trece
Corría el tercer día que Rosé no asistía a la oficina, y ciertamente tanto Nayeon como Lisa estaban un tanto preocupadas. Habían recibido a penas un mensaje de la rubia, días atrás, que decía no poder ir a la oficina en los próximos días, pero para ser sinceras, la beta no creía que su amiga pudiera durar tanto tiempo alejada de la oficina puesto que si había algo que la definía era obsesiva por el trabajo. Sí, eso encajaba perfectamente con la alfa, al menos hasta hace un tiempo.
Era por eso que ahora, a raíz de su desaparición repentina, tanto ella como su alfa amiga, Lisa, estaban tocando el timbre del penthouse de Rosé con la esperanza de poder encontrarla y ver si no había muerto en estos días, según palabras de la propia Nayeon.
Tanto ella como Lisa estaban al tanto de Jennie, pero no la han conocido aún, oficialmente, puesto que la habían visto una vez, pero esa no contaba, y es que Rosé es un tanto cerrada en su vida privada e íntima, pero vamos... ellas son sus amigas y quieren, necesitan, conocer a la omega que hizo que la rubia diera un cambio radical en su vida.
Varias veces en esos días se le quedaban mirando, mientras Rosé no se daba cuenta, y la veían sonreír a la pantalla como una boba enamorada. Colgaba la charla por contestar algún mensaje que suponían era de Jennie, o simplemente desaparecía atendiendo/haciendo un llamado y volvía con las mejillas coloradas y los ojos soñadores. Ninguna le decía nada, nunca.
Pero ahora allí, esperaban tener algún mínimo de respuesta. Iban a obtenerlas, cueste lo que cueste.
Una voz que no conocían salió por el intercomunicador. Nayeon se quejaba que tenía los dedos de la mano congelados justo en ese momento.
ㅡ¿Sí? ㅡLa voz que salió por el intercomunicador era suave a través de él. Nayeon y Lisa se miraron, sin entender. ㅡ¿Jennie? ¿Te has olvidado la tarjeta de entrada?
Lisa le hizo una seña con la cabeza para que la beta hablase, y la beta peleó en silencio para que la otra contestara. La tailandesa terminó hablando, resignada. Nayeon nunca perdía, la muy maldita.
ㅡEhm, hola. No, no soy Rosé ㅡcontestó rápido. Oyeron una respiración del otro lado. ㅡSomos Nayeon y Lisa, amigas suyas. Venimos a ver a Rosé.
ㅡRosé no está en este momento, disculpen ㅡla oyeron murmurar en un tono que no supieron cómo interpretar.
Detrás suyo los automóviles pasaban y la gente caminaba sin prestarles atención alguna al par.
Ambas amigas pensaron. Dudaron si deberían pedirle a la omega de una alfa, que se encuentra sola y embarazada, que abriera la puerta a dos personas desconocidas para ella.
Antes de que pudieran decir algo, vieron que, su amiga, la alfa rubia se acercaba con un par de bolsas en cada mano. Se quedó parada frente a ellas, cuando alzó la vista y las vio.
ㅡHey, chicas ㅡles dijo, confundida. Agarró con fuerzas las bolsas que se estaban de su agarre. ㅡ¿Pasó algo... qué hacen aquí? ㅡMurmuró, su mirada vagando de uno al otro, frunciendo el ceño. ㅡ¿Sucedió algo en la oficina?
ㅡRosé ㅡmurmuró Jennie del otro lado. Rosé desvió la vista hacia el intercomunicador.
ㅡJen, bebé ㅡse acercó y le hablo despacio. Las otras se le quedaron viendo. ㅡ¿Estás bien? ¿Todo bien? ㅡPreguntó, con suavidad.
ㅡMhm ㅡcontestó, evidentemente más relajada. ㅡMe duelen los pies nada más, pero estoy bien ㅡmás alegre al escuchar la voz de su alfa.
ㅡEnseguida voy amor, y te hago masajitos ¿Sí? ㅡJennie rio bajito del otro lado, contestó con un pequeño asentimiento y colgó.
Cuando la alfa giró hacia sus amigas, estas la veían con avidez y ojos grandes.
ㅡ¿Estás bien, Rosé? ㅡPreguntó despacio Lisa. Rosé parpadeó. ㅡEso fue raro.
ㅡ¿Por qué lo preguntas? ㅡSacaba del bolsillo la tarjeta para abrir el ascensor. ㅡEs mi omega, está embarazada. Le duelen los pies y le hago masajes. ¿Eso está mal para ustedes? ㅡSu voz iba a en aumento, sin llegar a ser agresivo, pero su alfa se encontraba irritada.
Se sentía un poco irritada con las miradas de ambas de sus amigas. De hecho, le irritaba que estuvieran ahí sin haberle avisado mínimamente.
ㅡTu omega ㅡmurmuró Nayeon. ㅡ¿Como t-tu omega? ㅡPreguntó, despacio. Le había descolocado lo dicho por Rosé.
ㅡSi, mí omega ㅡcontestó, cada vez más exasperada. ㅡEstá recién marcada Nayeon, y les agradecería que se-
ㅡ¡¿La marcaste!? ㅡChilló la beta, gritando en medio de la acera. ㅡ¡¿Cómo que la marcaste, Rosé!? ㅡHizo una seña al cielo con ambas manos.
Rosé la miró fijo, frunciendo el ceño. Nadie, nadie, iba a cuestionar sus decisiones. Ni si quiera sus mejores amigas.
ㅡEso no está en discusión, Nayeon ㅡhabía un rugido formándose en el interior de su garganta y el fondo de su pecho, trató de contenerlo. ㅡNo es asunto tuyo, ni de nadie. Solamente de ella, y mío. Nadie más.
ㅡRosé, hey está bien ㅡla tranquilizó Lisa, hablando calmada. ㅡDiscúlpanos, Nayeon es una estúpida. Y si es lo que las hace feliz, está bien. Somos tus amigas, nos alegramos por ustedes ㅡconfesó, y le dio un golpe a Nayeon para que saliera de su asombro.
Marcada, pensó. Rosé enlazada.
ㅡEhm si, si ㅡrespondió, rápido. ㅡPor supuesto, no seas tonta. Somos tus amigas, queremos verte feliz, Rosé ㅡNayeon sonrió, como siempre solía hacerlo. La sonrisa le llegaba hasta los ojos, era completamente sincera.
Rosé se relajó visiblemente, liberó los músculos. Carraspeó.
ㅡGracias, chicas. Y sí, en este momento soy feliz ㅡcorrespondió, en un tono más amigable. ㅡSiento haber actuado así, es que no quiero que nadie haga sentir mal a Jennie. La marqué, sí, ella quería, yo quería. Mucho. Es hermosa, chicas. Es lo mejor que me pasó en la vida, Jen es... ㅡsus ojos se nublaron un momento. ㅡTodo para mí.
En su pecho sentía el suave latir del corazón de Jennie. Ahora que estaban enlazadas les pasaba de sentir lo que la otra, estaban más conectadas y hasta a veces no necesitaban palabras para comunicarse. Se entendían, más que antes. Eso la hacía sentir plena.
Rosé sintió el abrazo de sus amigas, esas que estuvieron siempre para ella. Las que nunca la juzgaron por nada y por quieres hubiera dado la vida. Ambas chicas volvieron a felicitarla, como hacen las buenas amigas.
ㅡCuento me alegro, Park. No mereces menos ㅡdijo Lisa, sincera.
ㅡ¿Quieren conocerla? ㅡPreguntó con hilo de voz. Ambas asintieron rápidamente. ㅡSubamos, pero primero tengo que preguntarle. No quiero que se sienta invadida en su propio lugar.
ㅡPor supuesto ㅡcontestaron ambas.
Subieron en el ascensor, y antes de que la puerta se abriera Jennie podía sentir el aroma de su alfa. Su olor se había intensificado desde que se enlazaron y ese era único aroma que lograba calmar su malestar. Pero, también percibió dos aromas extraños.
Se tensó un poco.
Rosé entró primero, y se encontró con su bella chica en el sofá, con los pies en alto y restos de algún snack a su lado. Sonrió.
Jennie se colgó de ella, prácticamente, cuando la vio. La alfa soltó lo que traía y dejó que cayera al piso. Una manzana rodó por el suelo, pero no les importó. Rosé la estrechó contra su cuerpo, con suavidad. Acunó su vientre más marcado con una caricia sutil y un beso en la marca.
Inspiró su dulce aroma. Canela y miel con almendras.
ㅡHola, amor ㅡsusurró la mayor, en el cuello de la castaña. ㅡMis bebés.
ㅡMhm, Rosé ㅡronroneó. Todavía no se acostumbraba a que se le sacudiera el cuerpo, cuando Rosé besaba su marca, pero sin duda le gustaba. Mucho.
Subió y dejó un tierno beso en sus labios. Sabía a fruta, Rosé dedujo. Rio internamente.
ㅡ¿Descansaste? ㅡMurmuró contra sus labios. Jennie asintió.
ㅡMe despertó el timbre ㅡsusurró, su voz lenta y pausada. ㅡ¿Están ahí afuera, verdad? ㅡRosé miraba la profundidad de sus ojos cafés, quería sumergirse en ellos. Nadar ahí, desentrañar todos sus secretos y ser el guardián de ellos.
Asintió.
ㅡQuería saber si...
ㅡHazlas pasar ㅡcontestó enseguida. Toda la inseguridad que sintió, cuando atendió y no sabía quiénes eran o incluso sus olores desconocidos se fueron cuando Rosé atravesó la puerta. Estaba segura de que su alfa jamás la podría en peligro.
Jennie tenía sus manos alrededor del cuello de la alfa y esta sus manos en la cintura baja de la castaña. En medio, la pequeña barriga de la omega se interpone en medio de ambas. Aún no era muy grande, de todos modos.
ㅡ¿En serio? ㅡMurmuró, algo asombrada. ㅡNo es obligación, si no quieres...
ㅡQuiero ㅡasintió, mostrándose un poco más interesada y relajada porque estaba con su alfa. ㅡNo conozco a ninguno de tus amigos. Yo nunca tuve muchos ㅡse encogió de hombros.
El corazón de Rosé hizo -crack- un poquito más.
ㅡSi, si ㅡbesó sus labios varias veces, ㅡLes diré que pasen. ㅡJennie rio por la seriedad de la alfa.
Se soltaron y Jennie fue a colocarse unas zapatillas, puesto que estaba descalza.
Para cuando volvió, había dos personas más en el living. Estaban paradas ahí, como si no supieran qué hacer. Jennie las miró medio segundo, y recordó que eran ellas quienes acompañaron a Rosé la primera vez que la vio en aquel Burdel.
Rosé tuvo que evitar un gruñido, cuando tanto Nayeon como Lisa la abrazaban. Uno muy breve y cortito, para no provocar a la alfa ni hacer sentir incómoda a la omega.
ㅡTranquila, animal ㅡbromeó Lalisa, negando con la cabeza. ㅡNo te quitaremos a tu omega.
Rosé sonrió a penas y se colocó al lado de su chica, con un brazo protector sobre la cadera de la menor.
ㅡWow ㅡexclamó la beta. ㅡEs de verdad... ㅡno dejaba de mirar la marca en el cuello de Jennie.
Jennie se incomodó un poco, y se acercó más a Rosé.
ㅡSi, si bueno ㅡla rubia le clavó una mirada acérrima. ㅡYa, deja de mirarla.
ㅡPerdón ㅡmurmuró Nayeon. Jennie rio bajito por la actitud de su alfa.
ㅡEs un gusto volver a verte Jennie ㅡla omega torció un poco gesto.
ㅡIgualmente ㅡmurmuró.
Rosé las invitó a sentarse, y sentó a Jennie en su regazo. La omega besó su mejilla y le susurró que se tranquilice en el oído.
Y es que los alfas se ponían más posesivos, y un tanto territoriales cuando sus omegas estaban recién marcados.
Se serenó. Solo eran sus amigas, y venían a conocer a su pareja. Está bien. Jennie también quería esto. Ella quería que todos la conocieran. Plantó una mano encima del vientre de la castaña y Nayeon no podía creerlo. Rosé jamás había sido tan así, pero entendía la situación. Amaba a su amiga, y le gustaba que estuviera bien con la persona que eligió.
Jennie descubrió después que la beta era alguien muy graciosa. Hacía chistes, tal vez un tanto inoportunos a veces, pero a ella le causaban gracia. Gracias a Nayeon pudo saber un poco más sobre su alfa. La omega casi escupe el jugo que estaba tomando de la risa, y a Rosé le encantaba verla interactuar con otros, reír de esa manera.
Se tatuaría su risa si fuera posible.
Descubrió también cosas sobre la omega, como que le gustaba leer cuentos de terror.
Lisa también charlaba sin problemas. Ayudo a Rosé a preparar el almuerzo, mientras que Jennie y Nayeon reían de anécdotas que esta le contaba.
Cuando llegó la hora de la siesta, la omega estaba evidentemente cansada y Rosé la acunó en sus brazos. Relajada y lista para descansar un rato. Jennie dormía mucho, pero la doctora dijo que era normal así que no se preocupaba por ello. Dentro de dos semanas harían otra ecografía para ver qué todo estuviera yendo a la perfección. Todavía era temprano para saber el sexo del bebé, pero tanto Rosé como Jennie estaban emocionadas por ello.
ㅡAh, si ㅡdijo Nayeon antes de salir por la puerta. ㅡTu padre querrá saber de esto... digo, la semana que vienen es la fiesta del aniversario y sería genial que lleves a Jennie, Park ㅡa Rosé le tembló un ojo ante las palabras de su amiga.
ㅡSi, si gracias ㅡmurmuró. ㅡAdiós chicas ㅡtodavía no le había dicho nada a Jennie sobre ese evento en particular.
ㅡ¿Fiesta de aniversario? ㅡInquirió la castaña. Estaba parada detrás de ella, cuando se dio vuelta.
ㅡSi, amor ㅡsusurró Rosé, acercándose y colocando sus manos en las caderas de la menor. ㅡEs el aniversario número 30 de la empresa. Papá quiere que asista.
ㅡ¿Y yo debo ir? ㅡPreguntó, asustada. Rosé se acercó y dejó un beso en la marca. Jennie se relajó automáticamente, abrazándose a la alfa. ㅡMe da miedo Rosé ¿Y si me rechazan?
ㅡSh, está bien Jen ㅡsusurró la mayor. ㅡSi quieres puedes ir. Si no quieres, no lo haces y ya. No es obligación, amor. Y nadie te va a rechazar, ¿Cómo podrían con lo hermosa que eres, hmm? ㅡMurmuró, besando la piel del cuello de la pelinegra.
Jennie se mordió el labio inferior.
ㅡLo digo en serio, tonta ㅡse quejó. Suspiró ante los toques de su alfa. ㅡ¿Qué pasa si-
ㅡNo sucederá nada malo, amor ㅡle aseguró. ㅡAbsolutamente nada, no te preocupes. Le hace mal al cachorro, Jen. Voy a hablar con mi padre cuando vuelva a trabajar, así está todo claro ¿Sí? No va a haber sorpresa. No te voy a exponer a eso, jamás. No quiero ㅡaseguró, elevando su mirada hacia la omega. ㅡSon lo más importante que tengo, y si mi padre o alguien pone alguna objeción simplemente no iremos a la fiesta. Y eso es todo.
Jennie se quedó pensando un instante.
ㅡ¿No irías... por mí? ㅡSusurró, apenada.
ㅡHaría todo por ti, Jen. Por ti, por nuestra familia. No hay nadie delante, ni mi padre ni la empresa ㅡaseguró, y Jennie se relajó contra el pecho de la alfa. ㅡNo quiero que te estreses amor ¿Vamos a dormir, sí?
Besó suave sus labios. Jennie se estremeció.
ㅡGracias, alfa ㅡcontesto, con voz chiquita.
ㅡ¿Quieres que te cargue? ㅡSusurró, después de darle el beso. Jennie asintió. ㅡ¿Y qué te pase crema por la pancita? ㅡVolvió a asentir, con una sonrisa brillante.
Rosé la cargó con facilidad hasta la habitación, y la dejó suavemente sobre el nido. Se acostaron juntas, y para cuándo la alfa terminó lo prometido, Jennie estaba profundamente dormida.
Besó su frente y la cubrió con la ropa, se acomodó para que la omega quedara en su pecho.
···
No iba a negar, estaba nerviosa.
La puerta de la oficina de Doyun estaba frente suyo, antes de ella había la oficina de su secretario. Un beta.
Saludó, con un asentimiento de cabeza. Nadie le decía nada, ella no debía pedir permiso ni anunciarse para hablar con su padre. Si estuviera en alguna reunión, ella estaría enterada.
Se adentro entre las puertas de vidrios. Los pisos eran pulidos, y sus zapatos hacían ruido en cada paso que daba.
Era el siguiente día al que Nayeon y Lisa conocieron a Jennie. Esa mañana, Rosé le compro el desayuno y dejó a la omega durmiendo en el nido, cuando ella se tuvo que ir temprano.
Ignoró la mirada que le daban algunos de los empleados, y en especial la gélida brindada por Seungwan cuando ingresó a su propia oficina.
Doyun estaba de espalda, mientras hablaba por teléfono. Se había anunciado con un golpecito y entrado directamente. Su padre giró en la silla, y le hizo señas para que se sentara.
ㅡ...Si amor, yo te llamaré ㅡRosé dedujo que era su madre. ㅡTu hija acabada de entrar. Si, se lo digo. Nos vemos más tarde, te amo omega.
Sus padres siempre habían sido cariñosos uno con el otro, y estaba más que acostumbrada a esas muestras así que no le sorprendió en absoluto.
ㅡPadre ㅡmurmuró la alfa, sentada frente a su padre, con un asentimiento.
ㅡHija ㅡla saludó. ㅡTu madre reclama que no te ve hace tiempo ㅡlanzó.
Rosé suspiró. Debía hacerse un tiempo para ir a ver a su madre. Estaba agradecida que ella no dijera nada sobre Jennie, ella se lo pidió explícitamente la vez que se vieron en el penthouse. Quizás era hora de ir y hablar con su madre, y contarle las buenas nuevas.
ㅡSi, me comunicaré con ella pronto ㅡlo tranquilizó. Limpió sus manos en su pantalón de vestir. ㅡPero vine a hablar de algo contigo... es sobre la fiesta de aniversario y también sobre-
Doyun hizo un gesto con las manos.
ㅡGenial, genial. También quería hablar sobre eso, ya que no estuviste viniendo ㅡla cortó Doyun, atinando a agarrar el teléfono. ㅡVoy a llamar a Seungwan-
ㅡTengo omega, papá ㅡescupió. Los ojos de la alfa se pusieron sobre ella. ㅡSe llama Jennie, y nos enlazamos durante mi celo... esta semana.
Tragó saliva. Pasó un latido de su corazón.
ㅡ¿Qué acabas de decir?
voten q ya les traigo otro cap pa' q no se queden con las ganas 🙂↔️.
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