
3
Nayeon regresó a la sala con las mejillas rojas y la cabeza dando vueltas. No sabía si Jeongyeon de verdad se le estaba insinuando, o sólo era su cabeza transformando las bromas de su amiga. Había notado la mirada curiosa sobre ella cuando confesó que había leído fanfiction, pero estaba casi segura de que no había forma de que nadie además de Momo sepa lo que realmente veía en su celular.
También pensó que Momo sabía demasiado a esas alturas, y tenía que ver la forma de comprar su silencio.
—¡Nayeon unnie, ya pues, solo faltas tú! —Sana la apuró mientras rebotaba en su sitio. El entusiasmo y el alcohol no hacían una buena combinación en ella, y terminaba con un desborde energético que le duraría por lo menos hasta la tarde siguiente.
—Ya, perdón. Jeong me distrajo —la miró de reojo, en busca de una reacción.
—Ella lleva rato distrayéndose solita —la mencionada se encogió de hombros—. Yo solo fui a ofrecer mi ayuda con sus problemas de concentración.
—¿Eh? —Momo soltó de repente. Sana le dio un manotazo suave.
—Ya, no te metas. Sigamos. ¿A quién le toca?
Sana levantó la mano.
—Voy yo. La que haya dudado de su orientación sexual, toma.
La única que no tomó fue Tzuyu, y Sana la volvió a mirar.
—Ya te dije que te puedo ayudar, Tzu —parpadeó con exageración, y explotó en risas cuando la menor se puso roja y se tapó la cara con las manos.
—Una más y me voy a dormir.
—Ya, bebita. Estás con los grandes, no hay hora para irse a dormir.
Tzuyu frunció el ceño en un intento de parecer enojada, pero sólo consiguió verse adorable. Las demás rieron, y Jeongyeon se estiró para apretarle las mejillas.
—Ya, para que no te pongas triste, te toca a ti.
—Va —la menor del grupo suspiró con alivio—. Toma la que ha besado a alguien de esta habitación.
Se quedó muda cuando ella y Jeongyeon fueron las únicas que no tomaron.
—Un momento, ¿de qué me estoy perdiendo?
—Ay, vamos, Tzu —Jihyo rodó los ojos—. No somos niñas, pasamos mucho tiempo juntas y nos aburrimos —volteó a ver a Jeongyeon y la señaló—. Más bien, me sorprende que tú no tomes. ¿No compartiste cama con Momo como por tres años?
—¡Primero muerta que besarme con ella! —Momo gritó de repente—. Me pateaba de noche y se jalaba mis peluches.
—Ay, sí, y tú roncas —Jeongyeon replicó. La japonesa mayor le sacó la lengua.
—Tienen cinco años —Chayeoung murmuró mientras jugaba con su vaso—. Nayeon unnie, tú no has dicho nada todavía. Qué milagro que estés tan callada.
—Sí, estás rara —Momo se sumó.
Nayeon suspiró y se sentó derecha, mientras trataba de aparentar estar en su mejor momento.
—No, no, estoy bien. Ya, me toca. Toma la que se ha enamorado de alguien de este grupo.
Todas se quedaron en silencio. A su lado, Nayeon pudo ver cómo la mano de Dahyun temblaba en indecisión, pero al ver que nadie más lo notó, decidió quedarse callada. Si no lo compartía era por algo, y no era nadie para exponer de esa forma a quien ella veía como una pequeña.
—Pero, ¿enamorarse enamorarse, o basta con gustar? —Sana cuestionó.
—Gustar es suficiente.
—Ah, entonces sí —la japonesa tomó un shot de golpe y todas voltearon a verla—. ¿Qué? Ya les dije que cuando llegué a Corea me gustaba Momo porque me sentía muy cómoda con ella. Luego me di cuenta que en realidad era porque era a la única persona que podía entender —se rio y volteó a ver a su compatriota, que también se estaba aguantando la risa. Ambas amigas sabían que eran almas gemelas, pero no de esa forma.
—¿Y yo qué? —Mina intervino.
—Tú no existías en ese tiempo. Llegaste después.
—Sí, yo era la única —Momo la provocó. Las japonesas comenzaron a pelearse entre ellas, y Jeongyeon aprovechó la distracción para tomar un shot. Jihyo la vio y la expuso.
—¿Verdad que te gusto, jagi?
—No seas payasa —la líder frunció el ceño y Chaeyoung soltó una carcajada. Jeongyeon buscó a Nayeon con la mirada, y disfrutó de la expresión confundida y sonrojada de la mayor—. Me gustaba Nayeon unnie.
—¡¿Qué?! —Sana apartó a Momo y Mina de encima de ella con un empujón y se sentó derecha—. Esa no me la sabía.
—Yo tampoco —susurró Nayeon, mientras se acomodaba y abrazaba sus rodillas.
—Cuando teníamos el proyecto debut, y también mientras hacíamos Sixteen. ¿Qué no era un poco obvio?
Nayeon negó con suavidad, nerviosa ante la confiada declaración de su amiga.
—Bueno, el punto es que duró hasta que debutamos y...
—Y comenzaste a compartir cama conmigo y te enamoraste de mí —interrumpió Momo. Jeongyeon rodó los ojos y la ignoró.
—Y bueno, fue todo tan caótico y tenía tantas cosas en la cabeza y por hacer que no tenía tiempo de pensar en algo más, así que supongo que sólo se me pasó. Era una chiquilla, de todas formas.
Los siete pares de ojos restantes se posaron en la mayor del grupo, a la espera de una respuesta.
—Eh... yo... ni me lo había imaginado...
—¿Te incomoda?
—No, no. Éramos niñas. Yo también estaba un poco enganchada de ti, creo.
Todas estallaron en chillidos y risas. Nayeon estaba nerviosa, pero Jeongyeon se veía más confiada y a gusto que nunca. Se pasó la mano por el cabello.
—Ya, unnie, ahora le debes un beso a Jeong —Jihyo provocó.
—Sí, beso, beso —Chaeyoung se sumó al pedido. Estaba algo borracha y aplaudía como una niña pequeña.
—¡No!
—¿Por qué? Es sólo un besito.
—No te pases, cómo nos vamos a besar ahora.
—Así, mira —Chaeyoung volteó y antes de darle tiempo a reaccionar, agarró a Mina de la nuca y le plantó un beso en la boca. La japonesa se sobresaltó, pero para sorpresa de todas no se apartó, sino que le devolvió el beso con timidez. No pasaron más de cinco segundos hasta que se separaron, pero fueron suficientes para que todas se queden con la boca abierta.
Chaeyoung se encogió de hombros.
—¿Qué? Como si nunca lo hubieran hecho.
—Ya, pero...
—¡Hay que jugar a la botella borracha! —exclamó Sana, emocionadísima. Se puso de pie y corrió a buscar una botella vacía.
—Ya van a empezar... —susurró Tzuyu.
La menor era la única que no se metía en esos juegos. Si bien algunas de las chicas habían tenido encuentros en secreto desde que eran aprendices, en los últimos dos años comenzaron a perder la vergüenza cuando estaban todas juntas, en especial si había alcohol de por medio. No eran todas las que se prestaban a esos juegos en público, normalmente era Sana quien proponía todo, y Momo y Chaeyoung las mayores entusiastas. Nayeon y Jihyo participaban con algo de duda; y Mina y Dahyun eran las más tímidas. El hiatus de Jeongyeon la había hecho perderse de muchas de esas noches de juego, y las pocas veces que se había unido, nadie la presionaba a participar hasta que se sienta totalmente cómoda de nuevo.
—No nos vamos a besar como si nada, Sana —la líder intervino.
—¿Por qué no? Si les estabas diciendo a esas dos que se besen —señaló con la cabeza a las mayores del grupo.
—Aunque sea hay que jugar verdad o reto. Ya las que se quieran manosear, su decisión.
—Jihyo tiene razón —Dahyun susurró, tímida. Sana resopló.
—Vale. Verdad o reto. Miedosas —miró a la líder con una sonrisa traviesa en el rostro—. ¿Verdad o reto, Jihyo-ssi?
—Verdad.
—¿Tu novio no tiene problemas con que hagas esto con nosotras?
—No. Pero sólo con ustedes.
—¿Lo han hablado? —Dahyun se interesó.
—Salió el tema, sí. Dijo que mientras no me acueste con ninguna, puedo besarme con mis amigas solamente si es de juego. Y estrictamente con Twice.
—Qué buen novio. Dile que está invitado para la próxima —Sana provocó.
—No. Mío. Ya basta, ¿a quién le toca?
—Pregúntenme a mí —Mina levantó la mano.
—Va, Mina, ¿verdad o reto?
—Reto —Chaeyoung volteó a verla, sorprendida. Mina solía ser más tímida cuando estaban todas juntas, y siempre optaba por verdad.
—Bien, te reto a que nos bailes la coreo que estás preparando para tu solo del tour. Pero no vale hacerlo despacio como en el ensayo, quiero que lo bailes de verdad.
La japonesa menor se sonrojó al instante.
—¿Puede ser solo una parte?
—Sí, pero ya sabes cuál queremos —Jeongyeon intervino, y Nayeon volteó a verla al instante. No sabía por qué, pero no le gustó para nada saber que Jeongyeon se había fijado en el provocativo baile de Mina, más aún si tenía en cuenta que minutos atrás prácticamente le había pedido en la cocina que baile para ella.
Mina se puso de pie entre vítores por parte de las chicas, y Jihyo y Sana comenzaron a cantar. La menor dudó un poco, pero la mirada fija de Chaeyoung la motivó. Dobló las rodillas y sacudió el trasero como lo había ensayado, pero con mayor intención. Aún era demasiado tímida como para hacerlo como realmente lo podía hacer durante las prácticas de baile, y entre sus amigas tenía la confianza para moverse con todas las habilidades de bailarina que poseía. Cuando terminó, Sana y Momo gritaron cosas en japonés que la hicieron ponerse roja, pero ninguna lo quiso traducir, a pesar de la insistencia de las demás chicas.
La japonesa menor se sentó, satisfecha, entre los aplausos de sus compañeras. Momo tomó la palabra.
—Dahyunnie, no te escapas. ¿Verdad o reto?
La mencionada se sobresaltó, acomodó el cabello detrás de sus orejas y miró a Momo.
—Eh, reto.
La sonrisa de la japonesa creció, divertida.
—Te reto a besar a la chica más linda de esta habitación.
Dahyun dudó, se elevó sobre sus rodillas, indecisa sobre qué hacer. Sana miró a Nayeon, esperando que haga alguna broma sobre que ella era la más hermosa de todas. Sin embargo, la encontró con la mirada perdida en dirección a Jeongyeon. Decidió ignorar eso y habló ella misma.
—A ver, Dahyun, ya sabemos que soy yo.
—Ya, no la molesten —Jihyo ordenó—. Déjenla decidir tranquila.
Dahyun gateó hasta donde se encontraban las japonesas. Sana le coqueteó en broma, mientras Momo la miraba en silencio. Antes de que nadie pueda reaccionar, la menor se inclinó y presionó sus labios con suavidad sobre los de Momo. Se alejó con la cabeza agachada y escuchando las bromas y gritos de las demás, pero se sintió reconfortada cuando levantó la mirada y se encontró con una sonrisa dulce por parte de la japonesa mayor. A los pocos segundos notó que Nayeon también la estaba mirando, y temió haber expuesto demasiado sus sentimientos, pero cuando la mayor le guiñó un ojo con complicidad, supo que su secreto estaba a salvo. Nayeon habló para quitar a Dahyun del centro de atención, y también quería intentar provocar nuevamente a Jeongyeon. Estaba empezando a pensar que tal vez esa noche podía pasar algo con esa chica linda que no dejaba de coquetearle.
—Jeong, ¿verdad o reto?
—Reto, Nay.
El apodo aceleró su corazón. Era ridículo, pero la ponía nerviosa cuando no se dirigía a ella como su unnie.
—Haz un body shot —soltó de la manera más casual que pudo, tratando de que no se noten sus segundas intenciones. Jeongyeon sonrió.
—¿En mí o en alguien más?
—Tú decides.
—Vale. Ven aquí.
Nayeon jadeó de sorpresa y Tzuyu rompió el silencio cuando se le escapó una risa nerviosa.
—¿Cómo? —Nayeon dudó.
—Ven aquí. Me dijiste que yo decidía, así que decido que lo hagas conmigo.
La mayor asintió y se arrastró sobre sus rodillas hasta el centro del círculo que formaban todas. Jeongyeon se acercó a ella, y sintió que se desmayaba en cuando vio que dirigía sus manos a quitar el botón que tenía a la altura de sus pechos.
—Espera, ¿qué haces? Detente —la mayor habló rápido mientras movía las manos.
—Tranquila, tengo que desabrochar este, ¿dónde sino voy a poner el vasito? —la miró con diversión, consciente de lo nerviosa que la había puesto.
Jeongyeon desabrochó el botón y reveló su sujetador negro y sus pechos grandes presionados entre sí. Las chicas aplaudieron en broma, pero Nayeon se sonrojó más y sintió que su pulso se aceleraba, enviando corrientes de calor a su pecho y a otras partes de su cuerpo. Su amiga no le quitó los ojos de encima mientras se ponía el vaso lleno de licor entre los pechos.
—Adelante, Nay.
Nayeon se mordió el labio inferior, dudosa.
—No seas miedosa, unnie —escuchó la voz de Jihyo a un lado—. No muerde.
—No te puedes quejar, fue tu idea —Jeongyeon le sonrió.
—Te odio —susurró, y antes de detenerse a pensarlo más se inclinó para tomar el vaso entre sus labios y beber todo el contenido de golpe. Su rostro chocó de lleno con los pechos grandes, y su calor interior fue en aumento al sentir la piel suave y tibia. Se separó con movimientos torpes, y antes de que regrese a su lugar, Jeongyeon se inclinó para susurrarle al oído.
—¿Segura que no quieres probar más, unnie?
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