10.
Taehyung le entregaba todos los outfits que debía usar en cada número. Camisas de seda, con transparencias e incluso algunas con una especie de corset incluido en ella que marcaba su pequeña cintura. Los pantalones casi que eran una segunda piel de tan ajustados que eran, Jimin jamás es un su vida se había sentido tan sexy. Incluso recibió zapatos y accesorios. Taehyung le entregó una especie de metralleta dorada. —Recuerda esto— dijo dándole el arma de utilería. —No…— no terminó de hablar cuando Jimin había activado el mecanismo de la metralleta. —jales el gatillo— completó cubierto de confeti dorado. Jimin le devolvió una sonrisa culpable.
Los siguientes días Jimin debió aprenderse absolutamente todas las rutinas. No había momento del día en el que el rubio no estuviera repitiendo los pasos en su mente, llegando,
incluso, a hacer algunos caminando por la calle. Realmente se estaba esforzando por ser el mejor.
Por fin era el día, hoy se integraría al show. Estaba realmente nervioso, pero cuando la música empezó se olvidó de todo y lo hacía perfecto.
Jin se acercó al escenario detrás del decorado para observarlo. Taehyung lo vio y habló: —Te gusta, admitelo, sé que te mata pero debes admitirlo.
—No, ¿sabes qué? Llama la atención. No armoniza.
—Un chico que no armoniza, que mal…
—El comentario no te queda.- dijo alejándose. Taehyung le sonrió.
En ese momento los chicos terminaron el número así que Tae se encargó de entregarle las cosas que necesitarían para el siguiente. —¿Cómo estás?— le preguntó a Jimin entregándole una bata.
—El trasero me llega a la nuca y las botas tienen tanto taco que están a un kilómetro. Las pestañas son tan gruesas que podrían crear una ventisca.
—Es divertido, ¿verdad?
—Si— respondió Jimin feliz.
*
La primera noche por fin había terminado. Jimin no podía estar más feliz. Los bailarines ya estaban todos cambiados para irse a casa, uno de ellos propuso ir por una pizza y todos tomaron rápidamente sus cosas. Cuando Jimin por fin terminó de juntar sus cosas, todos ya se habían ido. Nadie esperó por él. Lo entendía. Era el nuevo, pero no se sentía realmente cercano con ellos. Suspiró y volvió a tomar asiento frente a uno de los espejos donde se maquillaban. Observó una foto que había al costado y pensó que podía imitar el delineado de la chica que en ella se veía.
Jin salía de su oficina cuando lo vio, se acercó y preguntó:
—¿Dónde están todos?
—Fueron a comer pizza— Jin asintió. —no tenía hambre— dijo volviendo a tratar de delinearse con su pincel.
—El cepillo no funciona porque es viejo.
—Bien, es el único que tengo.
—Te prestaré el mío— dijo sacando un estuche de su bolso. Se lo entregó y Jimin agradeció. Cuando vio lo mal que lo estaba haciendo volvió a hablar sentándose junto a él y lo giró para sí.
—De acuerdo, escucha te ayudaré. Debes mojarlo si quieres una línea pareja. Cierra los ojos— Jimin hizo lo que le pidió, así que, Jin comenzó a delinear sus ojos. —Cuando te aplicas maquillaje, es como si fueras un artista. Pero en vez de pintar un lienzo, pintas un rostro. Mi madre era modelo y era hermosa. Alta, rubia, no como yo— comentó mientras aplicaba un poco de sombra en los ojos de Jimin. —Un cuerpo que detenía un camión. Y tenía estas amigas, amigas hermosas: Coline y Shirley. Venían por la mañana y todas se maquillaban juntas antes de ir a trabajar. Teníamos una gran ventana en la parte trasera de la casa con una cornisa y ponían los espejos, uno junto al otro y se maquillaban. Tenían lápiz labial y rubor, era fabuloso. Yo pensaba: “por dios, no veo la hora de crecer para jugar con esto”— ahora aplico un poco de rubor en las mejillas del rubio. —¿Nunca observaste a tu madre maquillarse?— preguntó dándole un pequeño golpecito en la punta de la nariz con el cepillo.
—Mi madre murió cuando tenía 7 años. Y esta es mi primerablección.- dijo encogiéndose de hombros regalándole una sonrisa al pelinegro.
Jin tomó otro pincel y le aplicó un poco de labial. —¿sabes? No serás el nuevo por siempre— tomó su mentón, observó su trabajo y sonrió. Jimin se miró en el espejo y se asombró de lo bonito que ahora se veía. Jin asintió y dijo levantándose :
—hermoso.
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