catorce
Me reía del pánico con el que se había levantado, pero muy en el fondo esa actitud me serviría para no volver a fijar mis ojos en un hombre heterosexual. Nunca más.
Otra opción sería, salir por esa puerta y no regresar, no volver a verlo, de todas formas llevamos ¿Qué? 48/72 horas de conocernos, no sentiría mi ausencia si me voy.
¿Pero a quien quería engañar? No quería irme, tampoco quería que me echara—pero no olvides como reaccionó Taehyung—ahora piensa niño, te quedas y te la aguantas o te vas y te dejas de joder con Kim Seokjin.
Era un hombre increíble, una persona llena de luz, cualquiera lo notaría y no me vendría mal tener un amigo así. Tengo millones de conocidos, pero a los amigos los contaba con los dedos, y él sería una linda adquisición a mi vida.
—O solo debería irme, desaparecer y no torturarme más —exclamaba mientras cortaba el café con leche.
— ¿Torturarte con qué? —exclamaba SeokJin.
Su voz me hacía saltar tirando un poco del contenido líquido fuera de la taza.
— ¡Aish, cara-...!
—Déjame ayudarte —un Seokjin con el pelo chorreando agua se acercaba para limpiar el pequeño desastre que acababa de hacer.
«¿Me estás jodiendo? ¿Me quiero alejar de ti y sales de ésta manera?»
Me quedaba viéndolo como imbécil y pausado en sus cabellos que goteaban y sus labios estaban rojos.
— ¿Tengo monos en la cara? —me preguntaba divertido.
—Lo siento —me alejaba un poco de él apoyando mi cintura en la isla.
—Lamento haber reaccionado así al verte en mi cama —se giraba y él estaba apoyado en el mármol de la cocina. Por ende, estábamos frente a frente—. No quise reaccionar así, es que tú estabas muy...
Levantaba mi cejas ante su disculpa y añadía—. ¿Muy qué? —cruzaba mis brazos esperando su respuesta.
—Me estabas-... Ya sabes —mis cejas iban a salirse de mi frente si las seguía levantando—. Me estabas abrazando muy fuerte
—Oh si, es una costumbre que tengo —muy en el fondo me estaba muriendo de la risa—. ¿Hace cuanto no te abrazan, Jin Hyung?.
Mi pregunta había sido una broma y me acercaba a tomar mi taza para sentarme en la isla, él había imitado mi acción, pero antes había sacado unas pastillas para tomar debido a su dolor de cabeza.
—Hace mucho que nadie duerme conmigo o me abraza, ya habíamos hablado ésto
— ¿Si?
—Si, pero tú eras el ebrio —respondía dando un sorbo al café.
—Oh, claro —hacía que me sintiera avergonzado.
— ¿Qué hice anoche? —preguntaba avergonzado.
—Oh, bueno ¿Por dónde empiezo? —exclamaba exagerado.
—Ay, no —se tapaba su rostro.
—Tranquilo, querías espantarla y lo lograste. Claro que antes se habían comido a besos de manera extra exagerada —mi estómago se revolvía si lo recordaba, pero luego mi bajo vientre vibraba al recordar lo que hicimos ambos en ese momento.
—Espera ¿Qué? ¿Besé a Irene? —se veía horrorizado.
—Si, y créeme que jugabas de manera muy traviesa con esa lengua —inconcientemente y ante el recuerdo de dicho momento, me encontraba mordiendo mi labio.
— ¿Me estuviste viendo mientras la besaba? —su mirada se había intensificado y sus pupilas se habían dilatado.
—Y-yo... No tanto, me encontraba besando a Yoon —respondía y cortaba la mirada bebiendo un gran sorbo de café.
— ¿Por qué? ¿No era que no te gustaba?
—Si, bueno... No. ¿Qué quieres que te diga? Ella no paraba de besarme, como sea, no estamos aquí para hablar de mi. Si no para hablar de lo que tú hiciste
—Suéltalo —me ordenaba.
—Tomaste toda la noche, te comiste a Irene. Luego bailaste sobre la mesa, luego Irene te comió a ti y tú terminaste vomitando sobre sus pies.
En ese entonces no había notado que estaba bebiendo su café así que para cuando llegaba a la parte del vómito Seokjin se encontraba escupiendo todo.
— ¿La vomité? Ay, por dios —limpiaba su boca, la mesa y luego tapaba su rostro—. Qué menuda manera de cagarla —vociferaba con la boca pegada a la palma de su mano.
—Bueno, tranquilo
—Queria arruinarla, pero ahora que lo pienso probablemente termine muriendo solo
—Ay, hombre ¿Por qué tan dramático? anoche repetias lo mismo —«¿Por qué creía que moriría solo?»
—No lo sé, quería arruinar la cita, pero a la vez Irene lleva tanto tiempo interesada en mi que quizás la cagué con la única persona que podría llegar a querer algo serio conmigo.
Tragando saliva para reprimir las ganas que tenía de decirle lo mismo que la vez anterior.
—Bueno, relájate... Quizás cuando se calme te mande algo —y con más pesadez exclamaba—. Sino mándale tú y discúlpate
—Si, eso debería hacer
—Bueno ve y hazlo —lo obligaba a que fuera por su celular.
—No tengo batería, se está cargando
—Oh, por cierto, yo baile contigo para hacerte compañía desde otra mesa y que Yoon se horrorizara de mi —exclamaba para recordarle que no había hecho el ridículo solo.
— ¿Y funcionó? —preguntaba curioso.
—No, desde anoche que no deja de pedirme una cita solo nosotros dos
— ¿Y qué harás?
— ¿Qué harás tú? —le preguntaba a cambio y de forma firme.
No podía creer lo que Taehyung me estaba contando, había besado a Irene más de una vez, cuando se suponía que no debía pasar eso, la idea era ponerme ebrio y desencantarla. Pero sin embargo había hecho cualquier cosa y encima había quedado como un asqueroso al vomitarla.
«¿Pero qué mierda quieres, Seokjin?»
Taehyung me contaba que Yoon había quedado aún más interesada en él y quería volver a tener una cita, solo ellos dos.
«¿Por qué eso me molesta? ¿Acaso me gusta Yoon y no me dí cuenta?»
Preguntaba qué haría con ella y él se encargaba de responderme con otra pregunta.
— ¿Qué harás tú?
— ¿A que te refieres? —le preguntaba confundido.
—No lo sé, lo siento. Sabes... —se levantaba de la mesa y yo imitaba su acción—, creo que ya es hora de volver a casa y dejarte con tus pensamientos a solas. Estás algo confundio con Irene y yo quiero bañarme y relajarm-...
— ¿Saldrás con Yoon? —escupía nuevamente de manera involuntaria.
— ¿Por qué te importa? —replicaba él luego de un suspiro.
— ¿Por qué me respondes con otra pregunta, Taehyung? —me estaba irritando y no sabía por qué.
— ¡Porqué no sé qué quieres escuchar! —levantaba sus brazos para luego soltarlos, dejando notar su cansancio hacia mi.
—Tienes razón, no sé que es lo quiero escuchar
—Si, te lo dije —parecía ofendido, luego iba en busca de su chaqueta y colocándose ésta, estaba más que listo para marcharse.
—Oye, lo lamento —exclamaba mientras lo volteaba. Él ya estaba camino a la puerta.
— ¿Te gusta Yoon? porque si es así, me alejo. De todas formas no es mi tipo —finalmente me daba una respuesta coherente.
Sonreía como imbecil. ¿Por qué?, no lo sabía con exactitud.
—No, no me gusta
— ¿Entonces puedo salir con ella? —una punzada extraña en la boca de mi estómago.
—Si eso es lo que quieres
Se acercaba amenazante hacia mí, podría haber retrocedido, pero mis piernas no reaccionaban y de repente tenía el rostro perfecto de Kim Taehyung cerca del mío.
—No, Jin Hyung. No es lo que quiero —se mordía su labio mientras me observaba fijo.
— ¿Qué reprimes? —nunca había contestado aquella pregunta, porque él estaba ebrio, pero ahora estaba sobrio y yo seguía siendo tan jodidamente curioso.
— ¿Por qué crees que reprimo algo? —aún no se movia de enfrente mío y la distancia era nula.
—Es una suposición. ¿Qué reprimes?
—La ganas de hacer alguna idiotes de la que me vaya a arrepentir luego —finalmente se movía decidido hacía la puerta—. ¿Podrías abrirme? —exclamaba sin girar.
Caminando hacía él, del costado de la pared donde iban las llaves las tomaba para abrir la puerta, llegando a dónde él estaba, mi cuerpo quedaba pegado a su espalda. Con mi mano izquierda colocaba la llave, pero antes de abrir le susurraba—: No tengo muchos amigos, me gustaría que fueras uno, pero entiendo si soy insoportable.
Esperaba unos segundos por su respuesta, pero él seguia callado así que sin más abría la puerta para dejarlo ir.
Justo antes de retirarse se giraba para verme y exclamar—. También quiero que seas mi amigo, SeokJin Hyung —y de la nada se aventaba contra mi rostro y depósito un sonoro beso en mi mejilla y salía caminando rápido para el ascensor.
Yo me había quedado como imbécil observándolo y sonriendo.
— ¡Habla con Irene y cuéntame cómo te fue luego! —y se metía al elevador sin añadir más, desde ahí me brindaba una sonrisa cuadrada peculiar suya acompañada por el adorable movimiento de su mano.
«No quiero que sea la última vez que te vea»
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