto los nervios de punta obligándome a tragar saliva y relamer mis labios. Mis manos yacían en la encimera a sus costados, mis ojos y los suyos viajaban por las facciones del otro deteniéndose en los labios.

Sentía que me iba a quemar vivo si no me besaba, pero me sentía retraído de ser yo quien diera el primer paso, no me sentía ni con el derecho de un apretón de manos.

Él soltaba mi remera para meter su mano debajo de esta y abrirse paso a mi piel, entre abría mis labios intentando calmar mi respiración.
¿Como podía desestabilizarme así después de tantos encuentros?.

Me desesperaba que no dijera una sola palabra, solo se relamia sus labios y ahora sumaba su otra mano debajo de mi remera y comenzaba a acariciarme. Rasguñaba apenas la zona de las costillas, su tacto, la zona y el tiempo separados me estaban dando golpes bajos.

Mis manos seguían en la encima y ya no podía sostenerle la mirada debido a los escalofríos ocasionados en mi bajo vientre, así que solo dejaba caer mi cabeza en su hombro apoyando mi frente ahí.

Me estaba retorciendo lentamente bajo sus caricias.

—Hy-hyung... —alcanzaba a sollozar.

— ¿Quieres que pare? —al contrario de sus palabras atraía mi cuerpo más al suyo—. Igual no tengo pensado parar.

Cuando mi polla tocaba la suya levantaba la cabeza mordiendo su hombro robándole un gemido apenas audible.

Rápidamente pasaba mi lengua por encima de la mordida comenzando a dejar besos húmedos mientras que él intensificaba las  caricias en mi abdomen y me dejaba vía libre a su cuello.

En ese entonces lo tomaba con cuidado de su nuca enmarañado su cabello entre mis dedos y así relamer y chupar, para luego llegar a su mentón y ahogarme finalmente en sus labios.

Por dios, lo había extrañado demasiado y lo necesitaba más de lo que podría expresar con palabras. El beso había tomado ese ritmo perfecto en el que nuestros labios hacían presión y nuestras lenguas bailaban dentro intercalando entre caricias y luego ver quién se metía primero en la boca del otro.

Ahora me encontraba con ambas manos en su nuca y fregando mi cuerpo con más intensidad en el suyo. Su respiración y la mía ya estaban agitadas, la cocina se había llenado del sonido de éstas, los leves gemidos nuestros cuando nos mordiamos y el sabroso sonido de los chupones.

Bajaba una mano  trazando un suave y largo rasguñon que comenzaba en su hombro viajando por su espalda hasta llegar a la zona  donde comenzaba su pantalón para hacer un movimiento en falso que expresaba las ganas que tenía de quitarselo.

—Vamos a mi habitación —le mencionaba, casi rogando.

Él asentía y entonces tomándolo de la mano subíamos.

Una vez arriba, iba a abrir la puerta, pero él me ganaba, pasando su mano sobre mi hombro, empujándola y con su cuerpo empujando el mío para hacerme entrar. Tenía esa sonrisa lasciva tan propia de él.

Lo tenía detrás de mí pegado a mi cuello y devorandolo de forma lenta sin dejar piel sin besar, luego se alejaba y cerraba la puerta, me daba vuelta necesitado, al sentir frío porque su cuerpo ya no estaba cerca del mío.

— ¿Qué haces? —preguntaba al verlo cerrar la puerta con llave, siempre la dejaba puesta en la cerradura.

—Impidiendo que salgas corriendo —se guardaba la llave en el bolsillo de su pantalón.

— ¿Por qué me escaparía? —cuestionaba confundido.

Acortando la distancia venía directo a mi, tomándome de la nuca y la cintura, besándome con más desesperación y necesidad. Yo lo besaba con la misma o más intensidad, luego tomaba la iniciativa dejándome sin remera y sonreía al verme.

—Ese es mío —exclamaba al ver el pantalón deportivo negro con franjas blancas a los lados.

—Tenía pensado devolverlo—bromeaba.

—Se te ven mejor a ti —con una mano apretaba mi muslo y con la otra arrimaba mi cabeza para darme una de esas mordidas peculiares de Seokjin.

Pero en el proceso que iba soltando mi labio iba bajando, me encontraba siguiendoll con mi cabeza para que no me soltase de repente y cuando lo hacía tenía una rodilla en el suelo, la otra flexionada y comenzaba a dejar besos húmedos en mi abdomen.

—Hyu... Joder —echaba mi cabeza hacia atrás rogando al cielo que no intentará otra vez hacerme un oral porque no tendría voluntad para detenerlo.

—Sshh... —decía pegado a mi piel haciéndome llegar al cielo sin haberme hecho nada aún.

A eso le sumaba sus manos a mi trasero para apretarlo a su antojo y yo automáticamente subía mís manos tapando mi rostro.

—Por favor, por favor —lloriqueaba literalmente, sentía que se me iban a escapar unas lágrimas si él intentaba hacerlo de nuevo.

Sentía pánico, mucho pánico. Se estaba apoderando de mi luchando junto con la calentura que me había despertado.

Comenzaba a sentir sus largos dedos meterse bajo el elástico de mi pantalón y mis ojos se estaban llenando de lágrimas mientras que la terrible erección dentro de mis pantalones iba muy en contra de mi cabeza.

—Te deseo —sus dientes habían mordido el elástico del pantalón y lo volvían a soltar chocando contra mi bajo vientre, provocándome y llenandome de ganas—. Mírame —me ordenaba—. Tae.

Me había sacudido para que reaccionara y lo hacía, a duras penas quitaba las manos de mi rostro, mis pestañas se habían humedecido de las primeras lágrimas de pánico que habian querido salir.

—No lo hagas —rogaba. Dulcemente arañaba mi abdomen y eso me ponía más duro.

—Tu cuerpo no coincide con tus palabras —exclamaba ronco.

Mordía mi labio al verlo de rodillas frente a mi, con sus labios rojos e hinchados, por dios. No había nada que me volviera más loco que pensar en él dándome placer de esa forma.

Pero era una de las cosas que más me asustaban.

—Déjame hacerlo  —rogaba en un susurro que me ponía a mil.

Finalmente enrredaba mis dedos en su cabello tomándolo de la nuca y largaba un suspiro intentado despojarme de todo el pánico que había acumulado.

Lo ansiaba, había soñado con este momento, realmente había soñado con los gemidos de Taehyung. Me había soñado haciéndole ésto y me sentía hambriento.

Me encontraba frente a él rogándole que me dejara probarlo, él se veía cansado de negarse y también veía el deseo en sus ojos. Con cierto miedo había empujado mi cabeza dándome el permiso y ahí me encontraba babeando por la polla de un hombre, aunque no cualquier hombre.

¿Quién lo diría? sería la primera vez—bueno, siempre hay una primera vez para todo—y que fuera con Taehyung después de tanta intimidad compartida, esto... Esto iba a ser bueno.

Comenzaba a bajar su pantalón, ya había notado el pánico en sus ojos, no era la primera vez.

«¿A qué le teme?»

Dejaba la prenda en sus tobillos y subía la mirada hacia su bóxer, su cuerpo estaba tensionado, todo en él lo estaba. Pasaba la mano por encima de la tela apretando el bulto necesitado y él gemía.

Sus gemidos eran un incentivo a continuar y deshacerme de lo único que separaba su polla de mi boca y finalmente lo liberaba. Su masculinidad había saltado frente a mi rostro e instantáneamente Taehyung tapaba su rostro avergonzado sin quitar su otra mano de mi nuca.

Relamíendo mis labios, me encontraba muriendo de las ganas de probar. Primero tomaba el falo en mis manos masajeando suave, pero con un agarre que infringía cierta presión, él enmarañaba más mi cabello, pero aún no se descubría el rostro.

Ya había perdido pre semen de todo el momento compartido, y por dios su polla era igual de atractiva que el resto de su cuerpo. Los últimos tiempos la había mirado bien en detalle, era larga y gruesa,
con esa vena que la pintaba y el glande rosa.

—Joder, que ganas de ahogarme —mencionaba en voz alta.

No era el plan, realmente no lo era, pero llamaba la atención de Taehyung apenas descubriéndose los ojos.

—Mmm.... —ahora sus ojos me veían por entre medio de su flequillo negro despeinado, pero su mano bajaba a su boca como evitándose a si mismo gemir.

Cuando sus ojos finalmente encontraban los míos, aflojando el masaje de mi mano sacaba mi lengua e intentaba acercarme, pero me empujaba apenas hacía atrás, dejándome con la lengua en el aire. Lo había fulminado con la mirada por eso y aflojaba el agarre, nuevamente lo intentaba y finalmente pasaba mi lengua por el glande sin cortar el contacto visual con él,

—Ay... —gemía y se mordía el labio apretando los ojos para cerrarlos.

Mi lengua había sentido su sabor, la suavidad del glande, mis oídos habían escuchado su gemido, y mis ojos se habían llenado de un Taehyung semi intimidado y muy excitado.

«Más, quiero más»

Las elevaciones eran con mi palma, mientras que al bajar utilizaba los pulgares haciendo una pequeña presión en los laterales de su polla, lo hacía un poco más para obligarlo a dejarse llevar, no quería tampoco verlo luchar.

—Hyung... —gemía, sentía como sus piernas le temblaban—. Seokjin...

— ¿Qué? —lo provocaba—. Dilo.

Lo miraba y escupía encima del glande para así poder lubricarlo con mi saliva. Apenas mis labios lo habían rozado y él se estremecía simplemente por eso.

—Hyung... —lloriqueaba. Me recordaba lo mucho que peleaba con él mismo y sus deseos la primera vez.

—No dejes de verme —ordenaba, pero él se negaba—. Tae —llamaba su atención nuevamente—. Qué no dejes de verme.

Era demasiado, no podia soportar más tenerlo ahí, luego con esos ojos lascivos sacaba su lengua y la pasaba por el largo de mi polla.

—Oh, joder, hazlo de nuevo —rogaba.

Sonreía y me dejaba llevar, estaba seguro que él ya no me detendría ni se escaparía. Una vez que mi lengua había probado todo el tronco, abría mi boca metía el glande y un poco más. Chupaba de forma suave y lenta, haciendo que Tae diera un gemido ronco.

—Aah.. Joder, Hyung —su respiración se había acelerado, había tirado su cabello hacía atrás para quitarlo de sus ojos y con la mano que jamás había movido de mi nuca me invitaba a continuar.

Y así lo hacía, chupaba hasta las mitad, masajeaba, succionaba y Taehyung estaba con piernas de gelatina, mientras que yo experimentaba el placer de tener una polla en la boca.

—Mmm... —joder, no sabía si así eran todas, y al fin de cuentas no me interesaba, pero él sabia delicioso y me obligaba a tirar gemidos mientras le hacía el oral.

Continuaba hasta que decidía meter más de su falo en mi boca, el glande había tocado la punta de mi garganta obligándome a hacer arcadas.

—Ay, joder —repetía Taehyung, quién quitaba el cabello de mi frente y agregaba—. Si te da asco, solo levántate, por favor.

Sus inocentes palabras me insitaban a hacer todo lo contrario y ahí me encontraba ahogandome de nuevo con su polla en mi boca tocando la campanilla de mi garganta.

—Ay, joder...Hyung —continuaba succionando. Relamiendo, masajeando y sus gemidos eran música para mis oidos—. Si, si. Mierda, mierda...aah —sus piernas estaban temblorosas.

Kim Seokjin me estaba haciendo una mamada, joder, era la mejor sensación del mundo. La humedad de su boca, la suavidad de sus labios y la presión que infringian alrededor de mi polla.

Esto era la gloria, lo había soñado, pero no se comparaba con la realidad, sus labios carnosos humedecidos, ver como casi toda mi longitud se perdía dentro de su boca y  encima gemía con mi polla dentro.

Joder, mi Hyung lo estaba disfrutando y yo me estaba golpeando internamente por no haberlo dejado tiempo atrás. Mis piernas me iban a fallar en cualquier momento, sin mencionar que ya me sentía venir, estaba llegando al climax y mis músculos se estaban tensando cada vez más.

—Aah....Hyu-Hyung —acariciaba su pelo intentando sacarlo—. Me voy a correr... Joder —todo el escalofríos que me subía desde la espina dorsal hasta la nuca y explotando en mis orejas que probablemente estaban muy rojas.

—Perfecto —murmuraba.

Continuaba masajeando y succionando. Habia intentado empujarlo, pero me quitaba la mano de manera brusca frunciendo el entrecejo, así que solo lo dejaba hacer y me dejaba llevar.

—Ay, carajos... Me voy a correr —parte de mi no quería hacerlo en su bonito rostro, pero la otra parte salvaje quería bañarlo y si tragaba, mejor.

—Correte para, Hyung —decía dando los últimos masajes y succionando con fuerza.

Sus palabras y la acción habían sido el último detonante.

— ¡Joder, noo...!¡aah! —mi orgasmo se hacía presente en todo mi cuerpo y yo tapaba mi rostro de la vergüenza. Ni si quiera me había tocado para redirigir los chorros hacía alguna parte en particular.

Seokjin había hecho todo el trabajo y cuando miraba por entre mis dedos, joder, era la mejor imagen. Su boca abierta y su lengua recibiendo toda mi esencia.

Si no fuera porque era un ser humano de carne y hueso, apostaría todo a que ésta imagen de Seokjin Hyung me pondría duro en segundos, otra vez.

Luego de limpiar con el dorso de su mano lo que había llegado a su mejilla se levantaba y me besaba apasionadamente pasando toda su lengua a mi boca, recorriendo cada rincón e intimidando a la mía.

Me soltaba con una suave mordida—. Eres delicioso —mencionaba con voz ronca—. Necesito una ducha.

Lo miraba ceñudo—. ¿Por qué?

—Cuando te corriste —exclamaba mirando su entrepierna—. Me corrí contigo.

Se mordía el labio reprimiendo una sonrisa tímida mientras que yo no habia podido evitar besarlo de manera desesperada. Lo que lo había necesitado, lo mucho que me había hecho falta, en muchos sentidos, no solo de manera sexual.

Me daba miedo sentirme tan dependiente, pero no podía evitarlo con él, pese a que lo había estado evitando, era a la vez agotador pelear conmigo mismo. Y lo que había sucedido me había mostrado otro lado de él, y nuevamente me confirmaba que se quedaría y no saldría corriendo por tener mi polla en su boca.

Solo seguíamos avanzando en la intimidad, quizás era hora de avanzar o al menos entablar una conversación de adultos, ya que seguramente Seokjin habia venido por más que solo a darme una mamada.

Sabía porque estaba aquí, y sabía de qué me iba a querer hablar.

«No seas idiota, y ya deja de cagarla Kim Taehyung»

Yo avise que los iba a hacer chaparse en esa foto.
Llegue, perdón que no las alimente el finde.

Unas ganas de poner la foto en Twitter, otra cosa, mandé Lemon, de nuevo...qué loco, no? Me siento gallega escribiendo polla, pero es que pene me hace sentir doctora y pija me pareció un poco fuerte.

Con amor, niñita 💜

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