Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

veinte

Rosé conducía con tranquilidad, sonriendo hacia su omega que tenía la cara de felicidad pintada en su rostro.

Estaban volviendo de una pequeña tienda de ropa para bebés recién nacidos, y Jennie tenía en sus manos un par de pequeños escarpines blancos tan, tan, chiquitos que entraban en su dedo pulgar.

Habían comprado bastante. La omega se enloqueció con los enteritos, pantalones y gorritos. Rosé eligió batitas de varios colores. Eran neutros, verdes y blancos. Con mariposas, autitos, gatitos.

Jennie no quería ropa que tuviera género, y eso le pareció adorable a la mayor. También compraron cambiadores, bolsos para llevar todo lo que necesita. La omega miraba con ilusión todo, y le brillaban los ojitos viendo cada prenda, tocando la suavidad con sus dedos, oliendo el aroma a perfume suave.

Parecía que el bebé era ella y no quién estaba en su vientre y Rosé pensó que era la cosa más hermosa del mundo, ver la emoción a flor de piel en la menor, pero se derritió un poco más de amor cuando apoyó los pequeños escarpines en su vientre e hizo que diera pequeños pasos sobre la tela de la ropa, que la marcaba aún más. Rosé la tuvo que besar ahí, se la quería comer entera. La omega era la más sonriente de la tienda, con sus dientes blancos y sus labios cerezas.

Jennie volvió a llorar cuando vieron la cuna que podría ser para Jihoon. Compraron una, que iban a llevar directo hasta la casa. También consiguieron pañales, mamaderas, peines, shampoos y una bañera.

Era realmente hermoso ver cómo todo iba tomando más dimensión. Ver el carrito lleno con todo lo que necesitaban, como Jennie reía y señalaba algo que inmediatamente Rosé lo guardaba.

Jennie amaba la cara de Rosé, conteniendo las lágrimas con cada cosita nueva que agregaban a la lista.

Hablaban y elegían, y la omega era el ser más feliz y Rosé quería que fuera siempre, siempre así.

Salieron, con las bolsas llenas, así como su corazón rebosante de alegría. Cargaron el auto, y fueron a la consulta que tenían pactada para ese día.

Rosé no dijo absolutamente nada del auto que vio que las venía siguiendo.

···

ㅡLa presión arterial está bien, pero el ritmo cardíaco es un poco alto ㅡmurmuró la Doctora, hacia Jennie y Rosé, mirando el monitor que indicaba los niveles. ㅡNecesito que te relajes un poco, Jennie.

Jennie asintió, un poco más nerviosa por lo dicho.

Estaban en la consulta para decidir bien qué fecha iba a nacer el cachorro. La doctora quería programar la cesárea para dentro de dos semanas, para así asegurarse que llegue a término.

ㅡ¿Pero está todo bien? ㅡMurmuró la pregunta la omega, sosteniendo la mano de su alfa, mientras la enfermera tomaba nota de los valores, terminado que la respuesta no sea la esperada.

ㅡSí, todo lo demás está perfecto, Jennie ㅡse acomodó las gafas de pasta oscura. ㅡTodavía es pronto para nacer, si entraras en labor en este momento el bebé nacería un poco prematuro, eso no es bueno ㅡinformó. Jennie tragó saliva. ㅡEstas a ya de treinta y seis semanas, pero aun así lo que necesitamos es que puedas llegar al menos a la treinta y siete. Lo óptimo es entre las treinta y ocho hasta las cuarenta y dos, pero no llegaras a tanto. Es por eso que vamos a agendar para dentro de dos semanas, así nos aseguramos de que todo esté bien.

Ambas suspiraron. Todo iba bien por el momento. Jennie tenía una panza muy grande que sobresalía por debajo de cualquier cosa que se pusiera salvo que fuera alguna de las grandes camperas de su alfa.

ㅡ¿Y qué sucederá si no llegara a esa fecha? ㅡConsultó la alfa, un poco pálida.

La enfermera parpadeó.

ㅡSi llega a ser el caso y se adelanta... tendremos que asegurar la vida de ambos y luego llevarte a cesárea ㅡle dijo, con calma. ㅡEl cachorro está bien, tiene buen peso, pero aún es pequeño. Si naciera hoy tendría que ir a incubadora un tiempo, eso sería lo más factible. Pero nos adelantemos a los hechos...

Jennie abrió los ojos grandes, y se le pusieron colorados.

ㅡ¿Mi cachorro... en incubadora?

ㅡTranquila, Jennie ㅡdijo ella, suave. ㅡIntentaremos que no suceda, por eso estamos aquí. La incubadora sirve para el control de la temperatura, aislamiento, control del peso y humedad, suplemento de oxígeno y demás. Simula tu vientre, es sólo eso, si llegara el caso de que la necesitemos tu cachorro estará perfectamente ahí por el tiempo que sea necesario ㅡla tranquilizó.

ㅡTranquila, bebé. Va a estar todo bien ㅡRosé le besó la sien y acarició su cabello con ternura. La beta tuvo que retirarse por un llamado en la puerta, la necesitaban un momento. ㅡNecesitas estar calmada, Jennie ㅡdijo, con voz afectuosa. ㅡSi no quieres seguir con esto, está bien. Encontraremos otra for-

ㅡNo ㅡdijo, firme la omega. ㅡNecesito esto Rosé. Necesito hacerlo, o no me dejará vivir jamás, alfa.

Rosé la besó en los labios, que sabían dulce como siempre. Aspiró el aroma de la omega, una, dos, tres veces para calmarse ella también. Aseguró sus manos juntas, la suya un poco más grande que la de Jennie y un poco más endurecida, llevó los nudillos de la castaña y la besó cada uno.

La médica ingresó en ese momento, interrumpiendo el momento íntimo entre la pareja.

ㅡSra. Park ㅡllamó la atención de la alfa. ㅡVoy a necesitar los datos de su seguro. ¿Me puede acompañar a la administración por un momento?

Jennie fijó su mirada sobre la mayor.

ㅡVe, Rosé. Estaré bien, en serio ㅡaseguró, fingiendo más tranquilidad de la que sentía realmente.

ㅡ¿No puede esperar a que salgamos las do-

ㅡNo, alfa ㅡla llamó. ㅡVoy a estar bien, de verdad.

Rosé vaciló un instante, mirando a la doctora y Jennie de nuevo, sus profundos ojos vagando una a la otra. Los hombros tensos.

ㅡVoy a tardar solo un momento, amor ㅡle dijo, besando su frente. Jennie extendió su mano y tomó papel para limpiar su estómago descubierto. Asintió, regalando a su alfa una pequeña sonrisa tranquilizadora.

···

Jennie estaba de espaldas a la puerta, con vista hacia el tablero en la pared lleno con información sobre gestaciones, cuidados del neonato y demás. Se estaba colocando el suéter con el que había asistido a la consulta, tratando de ajustarlo sobre su gran vientre cuando la puerta hizo chirrido mínimo.

Inspiró con fuerza, y cerró los ojos.

ㅡ¿Te has olvidado algo, alfa? ㅡHabló, con voz tranquila sin darse la vuelta.

ㅡSi, a mí maldita omega ㅡesa voz. Esa voz... profunda, pastosa y con acento marcado. ㅡLa que yo compré, y que me pertenece.

Jennie giró sobre sus pies, y ahí estaba Jung-su. De pie justo frente suyo.

Jung-su, con una maldita sonrisa ganadora en su rostro y ojos prácticamente oscuros, cerca, muy cerca. La omega vio que no había cambiado absolutamente nada en estos meses.

ㅡYo ya tengo alfa ㅡdijo, con voz más firme de lo que se sentía por dentro. Inclinó el cuello, y le mostró la marca que ahí había. Cicatrizada, dos puntitos blancos perlados.

Jung-su rio.

ㅡOh, pequeña mierda. Tu alfa soy yo, no la imbécil inservible de Park. ㅡJennie abrió los ojos, sorprendida. ㅡAh sí, sé absolutamente todo y no me importa que estés marcada. Fue muy estúpido de parte suya, haberse dejado tomar fotografías por periodistas, mientras jugaban a la familia feliz. Eso que tienes en el vientre, es mi hijo. No de esa inservible alfa.

A Jennie sintió hervir las entrañas. Estaba clavada en el piso.

ㅡNo es tuyo. Es mío y de Rosé, de nadie más ㅡel alfa mayor volvió a reír. ㅡElla ya va a...

ㅡLa buena para nada no va a venir ㅡmurmuró, acercándose a paso lento a la omega. Jennie dio un paso hacia atrás, chocando con un mueble lleno de medicamentos, miró hacia todos lados. Jung-su estaba sólo a unos pasos. ㅡLa tengo bien vigilada, y si te niegas a venir conmigo, nada bueno le va a suceder ㅡcomentó, con veneno en la voz.

Jennie tragó saliva con fuerza.

ㅡ¿Qué quieres, Jung-su?ㅡpreguntó entonces. Tal vez, si le hacía perder el tiempo Rosé podría aparecer pronto.

ㅡA ti, maldita omega. Y el cachorro ㅡdemandó con voz potente. ㅡMe perteneces. Desperdicié mucho dinero, y no estás produciendo nada. Ni bien nace ese bastardo, lo voy a vender para recuperar lo que gasté con una rata como tú ㅡescupió a sus pies. Había fuego en su mirada, Jennie lo conocía.

ㅡ¿Por qué me odias? ㅡpreguntó entonces, abatida. ㅡNo te he hecho nada, trabajé para ti todos estos años, por favor...

Jung-su sonrió, malicioso, casi maniático. Sus ojos oscuros como la noche y la mirada perdida.

ㅡYo no te odio, pero me hiciste perder mucho dinero. Mucho. Estos meses ㅡdeclaró, como si fuese solo dinero, es que para él eso era. ㅡJugando a la buena omega y las mamis felices. Y no creas que no sé a lo que estás jugando, tu querida alfa está muy ocupada ㅡsacó el teléfono móvil, buscó y le enseñó a Jennie una foto de Rosé en la recepción, hablando con varias personas. ㅡLa están entreteniendo muy bien, y si no haces lo que digo... una sola llamada y se termina la vida de la alfa perfecta. La tengo bien vigilada.

Jennie empezó a llorar, y negar con la cabeza. Frenéticamente, su pulso acelerándose.

ㅡPor favor, no. Ella no tiene nada que ver ㅡrogó, desesperada. ㅡHaré... haré lo que quieras ㅡdeclaró, mirando el piso.

Jung-su se acercó, y la tomó del rostro. Arrugas en sus ojos. Había ganado.

ㅡEso es, sé una buena omega ㅡhabló lento y despacio. Jennie percibió su característico aroma. Era como caucho, fuerte y oscuro. Muy, muy, distinto al de su alfa, que era suave y seguro, fuerte. Intenso, pero tranquilizador. ㅡAhora nos iremos. Nos iremos y no dirás absolutamente nada, no hablaras a menos que te lo ordene. Me tomarás de la mano y seremos dos amorosos padres que vienen al control de su cachorro. ¿Entendido, omega?

Jennie lloró, bajo el tacto del mayor. Intentó zafarse, pero el agarre se intensificó.

ㅡSi...

ㅡBien, así me gusta. Sumisa, como siempre has sido ㅡdeclaró, sonriendo de lado. ㅡSumisa y obediente. Cómo deben ser los omegas. Tu padre se llevó buen dinero por ti, el muy maldito ㅡel corazón de Jennie se rompió un poco más si eso era posible. ㅡLuego de que salgamos de este lugar, un doctor te va a abrir y sacar eso que tienes dentro ㅡla menor cubrió rápidamente su estómago, negando con su cabeza, y sollozando.

Ahogó un grito.

ㅡPor favor no, no ㅡrogó. Jung-su disfrutaba.

ㅡ¿Por qué lloras? Si solo eres una máquina para ganar dinero y parir, no sirves para otra cosa, más que ser usada. Después de éste, podemos tener más y venderlos a familias que no pueden producir. Ese es un buen negocio, tendrás que esforzarte por tener mellizos o trillizos, así podremos vender más sin esperar tanto.

Jennie lloraba, con las horrendas palabras del alfa. Sentía su garganta desgarrarse. Quería vomitar.

ㅡNo. ㅡFue lo único que pudo decir. Jennie sabía que Rosé debía estar sintiendo su angustia en este momento, gracias al lazo fuerte que tenían y que habían creado todo este tiempo.

ㅡVámonos ya mismo, tengo clientes que pagarán bien por follar una embarazada ㅡse apresuró a decir el hombre, también dándose cuenta de que la otra alfa podía percibir el malestar de la omega.

La tomó con fuerza del brazo, e hizo que se moviera del lugar donde estaba prácticamente clavada. Jennie sentía un hierro caliente bajar por su garganta, sus ojos arder, de solo pensar lo que Jung-su tenía planeado para su cachorro y para ella.

¿Cómo podía haber personas tan malas? ¿Por qué quería dañarla tan mal? Jung-su era del tipo de alfas que no daban valor a ningún omega, y por lo que Jennie sabía tenía varios bajo su radar en la misma situación que ella, era malo y desdeñoso.

A Jennie la había mantenido medianamente en buenas condiciones, porque era alguien que todas las noches traía buen dinero como ganancia, y las propinas eran altas. Hasta que no pudo mantener el ritmo de los demás, y cuando los alfas ya no querían estar con ella y había empezado a ganar cada vez menos Jung-su intentó darle una lección.

Todo se había roto esa mañana que Rosé la encontró bajo aquel frío, cuando esa noche no había obtenido lo que Jung-su le pidió por tercera vez consecutiva y la descubrió con la parte de sus propinas que guardaba para escapar.

Jennie planeaba hacerlo esa misma mañana, ya no aguantaba más. Tenía lo poco que había juntado en su bolsillo, al menos para un par de meses hasta poder hacer algo por ella misma y por su cachorro, pero Jung-su llegó antes. Estaba furioso, cuando supo que no tenía el dinero necesario, y encontró que tenía su ahorro escondido. Fue entonces que se lo quitó, como le había quitado la dignidad todos esos años, noche tras noche, día tras día. La dejó bajo aquel frío, sola para ser rescatada por un ángel llamado Rosé. Roseanne Park.

Una alfa de hermosa sonrisa, y voz suave y fina. De manos cariñosas y ojos tiernos. Atenta, cariñosa y amorosa, que le dio todo sin pedirle nada a cambio y es que Jennie tampoco tenía mucho para ofrecer, porque estaba rota por dentro, quebrada.

Salieron al pasillo. A Jennie le picaba las manos pesadas del alfa que reposaba en su cadera. Miró hacia todos lados, esperando ver quizás a su alfa de cabello rosado y labios carnosos, pero nada. Rosé no estaba por ningún lado. Sabía que debía haber sucedido algo para que no corriera a sus brazos, como siempre lo hacía.

ㅡLa estúpida de Park no me dejaba vía libre ㅡmurmuró el alfa, dirigiéndose hacia uno de los ascensores en dirección contraria de dónde sabía que Rosé estaba. ㅡTe seguía como un perrito faldero todo el día, pero sabía... Sabía que en algún momento se iba a descuidar, y yo iba a poder tomar lo que me pertenece ㅡhablaba en voz baja, disimuladamente.

ㅡ¿Nos has seguido? ㅡPreguntó. Vio como Jung-su apretaba el botón dorado y comenzaban a bajar hasta la planta baja.

ㅡLas vengo siguiendo desde que reconocí a Park, fue bastante sencillo. ㅡDeclaró con voz aburrida.

Jennie sentía su pecho apretado, intentando zafarse del agarre del alfa, pero éste la tenía firme para que no se escapara.

ㅡMhm ㅡse quejó, cuando giraron bruscamente en una esquina.

Jennie sabía que se dirigían hacia la puerta principal.

ㅡQuieta ㅡdijo, molesto. ㅡSolo tengo que hacer una llamada, y tu alfa estúpida pasará a la historia.

Llegaron al vestíbulo, donde estaba lleno de personas. Algunas enfermeras y administrativos atendiendo. Sabía que Rosé debía estar en el piso superior, donde habían estado. Trató de calmarse en ese momento, y así sentir los latidos del corazón de su alfa. Eran rápidos, y estaba nerviosa, Jennie se dio cuenta. Entonces supo que su alfa estaba al tanto de que algo había pasado.

Debían pasar frente a todas esas personas. Jung-su murmuró que se quedara tranquila, y que no sucedería nada si seguía sus indicaciones.

Habían pasado pocos minutos desde que habían estado monitoreando su vientre, con Rosé tomando su mano y susurrándole palabras de aliento. Pocos minutos desde que estaba en la seguridad de los brazos de su alfa, y ahora estaba ahí. Siendo raptada por el asqueroso alfa que había arruinado su vida entera, delante de toda esa gente que no tenía idea de que estaba sucediendo.

ㅡPero... ¿Qué mierda? ㅡpreguntó confundido el alfa. Jennie levantó la vista. Estaban a pasos de llegar a la puerta de entrada, podían ver el exterior y la luz del sol tapada por las nubes. ㅡ¿Qué haces aquí, Jisoo?

A Jennie le dio un vuelco al corazón, mirando al frente con más atención.

ㅡ¿Algún problema, Jung-su? ㅡMurmuró la omega. ㅡ¿Dónde crees que vas con esa omega?

Jung-su apretó su agarre. Jennie vio la cara de pánico, cuando de otro de los costados salían Nayeon, y también Lalisa.

Jennie sollozó.

ㅡ¿Qué mierda hacen aquí? ㅡGruñó el mayor.

ㅡ¿Oh, creíste que te irías tan fácil con mi omega y mi cachorro? ㅡpreguntó alguien detrás suyo, tranquila.

A Jennie le temblaron las piernas al escuchar esa voz.

Era Rosé.

Rosé estaba ahí.

votennnnn🙏🥺

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro