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༄ Capítulo 5


— Adelante, puedes dejar los zapatos en la entrada si tienen mucha agua. —Dijo un avergonzado Jimin dándole paso a Jungkook, ambos mojados y chorreando agua hasta por los calcetines.

— Gracias, lamento que se llene todo de agua. —Expuso Jungkook de manera tímida, suspirando y entrando hacia la entrada, quitándose las deportivas viejas que llevaba y dejándolas a un lado, haciendo un charco de agua al instante.

— Bueno... iré a por toallas y todas esas cosas. —Murmuró el rubio, Jungkook sólo miraba a su alrededor asintiendo—. ¿Quieres tomar una ducha? Digo, así se te irá el frío, aunque también podemos estar luego en la estufa.

Jungkook asintió en silencio y relamió sus labios para seguirle los pasos, donde Jimin le indicó donde estaba el baño, los geles y demás cosas que pudiese necesitar.

— Tómate el tiempo que desees, te dejaré un par de toallas sobre el mueble antes de que termines. —El de pelo largo volvió a asentir de acuerdo y Jimin salió del baño para caminar por el pasillo en calcetines encharcados de agua.

Iba dejando un pequeño rastro húmedo en el suelo por ello, pero no le importó. Tendría tiempo luego de limpiar todo antes de que sus padres llegasen del trabajo.

Sus padres eran administrativos de una gran multinacional, así que siempre tenían trabajo que hacer o reuniones a la que acudir en la empresa. A Jimin no le interesaba mucho pero sus padres le habían obligado a estudiar algo parecido con ello. No era una carrera pero sí un grado superior.

Suspiró perdido en sus pensamientos y se acercó a su habitación para tomar una toalla grande y otra más pequeña para llevarlas al baño. Una vez allí, tocó la puerta y esperó por la respuesta de Jungkook.

— ¿Puedo pasar? Traigo las toallas.

— Adelante. —La voz del chico se vio entrecortada por el ruido de la ducha, así que se adentró al baño y dejó las toallas bien colocadas sobre el mueble.

— Aquí las dejo, prepararé chocolate caliente y encenderé el radiador mientras. —Pudo ver la sombra de Jungkook asentir tras la mampara y salió de nuevo para dirigirse a la cocina.

Jungkook era para Jimin un chico curioso, un adolescente que no pudo disfrutar de la misma adolescencia y que se quedó a las puertas de cumplir sus sueños.

Le llamaba la atención, quería saber si Jungkook tenía sueños y si lograría cumplirlos alguna vez. Trataría de ayudarle, a él y a Taehyung.

Llegó a la cocina y preparó dos tazas con leche y chocolate en polvo, metiéndolas en el microondas y volviendo a su habitación para encender el radiador. No tenía más que hacer que esperar, así que se quedó frente a la puerta cerrada del baño.

— ¿Jungkook? —Habló buscando a la suerte de que le hubiese escuchado.

— ¿Uhm?

— ¿Alguna vez tienes pensado cortarte un poco el pelo y esas cosas...? —Preguntó con cautela, relamiendo sus labios—. Quiero decir, ahí hay cuchillas de afeitar de papá y algunos productos de higiene, puedes utilizarlos.

— No sé utilizarlos. —Confesó, el ruido del agua cesó y Jungkook salió de la ducha—. Nadie nunca me enseñó a hacerlo.

Bueno, la única familia que había tenido entrando a su adolescencia era a su tío; un hombre borracho y que se pasaba la vida fuera de casa. Lo intentó una vez, trató de rasurarse y terminó con más cortes que pelos, así que se rindió. Tampoco es que tuviera mucho vello, era un poco barbilampiño pero se notaba.

— Puedo ayudarte. —Se ofreció el rubio—. Papá me enseñó hace un par de años pero no me crece el vello suficiente para ponerlo a prueba. —Rió con gracia.

— Oh, está bien. —Jungkook se miró al espejo y pasó su mano por el reflejo para apartar la humedad generada por el vapor, mirándose a través del espejo y acariciando su mentón—. ¿Crees que me vería mejor sin la poca barba que tengo y el cabello más recortado? —Habló con un eje de diversión, Jimin rió al otro lado.

— Ya lo creo. —Acarició su propio cabello por instinto—. ¿Quieres que yo lo intente?

Sus ojos brillaron por un segundo al escuchar a Jimin, relamió sus labios y siguió mirándose al espejo mientras se secaba con la toalla.

— ¿Tienes las herramientas? —Dijo suave, enrollando la toalla en su cintura—. Me gusta cortarle el pelo a Taehyung de vez en cuando pero nunca lo he probado en mí mismo.

— Oh, sí, claro. —Jimin se levantó al instante—. Traeré la máquina de pelar de papá y te daré unas tijeras, espero que no hagas un desastre de ti mismo. —Rió divertido—. Voy a traerte ropa de papá también, no creo que la mía te entre.

— Aquí espero, no voy a ir a ningún lado.

El rubio rió encantado por su sarcasmo y avanzó hasta el desván del apartamento para tomar un pequeño neceser con las cosas básicas para cortar el cabello, su madre siempre lo tenía desde que lo compró en una oferta.

— Aquí estoy, voy por la ropa. —Dejó el neceser en el suelo y se adentró al cuarto de sus padres, tomando un chándal de los más nuevos que su padre solía ponerse para descansar en casa luego de un largo día de trabajo—. ¿Puedo abrir?

Ante un asentimiento en forma de sonido del mayor, Jimin entró y trató de no mirarle mientras le daba la ropa y dejaba el neceser sobre el mueble.

— Ahí está todo, cuando te vistas déjame ver cómo haces tu trabajo. —Rió, Jungkook asintió a sus espaldas cruzado de brazos a la espera porque el rubio saliera.

No tardó demasiado en abrir la puerta y verse ya vestido por completo, haciendo una mueca.

— Apesta a perfume de hombre de mediana edad. —Frunció su nariz en el proceso, Jimin sonrió—. ¿No vas a ducharte?

— Cierto, pero puedes estar aquí de todas formas, no vas a verme con la mampara. —Se encogió de hombros, Jungkook salió del baño secando su cabello en lo que Jimin iba a por su ropa y volvía listo para ducharse.

Entró y cerró la mampara dándole paso a Jungkook hacia el baño, el cual sólo podía ver la figura de Jimin en sombras y un gustoso tarareo de alguna que otra canción.

— Jungkook. —Le llamó el rubio con su voz amortiguada por el sonido del agua—. ¿Tienes sueños?

— Hace mucho que no tengo uno, dormir en la calle no es como si te diera la libertad de soñar plácidamente.

Jimin soltó una hermosa carcajada sin poder creérselo.

— Eso no, idiota. Hablo de sueños, metas, objetivos. —Siguió riendo en lo que se duchaba, Jungkook quiso golpearse mentalmente.

— Ahh, sí, supongo. —Dijo avergonzado, centrándose en aprender cómo funcionaba la máquina entre sus manos—. Siempre me ha gustado esto de cortar el cabello, no sé, lo veo como un pasatiempo pero también como algo que me apasiona. Cuando vivía con los señores mayores me entretenía en dejarlos a todos bonitos. —Sonrió nostálgico recordando—. También he pelado a perros en el refugio, me gusta hacerlo. No es como algo gigante pero... a mí me gusta.

— Eso es lindo. —Aclaró el rubio—. Tienes motivación para ello, yo sería un desastre y, seguro, te dejo sin cejas incluso.

— No digas eso, de todo se aprende. —Aclaró divertido—. Pero bueno, ese es mi sueño supongo. También me gustan los tatuajes, pero tenerlos, no hacerlos. Soy pésimo dibujando, ya lo he intentado. Para eso Taehyung es bueno.

— Es interesante, yo tengo un tatuaje. —Confesó apagando el grifo—. Pero eso no lo saben mis padres.

— ¿Enserio? ¿Me dejarías verlo? —Jimin asintió en un ruidito de sus labios—. Voy a salir, ahora me avisas para entrar.

— Está bien.

Jungkook salió del baño aun con la máquina en sus manos, mordiendo su labio inferior y esperando la llamada de Jimin de que pudiese entrar de nuevo.

— Ya estoy listo, puedes entrar. —Abrió la puerta dándole paso a Jungkook y sonrió sonrojado por los vapores de la ducha, suspirando—. Mucho mejor así, ¿verdad?

Jungkook asintió con una sonrisa.

— Y que lo digas. —Caminó hacia adentro del baño y volvió a quitar el vaho del espejo para mirarse en él.

— Córtate lo que necesites y luego te ayudo con la cuchilla. —Asintió en silencio y Jimin se sentó en un taburete para mirarle curioso mientras Jungkook comenzaba a cortar su cabello con pausa—. ¿Nunca usaste una máquina?

— Sí que la usé, pero hace muchos años. —El rubio le tendió un espejo y agradeció en silencio para voltearse y mirar a través de ambos espejos cómo iba quedando su cabello—. No recuerdo mucho como era que se usaban los niveles pero supongo que con uno solo funcionará.

El menor estaba atento a cada movimiento del chico concentrado y, cuando logró su cometido, dejó la máquina a un lado para pasar a cortar con tijeras el cabello de su flequillo, tratando de dejarlo a imagen y semejanza de lo rapado mientras cortaba sin miedo.

— ¿No será muy corto? —Jungkook negó—. Bueno, hace frío ahora, tú sabrás.

El de pelo negro siguió con su tarea acariciando y echando sus cabellos de un lado hacia otro, sonriendo y mirando a Jimin.

— Creo que ya está. —Movió su cabeza aireando los mechones—. No me había sentido así de fresco en años.

Jimin rió y se levantó para limpiar la máquina y guardarla para luego rebuscar entre los cajones las cuchillas de afeitar. Cuando tuvo una entre sus dedos, miró desafiante a Jungkook y éste le devolvió una mirada llena de temor.

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(Subí un post a Instagram (@unabombillamas) en donde dejo las aplicaciones que utilizo para editar las fotos de portada )

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