Burlesque
Burlesque
Las luces neón del local brillaban con intermitencia dando al lugar la sensación de desasosiego apropiada para los espectáculos que allí se presentaban. Los clientes, tanto asiduos como ocasionales, siempre marchaban satisfechos y sorprendidos del show que se presentara, sin importar cual fuera, pues Burlesque ofrecía tanto calidad como sorpresas sin par.
Cada una de las chicas que "bailaba" sobre el escenario era tan atrayente como diferente y la variedad había hecho de aquel lugar el más requerido por las altas esferas de la sociedad, sus filas se llenaban de políticos varios, herederos nacidos en cuna de oro, empresarios amantes del trabajo y diversos eclesiásticos de fe inquebrantable en busca de espiritualidad.
Tanya llego aquella noche con casi una hora de retraso y mientras se dirigía hacia los vestidores con prisas, fue capaz de distinguir un poco del espectáculo que Sandy presentaba en aquel momento; su rubia compañera, que era todo piernas largas y torneadas, no solía hacer mucho uso de la barra durante su turno en el escenario. A diferencia de Fannie o Michelle que elegían ser más llamativas y acrobáticas en sus espectáculos; la española prefería explotar las fantasías más oscuras de sus clientes con diversos "juguetes" como látigos y esposas que en conjunto con sus trajes de cuero y medias de red la hacían una de las favoritas de cierto embajador extranjero que sin falta visitaba el local en cada una de sus visitas al país.
Al llegar a su destino la castaña pudo ver que Ariani ya le esperaba con el vestuario de esa noche preparado y una sonrisa que poco tenía que ver con el ceño fruncido que Mary le ofrecía, ellas solían hacer espectáculos juntas y debían salir al escenario apenas Sandy terminara con el suyo, pero en lugar de esperar tras las cortinas del mismo, como era lo correcto, se encontraban allí aguardando por ella para prepararle. Ambas usaban pequeños vestidos de mucama francesa y enormes tacones de aguja que las hacían lucir como verdaderas muñecas de aparador.
- ¿Esta demasiado molesta? - se atrevió a preguntar Tanya mientras echaba un rápido vistazo al bar donde Alfa servía tragos sin parar, enfundada en un croptop blanco y pantalones de cuero, el aura de enojo podía sentirse a kilómetros y la más joven del grupo estaba segura de que sería reprendida apenas las puertas del club se cerraran.
- Esta furiosa. - fue la respuesta irónica de Mary que también lucia enojada. Y es que no podía culparla, tanto ella como Ariani practicaban durante horas para que su sincronización fuese perfecta, pero debido a que la mayor también era la encargada de los vestuarios ambas se vieron obligadas a esperar por ella y ahora se encontraban retrasadas.
- Se le pasara, tranquila. - le animo Ariani que con su brillante cabello rosado le regalo una sonrisa antes de encaminarse al escenario. - Michelle te ayudara con el maquillaje. - Alcanzo a indicarle la mayor antes de ser arrastrada por su compañera al tiempo que la música de metal que acompañaba su número comenzaba a hacer temblar las paredes.
A estas alturas de la noche la mayoría de los clientes ocasionales se habían marchado dejando tras de sí únicamente a aquellos que a base de tiempo y constancia, ya poseían incluso una cuenta en el bar fuertemente custodiado por la ahora dueña y primera bailarina que el Burlesque tuvo.
- ¿Cómo esta nuestra siempre retrasada estrella? - pregunto Sandy con una sonrisa al entrar en los vestidores y notar como Michelle parecía a punto de amarrar a la más pequeña a la silla en que se encontraba sentada.
- Inquieta como siempre. - respondió Fannie, en lugar de la de rizos, que se notaba cada vez más ofuscada.
- Vamos Mich date prisa, quiero ver a las chicas. - increpo la menor. Tanya tenía muchos deseos de asomarse y observar el nuevo espectáculo de sus amigas pues debido al retraso ya se había perdido el de las demás.
- Si hubieses llegado a tiempo no estaríamos aquí peleando. - Fue la respuesta de su "maquillista" cuyo tocado de maravillosas plumas brillantes y tankini de violeta brillante le hacía parecer un ave del paraíso lista para emprender el vuelo. Con esa belleza exótica no era de extrañar que fue la favorita de aquel empresario brasileño que siempre le llenaba de regalos caros obtenidos en sus constantes viajes.
- Y hablando de eso ¿por qué te retrasaste? - se animó a preguntar Fannie, aun enfundada en su unitardo rosa pastel con transparencias y lentejuelas que emulaba al de una bailarina de ballet, dándole una curiosa apariencia por demás tierna que casi no lograba ocultar la perversidad en su mirada.
- El examen de la universidad se retrasó y no pude salir a tiempo. - contesto la menor con un puchero infantil que hizo reír a las demás.
- En ese caso estoy segura que la "Madame" entenderá. - aseguro con burla la rubia.
Tanya era la más joven del club, con apenas veinte años intentaba sobrevivir por sí misma y continuar los estudios que había dejado inconclusos al terminar en aquel "fatídico" lugar. Porque su historia no era agradable, la de ninguna de ellas lo era; después de todo difícilmente alguien con opciones termina viviendo una vida como esa. Sin embargo de las mujeres que le habían conocido tras huir de casa, lo que mejor había aprendido era que el pasado no podía definirla más allá de lo que ella pretermitiera y lo único que de verdad importaba desde el momento que piso por primera vez Burlesque, eran las decisiones que tomara a partir de allí.
Algunas exclamaciones emocionadas se escuchan desde el público y Tanya corre hasta la puerta para ver el final del acto de sus amigas. No puede evitar emocionarse ante la forma en que ambas mujeres se balancean en la barra al ritmo de la música. Especialmente le sorprende y alegra la desenvoltura de Mary, quien tras mostrarse tímida y arisca en un principio, ahora se movía en el escenario tan bien como lo hacía una gacela en la sabana. Ambas habían sido "salvadas" al mismo tiempo, Mary por Ariani y ella por Fannie. Ambas pérdidas y ambas solas fueron las primeras, y las únicas en esos cinco años que han permanecido en Burlesque, a las que Alfa acepto, pese a ser decenas las que llegaron pidiendo pertenecer al lugar.
La Madame original siempre había vendido un espectáculo de sensualidad y elegancia perfectamente balanceado, que tras su muerte, Alfa había respetado a rajatabla. Por eso es que aun con los silbidos y gritos emocionados de los espectadores ninguno se atrevía a ir más allá de regalos discretos y saludos a la distancia. Si alguno siquiera intentaba faltarles al respeto, los bien entrenados guardaespaldas del club, entre los que se encontraban los esposos de Michelle y Sandy, se encargaban rápidamente de ellos sin causar escándalo. Siendo esa, al mismo tiempo, la razón de que la actual dueña se negara a aceptar a cualquiera que no cumpliera con ciertos estándares que ninguna de ellas parecía entender del todo.
El estruendo se incrementa y la menor sabe que pronto será su turno, un pequeño vació se instala en su estómago ante la expectativa y el nerviosismo que le ataca antes de cada presentación. Y no es hasta que divisa unos suaves rizos negros entre la multitud que la sensación de nerviosismo se ve reemplazada por una de incertidumbre y emoción.
Corre tras la cortina y cuando la oscuridad se impone sobre el neón sabe que es su turno de brillar. Aun cubierta por la aparente oscuridad sube a la barra de metal enredando las piernas de tal manera que al dejarse caer con cuidado de cabeza sus largos cabellos apenas toquen el piso. Los cristales del leotardo dorado brillan como diamantes al tiempo que una cálida y perfectamente bien calibrada luz blanca se enciende enfocándola al completo. Sus ojos aun no del todo acostumbrados buscan con ansias un par de gemas zafiro que reconocería incluso en el infierno, encontrándolas al tiempo que una seductora salsa comienza a inundar el lugar y su cuerpo por instinto se mueve al ritmo de la misma.
El joven le observa embelesado y ella sonríe coqueta en respuesta a él y solo a él. Ambos fingiendo que no ven la sortija que adorna el anular del hombre.
Porque aun si no debía, y vaya que sabía que no debía, cada vez que subía a aquel escenario y bailaba como si en el mundo no existiera nada más, lo hacía solo para que aquel muchacho de cálida mirada le observara.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro