Los días habían pasado considerablemente desde que el año nuevo comenzó, Yoonji estaba a un par de días de volver a su casa y Jimin ya comenzaba a enfermarse para no volver al instituto.

El primer día del año lo habían celebrado haciendo una pequeña barbacoa en el patio de la casa, invitando también a Jungkook y a Taehyung, éste último atiborrándose a brochetas de cordero con la excusa de que estaba festejando su tardío cumpleaños.

Todo había ido bien, o eso se creía, hasta que volvieron a tomar las botellas olvidadas de los mayores y se les ocurrió la increíble idea de comenzar a preguntar y hacer retos sin sentido.

Taehyung había acabado girando sobre su pierna buena, Yoonji haciendo el gato y Jimin sin calcetines. Jungkook era el único que se salvaba hasta ahora de los juegos infantiles, pero digamos que era lo suficientemente cobarde como para elegir siempre una pregunta.

— Esto parece un juego de niños, maldita sea. —Gruñó Taehyung, de los más serenos que participaban dentro de ese juego—. Hay que poner preguntas y retos más picantes, yo creo que la gran mayoría no somos vírgenes y ya tenemos una edad.

Yoonji rodó los ojos divertida, dándole un golpe en el brazo.

— Contigo no se puede ser virgen por ningún agujero. —Se quejó en voz baja, abultando sus labios—. Y Jimin es la zorra de la familia, así que tampoco es virgen.

— Sólo queda Jungkook. —Puntualizó Jimin pensativo, volviendo su mirada rápidamente al nombrado—. ¿Eres virgen?

Jungkook negó de inmediato viéndose intimidado por todos y por las miradas que tenía encima, suspirando pesadamente.

— Vivo en la calle, pero parte de mi adolescencia la he vivido. —Refunfuñó—. Así que comencemos con esto.

Eso fue lo peor que debieron haber hecho. Taehyung comenzó preguntando y enviándole señales a Yoonji por medio de las preguntas indebidas que hacía, Jimin miraba sonrojado a los chicos y Jungkook sólo escuchaba atento.

— Jimin. —Alzó la voz la chica, mirándole traviesa—. ¿Te excita pensar en tener la casa sola y traer a Jungkook?

— ¡Yoonji! —Alzó la voz sonrojado, mirándole y frunciendo el ceño molesto y avergonzado—. Adiós, ya no quiero jugar más.

La chica rodó los ojos, musitando un «aguafiestas» y mirando a los demás. Jimin se levantó bufando y se cruzó de brazos. ¿Realmente su prima iba a ponerlo en vergüenza siempre? Obvio, era Yoonji. Suspiró sabiendo lo que obtendría si seguía ahí, así que caminó por el pasillo para servirse un poco de agua. Sus padres y tíos seguían en el patio de la planta baja comiendo, ellos sólo habían subido para tener algo de intimidad y que los mayores no pensasen que tenían el demonio dentro.

— Hey. —Habló Jungkook entrando a la cocina junto a él, sonriendo cálidamente—. Vine en cuanto te fuiste, creo que Yoonji de nuevo no está muy sobria.

— Lo sé. —Asintió riendo—. Pero se pasa, sé que combate la resaca con más alcohol, pero no hay quien la aguante cuando se pone a decir ese tipo de cosas. —Suspiró, Jungkook asintió despacio—. Sólo olvida lo que dice y ya.

— Siempre puedes contestar a la pregunta en privado. —Jimin le empujó levemente, jugando con el vaso con el que había estado bebiendo agua—. Hey, demasiados golpes por hoy, Yoonji me golpea cada vez que ríe, ¿te fijaste?

Jimin asintió riendo divertido.

— Es por eso que la conozco y no me pongo a su lado cuando bebe, porque le da la risa floja y golpea a todo el que esté a su alrededor.

Jungkook asintió comprendiendo, mirándole divertido y picando sus costillas.

— Pero aún no contestaste a la pregunta.

— No juego a eso. —Se rehusó, negando con la cabeza imperturbable.

— Oh, vamos, hazlo por mí, ¿sí? Quiero saber. —Abultó sus labios tratando de chantajearle.

— ¿Quieres saber si me excita el hecho de compartir casa sola contigo? —Rió—. Pues no, porque sólo tu aura consigue excitarme.

El rubio rió divertido, soltando una carcajada al ver el rostro de Jungkook, atento y fijo a sus expresiones.

— No miento, eres guapo, atractivo y buena persona. —Se encogió de hombros—. ¿Quién en su sano juicio no se sentiría excitado sólo con tu presencia?

— Me ha quedado claro, gracias. —Rió, mirándole a los ojos—. También me excitas, por si quieres saberlo.

Jimin mordió su labio inferior y sonrió altanero.

— La sinceridad ante todo. —Jungkook asintió con una sonrisa—. ¿Volvemos con los chicos?

— ¿De verdad quieres volver ahí? —Rió—. Cuando me vine detrás de ti, Yoonji comenzaba a cantarle rancheras a Taehyung con el objetivo de volverle a enamorar.

— Oh, Dios mío. —Rió en alto, cubriendo su boca para no hacer tanto ruido—. Taehyung la mandará bien lejos, ya ayer estuvo llorándome porque decía que Taehyung se había olvidado de ella.

Jungkook asintió divertido, tomando su mano para tirar de él hasta fuera de la cocina, mirándole risueño.

— ¿Y si jugamos a otra cosa tú y yo? —Propuso, Jimin asintió feliz, encaminándose hacia su habitación con el chico dándole la mano.

— ¿Qué quieres hacer? Podemos escuchar música o bailarla. —Propuso emocionado—. No soy mucho de ello, pero me parece interesante y quisiera aprender en algún momento.

— Si tú no sabes imagínate yo. —Rió, acercándose para ver cómo Jimin ponía música en su teléfono y lo albergaba al reproductor, comenzando a sonar la melodía principal de la canción—. Me suena esa canción.

— Es Amy Winehouse. —Sonrió, acariciando su cabello y colocándose bien, sosteniendo sus manos para dejarlas en su cintura y subir las propias a sus hombros—. Desde que me hablaste de su música no he dejado de escucharla para poder compartirla contigo.

Jungkook sonrió en grande, acercándose a él para seguir el movimiento lento que había comenzado con sus pies, dejándose llevar por la música.

— En lo personal, me gusta más Elvis Presley. —Bromeó, guiñándole el ojo.

— Yo, en lo personal, prefiero una habitación en neón y a Chase Atlantic de fondo. —Sonrió malicioso—. Pero sólo en lo personal, obvio está.

— ¿Qué te detiene? —Jimin rió, mirándole, empujándole levemente para dejarlo caer en la cama y rebuscar entre sus cajones—. No me mates, soy joven aún.

— Un idiota es lo que eres. —Rió más, tomando un pequeño mando para encender unas pequeñas luces neón moradas que colgaban de su techo—. Mis padres no saben de esto, es por eso que nunca las pongo. —Se encogió de hombros—. Déjame buscar una buena canción.

— ¿Cuál es tu favorita? —Preguntó curioso, apoyándose de sus codos sobre la cama.

— Heaven and Back, definitivamente. —Sonrió—. Ya sabes, esas cosas de ser un demonio y todo a su alrededor.

— Es buena. —Sonrió—. Pero creo que Moonlight es mejor.

Jimin volteó a verle sorprendido, alzando una ceja y acercándose a él.

— ¿Has estado escuchando a Chase Atlantic? —Jungkook asintió sonriente.

— He descubierto una cafetería que te deja utilizar el ordenador con internet s cambio de una consumición. —Sonrió—. Sólo me pido un café y me paso la tarde escuchando canciones gratis.

El rubio le miró sorprendido, sonriendo en grande mientras tomaba asiento a su lado.

— A ese tipo de cafeterías se le llaman cyber-café. —Sonrió, alzando su mano para acariciar su mejilla con cariño—. No me creo que hayas estado yendo a ese lugar para escuchar las canciones de las que te hablo de vez en cuando.

Jungkook se encogió de hombros repentinamente tímido.

— Parecía que te gustaba hablar de eso con alguien y no tenías con quien, así que yo mismo comencé a ir a ese lugar para buscar las dichosas canciones. —Rió—. Siendo sincero, no me disgustan, están bien para mi gusto.

El más bajo sonrió efusivamente emocionado, acercándose más a él para abrazarle fuerte y dejar un beso en su mejilla.

— Aprecio mucho todo el esfuerzo que haces por mí. —Sonrió—. Supongo que mi corazón no se equivocó con señalarte a ti inevitablemente.

Jungkook rió, acariciando su espalda y mirándole como bobo.

— Creo... —Musitó pensativo—. Creo que si estamos juntos podremos con esto y más. Nos has cambiado la vida a mí y a Taehyung para mejor, obviamente, y ambos hemos encontrado un motivo para salir adelante en la vida y no quedarnos estancados como lo estábamos.

Jimin mordió su labio inferior y asintió sonriendo emocionado.

— Claro que van a seguir con ello, van a conseguir todo lo que se propongan porque el destino sólo trae cosas buenas para vosotros luego de todo lo que ha ocurrido. —Tomó su mano con firmeza—. Y ahora saben que no están solos, estamos Yoonji y yo junto a vosotros para apoyaros desde la sombra, cuando Taehyung sea un famoso pintor y tú un reconocido escritor.

Jungkook rió ante las palabras de Jimin. No tenía remedio, era un soñador sin tapujos y eso le encantaba porque le daba las fuerzas que él y Taehyung necesitaban para seguir adelante.

— Gracias, Jimin. —Musitó, sosteniéndolo entre sus brazos aún—. Gracias por perderte y aparecer en esa tienda de mala muerte.

El chico negó con la cabeza y se aferró a él, echándose junto al otro chico en la cama y alzando el mentón para mirar a las luces.

Todo estaba bien, todo se sentía correcto.

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