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15.

Jimin volvía del baño, ya vestido con su outfit para el primer número y se encontró con una caja dorada con un listón rojo sobre su mesa de maquillaje. Leyó la tarjeta del paquete: "para la mejor vista de Seúl. Marcus". Sonrió y los bailarines que estaban allí lo alentaron a abrir la caja. Lo hizo y no podía creer lo que veía, eran los hermosos zapatos Gucci que había visto en el chico de la fiesta. Todos exclamaron maravillados por lo hermosos que eran.

Nicky se acercó, tomó la tarjeta y preguntó: —¿quién es el idiota?— Jimin la miró fastidiado.

En ese momento entró Taehyung apurando a todos. —Vamos cinco minutos. Jiminnie sigues tú.

—Oh, mi abuela me llamaba Jiminnie— dijo Jimin enternecido.

—¿Enserio? Es tan fascinante— respondió Tae imitando el tono dulce de Jimin.

—¿Por qué no tengo sobrenombre?— se quejó Nicky.

—Lo tienes— respondió Coco.

—Bueno, ¿por qué jamás lo usas?— preguntó dirigiéndose a la salida.

—Si lo uso— contestó Taehyung.

—¿Cuando?

—Cuando no estás aquí...Golfa— susurró cuando Nicky ya había salido.

—Te escuché— gritó la chica desde afuera.

—Lo siento mucho, no tenía idea— exclamó en un tono gracioso haciendo reír al resto. —Vamos, vamos, vamos— volvió a exclamar. Se acercó a Jimin, le dio unas palmaditas en el trasero y corrió al escenario. —Tenemos un show, vamos!

*

Yoongi estaba sentado frente al piano en el living. Tenía las partituras en una mano y una botella de cerveza en la otra. Jimin llegó en ese momento, lo miró por un instante y volvió la mirada a las hojas. —Hola— lo saludó.

—Hola—respondió Jimin mientras se quitaba el abrigo.

—Llegaste muy tarde anoche— dijo Yoongi

—Ah, me trajo a casa ese sujeto, Marcus. Fui a una fiesta— contó caminando hacia el cuarto.

—¿Marcus?

—Ajá.

—¿Estrenas calzado?— preguntó observando los zapatos del chico.

—Si— respondió, se encogió de hombros y entró al baño para tomar una ducha.

—Clásico— susurró Yoongi y tomó un trago de su cerveza.

Una vez que Jimin salió de la ducha, Yoongi volvió a hablar mirándolo desde el sillón: —Hay una sola razón por la que un hombre regala zapatos.

—¿Qué hay de malo en llamar algo de atención masculina?- preguntó Jimin.

—Es mucho más que algo.

—No tengo a quién le importe— dijo colocándose un abrigo.

—Creo que debes tener cuidado.

—Y yo creo que si necesitas decirle a un chico que debe y que no debe hacer, deberías levantar el teléfono y llamar a tu novio— respondió cansado de la actitud de Yoongi.

*

Cada vez más gente iba al club, incluso la gente hacía fila para poder entrar. Jin no podría estar más contento y Nicky no podía estar más enojada.

Las citas con Marcus siguieron sucediendo, por lo que, ya era costumbre para Yoongi encontrar notas del tipo "salí, nos vemos mañana. Jimin."

Era tal la fama que estaba ganando el lugar que incluso vinieron de un periódico a realizar una nota sobre el lugar. Los bailarines estaban todos felices leyendo la nota, Nicky estaba frustrada.

-El señor Marcus está en la mesa 18 y pregunta por ti- le comentó a Jimin uno de los bailarines cuando el pelirosa se acercó a ver su foto en el periódico luego del show.

Sobre el escenario estaba Hoseok junto a unas bailarinas haciendo un rutina bastante divertida que hacía reír a carcajadas a los clientes.

Jimin se acercó a la mesa donde Marcus estaba sentado junto a unos amigos.

—Aquí está la gran estrella— dijo el hombre poniéndose de pie.

—Comienzo a pensar que estás dispuesto a todo.

Yoongi y Taehyung los observaban apoyados en la barra con una expresión molesta.

—Sólo llamé a Greg, editor del periódico de Seúl- Dijo Marcus. —Quiero que conozcas a un amigo— lo tomó del hombro y lo acercó a la mesa —Harold Saint— lo presentó.

—Marcus!— exclamó Jimin sin poder creerlo, el hombre era su productor musical favorito. Había producido muchas de las mejores comedias musicales.

—Tienes un buen par de cuerdas vocales, Jimin— Dijo el hombre luego de que los tres tomaron asiento.

—Gracias, eres muy amable.

—Tenemos que hacer algo al respecto— le dijo a Marcus. Jimin miró a ambos sin comprender.

—Te duermes, lo pierdes muchacho— Le dijo Taehyung a Yoongi aún observando a Jimin. El pelinegro simplemente asintió y Tae fue en busca de Jin. —Hay gente de pie— le comentó cuando llegó a su lado.

—Lo sé. ¿No se ve genial? Pero recibí un ultimátum del banco. Deberíamos llenar el estadio de los Dodgers durante un mes para reunir el dinero. Debo pensar en la forma de ganar un poco más de tiempo.

*

—Hola— saludo Jin llegando a donde Jimin se encontraba preparándose para salir.

—Hola— saludó Jimin colocándose unos aretes.

—Es una buena foto— comentó Jin observando el recorte de diario que Jimin había pegado en su espejo.

—Es tan extraño verme en los periódicos así.

—Tendrás que acostumbrarte a ello.

—No estoy seguro de que eso ocurra.

—No quiero sentirme como el hada madrina de un cuento mágico pero tal vez puedas aprender de mis errores.

—¿A qué te refieres?— preguntó Jimin aplicándose un poco de delineador.

—Debes aprender en que personas poder confiar, quienes son los que te quieren y quienes los que desean conseguir algo de ti— respondió Jin mirándolo a través del espejo en el que Jimin se maquillaba.

—No te gusta Marcus.

—Así es. No me gusta, no confío en él. No deberías confiar en él.

—Pero eso es lo mejor, ¿para mí o para ti?— preguntó Jimin girándose para mirarlo de frente.

—No lo sé. Espero que sea lo mejor para ambos.

—De acuerdo. Hasta mañana— Tomó sus cosas y se retiró.

Jin suspiró. En ese momento llegó Tae cargando unas cuantas prendas del vestuario.

—Ah, aquí estás. Estas prendas necesitan de tu goma de mascar. ¿De acuerdo?- preguntó entregándole todo.

—De acuerdo.

—No irá a ningún lado— dijo Taehyung señalando con la cabeza por donde se había ido Jimin. Le dio un beso en la mejilla. —Buenas noches.

—Adiós— dijo Jin tomando su bolso.

Cuando ya había tomado sus cosas salió hacia el bar.

—Oh Jin— llamó Dave desde su cabina. —Tengo la pista que quieres ensayar para el show de mañana.

—Oh rayos— suspiró Jin. —Cariño lo siento, tengo un millón de cosas en mente y lo olvidé por completo.

—Esta bien, si es demasiado tarde podría venir mañana temprano.

—No. Sólo hagamos ahora— dijo Jin dejando sus cosas sobre una de las mesas y subió al escenario.

—¿Quieres un foco?

—Si.

El chico colocó un CD con la leyenda "instrumental. Epiphany". Jin tomó una de las sillas, la colocó en el medio del escenario y se sentó en ella con el respaldo frente a él. La música comenzó a sonar y Dave lo iluminó con una luz azul.

Jin empezó a cantar con mucho sentimiento. El chico tenía una maravillosa voz, Dave siempre se sentía muy especial de poder escuchar sus ensayos.

Cuando terminó por fin estaba listo para irse. Volvió a tomar sus cosas y salió hacia el estacionamiento en busca de su auto. Al salir se encontró con Nicky que fumaba un cigarrillo.

—Jin necesitamos hablar— dijo apagando el cigarrillo con su pie en el suelo.

—No.

—Si

—Estoy cansado Nicky— dijo Jin caminando hacia su auto.

—Entonces sólo escucha. Construimos este club juntos y después aparece un chico de la nada que ni siquiera hizo un esfuerzo.

—¿Qué sabes por lo que pasó? Este chico no canta así porque le resultó fácil— la cortó Jin.

—No vienen a escucharnos cantar Nicky, o, o, o eso es basura ahora— dijo tambaleándose.

Jin se dio cuenta que nuevamente estaba borracha. —¿Sabes qué? Estas ebria, entra y llama un taxi— dijo Jin guardando sus cosas en el maletero de su auto convertible.

—No me sacarás del medio por un pescador que sabe cantar— gritó la chica.

—Entonces vete.

—¿Arruinarías nuestra amistad por alguien que apenas conoces? Vaya lealtad la tuya.

—¿Desde cuando sabes algo de lealtad?¿Cuántas veces tuve que sacarte de las calles? ¿Cuántas ausencias? ¿Cuántas veces sostuve tu cabeza sobre el inodoro mientras vomitabas todo menos tus recuerdos?

—De acuerdo, bien. Pero no me quedaré en la línea de atrás. Jin debes solucionarlo y necesitas...—Jin la interrumpió

—¿Crees que es mi único problema? Estoy por perder el club, perderé lo único que significó algo para mí. Tengo otras cosas por las que preocuparme además de intentar alejarte de tus tequilas.

—Bien, bien— gritó la chica subiendo a su auto que estaba al lado del de Jin. —Renunció— volvió a gritar.

—Me alegra— gritó el pelinegro también. La vio luchar con sus llaves. —Nicky no debes conducir.

La chica se giró hacia él —por cierto, dormí con Namjoon después de tu luna de miel— dijo y encendió el auto. Jin la miró incrédulo, no importaba todo lo que había dicho pero eso realmente le había dolido.

Nicky había hecho marcha atrás, giró el auto y dirigió el auto hacia la salida. Cuando pasó a su lado Jin le rompió una de las ventanillas con un caño que tenía en el maletero.

—ERES UN MALDITO LOCO— gritó la chica yéndose rápido de allí.

Jin guardó el caño y se apoyó en el auto dolido.

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