cincuenta y cinco
—¿Por qué tu casa tiene escaleras? —murmuraba en mi boca, no quería soltarla.
—Discúlpame, también lo detesto ahora, pero si quieres podemos hacerlo en el sofá —mencionaba divertido. Mis manos estaban temblorosas y desesperadas por sentir su piel, había quitado su cinturón y comenzaba a desabotonar su pantalón.
—No, no mejor en la cama —exclamaba, apartando mis manos y con su respiración entrecortada añadía—. Va a doler tenerte encima, al menos que sea en la cama —mencionaba con sus pupilas dilatadas y esa mirada lasciva que se le dibujaba al verme.
—Lo que tú digas —lo tomaba de la mano y subíamos las escaleras.
Tenía razón, comenzaba a odiarlas. No podíamos ir camino a mi habitación a los besos y manoseos porque uno terminaría rodando por ellas.
Una vez arriba, estaba decidido a no parar.
—Si en algún momento... —exclamaba despojándolo de su ropa—, duele demasiado tu costilla, házmelo saber y me detendré —continuaba besándolo sin darle respiro.
—Si, claro — exclamaba con sarcasmo recibiendo mis besos.
—Lo digo en ser-... Aah —no me dejaba terminar la frase que atrapaba parte de mi cuello entre sus labios para succionar y apenas morder.
Nos separamos entre risas terminando de quitar la ropa que molestaba.
En breves segundos ambos estábamos en mi cama, tan solo nuestra ropa interior era impedimento, pero habiamos tomado un ritmo increíblemente embriagador a la hora de besarnos. Yo estaba encima de él y mientras besaba sus labios carnosos acariciaba su cabello y volvía a su mejilla.
Soltaba sus labios para raspar su mentón con mis dientes, luego lamer y comenzar a bajar lentamente por su torso, dejando un camino de besos por su pálida piel. No podía evitar volver a besar la zona apenas marcada, miraba de soslayo hacía arriba y Seokjin se veía espectacular con su boca entre abierta, gimiendo muy bajito por la sensación que yo le provocaba.
Con mis dedos comenzaba a bajar la tela de su bóxer mientras él se mordía su labio inferior. La habitación ardía a causa del deseo que desprendíamos el uno por el otro.
Me detenía y disponía a quitarle el pedazo de tela que me molestab, sin cortar el contacto visual con él. Me ponía peor tenerlo tan dócil con sus ojos lujuriosos llenos de deseo. Bajando de la cama me quitaba mi propio bóxer y volvía a meterme entre sus piernas para comenzar masajear toda su longitud.
—Tae... —suspiraba mi nombre intentando moverse, pidiendo más—. Ya deja de torturarme
—Lo que desees —setenciaba, metiendo todo su falo dentro de mi boca, sin lengua, sin jugueteo previo. Directo a devorarlo tal cual y como a Seokjin le gustaba.
—¡Ahh... Mierda! —gemía entre jadeos tomando mi pelo para enmarañar sus dedos y guiarme en el ritmo que él deseaba que llevara—. Así, si —decía soltando todo el aire.
Continuaba de la forma que a él le gustaba, llegando a meter casi toda su longitud en mi cavidad bucal.
Segundos después me separaba para tomar un condón, la pequeña botella de lubricante y derremaba un poco sobre mis dedos, para despues volver de nuevo entre sus piernas. Yo lo miraba lascivo y él me miraba expectante—. No es para mí —mencionaba socarron y él se mordía su labio moviéndo su cabeza en negación.
Comenzaba a masturbarlo para luego colocar el inicio del preservativo con mi boca y con cuidado lo bañaba con un poco del líquido entre mis dedos.
—Creo que nunca me lo habían puesto de esa forma —decía con respiración entre cortada, yo respondía levantando mis cejas.
—Me vas a follar. Si soy muy pesado me quitaré de inmediato —exclamaba, posicionándome a horcajadas acomodando su erección en mi entrada.
—No te preparé, Tae... ¡Joder! —me clavaba solo y sin cuidado, estaba desesperado por sentirlo de una vez.
Mi entrada jodidamente ardía, y había sido incómodo, pero esa sensación no duraba ni medio segundo cuando yo mismo había clavado su falo en la zona exacta de mi próstata. Todas mis terminaciones nerviosas se encontraban apretando su erección, haciéndome delirar de placer y provocando que Seokjin clavara sus largos dedos en mis muslos.
— ¡Si, joder... Cuanto te necesitaba! —soltaba desesperado y atrapado su boca para besarlo mientras continuaba el vaivén encima de él.
—¡ Ah-joder, joder. Yo igual! —decía entre dientes moviéndose con dificultad para hacer más profunda la penetración. Yo me encontraba agarrando con fuerza la sábana a sus lados para apoyarme en la cama y no del todo en su cuerpo. Él tenía ambas manos en mi rostro para besarme a su antojo—. ¡Aaah...Tae! —decía entre jadeos y besos hambrientos.
Gemía cerrando sus ojos con una mueca que encerraba dolor y placer—. Ay, mierda. Hy-hyung ¿Quieres que m-me detenga? —preguntaba entre jadeos, bajando la velocidad e intensidad que había tomado al montarlo.
No quería parar, estaba lloriqueando haciendo aquella pregunta. Rogando que él dijera que no, pero no pretendía lastimarlo, solo que no podía detenerme ahora.
— ¡Ah, no, no... No pares! —las muecas de dolor y placer seguían dibujandose en su perfecto rostro—. ¡Aaah...ah! —se habia mordido para evitar gritar y largaba sonidos roncos y se mordía con fuerza.
Esa imagen de Seokjin se había impregando en mi de una manera morbosa, pese a que él era quien me penetraba, su rostro y gemidos daban la imagen incorrecta ante el dolor de sus costillas y mi peso.
Parecía ser yo quien estaba dentro y él solo estuviera gozando de eso, mi mente estaba distorsionando todo el momento. Pero qué bien, que bien se sentía verlo sentir placer y destilar gemidos llenos de goce y dolor. Me sentía un poseso desalmado encima de él, no podía dejar de moverme, estaba disfrutando tenerlo dentro, pero mi propia erección comenzaba a doler y se sentía descuidada.
Había intentado tocarme, pero tiraba más peso encima de Seokjin, así que volvía a apoyarme sobre la cama, él había notado el ademán desesperado por tocarme a mi mismo, así que envolvía mi falo con su mano para comenzar a masturbarme mientras que con dificultad daba estocadas hacia arriba cuando mi cuerpo volvía a caer y la penetración era el doble de intensa.
— ¿Así te gusta? —susurraba con voz entre cortada y algo ronca sin dejar de masturbarme.
—¡ Aaah... Duele! —exclamaba lloriqueando y entrecerrando mis ojos de tanta satisfacción que estaba recibiendo.
— ¿Te duele? —su rostro de placer y dolor se había bañado con cierto aire de consternación mientras elevaba una mano para quitarme el cabello sudado de mi rostro.
—N-no es ese dolor... Es placentero, me encanta —respondía entre sus labios para besar y morder.
De manera insperada y con un grito ronco, Seokjin me dejaba debajo de él y salía de repente, pero sin soltar mi polla.
— ¿Por q-...? aah Hyung, joder —iba a reclamarle haber salido, pero con su boca le daba atención a mí erección la cual realmente estaba muy necesitada después de verlo de esa manera—. ¡Ay, es-esa boca, Seokjin! —gemía con vos rasposa y sin pensarlo dos veces, sostenía con fuerza el cabello en la zona de la parte posterior de su cabeza y comenzaba a follar su boca.
Esta vez no tenía el cuidado que había tenido la primera vez, estaba necesitado y estaba desesperado, lo quería a él.
Estaba dando estocadas, pero poco a poco comenzaba a sentir esa debilidad en mis piernas y la tensión en la parte de mis pelotas. Mierda, estaba cerca de mi orgasmo y Seokjin lo sabía. Me miraba divertido sin dejar de masturbarme y jugaba con su lengua pasándola sobre el falo para terminar en el glande, luego de nuevo continuaba el tortuoso masaje, pero yo ya no podía seguir alargando el momento.
—Hyung... Me voy a correr —advertía casi sollozando.
—Conmigo dentro de tí —exclamaba reincorporándose y abriendo mis piernas para volver a penetrarme.
Había encorvado apenas mi cintura al tenerlo de nuevo dentro de mi, por dios, realmente nos habíamos extrañado y necesitado. Quizás se veía vulgar para los ojos ajenos, pero para nosotros era más intenso que en otras ocasiones, este encuentro era diferente.
Seokjin seguía embistiendome sin parar, pese a que su rostro detonaba cierto dolor, con sus codos a los costados de mi cabeza y sin dejar de verme. Sin dejar de besarme, sin dejar de gemir y repetir mi nombre, ambos sentíamos como íbamos llegando al clímax.
Mi mano había ido directo a su nuca para añadir más presión al beso, a las mordidas, para que no hubiera espacios vacíos entre nosotros y él con su mano tomaba mi erección justo a tiempo para dar unos últimos masajes al ritmo de sus embestidas.
—Tae, Tae, Tae... —ronroneaba entre jadeos y besos húmedos.
"Aaahh, si".
—Hyung... —éste caía encima de mi exhausto, su cuerpo y el mío bañados en sudor y también parte de mi esencia entre nosotros. Podía sentir como su corazón bombeaba a una velocidad increíble.
Lo sentía, sentía sus latidos encima de los míos, solo podía aferrarme más él para envolverlo en un abrazo intenso y callar las palabras que querían salir de mi boca.
«Muy pronto, Taehyung. Muy pronto».
Capitulo narrado pura y exclusivamente por Taehyung.
¿Gustó?
Perdón el retraso.
Con amor niñita, Nany 💜
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